La muralla románica de Ávila ha merecido formar parte del Patrimonio Mundial por la UNESCO. Efectuemos un recorrido por todo su perímetro y por el adarve.
Muralla románica de Ávila

Ávila. Comarca: Comarca de Ávila. Provincia: Ávila. Com. Autónoma: Castilla y León
Coordenadas: 40°39’20″N 4°41’50″O. Altitud: 1.130 msnm. Población: 58.111 habitantes (2024)
Web: muralladeavila
Ciudad Patrimonio Mundial por la UNESCO (1985)
Visita: 2025

Índice
Muralla románica de Ávila
La muralla románica de Ávila es un extenso recinto fortificado de origen medieval que rodea completamente el casco histórico de la ciudad de Ávila. Se trata del monumento más emblemático de Ávila y de uno de los recintos amurallados mejor conservados de Europa.
Su extraordinaria integridad y el valor histórico-artístico de Ávila llevaron a que, en 1985, la UNESCO inscribiera la Ciudad vieja de Ávila e iglesias extramuros, en la lista de Patrimonio Mundial.
La declaración se fundamenta en dos criterios principales: el (iii), que reconoce a Ávila como testimonio excepcional de una civilización que ha desaparecido, y el (iv), que subraya su condición de ejemplo sobresaliente de arquitectura militar medieval representativa de la repoblación de Castilla tras la reconquista de Toledo. Junto a ello, se valora la excepcional conservación, la densidad monumental y la integración de elementos civiles y religiosos dentro y fuera del recinto amurallado que sitúan a Ávila como referente universal de ciudad fortificada medieval.
Sin duda, el elemento patrimonial más destacado del conjunto es la integridad de su muralla.

Un poco de historia
El origen de Ávila se remonta la prehistoria, de la que se han encontrado indicios en la zona. Ya dentro del primer milenio a.C., fue poblada por los vettones.
En época romana, aunque la ciudad romana (posiblemente identificada con la Obila mencionada por Ptolomeo) no alcanzó gran tamaño, es probable que existiera entonces alguna muralla primitiva de menor perímetro que el actual –quizá una empalizada o cerca modesta–, destinada a proteger un núcleo romano-vettón en la mitad oriental del cerro. No se conservan tramos definidos de esa hipotética cerca anterior, pero excavaciones cerca de la puerta de San Vicente y del Alcázar hallaron indicios de muros antiguos y esculturas zoomorfas vettonas (verracos) in situ, lo que sugiere la existencia de un acceso fortificado ya en época clásica.
Durante los siglos de dominación musulmana la ciudad perdió población y probablemente sus defensas quedaron reducidas o arruinadas hasta la ocupación cristiana.
La construcción de la muralla medieval de Ávila
La construcción de la muralla se enmarca en la campaña de repoblación de la frontera central de Castilla emprendida a finales del siglo XI. En torno a 1088-1090, tras la conquista de Toledo, el rey Alfonso VI encargó a su yerno el conde Raimundo de Borgoña la fortificación de varias plazas estratégicas –entre ellas Ávila, Segovia y Salamanca– para asegurar los territorios recién ganados.
Es posible que los repobladores aprovecharan tramos de antiguas defensas (incluso el trazado de un campamento romano) al levantar la nueva cerca medieval, pero en cualquier caso la muralla adquirió su perímetro actual de unos 2,5 km en esa época, consolidándose como elemento indispensable de la ciudad.
Durante los siglos medievales posteriores, la muralla se mantuvo en uso constante y fue objeto de reparaciones y mejoras.
A fines del siglo XIII y en el siglo XIV, ante los avances en técnicas militares, se acometieron refuerzos significativos: se elevaron algunos lienzos hasta la altura de las torres (alcanzando en ciertos puntos los 15 metros de altura) y se renovó la protección de las puertas. En este período se añadieron elementos defensivos adicionales, como barbacanas frente a las entradas más expuestas, y se adaptaron partes de la muralla al uso de las primitivas armas de fuego (aspilleras para arcabuces, etc.). Un elemento tardomedieval añadido fue el imponente cimorro de la Catedral (su ábside fortificado), que a finales del siglo XIV se recubrió con un forro pétreo y almenas para darle aspecto de torreón militar, integrándolo plenamente en el sistema defensivo de la muralla.

Con el inicio de la Edad Moderna y la pacificación interior de Castilla, la función bélica de las murallas disminuyó. No obstante, en el siglo XVI la cerca aún cumplía cometidos importantes (control del territorio y de las entradas a la ciudad, fiscalización de mercancías, etc.), por lo que se siguió invirtiendo en su mantenimiento.
Desde finales del XVI y a lo largo de los siglos XVII-XVIII, Ávila entró en decadencia y apenas realizó obras en su muralla: solo se atendieron reparaciones urgentes, manteniendo la estructura en pie con un mínimo de cuidados.

En el siglo XIX, las murallas –ya sin función militar– atravesaron un punto crítico. Hubo derrumbes parciales y reconstrucciones puntuales, pero comenzó a crecer la sensibilidad hacia su valor histórico. En 1884, las Murallas de Ávila fueron declaradas Monumento Nacional, lo que motivó las primeras restauraciones bajo supervisión de arquitectos y del Estado.
Desde entonces, en diversas etapas se fue procediendo a su restauración monumental, procediendo, por ejemplo, a demoler las casas y edificaciones que durante siglos se habían adosado a los muros, dejando al descubierto la estructura completa en todo su perímetro.
El resultado final ha sido la permanencia del recinto completo de traza románica medieval visible en todo su perímetro exterior (excepto un pequeño tramo del lado de levante entre la puerta de las Carnicerías y el cubo de la Mula).
Estructura y descripción general
La Muralla de Ávila configura un recinto poligonal, ligeramente trapezoidal alargado, orientado de levante a poniente, adaptado a la orografía de la lengua de meseta sobre la que se asienta la ciudad vieja. Esta lengua desciende desde el punto más alto, donde se asentó la catedral, en dirección a poniente en un plano descendente hasta el borde erosionado del valle del río Adaja. Los bordes de este terreno amesetado descienden en forma de glacis, por los lados norte, oeste y sur, algo más abrupto en los dos últimos, sobre cuyos límites se elevaron los lienzos de muralla. El cuarto lado, el de levante, enlaza con la parte llana al mismo nivel del terreno amesetado. Como veremos, esta disposición orográfica afectó a las características constructivas de los muros de cada parte.
En la perspectiva fotográfica se observa claramente la disposición amesetada descendiente, con la zona de la catedral, que es el límite de la muralla de levante, en el punto más alto.

El perímetro amurallado actual abarca 2.516 metros de longitud, encerrando una superficie de aproximadamente 33 hectáreas. El muro presenta una altura media de 12 metros y un espesor de 3 metros, y está jalonado por torres o cubos semicirculares y poligonales —originalmente 88, con 87 conservados en la actualidad—, dispuestos a intervalos regulares de unos 20 metros.
Cuenta con 9 puertas monumentales, repartidas por los cuatro costados, destacando por su fortaleza y monumentalidad las del Alcázar (E) y San Vicente (C) en el lienzo oriental, que protegía el frente más vulnerable.

El sistema defensivo se complementa con almenas —unas 2.500 en total—, pasadizos y adarves, así como poternas y accesos menores, hoy generalmente cegados.
Por el interior, en parte del trazado se le adosan edificaciones religiosas y palaciegas relevantes, especialmente en su sector oriental, integrando elementos arquitectónicos de diversas épocas.
Características constructivas generales
La construcción de la muralla se basa principalmente en mampostería, en general formando hiladas superpuestas, macizada en su interior con piedra y mortero de cal, si bien en la base de muchos tramos (especialmente visible en el lienzo oriental) aparecen grandes sillares de granito gris colocados en hiladas irregulares, así como lápidas y elementos funerarios romanos hallados en los sectores orientales, probablemente de época romana. Por encima de ese zócalo antiguo, la muralla continúa con mampostería de bloques de granito más pequeños y toscos, de un tono anaranjado característico (conocido como piedra “caleña”).
En ciertos puntos (especialmente en verdugadas, arcos de descarga o partes altas) se empleó también ladrillo como complemento estructural, aunque su presencia es puntual.
Toda la muralla está recorrida por un camino de ronda o adarve, originalmente accesible mediante escaleras adosadas, donde el muro tiene como remate superior merlones de mampostería.
A lo largo de la muralla se distribuyen de forma aproximadamente equidistante 87 torreones defensivos. Los de los tres lados oeste, norte y este son de planta en forma de cubo en “D” alargada que sobresale unos 8 metros del muro principal.
Retengamos la observación del cubo esquinero, más grande que los adosados a los lienzos, y con una disposición en que sobresale de la muralla por uno de sus ángulos rectos, lo que le convierte a su vez en torreón defensivo del lienzo posterior. De estas mayores dimensiones y disposición medio saliente de la base hay cinco cubos: los cuatro esquineros y el semiesquinero (4) del lado de levante.


Los del lado sur, más protegidos por el escarpe, son cubos semicirculares más pequeños de varios tamaños.
Solamente los seis de las puertas del Carmen, del Rastro y de la Santa son cuadrangulares.
Estos torreones son mayoritariamente macizos. Solo unos pocos cubos de mayor tamaño tuvieron cámaras internas.
El sistema defensivo muestra influencias técnicas del ámbito andalusí, especialmente en la configuración de las puertas y los dispositivos de defensa vertical, como matacanes y almenas.
La visita a la Muralla de Ávila
Vamos a efectuar un recorrido, primero por todo el perímetro exterior de la muralla, visible toda ella sin elementos que impidan su visión, como podrían ser zonas arboladas o conjuntos construidos. Es una situación de privilegio que ofrece esta ciudad: completa y visible.
En una segunda parte recorreremos el adarve de la muralla desde la mitad del lado de levante y todo el lado norte.
El recorrido exterior
Dividiré el recorrido en cuatro trayectos, uno por cada lado, empezando por el lado norte, desde el cubo 41 o de San Segundo, el más occidental, y siguiendo la dirección de las agujas del reloj.
Este recorrido personal no sigue el criterio de muchas propuestas turísticas, pero lo considero adecuado para una presentación en un Blog.


En las descripciones utilizaré la numeración de este plano, que es la que usa el Ayuntamiento para sus actuaciones.
La muralla en perspectiva desde poniente
Para mayor privilegio en la observación de esta muralla, al otro lado del valle del río Adaja, existen dos puntos de observación que ofrecen unas panorámicas excepcionales sobre Ávila y la muralla.
Empezaremos la visita desde estos dos puntos, para continuar con el recorrido urbano. Desde ellos se observa claramente los lados norte y oeste sobre el río Adaja, así como la disposición descendiente desde el punto más alto en el que se sitúa la catedral, así como los glacis sobre los que eleva el terreno amesetado en el que se asienta la ciudad vieja.
La primera imagen, que ya hemos visto, la obtenemos desde el Mirador de entrada a Ávila en la N-501 (40°39’48.9″N 4°42’41.7″O).
Disponemos de una imagen completa de los lados norte y oeste del recinto, lo que equivale a la mitad de la muralla.
Estas fotografías ofrecen una de las imágenes más emblemáticas de Ávila, con la sucesión de cubos a intervalos más o menos regulares, sin construcciones modernas adosadas que entorpezcan su visión. Al mismo tiempo, refleja la concepción militar románica de defensa pasiva.

En el centro, el ángulo noroccidental de los dos lados.

Sobresaliendo en lo alto, en el límite de levante, la Catedral.

A 400 metros al sur del punto de observación anterior, se encuentra el Humilladero de los Cuatro Postes, el más popular y concurrido punto de observación (40°39’35.8″N 4°42’39.9″O).

Estamos situados algo más cerca y con mejor dominio visual del lado de poniente, sobre el río Adaja.



Lado norte de la muralla: del cubo de San Segundo al cubo de la Mula
Entre el cubo de San Segundo (41) en el extremo de poniente y el cubo de la Mula (11) en el extremo de levante se encuentra el que llamaré lado norte de la cerca.
Con una longitud de unos 820 metros, la cortina continua del lado norte sigue una línea sinuosa adaptada a la orografía escarpada y rocosa de esta vertiente.
Dos puertas, la puerta del Carmen (A) y la puerta del Mariscal (B) dividen el lado en tres lienzos que contienen 30 cubos con separaciones aproximadas de 20 metros.
Todos los cubos de este lado, excepto los dos cuadrangulares de la puerta del Carmen son del tipo “D” alargada con ligeras diferencias de la dimensión de su base.
Describamos someramente cada una de estas partes.
Lienzo a
Comienzo el recorrido por el lienzo (a) desde el cubo 41 o de San Segundo hasta la puerta del Carmen (A), con 11 cubos, del 40 al 30.
En este tramo occidental del lado norte la muralla asciende ligeramente en altura conforme nos alejamos del río y nos acercamos al centro histórico. El exterior se caracteriza por su abrupto terreno y la presencia de formaciones rocosas que sirvieron como base natural para una fortificación más sólida y elevada. La disposición del cubo 41 esquinero de formato “D” semi saliente por la base, no solo facilita la vigilancia sobre el río y su puente, tradicionalmente mal llamado «romano», sino también sobre el primer tramo de lienzo.
La altura del muro varía adaptándose al desnivel, concretando una elevación de aproximadamente 12 metros de altura y 3 metros de grosor, con cubos que sobresalen cerca de 8 metros en promedio. Tanto la muralla como los cubos están almenados.
En la primera mitad de este lienzo norte (aproximadamente hasta la mitad del tramo) los torreones mantienen el diseño románico original, con base semicircular y tramo recto interior en forma de “D” ya descrita. Conservan incluso detalles decorativos sobrios: algunos cubos muestran restos de frisos de esquinillas (dentellones de ladrillo en zigzag) bajo su coronación, un adorno mudéjar frecuente en la muralla de Ávila.
Desde la base de este cubo de San Segundo es posible apreciar varios hitos del patrimonio abulense extramuros. Al pie de la muralla, se encuentran los restos del antiguo puente medieval sobre el Adaja (popularmente llamado “romano”), que comunicaba con los arrabales occidentales. También se ubicaban aquí las antiguas tenerías medievales, talleres de curtido de pieles cuyos vestigios arqueológicos subsisten en las cercanías. Un poco más allá se alza la ermita de San Segundo (s. XII), dedicada al patrón de la ciudad; su presencia da nombre al cubo y era tradicional lugar de romerías el 2 de mayo.


Puerta del Carmen
Al llegar al torreón 29 la muralla hace un quiebro de 90º donde se abre la puerta del Carmen (A) flanqueada en el lado exterior por el torreón 28.


El quiebro de la muralla dispone la puerta en codo, lo que hace más difícil el ataque al impedir un ataque frontal directo. Además, en este caso, se llegaría a ella por una fuerte pendiente, creando mayor dificultad ofensiva.
La puerta del Carmen fue abierta en el siglo XIV, en torno al año 1330, con el fin de facilitar la entrada y salida de carros hacia la zona norte de la ciudad. Consta de un arco sencillo rebajado por el que se atraviesa el grueso del muro.
Está flanqueada por dos torreones de planta cuadrangular que rompen la tónica semicircular del resto, dándole al conjunto de la puerta una apariencia distinta. Tal configuración recuerda a la técnica romana, lo que sugiere que posiblemente reutilizó o imitó elementos de alguna estructura anterior. En cualquier caso, los cubos 28 y 29 fueron reformados exprofeso para la puerta adoptando esta planta cuadrangular reforzada.


Vista desde el interior.

Lienzo b
Entre la puerta del Carmen y la puerta del Mariscal, el lienzo (b) está defendido por 10 torreones, del 27 al 18, y adopta una forma sinuosa de adaptación a la orografía. Fuera de esta sinuosidad no ofrece ningún detalle particular.

Puerta del Mariscal
La puerta del Mariscal (B), nombrada así en honor a Álvaro Dávila, mariscal del rey Juan II, quien financió su construcción en el siglo XV. Es la segunda de este lado norte.
Esta puerta, abierta entre dos torreones tipo de la muralla, es de un sencillo arco apuntado y, por la fábrica del muro, se nota que fue abierta con posterioridad, cuando las amenazas exteriores debían ser menores, porque no dispone de torreones de defensa propios. Se abrió para conectar la ciudad con las tierras al norte y este.
Es una puerta sencilla, en arco apuntado, practicada en el centro de un lienzo recto de la muralla entre los cubos 18 y 17. A diferencia del Carmen, aquí los torreones adyacentes, ambos de planta tipo en “D”, no fueron sobredimensionados ni modificados para la puerta, ni dispone de bastiones propios, por lo que se trata simplemente un vano abierto en el muro con una ligera bóveda interior, suficiente para el paso de personas y caballerías. Permanece prácticamente igual desde su construcción medieval, habiendo evitado transformaciones posteriores significativas.

En el interior se encuentran el barrio de canteros y la iglesia románica de San Andrés, que testifican la relación entre la muralla y la vida urbana medieval.

Desde el interior podemos observar la forma maciza de los torreones hasta llegar a la plataforma superior por una escalera que parte del adarve.

Lienzo c
El lienzo (c) continúa con seis característicos cubos, del 17 al 12, y siguiendo igualmente la sinuosa línea impuesta por el terreno hasta llegar al cubo esquinero de la Mula (11).

En el tramo siguiente a la puerta, entre los cubos 17 y 18, se observa en lo alto del muro un matacán. Por lógica constructiva, los matacanes tenían la función de defender desde la altura un vano abierto en la base de su vertical. En la actualidad este vano no existe, pero si se observa con detalle la fábrica del muro se vislumbra que allí podía haber existido un portillo.


En el resto del lienzo no se observan otros detalles diferenciales. Solamente verificar que la pendiente del terreno se va acercando al nivel del terreno amesetado que configura la cara de levante.

El cubo 11 final de tramo, ofrece en este punto la forma de torre en ángulo, ya que hemos visto antes que la disposición de las torres esquinera se las hizo sobresalir por la base de la “D”, dando lugar a este ángulo recto.

La ausencia de construcciones en el exterior nos ha permito observar la visibilidad defensiva y un aspecto imponente y limpio para este lado norte de muralla románica de la segunda mitad del siglo XII, sostenida por materiales locales como granito, mortero y cal, pero adaptada siempre a las condiciones singulares del terreno escarpado del flanco norte de la ciudad a partir del cubo 11.
Lado este de la muralla: del cubo de la Mula al cubo del Espinal
El tramo oriental de la muralla de Ávila, comprendido entre el cubo 11 o de la Mula y el cubo 81 o del Espinal, se extiende sobre una zona llana y accesible que condicionó la estructura defensiva y el ritmo constructivo de sus elementos. Por tratarse de la parte de la meseta, este sector carece de abruptos accidentes geográficos, por lo que aquí la muralla debió reforzarse con una mayor altura y espesor de sus lienzos, incrementando monumentalidad de los cubos, aun cuando mantiene la misma forma románica en “D”, y adaptando las puertas a un entorno más abierto y urbanizable.
Para reforzar la defensa de todo este lienzo a ras del suelo, estaba precedido de una fuerte barbacana con su cava o foso.
En este frente oriental se concentran las puertas más transitadas por su conexión con arrabales y caminos del exterior: San Vicente, San Pedro o Alcázar, el Postigo del Obispo (clausurado 1597) y, ya en época moderna, la puerta de la Catedral.
En este sector es destacable la abundancia de spolia romanos visibles y los recrecidos tardomedievales de paños. El lienzo oriental mantiene torres de mayor alzado que otros frentes, coherentes con su refuerzo defensivo histórico por accesibilidad topográfica.
Accesos al adarve
Ingresos operativos situados en Casa de las Carnicerías (junto a la puerta de la Catedral) y en la puerta del Alcázar, según condiciones de visita.
El lado este tiene un trazado dividido en dos partes. Desde el cubo de la Mula hasta el cubo 4 tiene una forma cóncava. A partir de ahí, hasta el final del lado en el cubo 81, el trazado es aproximadamente rectilíneo. No existe una explicación para el trazado curvo retranqueado del primer tramo. Una hipótesis con la que se especula es que se hubiese adaptado a la forma de una necrópolis romana que existía en ese lugar, y de la que algunos restos se aprovecharon como spolia (lápidas, cupae, cistas) en la muralla.
Algunos de los paños de este lado fueron recrecidos en el siglo XV hasta la altura de los cubos.
En todo el trazado rectilíneo, el frente de muralla entre cubos fue ocupado por construcciones, de las que se han eliminado las de menor prestancia.
Lienzo d
El primer tramo de levante (d) lo inicio en el cubo 11 o cubo de la Mula al que hemos llegado por el lado norte, situado en el ángulo de 90º de transición entre los lados norte hasta la puerta de San Vicente (C).

El cubo de la Mula marca un hito con su planta en “D”, dimensiones robustas (en torno a los 12 metros de altura y leyendas históricas asociadas.
Un detalle interesante de este cubo se refiere a la incrustación de la cabeza de un verraco en la parte alta, lo que le ha dado el motivo de que se le llame cubo de la Mula.
Al mismo tiempo, podemos ver un ejemplo de la aportación mudéjar en forma de esquinillas, sardineles, espigas y encintados que podemos encontrar en diversas partes de la muralla.

Detalle de una spolia en el muro.

Puerta de San Vicente
Pocos metros después del cubo 11 se encuentra la puerta de San Vicente (C), una de las principales del lado este y una de las más monumentales del conjunto amurallado. Recibe este nombre por hallarse frente a la basílica de San Vicente.
Nos encontramos frente a una de las dos puertas icónicas de la muralla de Ávila, las que son el símbolo reconocible en todo el mundo.
Su acceso exterior está flanqueado por dos enormes torreones de más de 20 metros de altura, unidos por un puente de arco de medio punto que sostiene un adarve–puente, con mensulones bajo el tablero, que une las terrazas de las dos torres. Al mismo tiempo, se podía hostigar de él a tropas que se acercasen a la puerta.


La puerta de acceso es un sencillo vano de arco de medio punto.

Como muestra del simbolismo de esta muralla y sus puertas, recordemos que en 1929 se hizo una reconstrucción como puerta de entrada al recinto del Poble Espanyol de Barcelona que se creó para mostrar la arquitectura popular durante la Exposición Universal de 1929.

Lienzo e
La continuación del lienzo (e), sigue la forma cóncava con tres cubos (7, 6 y 5) hasta el cubo con posición esquinera 4, a partir del cual el muro adopta la forma lineal hasta la puerta de Casa de las Carnicerías (D).

Entre los cubos 4 y 3 se mantiene exteriormente la Casa de Misericordia o del Caballo.
Quedan ladroneras o sus restos en la puerta de Montenegro, en la de la Catedral (parece indicar que había una puerta que funcionó cuando se cerró la del obispo y antes de abrir la de la Casa de las Carnicerías), en la zona de San Vicente y hacia el norte.
Puerta del Peso de la Harina, de los Leales o de la Catedral
Entre el cubo 2 y el cimorro de la catedral estaba la puerta del Obispo cerrada al construirse la capilla de Velada, abriéndose entonces la actual puerta de la Casa de Carnicerías, llamada de la Catedral o del Peso de la Harina (D), que aparece disimulada como puerta de edificio.

La puerta de la Catedral (D) es un acceso tardomedieval–moderno del lienzo este del siglo XVI, vinculada a las reformas del entorno catedralicio y a la sustitución de un paso anterior.
Se atribuye su construcción a la época de Felipe II. En el edificio se instaló la Casa de las Carnicerías (1590–1591, atribuida a Francisco de Mora, hoy Oficina de Turismo y acceso al adarve visitable de la zona este-norte, que recorreremos posteriormente. Es la puerta que da acceso a la zona de mayor relevancia comercial e histórica de la ciudad antigua.
Por el exterior es la única puerta adintelada, mientras que, por el interior, sobre la muralla se abre un vano de medio punto de sillerías.

Lienzo f. Cimorro de la Catedral
Ya hemos visto en otras ocasiones como los muros de templo sirven de lienzo de una muralla (Montfalco Murallat, Cuéllar).
En este caso el resultado es espectacular ya que la Catedral del Salvador integra su ábside fortificado (cimorro) en la línea de muralla, constituyendo el bastión más fuerte del recinto.
La obra principal se sitúa entre 1160–1180, y a finales del siglo XIV se forró el exterior del cimorro, reforzando su carácter militar y ocultando absidiolos. El adarve discurre sobre un matacán corrido con grandes almenas y barreras almenadas superiores, con lo que el templo queda integrado al sistema defensivo.

En el tramo siguiente hasta el cubo 87 finaliza la presencia de edificaciones adosadas a la muralla exterior, con la capilla de San Segundo y la sacristía de Velada.

Este tramo de lienzo sigue una línea ligeramente quebrada hasta el cubo 84 en la puerta del Alcázar (E).

Me gustaría saber con qué criterio se han colocado una hilera de árboles delante de la muralla, que no hacen más que entorpecer y dificultar la visión completa del monumento que, por sus dimensiones, requiere una amplia perspectiva visual.
Puerta del Alcázar
Como su nombre indica, la puerta del Alcázar (E) daba entrada al antiguo Alcázar Real situado en el interior de la esquina sudeste del recinto amurallado.
De estructura arquitectónica idéntica a la puerta de San Vicente, la mayor separación interior entre los torreones, y la incorporación posterior de un frontón, la convierte en el acceso más solemne del recinto.
Igualmente, los torreones están unidos por un adarve–puente, con mensulones bajo el tablero. Históricamente dispuso de foso y barbacana (hoy desaparecidos) por su condición de punto más expuesto; en 1907 se ejecutó una restauración con almenado. Intramuros se extendía el Alcázar Real, demolido 1927–1930.



Lienzo g
Hasta la torre de la Esquina, del Baluarte o del Espinal (cubo 81), donde termina este lado de levante, solamente se levanta el majestuoso Torreón del Alcázar (82), que como su nombre quiere indicar, formaba parte del antiguo complejo defensivo del Alcázar.

En el centro de este lienzo el conocido como torreón del Homenaje (82).

En el último tramo se observa la poterna del alcázar que debía comunicar con la barbacana defensiva que seguidamente citaré.

El cubo del Espinal (81), ocupa la esquina sudeste y marca el cierre del lienzo oriental y la transición al frente sur.

Unas defensas simplificadas
En el recorrido por el lado de levante hemos constatado su monumentalidad, reforzado por la falta de accidentes geográficos y su exposición a las zonas de mayor tránsito y actividad comercial de la ciudad premoderna.
Al tiempo que hemos observado que la muralla continúa respondiendo al canon defensivo medieval y a las exigencias de una fortificación ante terreno llano, combinando funcionalidad bélica, monumentalidad y relaciones urbanas y religiosas en la secuencia de elementos singulares.
Pero lo que debemos tener presente desde un punto de vista defensivo es que la muralla que vemos actualmente era el último baluarte defensivo es esta zona, ya que, por delante, en lo que ahora es la calle, se alzaba una extensa barbacana con su foso que se supone que debía ocupar todo este frente de levante.
Es decir, que este lado amesetado, más desprotegido orográficamente para su defensa, estaría defendido por una doble barrera formada por el foso y la antemuralla de la barbacana en primer término, y los altos muros torres y puerta de la muralla, que es lo que ahora vemos, que no es más que una defensa simplificada de lo que realmente era el sistema de murallas defensivo.
Es una lástima que, en ninguna de las informaciones turística, que yo haya visto, se sugiera como debía ser realmente la estructura defensiva de la ciudad de Ávila, y se nos deje con la impresión de que lo que ahora se nos muestra era todo el sistema defensivo. Lo mismo ocurre con las barbacanas que según se cuenta existieron ante alguna otra de las puertas.
Lado sur de la muralla: del cubo del Espinal al cubo de la Malaventura
El exterior del lado sur de la muralla de Ávila entre el cubo 81 o del Espinal y el cubo 53 o de la Malaventura, con una longitud casi lineal de unos 900 metros, levantándose sobre una plataforma granítica que favorece el refuerzo defensivo.
En este lado se articulan diversos elementos singulares que, por su interés histórico y arquitectónico, merecen ser situados específicamente en el recorrido por dicho lado durante el trayecto.
Este frente domina el valle de Amblés y apoya parte de su defensa en una cornisa más agreste que la oriental; en este lado se observan torres de menor tamaño, tendencia circular y mayor espaciamiento de cubos, especialmente hacia el sector occidental próximo al río Adaja.
Lienzo h
El cubo del Espinal (81) marca la transición del llano al lado sur de la muralla por el extremo oriental, con un giro de 90o de la muralla. Como todos los cubos esquineros, la base de la “D” sobresale sobre este lado.
El nombre de este cubo está asociado al barrio homónimo.

Una primera consideración estratégica. Gran parte de este lado está ocupado actualmente por el primer tramo del paseo del Rastro hasta la puerta del Rastro que discurre con una suave pendiente, fruto de la construcción hacia 1775 del paseo, cambiando su topografía al eliminar el roquedo de la pendiente, lo que debilita la visión de la potencia defensiva de este lado en comparación a la planicie frente al lado de levante que acabamos de dejar. Lo que era una disposición en pendiente o roquera hasta la calle Bajada del Peregrino, se convirtió en la simple planicie del paseo.

Desde este vértice, el Alcázar asume una posición dominante sobre el entorno meridional de la ciudad.
Junto a este cubo y en los siguientes tramos aparece uno de los elementos singulares del recorrido: el uso de sillares y materiales reaprovechados de antiguas construcciones romanas y visigodas, embebidos en la base del muro y los torreones, visibles especialmente hasta el cubo 78. Estos vestigios evidencian la existencia de una primitiva muralla anterior a la medieval, importante para la comprensión arqueológica del recinto.

El cubo 78, es semicircular y de mayores dimensiones, y debió ser una obra posterior de carácter artillero relacionada con la esquina interior del Alcázar. De hecho, es un torreón añadido entro dos de disposición medieval.

Como se ve en la fotografía, su posición debe interpretarse en relación con el límite interior al servicio del Alcázar.

Los tres tramos de muro entre el cubo 77 y el 74, presenta unas particularidades distintas al resto de toda la muralla.
Vemos como se actuó sobre el muro hasta otorgarle una apariencia palaciega, incluida la linterna sobre el cubo 75, correspondiendo al palacio de Navamorcuende. Actualmente es el palacio Episcopal Nuevo.


Además de los numerosos balcones y ventanas, se abrió una poterna para el palacio, actualmente cegada.

Los tres tramos siguientes hasta la puerta del Rastro, de apariencia normal, solamente muestra la poterna de los Dávila, que se abría hacia el exterior desde el palacio adosado a su interior.

Puerta del Rastro, de la Estrella o de los Dávila
La primera puerta (F) la de los Dávila o las Navas y también del Grajal o de la Estrella, y en los planos actuales del Rastro (cubos 70-71), se abre entre lo que fueron las casas de Esteban Domingo y el palacio del marqués de las Navas o Dávila. Es la puerta más importante de este lado.

Aparece flanqueada por dos torres de planta cuadrada que sostienen un balcón conocido como de doña Guiomar, construido en el siglo XVI.

Sus torreones cuadrados evidencian muchas reformas y parecen construidos con material reutilizado: romano en la parte baja de ambos, especialmente en el más occidental (70) y sillares románicos en la parte alta del otro (71).
El vano de la puerta es de sillería de medio punto, con el hueco descentrado manifestando la preexistencia del palacio de los Dávila, y sobre el arco se nota aún la huella que dejó un gran escudo del marqués de las Navas.
El gran arco escarzano entre las torres acoge una galería o mirador, con columnas toscanas, de poca prestancia militar en relación con el resto de la muralla.

Desde el interior queda clara la justificación del desplazamiento de la puerta para adaptarse al muro del palacio de los Dávila.

Lienzo i
A partir de la puerta del Rastro se acentúa la pendiente descendiente del terreno y se hacen más importantes los afloramientos rocosos sobre los que apoya la muralla.



En este lienzo no aparece ningún elemento destacable, si acaso, que los cubos van perdiendo potencia defensiva, reduciendo el brazo recto de la “D”.
Puerta de la Santa o de Montenegro
Avanzando hacia poniente, entre los cubos 65 y 64, se encuentra la puerta de la Santa (G), acceso meridional asociado a la plaza de Santa Teresa y al convento erigido sobre la casa natal de Santa Teresa. La puerta figura en las relaciones municipales con la denominación alternativa puerta de Montenegro.

Aquí, los torreones defensivos son de tipo cuadrangular, con un matacán sobre la puerta románica de arco de medio punto de sillería.

Lienzo j
En el tramo occidental entre cubos sobresale otra galería palaciega, correspondiente al palacio de Blasco Núñez Vela, primer virrey del Perú, construido hacia 1541. Actualmente es la Audiencia Provincia

Vinculado a la mayor presencia roquera del terreno, veremos que los cubos pierden potencia, reduciéndose progresivamente a cubos semicirculares, así como aumentando la distancia que los separa.


Puerta de la Malaventura, de la Mala Dicha, o del Matadero
La tercera puerta de este lado es en realidad es un simple vano de arco de medio punto de sillería abierto en el muro entre los cubos 58 y 59, descentrado más cerca del 59 y sin ninguna protección específica ofreciendo la apariencia de portillo. Es la llamada puerta de Malaventura, de la Mala Dicha, de los Gitanos o del Matadero (H).
Junto a la puerta estuvo el matadero construido en el siglo XVI, que dio el nombre de El Rastro (de la sangre) a todo el paseo que se construyó junto a la muralla, hasta el cubo de la Esquina (81).

Lienzo k
El recorrido concluye en el cubo 53, denominado de la Malaventura, que constituye el vértice suroccidental del recinto.
Este tramo constructivamente no ofrece ninguna particularidad respecto al resto de la muralla.
El exterior muestra paramentos de granito en aparejos de mampostería/sillarejo, con cubos de planta circular y separación relativamente amplia respecto a otros frentes. La continuidad del talud hacia el cauce explica la menor necesidad de torres de gran alzado que en el frente oriental.
Solamente reseñar que el penúltimo cubo 54, recupera la forma de “D” alargada como signo de refuerzo defensivo de este vértice meridional.
Visto este último tramo del lienzo de muralla por la parte interior destaca su topografía en forma de colina que desciende bruscamente, lo que parece haber dificultado la ocupación de edificaciones en el caserío en este tramo.

Lado oeste de la muralla: del cubo de la Malaventura al cubo de San Segundo
El exterior del lado occidental de la muralla de Ávila, desde el cubo 53 o de la Malaventura hasta el cubo 41 o de San Segundo, donde se cierra nuestro recorrido, ofrece una secuencia de elementos arquitectónicos y defensivos condicionados por la fuerte pendiente hacia el río Adaja y la singularidad de las construcciones medievales.
Por sus dimensiones, este lienzo rectilíneo suavemente ondulado de unos 300 metros es el más pequeño del recinto, formando el lado estrecho de aparente trapecio con el que hemos definido la forma del recinto amurallado de Ávila.
Está formado por dos lienzos separados por una única puerta, la puerta del Puente (I).
Lo que es relevante es considerar el papel del río Adaja que discurre por el valle como elemento de defensa natural actuando de foso natural.
La estructura y distribución de los cubos recupera el modelo normal en forma de “D” alargada y separaciones de unos 20 metros, con adarve corrido y coronaciones almenadas acordes con el resto del recinto.

Lienzo l
El cubo 53, de la Malaventura, marca la transición entre el lienzo sur y oeste, con otro giro de 90o de la muralla. Su base está cimentada en potente afloramiento rocoso que refuerza la resistencia del recinto en esta zona, donde la muralla inicia la adaptación a la acusada pendiente descendente hacia el cauce del río Adaja.
Las fábricas de este cubo integran granito local, mampostería y restos de ladrillo mudéjar usado en restauraciones.
El recorrido desde el cubo 53 prosigue descendiendo por un tramo donde la muralla se adapta fuertemente al desnivel natural hacia el oeste. El muro se asienta directamente sobre afloramientos pétreos, lo que dificulta el asalto y reduce la necesidad de taludes artificiales; la altura media es algo menor que el resto del recinto, pero compensada por la verticalidad del terreno. El discurrir de la calle actual que sigue al muro disimula esta pendiente y el papel defensivo de la orografía.

Al observar la muralla desde el interior podemos apreciar lo que es una fábrica de mampostería a espejo: técnica constructiva en la que ambos lados del muro presentan un acabado visible y simétrico, como si uno fuera el reflejo del otro. El término “a espejo” hace referencia a la simetría visual entre las dos caras del muro, como si una fuera el reflejo de la otra en un espejo, donde usualmente el interior se rellena de tierra y piedras, lo que permite grandes espesores de muro, como en este caso de unos 3 metros, sobre los que discurre el almenado y el adarve.


Puerta del Puente o del Adaja
La puerta del Puente (I) (cubos 59-58) constituye el único acceso de este frente. Controla la comunicación con el puente sobre el Adaja y el camino de poniente, orientada hacia la bajada al puente.
Su importancia radica en ser el punto de entrada para quienes llegaban desde el oeste a través del puente. Las reformas entre los siglos XV y XVI que enmascararon el paso medieval original conservado en el interior del vano.
La puerta destaca por su integración en la fábrica continua de la muralla y la sencillez de su arco de medio punto. Es de estructura similar a las dos del lado opuesto de levante (las de San Vicente y del Alcázar), flanqueada por cubos “D” alargados, de 9 metros de profundidad frente a los 13 de aquellas, pero sin el arco volado entre las dos torres, lo que le resta monumentalidad.
Un hueco sobre la puerta denota que debió existir un blasón en ese lugar.


Al observarla desde el interior despejada de edificaciones se puede apreciar la estructura junto a la de los cubos defensivos y sus accesos a lo alto de la terraza.



Lienzo m
Llegamos al último lienzo (m) de nuestro recorrido por toda la muralla de Ávila, comprendido entre la puerta del Puente y el cubo 41 de San Segundo.

El lienzo va elevando su perfil adaptándose a la orografía, como ha venido sucediendo a lo largo de todo el perímetro.

Al norte de la puerta, se mantiene el mismo tipo de tramos y cubos que en el lienzo sur anterior, aunque lo abrupto del terreno en este tramo permitió aumentar ligeramente la distancia entre los cubos por la facilitada por dificultad de asalto.
El cubo 41 marca la esquina noroccidental y el cambio de orientación hacia el lienzo norte.
Como sabemos, toma su nombre por la referencia a la Ermita de San Segundo, situada extramuros en la ribera. En el mismo borde exterior, aguas abajo, se localiza el conjunto arqueológico de las Antiguas Tenerías del Arrabal de San Segundo (BIC), factorías medievales ligadas a curtiduría, tintes y batanes, cuya ubicación dependía del suministro de agua. La concentración de instalaciones artesanales en este tramo explica la funcionalidad histórica del borde fluvial.
Al otro lado del río Adaja veremos el mirador del Humilladero de los Cuatro Postes, desde donde hemos obtenido la primera vista de la muralla.
Recordemos que en el cubo 41 la muralla girará 90o para adoptar la dirección hacia levante.
Por el interior, sin edificaciones, continuamos viendo el muro en espejo, con el adarve y los cubos.

Con esta vista del lado interior de poniente, con una extensa visual cerramos el recorrido por la base de la muralla.

Ahora podemos dirigirnos hacia las alturas, para recorrer parcialmente el adarve.
Recorrido por el adarve
Uno de los atractivos del estado actual de la muralla de Ávila es que se puede recorrer gran parte del adarve que la recorría. Está habilitado el recorrido de todo el lado este y de todo el lado norte y gran parte del lado oeste. Se accede a través de cuatro entradas. El acceso más frecuentado es por la Oficina de Turismo, entrando por la puerta de la antigua Carnicería, a la derecha de la puerta de la Catedral.
Las previsiones son que en un futuro próximo se pueda recorrer completa.
Presentaré el recorrido desde el Cimorro hasta el cubo de la Mula y el lado norte de la muralla. Nos detendremos en algunos detalles constructivos, así como especialmente en la perspectiva sobre el interior de la ciudad que defendía, donde podremos contrastar la división social-jerárquica en la que está estructurada, y también echaremos un vistazo sobre el entorno inmediato.
Las imágenes que observaremos del interior nos situarán históricamente cerca de los momentos más significativos de la historia de Ávila. Percibir estas imágenes históricas es posible porque el interior no se renovó excesivamente durante los siglos pasados, y actualmente está protegido de edificaciones modernas. Mientras que el exterior ha cambiado más profundamente como consecuencia de las expansiones y de la modernización de la ciudad extramuros.
Esta vez el recorrido lo efectuamos en sentido contrario al recorrido exterior de la muralla.
Adarve del lado este
Se entra al adarve por el cubo 3, con lo que tenemos una primera imagen de lo que es el techo de un cubo en forma de “D alargada”.

La primera y potente imagen que se recibe al salir al adarve es la del cimorro de la catedral que rodea los ábsides reforzando su función defensiva.

Hacia el interior, el cuerpo de la catedral con la capilla de Velada que con su construcción ocasionó el cierre de la puerta del Obispo, abriéndose la actual puerta de la Casa de Carnicerías.

El adarve tiene unos 2 metros de ancho, con un muro almenado hacia el exterior y, parece ser que sin paradós o pretil intramuros. Unas barandas metálicas añadidas ejercen de protección para los turistas.
De la forma del capuchón de los merlones no podemos hacer mucho caso porque son de construcción moderna sin rigor ni calidad.


Hasta la puerta de San Vicente (C), el almenado del adarve y de los cubos se halla al mismo nivel, como consecuencia de la elevación de estos lienzos para reforzar esta parte defensivamente más débil, como se ha señalado en el recorrido exterior.
En algunos los lienzos de este lado de levante encontramos a medio recorrido matacanes o restos de matacán.



Otro modelo de matacán en la muralla. Al mismo tiempo, la fotografía muestra perspectiva que tenían los defensores de la muralla a defender, con cubo 8 más elevado de la puerta de san Vicente al fondo.

La puerta de San Vicente (C) desde el interior es uno de los puntos espectaculares del recorrido.
El arco superior del adarve que une el exterior de los dos cubos, y la vista sobre la plaza y la iglesia de San Vicente extramuros.




Hacia el norte, el cubo de la Mula (11) esquinero marcará el cambio de dirección de la muralla hacia poniente.
Si observamos con atención la fotografía, podremos ver el verraco incrustado en la parte superior.

Adarve norte oriental
A partir de aquí la muralla no fue recrecida y los cubos sobresalen sobre el adarve, por lo que para alcanzar el techo del cubo se abre una escalera por el centro del lado recto.



Girando la mirada hacia el interior aparece una de las características de disposición residencial propias de la baja Edad Media en las ciudades amuralladas con importantes asentamientos de la nobleza local en forma de palacios urbanos.
Se trata de la autorización a la nobleza de adosar sus palacios a las murallas, y en muchos casos junto a las puertas, a cambio de que se hiciesen responsables de la defensa de la puerta y de la franja de muralla que ocupaban con sus mesnadas.
Aparece como primer ejemplo el palacio de Don Diego del Águila o palacio Sofraga (actualmente hotel) adosado a la muralla en el siglo XVI, a quién, a cambio, debía defender esta puerta y toda la esquina de la muralla.
Lo que está claro es que estos palacios ocupaban una gran superficie dentro de las restringidas dimensiones de la superficie interior amurallada.
Aunque en el edificio actual apenas quedan restos originales, se mantiene la estructura palaciega con patio central.

A la izquierda de la primera edificación vemos una puerta que da a la muralla desde el interior del edificio particular.
En este caso, la sobreelevación de la edificación del ala de poniente del palacio, que se observa en la fotografía anterior, dio lugar a la construcción de un pasadizo cubierto en el adarve que, a su vez, es una forma de proteger el acceso a los tejados del palacio desde el adarve.

Por encima del palacio aparece la iglesia de Mosén Rubí.

El adarve prosigue siguiendo los sucesivos cubos hasta la puerta del Mariscal (B). Como sabemos, esta puerta no ofrece ninguna particularidad constructiva defensiva, abriéndose en el muro entre cubos uniformes.

Constatamos la no existencia de paradós interior.

En la plaza Fuente el Sol vemos enfrente el lado del evangelio y el ábside de la iglesia de Mosén Rubí.

A levante, la plaza linda como otro palacio, el palacio de Bracamonte o palacio de la Cruz que se adosa también a la muralla, mientras que ocupa, igual que el palacio anterior, una gran superficie.

Mientras que en el lado de poniente será el (actual sede del Colegio Oficial de Arquitectos) el que se adosada a la muralla.

Hacia el exterior, aunque modificad por las calles actuales, constamos la pendiente sobre la que se alza este lado de la muralla que desciende hasta un torrente que confluye en el río Adaja a poniente desde el parque de la Encarnación y el monasterio extramuros de la Encarnación.


La iglesia de San Martín, uno de los templos románicos extramuros norte saliendo por el arco del Mariscal.

En la continuación del recorrido hacen presencia cubos con trazos mudéjares más visibles, mientras que al ascenso se efectúa por una escalera a través de una puerta, con lo que el terrado superior queda totalmente rodeado de merlones.

Nos acercamos a la puerta del Carmen (A) mientras la muralla va efectuando un giro para adaptarse a la posición perpendicular de la puerta respecto a la muralla.

Los dos torreones cuadrangulares que se perciben desde el exterior (28 y 29) por el interior vemos que forma una amplia estructura defensiva.


En el lado este de la plaza Concepción Arenal que se forma ante la puerta un nuevo palacio que, si bien no se adosa como construcción palaciega, si lo hace en cuanto propiedad del terreno adyacente. En esta ocasión es el Palacio de los Benavides, adaptado como Parador Nacional de Ávila.

Es uno de los ejemplos que se encuentran en Ávila de la licencia real para construir un palacio con torreón en el interior del caserío, como manifestación de poder.

Hasta aquí, la orografía forma un plano relativamente llano, con una ligera tendencia ascendente hacia la zona de la catedral. A partir de este punto, siguiendo la calle de Jimena Blázquez que enlaza con la puerta de la Santa (G), en el lado sur, hacia poniente, el terreno desciende formando dos planos de mayor inclinación que confluirán en el punto más bajo de todo el recinto donde se sitúa la puerta del Puente (I).
El terreno llano y elevado de la zona de levante era el mejor y más apto para ubicar las estructuras palaciegas y representativas desde posiciones territorialmente más dominantes, así como de la actividad comercial. Mientras que la zona occidental, de mayor pendiente y abrupta descendente, será la reservada para las actividades artesanales y residenciales de las clases bajas.
Adarve norte occidental
La espadaña que sobresale junto al torreón (29) es una reliquia arquitectónica conservada de las iniciales funciones religiosas de la edificación histórica adosada a esta parte de la muralla. Primero fue la iglesia de San Silvestre, más tarde Convento del Carmen Calzado, fundado en 1361, y desde 1852, después de los procesos desamortizadores del siglo XIX, cárcel provincial. Es un edificio con declaración monumental actualmente rehabilitado con incorporación de partes nuevas, destinado a Archivo Histórico Provincial.

El extremo interior de la espadaña se asienta sobre el adarve de la muralla, y se abrió una pequeña puerta de estilo mozárabe para unir los dos lados del adarve.

Por el exterior se observa el lugar defensivo respecto al acceso a la puerta de la muralla en el área de giro que deberían efectuar unos atacantes para encararse con la entrada.

Volvamos la mirada al interior. Hacia la parte alta de la ciudad, la ligera pendiente de la zona alta, con la catedral al fondo.

Hacia el fondo sur la línea sobre la que aproximadamente se inicia el más acusado descenso orográfico hacia poniente, con la parte posterior del edificio del Archivo Histórico como referencia.

Hacia poniente vemos descender con mayor pendiente el caserío, ahora exento de palacios. La morfología urbana, aunque moderna, responde al modelo de casas de dos niveles adosadas formando manzanas.

Aquí se cumple la norma de dejar libre la parte posterior de la muralla, mientras el adarve va descendiendo progresivamente.

En el límite occidental del lado sur los dos muros descienden hacia la puerta del Puente sobre el río Adaja, que deberá ser la salida natural de aguas.

Por la calle interior Marqués de Santo Domingo, habríamos llegado al acceso a la muralla denominado de la puerta del Puente, confirmando la pendiente repetidamente señalada de esta zona.


En este punto, y sin haber paseado por la muralla meridional, podemos finalizar la visita a la muralla de Ávila.
Fin de la visita
El recorrido completo por la muralla de Ávila permite observar la secuencia continua de sus elementos defensivos y su relación con la topografía urbana e histórica de la ciudad.
Al mismo tiempo, podremos diferencias la estructura jerárquica de los espacios urbanos, eclesiásticos y nobiliarios del interior de la ciudad.
Su pervivencia como monumento románico que mantiene el recinto amurallado completo, la ha hecho merecedora, junto al legado también básicamente románico de sus iglesias y monasterios, de la consideración como Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Bases de información
Webs
muralladeavila
wikipedia
urbipedia
turismoenavila
turismocastillayleon
ayuntamientodeavila
arteguias
castillosnet
redjaen
megaconstrucciones
Webs academic
Gutiérrez Robledo, José Luis. Las murallas de Ávila
Ruiz Entrecanales, Rosa y Sanchidrián Blazquez, Cristina. La muralla de Ávila
González de la Granja, María Estela. Construcción y evolución temporal de la muralla de Ávila: últimas aportaciones historiográficas
Ingeoexpert. La Muralla de Ávila: historia y construcción
Patrimonio Cultural de Castilla y León. Ciudad antigua de Ávila. Plan de Gestión
Remolina Seivane, José Miguel. Morfología y significado simbólico de las murallas medievales castellanas: los casos de Ávila y Burgos
