Son especialmente interesantes los museos que acercan al conocimiento de un territorio y de su vida en una perspectiva etnográfica, como es el caso del Museo de la Vida Rural de L’Espluga de Francolí (Tarragona).
Museo de la Vida Rural (Tarragona)
Museo de la Vida Rural. L’Espluga de Francolí. Tarragona
Museo de la Vida Rural, Crta. de Montblanc, 35, L’Espluga de Francolí (43440), Tlf: 977870576. Comarca: Conca de Barberà. Provincia: Tarragona. Com. Autónoma: Cataluña
Web: museuvidarural info@museuvidarural.cat
Visita: 2019
Índice
Museo de la Vida Rural. L’Espluga de Francolí. Tarragona
Contenido y recorrido por el Museo de la Vida Rural
Sala Traité, colección «Toda una vida»
El granero y la despensa. La conservación de semillas y de alimentos
El presente y el futuro del campo
El medio natural: La flora y la fauna
Museo de la Vida Rural. L’Espluga de Francolí. Tarragona
Desde la Hospedería del Monasterio de Poblet, es fácil acercarse, incluso se puede ir caminando a tres kilómetros, hasta el Museo de la Vida Rural en L’Espluga de Francolí.
De paso se puede aprovechar para recorrer L’Espluga.
El Museo de la Vida Rural
En 1988 Luis Carulla i Canals veía realizado uno de sus sueños: inauguró el Museo de la Vida Rural, reconvirtiendo la casa solariega de la familia.
La casa solariega tenía este aspecto a principios del siglo XX.
En 2009 el Museo volvía a abrir las puertas, esta vez remodelado y ampliado por el arquitecto Dani Freixes: se remodeló la casa solariega manteniendo la esencia del estilo arquitectónico original y se incorporó un nuevo edificio de estilo arquitectónico actual, situados en forma de «L», con una gran plaza que ocupa el lugar de los antiguos huertos.
Objetivo de Museo
El leitmotiv del Museo es: La fuerza de la mano del hombre.
El objetivo del Museo de la Vida Rural es el estudio de la agricultura y del campo, desde sus orígenes remotos hasta nuestros días.
El Museo incorpora, en su proyecto museístico y en el repertorio de piezas exhibidas, disciplinas tan diversas como la historia, la etnografía, la economía, la artesanía y el arte, encuadernado en un discurso diacrónico riguroso y ameno.
Son 3.000 metros cuadrados de exposición distribuidos en dos grandes edificios.
El Proyecto museístico
En la distribución espacial del proyecto museístico se empieza por una etapa de introducción y de ambientación etnográfica. Después entramos en el Museo propiamente dicho, para acabar con una incitación a la reflexión en torno a la agricultura, a la producción agraria, al entorno natural y a los retos de futuro de este sector.
Contenido y recorrido por el Museo de la Vida Rural
La Recepción de Visitantes y la primera parte del Museo se encuentra en el nuevo edificio.
Presentación del Museo
Una presentación audiovisual tridimensional, introduce en la temática y en el recorrido por el Museo.
Dos grandes salas aportan una parte del contenido etnográfico.
Sala Traité, colección "Toda una vida"
La Sala Traité acoge la colección «Toda una vida«, constituida por escenas realizadas en terracota por Josep Traité i Compte (Olot, 1935), en pequeño formato.
Recogen el espíritu de la vida rural a lo largo de un año y a lo largo de la vida.
Homenaje al belenismo catalán
La siguiente sala es un Homenaje al belenismo catalán.
Aporta un conjunto de once dioramas que contienen escenas de Navidad y de las costumbres rurales en estas fechas.
Zona museística
Dejo el edificio nuevo para atravesar el jardín, zona que correspondía al antiguo huerto de la casa, para entrar en la zona que ocupaba la casa principal, totalmente reconstruida, pero manteniendo el sabor de la arquitectura tradicional.
En el jardín puedo observar los esgrafiados que ha realizado Llucià Navarro, que también ha sido el encargado de los murales que se encuentran en diversos ámbitos del interior del recinto. Los temas son populares en la vida de L’Espluga de Francolí.
También se pueden ver una serie de estelas funerarias.
Pórtico de los carros
Bajo el edificio se encuentra el Pórtico de los carros, un gran espacio con una importante muestra de carros de todo tipo: de transporte, de trabajos diversos e, incluso, un carro funerario.
Las temáticas expuestas
En el Museo propiamente dicho, está estructurado de manera que recoge todo el abanico de la actividad agraria y de la vida rural.
La base material del Museo lo forma una amplísima aportación de herramientas, máquinas, objetos y productos distribuidos temáticamente dentro de un proyecto museográfico con un importante objetivo de presentación de la base material de los útiles de trabajo y de la vida cotidiana en el campo, organizado buscando su contextualización y la presentación didáctica.
Tengo la impresión de que la narración del conjunto tanto sirve para motivar los recuerdos de aquellas personas que vivieron o conocieron con mayor o menor intensidad aquel mundo, como para la gente más joven o urbana que no ha tenido contacto con la vida rural previa al maquinismo industrial del mundo agrario.
Los objetos originales van acompañados de paneles explicativos, dioramas pinturas y hasta treinta audiovisuales para cada una de las etapas del museo.
Siguiendo el itinerario se nos muestra y explica las tareas del campo, las etapas de producción de los tres principales cultivos de la zona (vid, trigo y olivo), los destinos de la cosecha y el proceso de conservación de los alimentos, la vida en el hogar, los oficios complementarios al del campesino y la vida rural.
La agricultura
La primera planta del edificio antiguo acoge la actividad en el campo concentrada en los cultivos de cereales, la vid y el olivo.
La disposición es lógica ya que a ras de suelo están situados los objetos más pesados.
Podríamos decir que preside la sala la presencia del pozo.
El trabajo comienza arando los campos.
Para obtener los productos.
Y terminar extrayendo la harina, el vino y el aceite.
En esta planta se han conservado los dos viejos lagares de la casa solariega de los Carulla adecuados como sala de exposición de una muestra de fotografías sobre la vendimia, hechas por Lluís Carulla en su juventud.
En el otro, una colección de grifos y de caños de bronce y madera y una reproducción de un carro de cuatro toneles.
Un ascensor nos lleva a la cuarta planta para continuar la visita, ahora siguiendo un orden descendente.
A partir de aquí la disposición es más temática específica y, digamos, teatralizada en su presentación, donde los audiovisuales explicativos siguen siendo esenciales.
El granero y la despensa. La conservación de semillas y de alimentos
Ahora la actividad girará en torno a la casa de campo: el corral; las semillas; el secado; los conservantes; la matanza y la caza y la recolección.
Los destinos de la cosecha
El siguiente bloque hace referencia al destino de los excedentes. Aquí son importantes el comercio, con sus instrumentos de medida, y el transporte, con el trabajo de comerciantes y carreteros.
La casa solariega
En la vida en el campo la casa es esencial como ámbito de residencia y como punto de almacenaje de las cosechas y de los aparejos de cultivo, como el presentado en el diorama siguiente.
Este ámbito girará en torno a: el dormitorio; la indumentaria; la chimenea y la cocina y la iluminación.
Los oficios complementarios
La actividad agraria y la vida rural precisan de muy diversas actividades y oficios para poderse llevar a cabo.
Eran especialmente importantes los oficios destinados a la fabricación de herramientas y aparatos necesarios para trabajos y el hogar.
La tercera planta del edificio está destinada a algunos de estos oficios: leñadores; cantero; maestros de pared seca; herreros; carpinteros; guarnicioneros; toneleros y también cordeleros; cesteros o alfareros.
La vida en el pueblo
En el mundo rural es muy importante la vida en el pueblo con sus relaciones, pero también con sus oficios y servicios.
La segunda planta está destinada a este ámbito de vida en el pueblo.
Fiestas, juegos, celebraciones religiosas, deportes o del tejido asociativo.
Y encontramos el barbero, el boticario, el zapatero, el alpargatero, el almadreñero, el sastre o el cafetero, y también recordar al pregonero.
No podían faltar los representantes de dos instituciones clásicas de la vida colectiva: el cura y el maestro.
El presente y el futuro del campo
Para continuar la visita hay que volver al edificio moderno donde, a partir del entorno natural de este territorio, la Conca de Barberà, valorar el pasado reciente del campo y analizar el presente y las posibilidades del futuro.
El medio natural: La flora y la fauna
Hay que subir hasta la cuarta planta para observar una colección fotográfica sobre la comarca de la Conca de Barberà, donde aparece la diversidad de la flora y la fauna de este territorio.
Además, se incorpora una colección en cerámica de más de setenta tipos de setas de Cataluña, comestibles o no. Después una “cómoda de las hierbas”. También una colección disecada de la fauna.
La transformación del campo en la era industrial
Después de conocer el lugar, el Museo quiere adentrarse ahora en el tiempo en que vivimos.
La industrialización del campo representó un cambio radical en la vida del campesino, y la ciencia y la tecnología continúan esta tarea en la actualidad y hacia el futuro.
El recorrido por la cuarta planta termina con un audiovisual que pretende hacer un balance.
La vida rural, hoy
En la tercera planta se presentan las voces de la gente del campo hablando en primera persona de nuevas iniciativas, de cómo hacer frente a la agricultura industrial y cómo preservar la Tierra.
Será un contraste de opiniones sobre temas como el aprovechamiento de residuos, del trabajo en los bosques, los transgénicos y la protección de semillas, de las cooperativas agrarias, de la agrotecnología, del comercio de proximidad y de las energías renovables.
Fin de la visita
Los museos histórico-etnográficos, a pesar del interés que puedan tener, suelen quedarse a las puertas de la realidad actual. En el Museo de la Vida Rural de la Fundación Carulla en L’Espluga de Francolí, que acabo de presentar, se produce un viaje del pasado que lleva a preguntarse por el futuro.
Las propias instalaciones ya predisponen a este viaje, con un edificio solariego remodelado manteniendo las esencias junto a otro de arquitectura moderna, perfectamente integrados.
Es un recorrido que para extraer la riqueza de su propuesta será necesario dedicarle un buen rato.
Por último, también se pone a nuestro alcance un magnífico catálogo de 91 páginas en cuatro idiomas. Una vez en casa te permite recordar lo que has visto, pero también profundizar en la temática tratada.
Un catálogo de este tipo debería ser obligatorio para autorizar la apertura de un museo.
En la villa de L’Espluga de Francolí podréis disfrutar de varias instalaciones y edificaciones por el conjunto urbano, pero no dejéis de visitar el Museo de la Vida Rural.