Chodes (Zaragoza) puede considerarse uno de los pocos ejemplos conservados en España de asentamiento señorial programado de la Edad Moderna, bajo un modelo totalmente original formando una plaza de doce lados.
Chodes, poblado programado (Zaragoza)

Comarca: Valdejalón. Provincia: Zaragoza. Com. Autónoma: Aragón
Coordenadas: 41°29′13″N 1°28′48″O. Altitud: 412 msnm. Población: 102 habitantes (2024)
Web: ayuntamiento
Conjunto histórico (BIC)
Visita: 2025

Índice
Chodes, poblado programado. Valdejalón. Zaragoza
Buscando pueblos de interés para visitar en la provincia de Zaragoza aparece la Plaza de España de Chodes como Conjunto Histórico (BIC).
Cuando llego a Chodes, en la comarca de Valdejalón, a primera vista parece que el atractivo principal —y casi exclusivo— sea su plaza poligonal de doce lados, repetida una y otra vez en artículos divulgativos y guías turísticas. Pero mi visita a Chodes, está motivada por observar sobre el terreno un ejemplo de asentamiento programado del siglo XVII.
Un asentamiento programado del siglo XVII en el valle del Jalón
Sabía que no se trataba únicamente de una plaza llamativa, sino de un pueblo concebido de una sola vez bajo un diseño urbanístico y con una intención señorial y demográfica definida, en un momento del siglo XVII.
La experiencia directa confirmó esa impresión, ya que el trazado de Chodes conserva todavía hoy casi intacta y muy clara toda su lógica geométrica y social, poco habitual en el medio rural aragonés.
De su estructura original de doce lados de dodecágono, solamente uno, el correspondiente a las casas números 10 y 11, ha sido modificado, convertido en una única vivienda sobreelevada con una terraza sobre la plaza. A pesar de ello, continúa dominando la estructura e imagen original de esta plaza cerrada.
Con esta visita amplio las muestras y modelos de asentamientos programados que voy aportando al Blog, en este caso con un proyecto de urbanismo programado, concebido en la década de 1670, en un contexto histórico preciso y con una intención clara: reordenar un territorio señorial, repoblar un término despoblado tras la expulsión morisca, realojar a la población permanente desde un lugar inhóspito a la falda de un castillo (a), y expresar, mediante la geometría, un orden social y político.
Contexto histórico y génesis del proyecto
Chodes se encuentra en el valle medio del Jalón, en un área de paso entre Aragón y Castilla, donde la explotación agrícola y los enlaces con Calatayud y Zaragoza fueron cruciales desde la Edad Media.
El asentamiento original de Chodes —hoy denominado Chodes Viejo— se situaba en un espolón rocoso de difícil acceso como caserío del castillo de Chodes (a).
Tras la expulsión de los moriscos en 1610, aquel núcleo quedó prácticamente despoblado y en muy malas condiciones, como tantos otros en Valdejalón.
Al mismo tiempo, la perdida de función defensiva de los castillos ya en la Edad Moderna hacía que los pobladores que permanecían en el caserío junto al castillo quedasen desubicados respecto a las zonas de cultivo en el llano en la vega del Jalón, además con casas muy deterioradas en un emplazamiento de difícil acceso.
Esta situación afectaba de manera directa a la agricultura y, con ella, a las rentas del señorío. Como se describe en el Diccionario de Madoz a mediados del siglo XIX, que no debía ser muy distinta del siglo XVI, la actividad productiva de Chodes basada en “Producción (de) toda especie de granos, legumbres, cáñamo, lino, aceite, vino, hortaliza y frutas; se cría ganado lanar; caza de perdices, liebres y conejos; pesca de barbos, madrillas y alguna anguila, IND. un molino harinero, COMERCIO extracción de trigo, vino y cáñamo.”
Es en este contexto cuando aparece la figura del promotor de un nuevo proyecto, Francisco Sanz de Cortés, marqués de Villaverde y conde de Morata y Atarés, miembro de una familia aragonesa económicamente ascendente, representativa de esa burguesía que en el siglo XVII adquiere títulos nobiliarios y busca consolidar su posición mediante la acumulación de tierras y la reorganización de sus dominios. Ello le había llevado a la construcción de un palacio en Morata de Aragón (b), su localidad señorial, en 1671, donde ya introdujo la nueva tipología de palacio barroco.
En este marco, la fundación de un nuevo núcleo en el llano, en 1676, puede interpretarse como una respuesta calculada a la necesidad de dotar de mejores condiciones a los pobladores residente, atraer nuevos vecinos, asegurar el cultivo de las tierras y materializar una determinada idea de orden señorial.
Par ello, plantea la creación de un nuevo Chodes situado en una posición que permite ocupar el mínimo espacio agrario posible, apoyado en la base del monte, junto a la franja de mayor productividad agrícola.
En 1676 se firma la capitulación para la fundación del nuevo Chodes. Los encargados de edificar el nuevo lugar serán Juan de Marca, maestro zaragozano de origen bearnés, arquitecto de las diversas obras del conde en Zaragoza y Morata, y el tapiador Julián de Yarza, vecino de Morata, que deberá reproducir el modelo de su propia casa de Morata. En el documento señorial se definen las características del proyecto: la construcción de 24 viviendas homogéneas; su distribución alrededor de una plaza regular ochavada con tres portadas; la presencia de una iglesia integrada en el conjunto; y la dotación de huertos y corrales para garantizar la autosuficiencia agrícola. La obra se tasa en 2.690 libras jaquesas y un periodo de ejecución de dos años.
El objetivo, como decimos, no era únicamente urbanístico, sino económico, demográfico y político: crear un poblado estable que consolidara el señorío y atrajera nuevos habitantes.
Al definir desde el principio un límite claro al tamaño del asentamiento en 24 casas alrededor de un núcleo compacto, parece quedar planteado un asentamiento cerrado y sin vocación de expansión.
La plaza dodecagonal y la lógica de sus lados
La pieza visual más singular del conjunto es la plaza, un dodecágono regular en su concepción general, pero con matices significativos en la articulación de sus lados. Durante la visita puede observarse que los tramos situados en los portales de entrada son más anchos, de manera que facilitan el paso de carruajes y articulan mejor la relación entre el espacio interior y el exterior. Del mismo modo, el lado ocupado por la iglesia presenta la misma anchura que los portales, en coherencia con el carácter institucional del edificio. En cada uno de los doce lados se alojan 2 viviendas, en total 24.


Hasta donde alcanza la bibliografía, no se conoce en la Península Ibérica otra plaza poligonal regular de estas características. Las plazas ochavadas españolas que se citan habitualmente suelen proceder de recortes en las esquinas de plazas preexistentes o se generan alrededor de edificios de planta octogonal, pero no constituyen polígonos regulares completos como el que se aprecia en Chodes.
El único antecedente europeo claramente comparable es Palmanova, en el Véneto italiano, fundada a finales del siglo XVI (1593) como ciudad-fortaleza de planta estrellada, donde la forma poligonal responde a una lógica defensiva. En Chodes, en cambio, el dodecágono se inscribe en un contexto estrictamente rural y agrario. Esta diferencia refuerza la singularidad del caso aragonés y hace verosímil, aunque no comprobable documentalmente, una cierta afinidad con los modelos urbanos idealistas difundidos por tratadistas italianos de los siglos XVI y XVII, a los que una élite señorial ambiciosa como el conde de Morata podría haber tenido acceso por sus vínculos comerciales.

Otro ejemplo de urbanismo a partir de una plaza ortogonal se aplicó en Grammichele, en Sicilia, pero es posterior a Chodes, ya que se ejecutó en 1693, cuando Chodes ya estaba construido desde 1673.

Como he indicado, la traza del conjunto se atribuye al maestro de obras zaragozano Juan de Marca, activo en el tercer cuarto del siglo XVII. Pero es razonable suponer que la orientación conceptual del modelo —la elección de una plaza poligonal, el carácter cerrado del asentamiento, el número exacto de viviendas— procediera en buena medida del propio Conde de Morata, mientras que la responsabilidad técnica de convertir esa idea en realidad construida recaería en Juan de Marca.
Las casas
El único objetivo de la actuación era construir 24 viviendas para agricultores y una iglesia, con la entrada a todas las construcciones -viviendas e iglesia-, desde el interior de la plaza.
Sin ningún otro tipo de servicios. Con Morata a una distancia de poco más de kilómetro y medio, cualquier otra necesidad que no fuese la subsistencia, que debía procurarse cada familia con los campo, huerto y animales domésticos de que disponían, tendría su resolución en la villa señorial.
El modelo de casa era estándar. Según se decía en la capitulación, reproducía el modelo de la propia casa de Morata del tapiador Julián de Yarza.
Son casas de estructura constructiva austera y bastante regular, con muros de mampostería y tapial y enlucidos de blanco. De dos alturas, balcón a la plaza y cubierta de tejas curvas a dos aguas con el caballete paralelo a la fachada. Además, con bodega y, por la parte trasera, corral y huerto.
Aunque desconozco cuál debió ser el modelo de fachada, y si fue único o presentaban ligeras variantes, de la observación actual puede inducirse que tenían una puerta de acceso a la vivienda, un balcón en la planta superior con baranda metálica simple. Con un ventanuco o respiradero bajo la cubierta. Sería el modelo de las dos imágenes siguientes.
Los límites de cada vivienda quedan definidos por una pilastra con basa y capitel simples de piedra y fuste de ladrillo, rematada por encima del tejado con un pináculo decorativo de bola de piedra sobre base cónica.
Cada pilastra marca el paso de una unidad a la siguiente, y su repetición a lo largo del perímetro refuerzan la lectura del dodecágono como suma de veinticuatro módulos habitacionales y permiten reconstruir mentalmente la estructura inicial, más allá de las transformaciones posteriores en puertas y ventanas.
El lienzo de cada casa se remata con una cornisa de idéntico ladrillo que el fuste que une los capiteles.
Las bases del lienzo al lado de la puerta acostumbran a estar ocupadas por bancos corridos.


En la actualidad, muchas de las casas han introducido un portalón, que en la mayoría de los casos parece responder a una entrada de garaje. Lo cierto es que cada una a su aire, sin ningún criterio unificador, igual que ocurre con los balcones.
En planta, la extensión de los radios del dodecágono que delimitan las medianeras de cada casa les otorga una forma trapezoidal alargada, más estrecha en el frente de la plaza, y más ancha en la parte posterior.
En el momento de la construcción, la parte posterior de todas las casas daba al campo. Cabe suponer que tendría la entrada al corral por ese lado. En el estado actual de toda la localidad construida, no es posible apreciar este aspecto, como veremos en el recorrido.
La ausencia de documentación directa sobre la distribución interior de las viviendas obliga a moverse en el terreno de la interpretación prudente. Por analogía con otras tipologías rurales aragonesas de la Edad Moderna, puede plantearse que la planta baja habría estado vinculada a las actividades agrícolas, con espacios para almacenamiento, estabulación o aperos, mientras que la planta superior se destinaría a la vida doméstica. Un ventanuco en la parte superior sugiere la existencia de un desván.
Durante la visita resulta fácil percibir las tensiones que la evolución y el crecimiento introdujo en un trazado tan cerrado. Pensar que Chodes llego a tener más de seiscientos habitantes.
La visita y las tensiones de crecimiento
Dividiré la visita en dos partes. Primero efectuaremos la típica visita turística a la plaza, que es el reclamo para desplazarse hasta Chodes. Pero, después, efectuaremos un recorrido por el entorno de la plaza, para observar el urbanismo al que ha dado lugar cuando fue creciendo más allá de la propuesta original de las 24 casas proyectadas.
Aparecerán las dificultades de crecimiento urbano que el modelo cerrado planteó.
La plaza de Chodes
En el siglo XVI se llegaba a Chodes desde Morata de Jalón por la calle/camino Arrabal que partía del noreste de Morata (b) y atravesaba el río Jalón por el puente de Capurnos (c) que el marqués de Morata hizo construir al mismo Juan de Marca, facilitando el enlace entre los dos enclavamientos.
Ese recorrido se ha convertido en una vía ferrata, y actualmente se llega por la A-2302 que, hasta hace poco, cruzaba el pueblo por el interior de la plaza, como lo hacía en camino antiguo.
Con los años, el aumento del tamaño de los vehículos de transporte hizo evidente la inadecuación de esos accesos, concebidos en origen para carros y no para camiones, que fácilmente ocasionaban desperfectos en los portales. Una carretera de circunvalación construida recientemente ha permitido recuperar una escala de uso más acorde con el planteamiento original del espacio central.
Es interesante observar que el recorrido antiguo (línea amarilla) seguía exactamente por la línea de unión de la planicie agrícola del valle del Jalón con el conjunto montañoso de define el valle. Se igual forma, Chodes fue asentado sobre un llano en el mismo límite, al otro lado norte del valle frente a Morata, con lo que no se desperdiciaba nada de terreno agrícola. Recuperaremos estas ideas al tratar del desarrollo urbanístico.

La llegada a Chodes no muestra ninguna característica arquitectónica particular. Solamente al fondo se observa el hueco de la portada de entrada a la plaza, mientras que el pueblo parece crecer en oblicuo hacia la derecha. Lo que puede llamar nuestra atención es que todas las construcciones de este trayecto se sitúan exclusivamente en el lado derecho de la carretera hasta el conjunto que de entrada a la plaza.

El recorrido por el núcleo revela con bastante nitidez que el proyecto no estaba pensado para crecer de forma orgánica. Las viviendas forman un anillo continuo, todas adosadas entre sí, sin espacios intermedios ni salidas laterales en las casas, y solo existen tres accesos al centro de la plaza que funcionan como puertas de paso más que como arranques de futuros ejes urbanos. La iglesia de San Miguel cierra por completo el lado oriental del polígono, la ladera limita el desarrollo hacia levante, y la voluntad de preservar las tierras de cultivo condiciona la expansión hacia el valle. Todo ello compone la imagen de un organismo urbano cerrado, concebido para un tamaño preciso y sin previsión clara de ampliaciones sucesivas. Veámoslo.
El acceso al interior de la plaza de España, nombre que recibe la plaza, se efectúa por el portal sur (A).
Como se comprobará por las fotografías, en el día de la visita la plaza estaba en plenas obras de remodelación. Compartiremos con la maquinaria y los operarios nuestras imágenes.
Lo primero que sorprende es que el conjunto edificado que da acceso a la plaza a través del portal no presenta una estructura arquitectónica que lleve hacia la plaza, ofrece más bien la impresión de un corralón hacia un túnel. No es, por decirlo así, una entrada que dignifique un acceso. Lo mismo sucederá con los otros dos portales qué tiene la plaza.


Pasado el portal sur (A) se abre una visión de conjunto de la plaza y su originalidad. La fotografía muestra la mitad de la plaza con el portal norte (C) al fondo.

En la primera visión de conjunto nos damos cuenta de que la plaza constituye la unidad vecinal exclusiva. Todas las entradas a las viviendas confluyen sobre un espacio común. Por un lado, se creaba un espacio de vecindad, no excluyente ni jerarquizado. Por el otro, este urbanismo no permitía ningún tipo de intimidad, y el control social debía ser absoluto.
Desde el portal norte tenemos otra clara visión de la mitad sur, con el portal por el que hemos entrado. La torrecilla metálica con una campana y un reloj en la pared señala la vivienda que se convirtió en el ayuntamiento.

El portal (A) está formado por un arco de medio punto de ladrillo, con un ámbito superior habitable abierto con una ventana hacia la plaza, y otra hacia el camino de entrada por la parte posterior, que se veía en las fotografías de entrada.
A la izquierda, la vivienda reconvertida en ayuntamiento, que se distingue por la puerta de arco de medio punto de ladrillo, construida recientemente con esta forma, supongo que, para darle mayor relevancia, diferenciándola de las puertas rectangulares de las viviendas.
Como he dicho, en el proyecto estaba previsto ningún local público dado que el régimen de señorío atribuía todas las funciones al señor.
La abolición de los señoríos jurisdiccionales en 1837 supuso la desaparición efectiva del régimen señorial y la integración del lugar en la red municipal liberal.
A mediados del siglo XIX, el Diccionario de Madoz describe ya a Chodes como: “Villa con ayuntamiento (…). Tiene 50 casas inclusa la municipal y cárcel; escuela de instrucción primaria concurrida por 12 alumnos, dotada con 12 cahíces de trigo y un campo; iglesia parroquial (San Miguel).”
En ese momento el pueblo se había doblado en tamaño de casas (de 24 a 50, con 210 almas). Una casa de la plaza será reconvertida en local municipal. No me consta el lugar ocupado por la cárcel y la escuela.


Avanzando hacia la izquierda por el lado de poniente se nos muestra con claridad la estructura urbana.

En los bajos vemos la apertura de portalones de distinto tamaño y disposición, con la puerta de entrada a la vivienda. La altura de este primer nivel era considerable, pues una de las opciones de las reformas parece ser la creación de un altillo con ventana al exterior. Deduzco que esta altura estaría vinculada a un uso de espacio agrícola de este nivel, en el que pudiese entrar, por ejemplo, un carro por la parte posterior.
Se mantiene el nivel de alineación de los balcones y el estilo de baranda, forjada simple, aunque cambia la disposición de vano y las dimensiones del balcón, hasta ser corrido en toda la anchura del lienzo. Los ventanucos superiores hacen suponer la existencia de un desván bajo la cubierta.


En el centro del lado de poniente se abre el segundo portal (B).


La estructura del portal es idéntica a la del portal anterior, de arco de medio punto de ladrillo. Pero se le ha añadido un frontón también de ladrillo en la parte superior de la cubierta, con la bola correspondiente de remate de cada pilastra, y una tercera sobre el vértice del frontón, que contien un ócula al parecer ciego.

Esta salida lleva directamente a los campos del valle.
Desde el exterior la puerta es de arco carpanel, igual que la bóveda del túnel, y el arco de ladrillo.

El cuadrante occidental lleva hasta el tercer portal (C).

En el centro, la casa 16 sugiere que mantiene la fachada original con una puerta, balcón y ventanuco bajo la cubierta.

La casa 16 que he supuesto original, presenta un banco corrido que cabe pensar que fuese muy usado en la vida de vecindad. Estos bancos de obra se repiten en todas las fachadas de las casas.

La salida norte (C) hacia las tierras occidentales del valle del Jalón es idéntica a la de entrada (A). A la derecha, la única modificación en altura del conjunto, con dos casas que han elevado dos niveles la altura, el superior en forma de terraza y ático retranqueado. Se mantuvieron, no obstante, la basa y el fuste de la columna central.

La orientación septentrional dio lugar a que se pusiese un reloj de Sol en la fachada.



En el siguiente tramo llegamos al cuarto espacio central destinado a la fachada de la iglesia (D), que corresponde a los pies del templo.


La iglesia de San Miguel y el poder señorial
La iglesia de San Miguel Arcángel (D) ocupa uno de los lados más amplios de la plaza y actúa como cierre del conjunto. Su volumetría compacta y su fábrica de ladrillo se integran con naturalidad en el lenguaje constructivo del resto del núcleo. Visto en su contexto original, el templo era la única institución formalmente establecida en el pueblo ya que la administración local dependía directamente del señor.
La estrecha fachada del templo, de la anchura de una casa, se ve potenciado por una torre-campanario del mismo ancho, que se eleva dos cuerpos por encima de los tejados.
Los dos cuerpos superiores del campanario presentan cada uno dos vanos de arco de medio punto en igual disposición, que alojan campanas en el superior.
Entre la portada y el campanario una franja más estrecha entre dos frisos con un óculo de iluminación en medio.
La torre se remata con un frontón similar de tamaño, pero más simple arquitectónicamente, que el del portal (B) de enfrente.

Se accede al templo por una escalinata y una portada de medio punto de ladrillo con un trabajado artístico simple en ladrillo formando el arco. Por encima una hornacina con la figura del arcángel San Miguel.
La forma del arco de ladrillo de entrada de la casa contigua similar al del ayuntamiento hace pensar que se trate de la casa parroquial.

Por lo que puede verse en la imagen cenital, después de una entrada del ancho de la fachada de la plaza, el cuerpo del templo pasa a ser de forma cuadrada con una cúpula octagonal en la parte central. La orientación queda algo sesgada respecto a la canónica, desviada en dirección nordeste.

Por la parte posterior del templo, en lo poco que puede verse, la cabecera del templo es de fábrica de encofrado con refuerzos esquinero y centrales de ladrillo similares al aparejo toledano.

Como fácilmente puede deducirse de la figura de la imagen anterior al templo como edificio, al quedar encerrado en un patio, no se le otorga ninguna prestancia. Se lo trata como una casa más con corral.
Regresando a la plaza, frente a la iglesia un caño artístico de piedra.

Llegamos al cuarto y último tramo, entre la iglesia y la puerta de entrada donde hemos iniciado este recorrido interior.


Nos reencontramos con el ayuntamiento junto a la entrada sur.

El poblado cerrado y el crecimiento urbano posterior
Reflejemos sobre el mapa cenizal las líneas de crecimiento de Chodes (en amarillo) desde el proyecto original hasta la actualidad, donde podemos distinguir tres tramos.

El primer trayecto (1) desde la entrada desde Morata por la calle/camino Arrabal que entra en Chodes por la calle Libertad, presenta, hasta la confluencia con la A-2302 el clásico trazado lineal sobre una calle, muy habitual en el crecimiento urbano de muchos pueblos de España. En los últimos metros, sobre la carretera, las casas solo se sitúan en el lado de montaña, como había señalado al comentar la llegada al poblado.
El trayecto (2) de salida de la plaza se dirige en dirección noroeste por la calle Molino, donde podemos fijarnos que históricamente todas las casas se asentaban en el lado norte de montaña, y ninguna en el lado sur sobre terrenos de cultivo. Hagamos abstracción de las construcciones deportivas de estos últimos años (edificación blanca y campo de fútbol marrón.

En todo el recorrido desde Morata y por dentro de Chodes estamos viendo que el máximo aprovechamiento de los suelos de cultivo parece haber sido un claro objetivo en la implantación de la localidad y en su evolución, destinando a edificaciones la zona más o menos escarpada de la línea de contacto montañosa.
En esta misma línea de aprovechamiento de suelos agrarios, alrededor de la plaza se produce el mismo planteamiento en el trayecto (3). El lado de poniente, sobre los campos de cultivo, no se expande ninguna educación, con lo que las partes traseras de la mitad de las casas se abren directamente al campo, siendo el portal (B) el encargado de dirigir el flujo de trabajadores agrarios hacia sus tareas. Mientras que el crecimiento por el lado de levante se produce, primero apoyándose sobre las partes traseras e las casas de este lado de la plaza, formando una manzana semicircular, y después sobre la calle que circunvala por este lado.
Primero la calle Trevedes, que forma la plazoleta triangular, que continua con el significativo nombre orográfico de calle Calvario hacia la zona de las Eras. Dejo este recorrido abierto, porque la calle Eras, que lleva hasta la calle Molino es, en realidad, un callejón poco transitable por vehículos.

Plazoleta de la calle Trevedes. En las casas del fondo vemos que se siguió el mismo modelo arquitectónico que las de la plaza.

La calle Calvario asciende hacia la zona montañosa a la que esta adosada la plaza.


Al llegar a la parte posterior de la iglesia vemos que ha quedado libre de construcciones, entro de un patio.

A partir de aquí la calle empieza a ser más un callejón que una verdadera calle.

Descendiendo por la calle Eras llegamos al trayecto de salida sobre el portal (C). Apreciamos en estas imágenes porque no he cerrado el circuito circulatorio por esta calle, poco apta para tráfico rodado.


Hagamos ahora el ejercicio de entrar en la plaza y salir por el portal (B) en dirección a la vega del Jalón.
Adosada al fondo de la casa 20 de la plaza se prolonga la construcción de la Herrería (de color marrón). Esta casa, que actualmente es la única oferta de alojamiento rural de Chodes, considera su propietario que debió ser la primera edificación previa al a construcción del recinto a partir de la lógica de que la herrería fue necesaria para abastecer a la construcción del conjunto. Queda dicho.

Pasada la casa de la Herrería estamos ya fuera del pueblo. A la izquierda un muro cierra el paso hacia la parte posterior del cuadrante sudoeste (entre los portales A y B). Mientras que hacia la derecha un camino de cemento bordea la parte trasera de cuadrante noroeste (entre los portales B y C). La forma rectilínea de los fondos de las casas se reproduce por el exterior, a pesar de que lo que actualmente se ve son ampliaciones respecto al tamaño original.


Al llegar al enlace con la calle Molino, en el portal (C) frente a la calle Eras donde habíamos terminado el recorrido anterior, nos sorprende el aprovechamiento constructivo con un pasaje cubierto.

De este recorrido exterior por Chodes me queda una duda sobre un aspecto funcional de las casas en relación con el acceso de animales, carros y útiles de labranza a las casas, ya que siempre las casas agrarias precisan estrada a la vivienda y a los corrales.
Por el lado de levante, las casas adosadas a los traseros de la calle del Calvario cierran la posibilidad de estas entradas. Por el cuadrante suroccidental no se vislumbra ningún camino. Solo en este último cuadrante que acabamos de recorrer se ofrece esta posibilidad. Tampoco está claro que pudiesen estar por la parte delantera, ya que me ha parecido que solo tenían puerta de acceso a las viviendas. Me quedo con esta incógnita.
Un urbanismo sin volumen
El urbanismo propuesto por Juan de Marca es de hecho barroco, en la medida en que plantea una plaza con las fachadas como decorado. Es un urbanismo sin volumen. Todo empieza y acaba en la plaza como una gran corrala, como un gran patio de vecinos, incluso con la iglesia como si fuese un vecino más.
El recinto se manifiesta como un dodecaedro sin volumen. El detrás de las casas podríamos decir que no existe incluso la iglesia como hemos visto no tiene volumen, el detrás, la cabecera, queda inserta dentro de un corral más de los que como los que tenían las casas hecho manifiesto incluso en la calidad de la fábrica del cuerpo del templo, como hemos visto.
Cuando los folletos turísticos nos dicen que vayamos a ver una plaza es verdad, solo es una plaza, no un pueblo como conjunto volumétrico. Al intentar rodear por el exterior el Chodes diseñado por Juan de Marca ya hemos visto que no era significativamente posible, no existe un detrás que configure un cierre estructural de las casas conformando una unidad urbanística significativa y uniforme.
Estaba claro que nos hallábamos ante un proyecto urbanístico cerrado en sí mismo, sin otra posibilidad que el crecimiento en forma de “calle urbana” siguiendo el camino que lo atraviesa. Por un lado, los campos agrícolas no debían ser construidos, por el otro lado del monte al que se adosó la plaza no ofrece precisamente buenas condiciones de asentamiento, como hemos visto en las fotografías de la calle Calvario.
Para mí ha sido sumamente interesante descubrir esta plaza que forma un pueblo, y retrotraerme al siglo XVI, a un señorío de base burguesa que es capaz de diseñar un asentamiento de repoblación simplemente económica para mejorar sus intereses, pero que lo hace sobre un modelo urbanístico propio y original bajo un diseño de “arquitecto”. Podía haber construido 24 casas de cualquier manera y disposición, o a lo largo de una calle, o de una forma ortogonal, como en otros casos del momento en el propio Aragón. Pero eligió una forma que parecen entroncar con las ideas urbanísticas del renacimiento-barroco italiano sobresaliente en la cultura europea.
Un pueblo con otro particular: la carrera del “Mundial del Pollo”
Cambiando a un terreno más anecdótico y de la vida social, quiero señalar un aspecto de la evolución social de esta población en la que parece que la forma urbana ha influido significativamente.
Entre los elementos contemporáneos que dialogan con la forma histórica de la plaza, destaca una curiosa carrera pedestre en un circuito no menos original: dar vueltas al dodecágono de la plaza, de 90 metros de cuerda. Tiene lugar el domingo de septiembre-octubre de cada año, durante las fiestas patronales de San Miguel.
Se trata de una carrera por lo menos desde 1907, pero se considera ya probablemente desde el siglo XIX, y por la que han pasado los mejores corredores de España: desde Mariano Haro o Santiago Delaparte hasta el campeón del mundo de maratón, Abel Antón, que, por cierto, quedo segundo, al que le han dedicado el nombre de uno de los portales. Pero le llaman “mundial” porque atrae también a atletas internacionales.
Eran 120 vueltas a la plaza (unos 11 kilómetros) para lo que los árboles plantados a su alrededor sirven de valla de la pista.
Desde la pandemia se ha desdoblado en una carrera masculina y otra femenina, ambas de 100 vueltas (unos 9 kilómetro).
Se la llama del pollo porque en muchas ocasiones los premios fueron: tres pollos para el ganador, dos para el segundo y un pollo para el tercero
Queda subrayada de esta forma la singularidad del dodecágono como escenario colectivo que ha influido en la vida social de la comunidad.

Una curiosidad de urbanismo inverso al de Chodes
Una curiosidad urbanística. Un siglo más tarde en Almadén (Ciudad Real) se aplicó el mismo modelo urbanístico, pero en sentido inverso.
Con el fin de obtener recursos permanentes para el mantenimiento del hospital se ideó la construcción de una plaza de toros hexagonal con casas adosadas por fuera del muro, abiertas al exterior. Así podrían obtener rentas de los festejos taurinos y de los alquileres de las casas.
Le he denominado urbanismo inverso al de Chodes, porque el polígono interior configura un espacio cerrado, mientras que las entradas a las viviendas se proyectan hacia el exterior sin formar un ámbito de vida social intenso.


Fin de la visita
Chodes puede considerarse uno de los pocos ejemplos conservados en España de asentamiento señorial programado de la Edad Moderna. Su estructura cerrada, el carácter excepcional de su plaza dodecagonal y la legibilidad actual del trazado lo convierten en una pieza singular del urbanismo rural aragonés.
Al haberse planteado como un urbanismo cerrado y delimitado a un número de casas para las que no se preveía un crecimiento, ha hecho difícil la integración urbana que ha llevado hasta la población de nuestros días. La unidad visual de la planta de la plaza no se refleja en una unidad estructural del conjunto construido que ofrece una imagen deslavazada sin integración, ni de plan ni de estilo.
La visita permite comprobar sobre el terreno el efecto de una decisión política, económica y cultural señorial de finales del siglo XVII que ha quedado fijada para siempre en la forma misma del pueblo.
Acabo aquí con la presentación de otro modelo de asentamiento programado aplicado a lo largo de la historia en España. Durante la época Moderna hubo otros asentamientos programados en Aragón vinculados a la repoblación, pero esto adoptaron formas más clásicas en urbanismo de tipo ortogonal. Ninguna con la originalidad, y ambición cultural, de Chodes.
Bases de información
Webs
ayuntamiento
wikipedia
turismodearagon
comarcaacomarca
valdejalon
elviajedelalibelula
enjoyzaragoza
Webs academic
Madoz, Pascual. Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar (1846-1850)
Borrás Gualis, Gonzalo M. (1988). La plaza ochavada de Chodes (Zaragoza). Contribución al urbanismo del siglo XVII
Almería, José Antonio et alt. (1983). Las artes en Zaragoza en el último tercio del siglo XVII (1676-1696). Estudio documental
Urbipedia. Juan de Marca
Clemente, Juan. Estudio sobre Urbanismo en la Ciudad del Renacimiento
Investigart. El Barroco del Poder: arquitectura y urbanismo al servicio de papas y reyes
Sobrón García, Ignacio (slideshare). Características del urbanismo barroco en España y evolución de la arquitectura
OpenCourseWare (OCW) de la UPV/EHU. La ciudad renacentista y barroca