En Tembleque (Toledo) nos encontramos con una de las plazas mayores más interesantes de España. Al mismo tiempo, esta “aldea-ciudad” conserva en gran medida la estructura y la estética de la arquitectura popular manchega.
Tembleque (Toledo)

Comarca: Mancha Alta de Toledo. Provincia: Toledo. Com. Autónoma: Castilla-La Mancha
Coordenadas: 39°41′41″N 3°30′15″O Altitud: 637 msnm. Población: 2.009 habitantes (2024)
Web: ayuntamiento
Visita: 2022

Índice
Tembleque. Mancha Alta de Toledo. Toledo
Nos hallamos en tierras castellanas donde es habitual observar en el urbanismo de muchas de sus localidades plazas mayores porticadas. Unas construidas bajo estrictas premisas arquitectónicas con uniformidad de ejecución. Otras construidas por acumulación de las iniciativas de los propietarios que, partiendo de los criterios arquitectónicos de la época y lugar, conjugan una uniformidad de estilo a partir de la suma de las actuaciones individuales.
A medio camino de estos dos modelos podemos situar la Plaza Mayor de Tembleque en la comarca de la Mancha Alta de Toledo, la joya de la corona de esta localidad.
En efecto, como veremos al mostrarla detalladamente, detrás de un formato arquitectónico uniforme en tres de sus caras, se esconde la realidad particular de sus edificios construidos con criterios individuales, pero adaptados al mismo estilo y formato. El resultado es una plaza mayor bella y equilibrada.
El resto del urbanismo de la zona central de Tembleque sigue una forma organicista de sus calles, que en este caso no precisan adaptarse a la orografía, dada la planitud del terreno, donde escasea la línea recta. Mientras que los volúmenes arquitectónicos son equilibrados, predominantemente de dos plantas.
Una característica que ayuda a dar cohesión al conjunto urbano es la aplicación sistemática del encalado de sus paredes. La distribución heterogénea de vanos de puertas, ventanas y balcones, sobre las cortinas blancas de los muros de manzana, de alturas ondulantes, rompen la monotonía al moverse por sus calles.
El territorio
Tembleque es una localidad situada en el corazón de Castilla-La Mancha que destaca por su posición estratégica en la llanura manchega.
En la práctica y en el uso común se le denomina tanto «pueblo» como «villa».
Presenta una ubicación privilegiada como punto de paso entre Madrid y Andalucía. Mientras que sus límites municipales sitúan a Tembleque en el contexto de la comarca de La Mancha toledana, una región caracterizada por su homogeneidad paisajística y cultural. El término municipal se extiende por una zona predominantemente llana, propia de la comarca natural de La Mancha. Las extensas llanuras y las tierras de cultivo configuran un paisaje típicamente manchego situado a una altitud media de 640 msnm.
Está enclavado en una región de transición entre la meseta sur y los primeros relieves de los Montes de Toledo, donde predominan los suelos arcillosos y calizos poco accidentados, donde se practica una agricultura de secano y la ganadería lanar como principales actividades.
Si relacionamos la posición de Tembleque en el mapa de situación del principio del texto con el conjunto de mapas que se ofrecen en el Post Estructuras territoriales en la España peninsular, podremos hacernos una idea de los condicionante geográficos e históricos más relevantes en los que se encuentra enmarcada la localidad.
Un poco de historia
De hecho, en la historia de Tembleque no aparecen hechos particularmente destacados, más allá de los avatares generales que se fueron sucediendo en la historia general de estas tierras.
Los orígenes de Tembleque se remontan a épocas antiguas, aunque su consolidación como núcleo poblacional comenzó a tomar forma en la Edad Media. En la zona existen vestigios de asentamientos humanos desde la prehistoria y, durante la época romana, la región estuvo bajo influencia de diversas vías de comunicación que atravesaban la meseta sur, lo cual contribuyó a su ocupación y posterior desarrollo.
Durante la Reconquista, Tembleque fue incorporado a los dominios cristianos en el siglo XII, tras pasar del control musulmán al del Reino de Castilla. En el siglo XIII, se integró en la encomienda de la Orden de San Juan, institución militar-religiosa que dejó durante siglos una fuerte impronta en su desarrollo administrativo y social.
En el año 1509. la reina Juana I de Castilla le concede el título de villa. Es el año en que el cardenal Cisneros agradece la destacada colaboración de Tembleque en la campaña de Orán de 1509.
El pueblo experimentó un notable crecimiento durante la Edad Moderna, especialmente entre los siglos XVI y XVII, cuando alcanzó cierta relevancia como centro agrícola y ganadero, beneficiado por su posición estratégica entre Madrid y Andalucía. En este periodo se consolidaron también muchas de las estructuras comunales y sociales que marcarían su historia en los siglos posteriores.
Es en el siglo XVII cuando se construye la Plaza Mayor.
A la sombra de cierto auge nobiliario del siglo XVIII se edificaron casas solariegas y palacetes, como la Casa de las Torres, construida en 1753 por Antonio Fernández-Alejo, un vecino que hizo fortuna en América. Es un ejemplo notable de arquitectura barroca civil.

A lo largo del siglo XIX, Tembleque participó en los avatares comunes a muchos municipios rurales de Castilla-La Mancha: la desamortización, los cambios en la estructura agraria y la inestabilidad política.
Madoz presenta así Tembleque:
“Tiene 700 CASAS, la consistorial, cárcel, un palacio propio de los Sres. Fernandez Alejo, que es el edificio mas notable de la v.; escuela de niños sostenida por retribución, á la que asisten 140 ; otra de niñas en la que se educan i; un conv . suprimido de San Francisco, sin uso alguno; iglesia parr. (la Asunción) con curato de segundo ascenso, de patronato del gran prior de San Juan, como perteneciente al terr . de la orden; el edificio es magnífico todo de piedra sillería, con una hermosa torre de la misma clase; (…). El TERRENO es llano con algunos cerros, de mediana calidad los CAMINOS generales, cruzando de N. á S. por medio del pueblo la carretera de Andalucía el CORREO se recibe en la estafeta del pueblo por el conductor del general diariamente; pasan igualmente los coches de las empresas de diligencias. PROD. trigo, cebada, centeno, avena, salicor y vino; se mantiene ganado lanar, vacuno y mular, y se cria caza menuda y animales dañinos. IN>. y COMERCIO 6 molinos harineros de viento, 3 fáb. de chocolate y una nacional de salitres, en la quo se ocupa un considerable número de operarios; se trafica en granos y se celebra una feria el 24 de agosto, POBL. 728 vec , 2,935 almas. (…). En 1509 era estav. ald. de Consuegra y obtuvo privilegio de esencion y villazgo de la reina Doña Juana; conservándose en la encomienda de San Juan, á que antes con su matriz pertenecia.”
En el siglo XX, sufrió un lento proceso de despoblación y migración hacia centros urbanos más desarrollados, aunque mantuvo su identidad local y su vínculo con la tierra.
En la actualidad, Tembleque es un municipio que conserva su arraigo histórico y cultural, al tiempo que se adapta a los desafíos del siglo XXI y donde, después del declive poblacional durante la segunda mitad del siglo XX, en la actualidad su población permanece estable alrededor de los 2.000 habitantes (2.030 habitantes en 2024).
Urbanismo de Tembleque
Con sus más de dos mil habitantes (acabamos de leer que Madoz en el siglo XIX decía que tenía 2.935) constituye una “aldea-ciudad” según los consideraba el geógrafo Lautensach, donde se combina un carácter urbano, aun cuando su base económica es la agraria.
El trazado urbano de Tembleque responde al modelo típico de los pueblos manchegos de origen medieval, con una estructura radial y orgánica que se expande desde un núcleo central. Las calles están flanqueadas por viviendas de una o dos plantas, con fachadas encaladas, zócalos de piedra y portones de madera.
El centro histórico conserva la disposición tradicional, con la Plaza Mayor y la Iglesia como centros articuladores de la vida social, política y económica, aunque no coincidan en el mismo emplazamiento. A partir de ellos se desarrollan distintas calles y manzanas, algunas de ellas siguiendo trazas más ordenadas propias de los siglos XVII y XVIII, cuando Tembleque vivió una etapa de consolidación urbana.


El caserío mantiene elementos propios de la arquitectura popular manchega, como los patios interiores, los balcones de forja, las galerías de madera y las tapias encaladas. El urbanismo refleja una evolución pausada, con escasa industrialización y con un entorno rural bien preservado, donde el patrimonio edificado y el paisaje agrícola coexisten en equilibrio.
Otro mérito que hay que reconocer es el que no se haya permitido construir en la zona histórica ningún edificio superior a las tres plantas ni bloques de pisos, manteniéndose, de esta forma, el modelo tradicional en todos los recorridos que efectuamos.
Se está tan habituado a que los consistorios hayan permitido construir en altura, así como rompiendo con un mínimo de coherencia con los modelos tradicionales dominantes en las localidades, que uno percibe en Tembleque una sensación de placer paseando que, solo a posteriori, se es capaz de apreciar en su gran valor esta actuación municipal, que vemos, a su vez, asumida por los propietarios a la hora de hacer reformas.
La visita a Tembleque

En un día frio y brumoso nos adentramos por las calles de Tembleque. Además, era lunes, el que me gusta calificar como “día del no turismo”. Ello tuvo sus ventajas, como poder pasear con escasa presencia de transeúntes y visitantes, como se irá viendo en las fotografías.
Queríamos comenzar la visita por la Plaza Mayor. Escogimos la entrada por la portada de la plaza de la Orden.
Plaza de la Orden
La plaza de la Orden (4), es un vestigio tangible del pasado de Tembleque como parte del territorio controlado por la Orden de San Juan de Jerusalén.
La denominación de “Plaza de la Orden” no es casual. Durante siglos desde el siglo XIII, Tembleque formó parte del Priorato de San Juan, y en esta plaza y sus inmediaciones se encontraban edificaciones administrativas o residenciales de la Orden. Por ello, este espacio cumplía una función vinculada a la gestión del territorio y a los poderes eclesiásticos y nobiliarios.
Además, es el punto de enlace entre la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y la plaza Mayor.
Se considera que el origen del actual asentamiento pudo situarse en este entorno, concretamente junto al pozo Palacios, un elemento hidráulico de gran antigüedad que todavía se conserva en su lugar original.
La plaza de la Orden presenta una traza trapezoidal, cerrada por una valla de hierro con accesos centrados en cada uno de sus lados. Su perímetro interior está ajardinado y sombreado por árboles.
En el centro una fuente con piedras procedente del antiguo molino de aceite de la almazara de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que aporta un valor etnográfico, evocando los usos tradicionales del agua en la localidad.

La plaza de la Orden es un espacio que, aunque más modesto que la plaza Mayor, ofrece un ambiente tranquilo y cargado de historia.
Entre edificios de todas las épocas, la mayoría sin ningún valor arquitectónico, destacan las casas del lado norte como muestra de la arquitectura popular manchega, con sus paredes de entramado y sus balcones cubiertos de madera.

Por la esquina de este lado noroeste aparece majestuosa la estructura porticada de madera del acceso sur a la plaza Mayor.


Plaza Mayor de Tembleque
Bien de Interés Cultural (BIC)
El elemento urbanístico más destacado, y que ha dado fama a Tembleque, es su plaza Mayor (1) ya que constituye uno de los ejemplos más representativos de la tipología de plaza castellana de arquitectura popular manchega y del barroco rural español del siglo XVII
Terminada de construir en 1598, pero que no fue inaugurada hasta 1653 con la presencia de Felipe IV y Quevedo. Como es propio de las plazas mayores de la época, constituía un espacio multifuncional para albergar mercados, festejos taurinos, representaciones teatrales y reuniones vecinales.
Su diseño sigue el modelo de los corrales de comedias del Siglo de Oro, con una planta cuadrangular irregular romboidal de 2.945 m² que integra galerías porticadas de tres alturas en tres de sus cuatro costados, y una cortina de edificación de muros completamente lisos en el lado de levante.
A la vista de la fotografía aérea, y que constatas cuando te encuentras en el interior de la plaza, el solado de la plaza me creó una sensación de malestar e incoherencia dentro del conjunto construida. El tema del solado de las calles de los pueblos que quieren conservar su pátina historia debe ser muy difícil de resolver a la vista de los resultados que vamos encontrando por la gran mayoría de restauraciones de pueblos históricos. En este caso, un cuadriculado de piedra y el relleno de adoquines, formando una “plaza dura”, se aviene muy poco con la función primitiva de coso taurino. En un caso similar, como la plaza del Coso de Peñafiel, se optó por dejarla fe tierra, con lo que se mantiene su potencial de uso. Lo que es evidente es que, ni el diseño ni los materiales encajan con una plaza barroca manchega del siglo XVII.

Las tres fotografías siguientes presentan una panorámica completa del recinto interior.
Al coincidir la visita con un día sin actividad comercial, permitió apreciarla en toda su desnudez (por ejemplo, sin terrazas de bares) ya que, estructuralmente, el interior de la plaza que se observa actualmente está desprovisto de cualquier elemento vegetal o constructivo. Como probablemente debía ser en sus orígenes.



Según Carlos Flores, una característica de la arquitectura popular manchega es la existencia de balcones o galerías de madera abiertos al exterior o a los patios interiores, alrededor de los cuales se organiza la vivienda. Y destaca que un caso máximo de estas galerías de madera nos lo ofrece la plaza de Tembleque, construida en el siglo XVII y que, pese a no tratarse de una obra estrictamente popular, presenta afinidades indudables con lo popular tanto en su forma como en su espíritu.
Así pues, el elemento más característico de la plaza son sus soportales, sustentados en la planta baja por columnas de granito de orden toscano, de fuste liso, que recuerdan a los antiguos corrales de comedias y hospederías, y pilares también de granito, soportando los miradores de las entradas.
Sobre estas columnas y pilares descansan zapatas y dinteles de madera, que soportan dos pisos superiores de galerías abiertas, construidas íntegramente en madera. Los corredores superiores, sostenidos por pies derechos y zapatas, permitían el tránsito y la observación de los festejos desde cualquier punto del perímetro.

Las cubiertas de las galerías son de teja curva a dos aguas, siguiendo la tradición manchega, y se apoyan sobre entramados de vigas de madera y bovedillas de ladrillo y adobe, pintadas de blanco con cal.
El efecto visual estructural es de una gran homogeneidad. Pero me parece interesante observar que esta homogeneidad se consigue con dos formas constructivas diferenciadas. Por un lado, la estructura porticada a los tres niveles, incluidas las terrazas que cubren las tres entradas son de idéntico estilo y forma. Mientras que las construcciones residenciales, solo aportan unidad de estilo, pero no de forma. Observemos la individualizada distribución y tamaño de los vanos de puertas y ventanas, así como las diferencias de altura de las edificaciones del lado de levante.
Caso aparte es el edificio del Ayuntamiento, con una arquitectura personalizada diferenciada de arquitectura profesional intercalada en uno de los lados, pero sin romper el estilo.

La plaza cerrada presenta tres entradas, cada una por debajo de una estructura de galerías con porches de idéntico estilo, pero con formas y alturas distintas. En todos los casos estas galerías están abiertas al interior y a la calle de acceso a la plaza.
Dos de los accesos están situados en las esquina norte y sur del lado de levante, mientras que el tercero se halla en el centro del lado oeste, conocido como el callejón de los Toriles, pues era por donde entraban los toros los días de corrida.

El acceso sureste es el punto de enlace con la plaza de la Orden por la que hemos entrado y presenta la particularidad de que sobre los dos pisos de galerías se eleva un tercer nivel más reducido, rematado por un tejado a cuatro aguas y una veleta con la Cruz de Malta, lo que le otorga el mayor porte de las tres entradas. Esta personalización está ligada a que actúa como palco de autoridades durante los festejos. En su interior se encuentran escaleras de fábrica y madera que comunican las distintas plantas.



Las galerías ante las edificaciones presentan antepechos de yesería decorados con la Cruz de Malta (símbolo de la Orden de San Juan de Jerusalén, a la que como saben perteneció la villa) flanqueada por motivos vegetales. Estos antepechos descansan sobre canecillos que sobresalen de las bóvedas interiores.

La entrada central por el lado oeste, la del toril, sigue la misma línea de altura que el conjunto, y se cubre por un tejado a cuatro aguas. Como se ve, abierta a los dos lados.


Entrada por la calle del Toril.

La perspectiva desde este punto pone en evidencia la unidad de estilo y la diversidad de forma de todo el lado de levante. Manteniendo los tres niveles, cada casa se ve personalizada con distribución y forma de vanos de puertas, balcones y ventanas, así como las ligeras diferencias de altura entre edificios. El mismo tipo de forma básica rectangular sin decoración, las barandillas metálicas de los balcones y, creo que, sobre todo, el uniforme color blanco, son lo que aportan unidad estética y armonía visual.



En el lado norte se ubica el edificio del Ayuntamiento, construido en 1654. Se sitúa en el centro de la parte edificada.
Es un edificio de piedra sillar en la base y mampostería en el resto, de aspecto clasicista, con una gran puerta y ventanas enrejadas en la planta baja y una balconada central en el piso superior, donde se exhiben las armas de la villa.
La edificación a su derecha corresponde a una única casona, que en la actualidad está destinado al Museo Etnográfico y a la Oficina de Turismo.

La sobriedad clasicista permite que no se rompa la armonía del conjunto.


La aparente uniformidad queda rota por la entrada norte, desde el muro de la edificación la calle Gracia penetra hasta el interior de la plaza. La primera galería se apoya en columnas más altas, y sin continuidad de alineación de las plantas.


Constatemos las diferencias estructurales, pero con uniformidad estética, del lado de levante.


Nos despedimos de la plaza con un último vistazo a través de la portad de la calle Gracia.

Museo Etnográfico y Oficina de Turismo
La edificación entre el Ayuntamiento y la puerta norte esconde en su interior una casa señorial que no se refleja en la apariencia humilde de su fachada, uniforme con el resto.
En ella se ha instalado un pequeño Museo Etnográfico (2), junto con la Oficina de Turismo que ocupa una de sus habitaciones.

El espacio expositivo se aloja en esta construcción de características similares al resto del conjunto de la plaza: muros encalados, estructura de madera y cubierta de teja. El inmueble ha sido adecuado para exponer objetos de la cultura popular y etnográfica local.
El museo se organiza en torno a un típico patio manchego del siglo XVII, lo que permite al visitante experimentar la arquitectura tradicional de la región.
En la planta baja el patio con columnas de piedra sustenta el corredor de la primera planta. Aquí se encuentra la Oficina de Turismo, mientras que el museo ocupa la planta superior. En el centro el brocal de un pozo (o de una cisterna).


En esta planta baja se expone una colección de documentos gráficos.
Siguiendo el modelo tradicional, una escalera simple da acceso a la planta superior.

El corredor abierto al patio de la primera planta es de estructura de madera.
En esta planta se exponen los objetos etnográficos propios de estos museos: Aperos de labranza, indumentaria típica, objetos domésticos, objetos religiosos y festivos y fotografías antiguas.





Desde el corredor se accede a la balconada exterior, desde la que observar el conjunto de la plaza, al tiempo que da acceso al balcón de la puerta de la plaza.



Ermita de la Veracruz: Biblioteca Pública Municipal
Saliendo por la puerta norte, enfrente se alza el edificio de la ermita de la Veracruz (3). Se trata de un destacado ejemplo de arquitectura religiosa del siglo XVIII que ha sido adaptado para albergar la Biblioteca Pública y el Archivo Municipal de la localidad. Este edificio combina valor histórico y funcionalidad contemporánea, manteniendo su integridad arquitectónica original.

Construida entre 1762 y 1792, la ermita refleja la transición hacia el estilo neoclásico, caracterizado por su sobriedad y pureza formal. Su planta octogonal y la cúpula centralizada con linterna evocan modelos como el Santo Sepulcro de Jerusalén y otras iglesias románicas de planta centralizada. La pequeña espadaña, de un vano de campana, es el único signo externo que manifiesta el carácter religioso de la edificación. Originalmente, la ermita tuvo un uso funerario.


El interior fue cuidadosamente restaurado y adaptado para una nueva función como Biblioteca Pública Municipal.
Se instalaron pasarelas concéntricas adosadas a los muros, dejando el centro libre y facilitando la visión de la cúpula.

Iglesia parroquial Nuestra Señora de la Asunción
Bien de Interés Cultural (BIC)
Saliendo por el lado sur de la plaza Mayor, y pasada la plaza de la Orden, se alza la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción (5), uno de los mejores ejemplos de la arquitectura religiosa manchega de transición entre el gótico y el renacimiento.
Su construcción se inició en 1509, impulsada por el cardenal Cisneros como agradecimiento a la destacada colaboración de Tembleque en la campaña de Orán de 1509. Además, participaron en su financiación el municipio y los Priores de la Orden de San Juan.
A la iglesia original, de un solo cuerpo y cabecera poligonal, se añadieron dos capillas externas durante los siglos XVII y XVIII: la de Jesús Nazareno, patrón de la villa, y la de la Virgen del Rosario. Estas capillas presentan estilos que difieren del cuerpo principal del templo.
Su fábrica es de sillería y sillarejo, reforzada por poderosos contrafuertes en el exterior.
La torre, situada en el lado izquierdo de los pies de la iglesia, presenta tres cuerpos superpuestos: el inferior es cúbico y los dos superiores ochavados, con vanos rematados por arcos de medio punto. Corona la torre un antepecho de balaustres y pináculos que da paso a un agudo chapitel de pizarra y plomo, con bola y veleta.


El templo presenta tres entradas, una a cada lado y la principal a los pies.
La del lado del evangelio, del siglo XVII, es una portada retraída que se cobija bajo un gran arco de bóveda de medio punto encajada entre dos contrafuertes. La puerta es simple con un dintel de madera
Encima, tres hornacinas vacías de imágenes bajo un frontón curvo roto. Y un blasón superior.



La portada principal a los pies es de estilo gótico-renacentista, formada con arcos carpaneles en gradación flanqueados por dos altas agujas y remate de escudos.

En el lado de la epístola, sobresale adosada la Capilla de la Virgen del Rosario, de estilo barroco, construida en 1756.

El ábside ochavado de la cabecera pone de manifiesto la gran altura de este templo. Destacan los contrafuertes sobre unos muros carentes de oberturas de iluminación.

Casa-Palacio de las Torres
Bien de Interés Cultural (BIC)
Ligeramente alejada del centro, en la calle Convento, número 22, eje de expansión hacia el sur desde la zona central, se encuentra la Casa-Palacio de las Torres, también conocida como palacio de los Fernández Alejo (6).
Antonio Fernández Alejo (1707–1780), natural de Tembleque, emigró a América en la primera mitad del siglo XVIII, donde amasó una considerable fortuna como comerciante de libros en el virreinato de Nueva España. A su regreso, decidió construir una residencia que reflejara su estatus social y económico.
La Casa de las Torres fue concebida siguiendo modelos de las casas de cargadores a Indias de Cádiz y El Puerto de Santa María, adaptados al contexto manchego.
Posteriormente, tuvo varios usos, el último como casa cuartel de la Guardia Civil. Después de pasar por un periodo de progresivo deterioro, finalmente se decidió su rehabilitación para convertirlo en hospedería de peregrinos del Camino de Santiago de Levante. Se está a la espera de que se inicien las obras de rehabilitación ya programadas.

La Casa-Palacio de las Torres es una construcción de estilo barroco, de planta cuadrada, organizada en torno a un patio central porticado con doble galería.
El edificio consta de semisótano, tres plantas y dos torreones en las esquinas de la fachada principal, coronados por chapiteles.


La fachada, realizada en mampostería encalada con sillares en las esquinas, presenta una disposición simétrica de vanos, rematados en la segunda altura por frontones semicirculares. La portada barroca, centrada en la fachada oriental, está flanqueada por columnas decoradas y coronada por un entablamento quebrado sobre el que se sitúa un balcón de hierro forjado. En el tercer cuerpo destaca el escudo familiar, flanqueado por dos carabelas, símbolo del carácter indiano del promotor y de su relación con América.
La rejería de los balcones y la decoración floral de los frontones completan la ornamentación barroca del conjunto.





Por los lados izquierdo y posterior la casa contaba con un jardín, elemento que reforzaba su carácter palaciego. Ahora es un espacio abierto.
Todas las ventanas exteriores de la planta baja, del cuerpo del edificio y de su prolongación por el lado izquierdo de la fachada, así como en el muro de la calle lateral muestran el interés de ser ventanas de rejas protegidas con guardapolvos de dos modelos distintos.


Por esta calle lateral, la calle Fray Francisco de Tembleque, se abría una entrada directa a un patio abierto en este lado

La fachada del palacio por este lado sobre el patio mantenía el porte constructivo de la fachada principal.

La parte posterior del edificio donde debería encontrarse la huerta del palacio, ahora plaza pública, es aquí un simple muro con vanos simples al estilo tradicional manchego.

Casa de Postas
En la salida norte de la población encontramos la Casa de Postas (7) de Tembleque situado en la calle Empedrada número 54, junto a la antigua carretera Madrid-Cádiz. Se trata de un ejemplo de arquitectura civil del siglo XVIII en la provincia de Toledo.
La función original de la casa de postas era servir como punto de relevo de caballerías y descanso para viajeros y correos entre Madrid y Andalucía, una infraestructura esencial en las rutas de comunicación de la España de la Ilustración. Así lo atestigua la inscripción con la fecha de 1777 grabada en la portada principal del edificio.
Tras perder su función original como casa de postas, fue acondicionado como cuartel de la Guardia Civil. Posteriormente, algunas de sus estancias se alquilaron como viviendas.
Actualmente se está a la espera de encontrar alguna forma de rehabilitación.
La Casa de Postas es un gran caserón de planta rectangular, de aproximadamente 60 por 40 metros, estructurado en tres cuerpos principales y dos alturas.
La arquitectura es austera de marcado carácter manchego. Los muros son lisos, con escasos vanos en los laterales, y la fachada principal presenta numerosas ventanas rectangulares con rejería.
De los tres cuerpos de la fachada, el central, más elevado, destaca por su sobriedad y funcionalidad: alberga un portalón de acceso prolongado por un arco escarzano.
Los cuerpos laterales se destinaban originalmente a viviendas en la parte delantera y cuadras en la trasera, separadas por pequeños patios. Esta disposición permitía la convivencia de funciones residenciales y de servicio, esenciales para el relevo de caballerías y el descanso de los viajeros.


Se mantiene en pie gran parte del cuerpo de la fachada y la nave central de entrada y zaguán. Mientras que las edificaciones de las dos esquinas posteriores están completamente arruinadas.
Al rodear la casona, lo que me fascinó fue encontrarme con uno de los elementos más interesante de fábrica de brenca dentro del repertorio de este tipo de construcción popular en el territorio español.
En los pueblos de La Mancha era habitual el sistema de construcción llamado de tapial o tierra prensada formando parte de la tradición arquitectónica local. Un modelo de fábrica era el llamado brenca, donde los muros de tierra prensada se refuerzan en los laterales o esquinas mediante encadenados formados con morteros de cal o yeso y cascotes formando las brencas que, en su vista frontal en la fachada, tienen forma curva más ancha en la base de cada tongada de tierras y disminuyendo hacia arriba, dejando vacía una especie de cubeta interior que se rellenaba con tapial de barro. La brenca da consistencia, mientras que el tapial disminuye los costos.
Esta fue la primera vez que tuve ocasión de ver muros de brenca ya que, todo el muro lateral del lado norte se conserva completo construido de esta forma, así como los diversos muros interiores que se podían observar entre los muros arruinados. Al haber perdido todo el enfoscado que protegía el tapial ha dejado visible la estructura completa de un muro de brenca, así como en otras partes del edificio.


Vemos que la fábrica constructiva de todo el edificio era la misma.

La nave transversal central se mantiene completa. Por el relieve del enlucido parece como si hubiese existido una abertura bajo un gran arco de medio punto posteriormente rellenada.



Calles y Arquitectura popular
El modelo de fábrica constructiva de brenca que acabamos de ver nos lleva a observar la arquitectura manchega de base popular de este pueblo.
Una característica importante de tipo estético es lo ya señalado de que son pueblos en su mayoría blancos, donde tradicionalmente se efectuaba el blanqueo anual con lechada de cal. Ello les confiere una uniformidad visual que disimula y disminuye los contrastes entre las formas arquitectónicas de los edificios, aun cuando, en numerosos casos, respondan a estéticas y épocas muy diferenciadas.
Dentro de un modelo de estructura agraria se daban tres tipos de casa: La casa de labor urbana con dos partes bien diferenciadas, aunque unidas y relacionadas entre sí: vivienda y zona de trabajo. La diferenciación se realiza en planta (no en altura). Un área para la casa-habitación y, adosada, otra área amplia (corral) para animales-trabajo. Las distinguimos porque debían contar con dos entradas independientes, una para la vivienda y un portalón para la entrada de animales, carros y maquinaria, por el lado opuesto o por la misma calle. Suelen ser de dos plantas.
La casa de los asalariados (braceros o peones), que no necesitaba espacio de trabajo y, por tanto, tampoco de portalada, quizás de un pequeño corral. Solo tenía una entrada para la vivienda. Suelen ser de una planta.
Las casas señoriales, formadas por un gran edificio palaciego con amplios patios, e incluso jardines. El símbolo de mayor estatus se manifestaría por blasones en la fachada y otros símbolos de poder como portadas esculturales, balconadas o torres. Hemos tenido ocasión de ver la Casa-Palacio de las Torres.
En estas aldeas, los tres tipos de casa se presentan adosadas formando manzanas, con mayor profusión de uno u otro tipo según la categoría social de la zona, con mayor predominancia de casonas señoriales en las zonas centrales o calles más significativas, y mayor presencia de las casas de braceros en los arrabales. Solamente los grandes palacios podían ocupar toda una manzana.
En esta presentación de calles y edificios, comenzaré por algunos ejemplos de trazado urbano y terminaré con muestras tipológicas del exterior de los tres tipos de casas expuestos.
Calles
Los elementos estructurales del estilo manchego se podrían resumir preponderantemente en: dos niveles de alturas; uno para casas de braceros y tres para las casas señoriales.
En la fábrica y las fachadas: zócalos de piedra; paredes blancas; balcones con barandillas metálicas; balcones salientes, con balaustrada y soportes de madera o cerrados acristalados más modernos.
Las calles generalmente sinuosas, partiendo de forma más o menos radial del centro urbano concretado en la plaza mayor y la iglesia principal. Cuando se producen ensanches pueden diseñarse algunas avenidas con tendencia rectilínea y mayor peso de la ortogonalidad de las manzanas.







Casas y elementos arquitectónicos













Casonas






Creo que con esta secuencia de fotografías podemos habernos hecho una idea del urbanismo y arquitectura de una villa manchega como Tembleque.
Molinos de viento
Enlace con el Post: Molinos de viento en La Mancha
Formando parte del territorio de los molinos de viento de La Mancha, Tembleque aporta dos de estos molinos (8, 9).
Como era usual, se sitúan en las afueras del pueblo en un lugar elevado donde se encuentre una colina para explotar la fuerza del viento, agrupados en varias unidades para aprovechar el camino.
De los seis molinos harineros de viento que Madoz nos ha informado que tenía Tembleque, quedan dos rehabilitados y uno solamente con el cuerpo. Seguramente tienen sus orígenes en el siglo XVI. No me detendré en ellos más allá de lo expuesto en el Post.

Fin de la visita
La villa de Tembleque se presenta como un ejemplo de los municipios de la llanura manchega, donde la geografía ha determinado tanto el desarrollo histórico como las características actuales del territorio, dado que su posición estratégica en la provincia de Toledo, como punto importante de comunicación, ha marcado su evolución desde las primeras referencias documentales del siglo XIII hasta la actualidad.
La continuidad histórica del municipio, desde sus orígenes como posible venta de caminos hasta su consolidación como núcleo poblacional estable de más de 2.000 habitantes, muestra la capacidad de adaptación de las “aldea-ciudad” manchegas a los procesos demográficos y poblacionales.
En cuanto a su imagen urbana, es un ejemplo de cómo es posible mantener una visión y percepción urbana estéticamente equilibrada sobre la base de distintos formatos, pero manteniendo el estilo se pueden alcanzar resultados de una belleza equilibrada que no tiene por qué ser uniforme. La Plaza mayor de Tembleque sería el ejemplo paradigmático de equilibrio entre formas diferentes aunadas por la estética que lleva al equilibrio (lástima del solado).
Bases de información
Webs
ayuntamiento
wikipedia
turismocastillalamancha
patrimoniocastillalamancha
turismoprovinciatoledo
todotembleque
arteguías
rutadonquijote
laalcazaba
Webs academic
Tembleque (1969). Imprenta de la Diputación Provincial, Toledo
Morales Sánchez, M. (2016). La orden de San Juan de Jerusalén. Los prioratos de San Juan en La Mancha (siglos XVI y XVII)
(Tesis doctoral)
Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. El mundo sedero toledano y la fábrica de medias de seda de punto de aguja de Tembleque (Toledo)
Calamardo Murat, J. (2023). La Casa de las Torres de Tembleque: historia de un símbolo de nobleza, poder y prestigio en La Mancha
Navascués Palacio, P. (1993). La plaza mayor en España
Pérez Carmona, Pablo (2025). La Mancha Alta turismo, vivienda y sociedad (Trabajo fin de grado)