Esta presentación, extremadamente sintética, sobre Iglesias, Monasterios y Órdenes religiosas en la Edad Media, pretendo que pueda ayudar a interpretar las visitas a estos lugares y edificaciones para situarlos según la función, la forma y el territorio.
Iglesias, Monasterios y Órdenes religiosas en la Edad Media
Revisión: 2023
Iglesias, Monasterios y Órdenes religiosas en la Edad Media en los Reinos Hispánicos
Índice
La organización institucional y territorial de la Iglesia católica en la Edad Media
Cuando salimos para hacer turismo lo hacemos normalmente con algunos objetivos para descubrir y observar los lugares a los que nos dirigimos.
Al margen de otras actividades sociales y culturales que tengamos programadas, una parte importante de las salidas turísticas consiste en visitar y disfrutar de entornos naturales, así como elementos culturales realizados por el hombre y las colectividades a lo largo de la historia que se mantienen en el territorio.
En este último aspecto tiene una especial relevancia la arquitectura y las obras religiosas que, en una cultura católica, se concretan en iglesias, catedrales, monasterios y conventos. En estas construcciones se nos refleja los objetivos de los promotores y la ideología que los motivó, es decir, los valores que se quería transmitir a sus fieles en el momento de la construcción.
Un aspecto que nos interesa considerar es la huella territorial de estas construcciones a dos niveles. La relacionada con la organización del territorio en el que se asientan, y las propias de cada edificación -su arquitectura-, que observaremos de forma inmediata en su estilo y su forma en relación a su función.
Lo que quiero considerar aquí es el papel territorial de la Iglesia católica en los Reinos Hispánicos durante la Edad Media, en su organización socio-territorial por medio de sus instituciones organizativas y de los edificios religiosos que fueron construyendo intensamente sobre el territorio.
La época culminante de construcción de edificios religiosos en España corresponde al periodo de la Edad Media y principios de la moderna, siguiendo los estilos románico, gótico y renacentista, hasta alcanzar el barroco, concretamente en forma de iglesias, catedrales, monasterios y conventos.
Dada la importante presencia de estos tipos de construcciones en la España actual, se convierten en un motivo importante a la hora de organizar salidas turísticas. Por ello, me ha parecido interesante reflejar en un Post cuál fue la tipología de los promotores y la voluntad religiosa que los motivaba. De este modo, podremos acercarnos mejor a la comprensión de cada una de las construcciones cuando las visitemos si disponemos de elementos para situarlas en su contexto histórico, y para qué y para quién iban dirigidas.
Antes de continuar, advirtamos que todas las religiones establecen edificios y lugares destinados al culto y la oración bajo el nombre genérico de templos. En ellos se reúnen los fieles para celebrar los distintos oficios litúrgicos de cada religión.
Aunque en este Post me centraré en los edificios relacionados con la religión católica, con sus iglesias o templos, no debemos olvidar que en aquel periodo se daba en la Península y las Islas Baleares la presencia de otras dos religiones, con sus respectivos lugares de culto: las mezquitas musulmanas y las sinagogas judías.
La unificación de España bajo la religión católica, con la expulsión de las otras religiones, llevó a que sus respectivos centros de culto fuesen reconvertidos al culto católico, y sus edificios destruidos, reconstruidos o remodelados para el nuevo culto. De sus edificaciones solamente han quedado algunos ejemplos en los que puede apreciarse parte de la arquitectura original, como es el caso de la Mezquita de Córdoba (actual Mezquita-Catedral de Córdoba) o de la Sinagoga Mayor de Toledo (actual Sinagoga de Santa María la Blanca).
La organización institucional de la Iglesia católica
La Iglesia católica, es una institución que aspira a tener alcance universal -ecuménico- bajo la dirección centralizada del Papa, con su sede papal en Roma, manteniendo un estricto control ideológico y sobre el comportamiento de sus ministros -el clero- repartidos por todo el Mundo.
Clero secular
Para cumplir su misión, de forma genérica, la Iglesia católica se organiza de forma jerárquica por medio de sus ministros (obispos, sacerdotes, diáconos), en lo que se llama clero secular, para incidir sobre las poblaciones para captar y dar apoyo espiritual y, a veces, material, a sus fieles. Secular viene del latín seculo, «el siglo», que quiere significar dentro de la sociedad de los hombres, y son, por tanto, los clérigos/sacerdotes que viven en contacto con los fieles.
La forma de organización territorial es la misma en todo el ámbito de su penetración e influencia: En la base los párrocos -que pueden ser ayudados por diáconos-, al frente de pequeños distritos llamados parroquias. Varias parroquias forman una diócesis, y su cabeza es un obispo. Varias diócesis forman una archidiócesis, dirigida por un arzobispo. Y por encima de todos ellos, el Papa como cabeza suprema de la Iglesia católica en Roma.
Clero regular
Sobre esta estructura general, desde antiguo, ciertos miembros preferían vivir en soledad su vocación. Fueron los anacoretas y eremitas. Esta tendencia de una parte de los practicantes cristianos se mantuvo y amplió, llegando a formar comunidades. Ya en el siglo VI, San Benito de Nursia define unas reglas para este tipo de comunidades y crea la Orden de los Benedictinos, de la que es la base el principio ora et labora. Podemos referirnos a ellos como clero regular. El término regular deriva de que seguían unas reglas específicas, organizados en monasterios aislados del mundo, y regidos por un abad, o en prioratos dependientes de un monasterio regidos por un prior.
Cada orden vestía un hábito que lo identificaba y tenía una regla que detallaba cómo se tenía que estructurar y organizar; cuáles eran las obligaciones de todos los miembros que formaban parte; y el horario en el que se tenían que celebrar todas las actividades.
Primera regulación general del clero regular (Capitulare monasticum)
En el siglo IX (817), reunidos en Aquisgrán, se celebró un sínodo de abades en el que se promulgó una ley imperial para los monasterios (Capitulare monasticum) siguiendo las normas benedictinas, de aplicación para la gran diversidad de órdenes religiosas existentes y dispersas.
Primera reforma monacal: La Orden cluniacense
A principios del siglo X (910) se funda la Abadía de Cluny (Francia), desde donde se promueve la primera reforma monacal y se crea la Orden cluniacense. Un hecho organizativo y territorial importante será que la Orden se adscribe directamente al Papa, desvinculándose de la estructura secular general y, por tanto, de la dependencia de obispos y arzobispos. La consecuencia de la creación de la Orden de Cluny será que esta se expandirá por toda Europa, potenciada en gran parte por varios reyes y nobles de la época, llegando a tener unos 1.500 monasterios a principios del siglo XII por toda Europa, momento de máxima expansión, todos dependientes del abad de Cluny, y este, dependiendo exclusivamente del Papa.
Uno de sus efectos importantes será el haber sido un componente cultural unificador en medio de una Europa fragmentada y conflictiva entre reinos, entre estos y su nobleza (fuertemente territorializada) y entre la nobleza entre sí. El Papa y la Iglesia católica en Occidente asumirán un papel supraterritorial de primera magnitud. Sería un temprano ejemplo de globalización multinacional.
En ese contexto histórico fue muy importante, para potenciar el papel y poder de la Iglesia católica, el valor “persuasivo” de la excomunión, que atemorizaba tanto a plebeyos como a reyes.
Entre los siguientes siglos XI y XIII, una nueva reforma monacal y la expansión de las ciudades propiciarán la creación de varias órdenes monacales disgregándose en tres tipos de Órdenes: las Órdenes monacales, las Órdenes mendicantes y, especialmente en la Península en el largo proceso de la Reconquista, las Órdenes militares.
La segunda reforma monacal: la Orden del Císter
Ante la pérdida de los valores y la acumulación de riqueza por parte de la Orden cluniacense, en 1098, Roberto de Molesmes propone una segunda reforma monacal siguiendo la misma regla de San Benito. Funda la Abadía de Císter (Francia) y crea la Orden cisterciense u Orden del Císter. A principios del siglo XII, desde este convento, San Bernardo de Claraval, se convertirá en el maestro espiritual de la Orden. El gran momento de propagación por Europa del Císter será durante el siglo XIII.
Orden de los Cartujos
Menor influencia tuvo la Orden de los Cartujos, orden contemplativa fundada en 1084 por San Bruno, siguiendo la Regla de San Benito, pero añadiendo normas más estrictas. La rama femenina se fundó en 1147. Los monasterios cartujos se les denomina cartujas, regidos por un prior al que, por humildad, no han querido históricamente que se elevase al rango de abad.
Las Canónicas regulares o agustinianas
La remota tradición de monasterios que seguían la regla de San Agustín llevó a que en 1059 se produjera el reconocimiento oficial de la vida religiosa de los clérigos en comunidades canónicas agustinianas.
A partir de 1069, se implantan en la Península Ibérica los Canónigos regulares de San Rufo de Aviñón. Tuvo especial penetración en el Reino de Aragón. En el siglo XII (1120) San Norberto de Xanten funda la orden de canónigos regulares norbertinos o premonstratenses.
Por sus objetivos son Órdenes a medio camino entre la Iglesia secular y la regular. Como residencia establece una norma de vida regular en comunidad siguiendo la regla de San Agustín, pero al mismo tiempo hace predicación, enseña y administra los sacramentos, o da asistencia a peregrinos y viajeros o enfermos, manteniendo hospitales y asilos a los cuales son vinculados y forman el centro de la comunidad.
Las Órdenes militares
La situación particular en la Península Ibérica, como territorio de conflicto entre el islam y el cristianismo, lleva a que el espíritu de la Primera Cruzada para liberar Jerusalén (1096) se extienda también a la Península.
A principios del siglo XII, se empieza por la implantación de las Órdenes Militares creadas para la reconquista de Jerusalén, o sea, de la Orden Militar del Temple, de la del Santo Sepulcro y de la de San Juan de Jerusalén (Orden de Malta), todas ellas siguiendo el espíritu del Císter en su regla monacal.
En la segunda mitad de este siglo XII, los reyes hispánicos, para disminuir su dependencia de Roma, crean las órdenes militares propias de los reinos de Castilla y León y de Aragón, algunas sobre la base de cofradías o Militia Christi pre-existentes. Las cuatro que se consolidan son: Orden de Calatrava, de Santiago, de Alcántara y Montesa.
Las Órdenes mendicantes
Si hasta ese momento se trataba de una sociedad de pequeños núcleos rurales agrarios, a partir de los siglos XII y XIII, se asiste al desarrollo de las ciudades. Las necesidades de la tarea de la Iglesia católica deben adaptarse a esta nueva realidad, y es en este contexto que se desarrolla el movimiento de las Órdenes mendicantes que seguirán la regla de San Agustín, regla proveniente del siglo IV.
Si en el modelo monacal son los fieles lo que deben acercarse a la iglesia, el nuevo paradigma que propugnan las Órdenes mendicantes es que son los clérigos los que se han de acercar a los fieles. Se mantendrán dentro del ámbito de las Órdenes regulares, en tanto que siguen una regla, la de San Agustín, y vivirán en comunidad, pero lo harán en conventos urbanos o en monasterios cercanos a los núcleos de población, para estar en contacto con las poblaciones y predicar en ellas. No tendrán riquezas y vivirán de la limosna (mendicante). La primera mitad del siglo XIII configura el periodo de incorporación de estas Órdenes a la sociedad feudal: Trinitarios, Franciscanos, Dominicos, Mercedarios, Carmelitas, Servitas y Agustinos eremitas.
CRONOLOGÍA DE LA INTRODUCCIÓN DE LAS DIVERSAS ÓRDENES
El reflejo territorial de estas instituciones religiosas
Me parece esencial interpretar la organización territorial de la Iglesia católica para comprender los diferentes edificios religiosos que se prodigan en el territorio.
Recordar que debe distinguirse entre iglesia –templo-, como edificio destinado exclusivamente al culto, de otras edificaciones con otras funciones al servicio de la institución eclesiástica, como puede ser un monasterio, un convento, un seminario o un palacio episcopal. Lo más usual es que, dentro de estas últimas edificaciones más amplias, se disponga de una iglesia o templo para el culto.
En otras palabras, tanto una catedral, como una basílica, una iglesia parroquial o una ermita, son todas iglesias o templos. Mientras que, dentro de un monasterio, habrá una -o más-, iglesias o templos; como las podía haber dentro de los castillos o palacios.
Es preciso señalar que el edificio de una iglesia o templo debe orientar litúrgicamente su cabecera (lugar donde se encuentra el altar) hacia levante -hacia el este- por donde aparecen los primeros rayos del Sol, porque Dios es luz.
Organización territorial del clero secular
Ya se ha visto que la totalidad del territorio de los reinos cristianos se divide eclesiásticamente en parroquias, cuya máxima autoridad es el párroco. Una agrupación de parroquias contiguas conforma una diócesis, con una sede episcopal como capital, con un obispo (que puede ser jerárquicamente obispo, arzobispo o cardenal); en ocasiones, dentro de una diócesis se pueden reunir varias parroquias en un arciprestazgo bajo la autoridad de un arcipreste. Un conjunto de diócesis forma una archidiócesis, a la que corresponde un arzobispo. Reuniéndose toda la Iglesia universal bajo el mandato del Papa de Roma.
Todas las iglesias o templos existentes recibirán una denominación jerárquica particular según su posición en la estructura jerárquica eclesial.
Así, la sede de una parroquia será la iglesia parroquial; de un arciprestazgo la iglesia arciprestal; mientras que la sede del obispado de una diócesis o archidiócesis junto con su cabildo recibirá el título de catedral (Iglesia Catedral). Los templos que habían sido catedrales conservan este título honorífico aun cuando hayan dejado de ser sede episcopal, como la antigua catedral de Roda de Isábena (Huesca). En el caso de que dos localidades compartan la sede episcopal sus respectivas sedes pasarán a denominarse concatedral.
No confundir una catedral con una iglesia de arquitectura monumental, aun cuando en la época a la que nos referimos, los obispos y las ciudades con catedral estuvieron muy interesados en edificar sus sedes catedralicias en forma de grandes edificaciones, como muestra de poder.
Cabe señalar también la existencia de algunas iglesias notables que han recibido el título honorífico de basílica por parte del Papa, por poseer alguna característica especial: basílica martirial de Santa Eulalia de Mérida; Basílica de Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda; basílica de Santa María la Real de Covadonga; Basílica de Santa María del Mar de Barcelona.
También acostumbran a ser destacadas las construcciones correspondientes a una colegiata (iglesia colegial), que no siendo sede episcopal está servida por un colegio (el Capítulo) y en ella se celebran los ritos similares al de las catedrales.
Por el conjunto del territorio urbano y rural se localizan multitud de iglesias o templos acompañados del nombre de un personaje religioso al que está dedicada, sin posición jerárquica.
Por su parte, un santuario es un templo en que se venera la imagen o reliquia de un santo de especial devoción o de una Virgen encontrada. Usualmente son edificaciones de mayor relevancia y repartidas por el territorio vinculadas al lugar de origen del hallazgo de la Virgen encontrada o de vinculación al Santo o Santa.
En medio del campo, la proliferación de pequeños templos adopta la denominación de ermita.
Por último, consideraremos la capilla como un lugar de oración con un pequeño altar. Arquitectónicamente estas pueden ser totalmente independientes o formar parte dentro de una iglesia o de un edificio no religiosa. Es usual ver repartidas capillas por los laterales del interior de un templo.
Aun cuando no sea templo, es interesante señalar el humilladero, como lugar devoto que suele haber a las entradas o salidas de los pueblos con alguna cruz o imagen, que podemos hallar en cualquier parte del territorio.
Los edificios religiosos: iglesias, ermitas y catedrales
La visualización de la presencia de la Iglesia secular se producirá con la construcción de iglesias vinculadas a las diócesis y parroquias. En la mitad norte de la Península, los territorios cristianos, es el gran momento de las pequeñas iglesias románicas diseminadas por todo este espacio vinculadas a los pequeños núcleos de población que se reparten por territorios divididos en feudos (San Vicente del Castillo de Lluça, Santa Maria de Barberà, San Caprasio en Santa Cruz de la Serós).
A medida que se consolidan los obispados y arzobispados, en las ciudades que son la sede, se impondrá la presencia de construcciones religiosas de gran magnitud y magnificencia en forma de catedrales. Numerosas son las que empiezan en el estilo románico, pero la duración de las obras hace que terminen en estilo gótico. En otros casos, sobre la base románica se impone el estilo gótico, ya que permite construir edificios más monumentales. Tenemos el ejemplo de la Catedral de Santiago de Compostela. A medida que se avance hacia el sur peninsular, dará tiempo para que el estilo renacentista termine formando parte del diseño final, hasta alcanzar al barroco.
En la promoción y la financiación de estas grandes obras se involucrará en muchos casos la realeza y la burguesía, artesana y comercial, emergente en las ciudades. El empuje y el apoyo económico y el trabajo de las parroquias urbanas, conllevará que se alcen otras iglesias urbanas de gran magnitud, como sería los casos de la Iglesia Basílica de Santa María del Mar y de la Iglesia Basílica del Pi en Barcelona.
Un caso de iniciativa real de construir una catedral con motivación conmemorativa es el caso de la Catedral de Santa María de Palma de Mallorca por parte del rey Jaime I.
Asentamiento territorial del clero regular: monasterios y conventos
La herencia de la tradición eremítica
Los anacoretas y eremitas, buscando la soledad en su relación con Dios, se dirigirán a sitios en el territorio que faciliten la soledad en contacto con la naturaleza. Las montañas suelen ofrecer lugares de cobijo fáciles de convertir en sus viviendas, como cuevas y abrigos.
Los monasterios monacales
Mejor que hablar de organización territorial podemos hacerlo de asentamientos territoriales, ya que entre los monasterios no hay una organización orgánica territorial. Son islas incrustadas en el territorio, con dependencias institucionales respecto a los abades generales, con sede en Francia en el caso de cluniacense y cistercienses, y dependencia última de Roma.
Los monasterios en medio rural tienen una fuerte incidencia territorial en la medida en que son propietarios de amplias extensiones de territorio, en competencia con la nobleza, y que laboran las tierras.
Por lo tanto, los monasterios, alejados de los núcleos de población, son el lugar de localización de estas edificaciones para cumplir su objetivo espiritual de aislamiento introspectivo en contacto con Dios. Los monasterios pueden tomar el nombre de abadías, si son regidos por un abad, o prioratos, si lo son por un prior dependiente de una abadía.
En el momento que nos interesa, la Edad Media, partes importantes del territorio son ocupadas por los monasterios que aglutinan el clero regular. Pueden llegar a controlar amplias extensiones de territorio, y serán independientes en relación al obispo de la diócesis en la que se hallen ubicados. Según la regla de San Benito, lo que era importante es que fueran autosuficientes. Los monasterios serán, pues, islas eclesiásticamente autónomas en el total del territorio, con dependencia exclusiva del Papa, pero también islas territoriales que entroncarán con el modelo territorial feudal.
La autosuficiencia moldeará todas las funciones necesarias, y demandará una forma arquitectónica adecuada para conseguirla. El principio ora et labora que los guía estará al servicio de su papel introspectivo religioso, pero al mismo tiempo, de la producción de bienes para el mantenimiento de las necesidades materiales.
Desde Cataluña hasta Galicia fueron apareciendo conjuntos monásticos de diversas dimensiones que se transformarían, unos en edificios más importantes y consistentes y otros serían abandonados o destruidos. La mayor parte de los monasterios en España están distribuidos en la mitad norte, en consonancia con el discurrir histórico de la zona en la Edad Media. Son mucho menos numerosos en el sur, Andalucía y Canarias (ver mapa de entrada y posteriores)
La creación de monasterios durante la Edad Media fue primordial desde un punto de vista social y cultural, así como para la repoblación. Supuso un gran avance en la agricultura y surgieron poblamientos en derredor de los grandes edificios. También se beneficiaron el arte y la cultura.
Otro factor importante a tener en cuenta para la localización de monasterios en España fue el Camino de Santiago, a lo largo del cual fueron surgiendo estas instituciones religiosas cuyo principal objetivo fue la ayuda al peregrino.
Los monasterios de los canónicos regulares
Su inspiración a medio camino entre las órdenes monásticas y las mendicantes, se reflejará consiguientemente en necesidades constructivas entre el monasterio y el convento. Nos encontramos ya en el siglo XII.
Los premostratenses hicieron compatible la vida en comunidad con una vocación hacia los demás a través de la predicación y de los sacramentos, ya que entendían la abadía como centro de la actividad parroquial.
Sus monasterios se organizaron en Circanias o provincias religiosas. En España existían dos Circanias, una la de Gascuña, compartida con el sur de Francia, en la que se incluían las abadías de Navarra, Cataluña y Baleares. La otra, la Hispánica, que comprendía las tierras de Castilla y León, donde se fundaron cuarenta abadías. Además de la abadía de Retuerta, sobresalieron las de Aguilar de Campoo (Palencia) y la Vid (Burgos). Los monasterios de Sant Jaume de Frontanya y de Santa Maria de Lluçà (Barcelona) formaban parte de la Circania de Gascuña.
Las Órdenes Militares: el castillo-convento
Sus funciones, religiosa-conventual, militar y de control territorial, deberá reflejarse en edificaciones aptas para todas estas funciones. El castillo-convento será un modelo. El ejemplo que pervive es el Sacro Castillo-Convento de Calatrava la Nueva, situado en Aldea del Rey (Ciudad Real).
Territorialmente, estas Órdenes se sitúan en la mitad sur de la Península, ya que su implantación y actuación se produjo a partir de la primera mitad del siglo XII, que corresponde al periodo de reconquista de la mitad meridional. En estos territorios ejercieron una importante acción repobladora sobre grandes extensiones. Por ejemplo, en la comarca del Campo de Calatrava, en la zona de Ciudad Real, la toponimia refleja el papel y la extensión de la actuación colonizadora de este tipo de Órdenes.
Son monasterios donde se crean las Órdenes Militares. Suelen ser las casas centrales de las mismas Órdenes, con residencia oficial de Gran Maestre y/o del Clavero. Edificios enormes, castillo-convento, nacidos en la frontera con Al Ándalus (Uclés, Calatrava, Alcántara, Montesa, San Juan de Duero).
Distribución territorial de monasterios en la Península
A continuación, muestro tres ejemplos de distribución de monasterios según la Orden, para ver con claridad la diferencia de asentamientos en la mitad norte o sur de la Península según el periodo temporal de su implantación. Queda patente el papel colonizador y repoblador de las Órdenes militares en la fase final de la Reconquista.
Los monasterios señalados no corresponden a la totalidad de los que existieron. Aquí sólo interesa ver el conjunto de las áreas.
Los conventos mendicantes
Sabemos que las Órdenes mendicantes querían estar abiertas y en contacto con la población. Territorialmente significa que la construcción de sus conventos y monasterios se hará dentro de las ciudades o cerca de ellas.
Su papel en el territorio, y sus necesidades de culto y de vida, demandarán conventos y monasterios diferentes, sin la función de labora y más abiertos al mundo. Deben ser lugar de residencia y de reunión. El monasterio pasa a ser un convento. Que etimológicamente proviene del latín conventus (reunión, asamblea, congregación).
En las nuevas necesidades de sus edificios habrá que introducir, como otro elemento, la especialización social-apostólica de cada una de las Órdenes.
La arquitectura religiosa
La arquitectura religiosa secular
Las iglesias
La plasmación física de la religiosidad durante la Edad Media que acompaña al proceso de reconquista, se plasma en el edificio de la iglesia que cada núcleo de población debe tener. Estas iglesias, que hoy en día percibimos como iglesias rurales, correspondían a los lugares de culto de toda la población. El estilo dominante inicial será el románico, bajo distintas influencias según los territorios peninsulares. Hacia este estilo también evolucionara el estilo asturiano, cuando se avance sobre la Meseta. Una importante influencia tendrá el estilo lombardo.
Plantas tipo de las iglesias, incluidas las iglesias de las catedrales
Las iglesias aisladas y las iglesias que forman parte de catedrales y monasterios siguen ciertos prototipos de su planta. Cuanto mayor sea la importancia y dimensión del edificio se irán incorporando formas más complejas que permitan sostener sus grandes dimensiones.
Circulares y de polígono regular. En los primeros tiempos, se construyen iglesias y ermitas, en general de dimensiones reducidas, con planta poligonal regular, cubiertas con una cúpula que abarca todo el perímetro del templo.
Circulares, que podían tener uno o tres ábsides sobresaliendo por el lado de levante (San Vicente, Lluçà).
De planta cuadrada. Muy escasas.
Poligonales regulares, octogonales, dodecagonales….
Por último entre las de forma regular, cabe señalar las tetralobuladas, que son cuadradas con un ábside semicircular sobresaliendo en cada lado. Muy escasas y que generalmente se ampliaron por el lado de poniente con una nave rectangular.
Una nave con ábside. La nave es rectangular. En las iglesias prerrománicas los ábsides tienen forma cuadrangular (Sant Quirze de Pedret, Santa Cristina de Lena). La aportación del románico es la forma semicircular.
Basilical, plata rectangular con 3 o 5 naves. La nave central es más alta y normalmente también más ancha. El modelo proviene de la forma de la basílica romana, que eran los edificios públicos destinados a tribunal y lugar de reunión y de contratación, y donde se desarrollaron las primeras iglesias cristianas.
De salón o basilical de salón. Tienen la forma de planta basilical, pero con todas las naves de la misma altura y se acostumbran a apoyar sobre esbeltas columnas, definiendo un espacio interior diáfano. (Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, Villaescusa de Haro).
Una nave con transepto en forma de «T» o de cruz latina. El transepto es una nave más corta que cruza la nave longitudinal de la iglesia, resultando una forma de «T» o de cruz latina. Puede tener uno o tres ábsides, los dos laterales más pequeños (absidiolo) (Santa María de la Serós)
Basilical con transepto en forma de «T». En el cuadrado de intersección de la nave con el transepto se forma el crucero, que suele estar cubierto por una cúpula o un cimborrio.
Basilical con transepto en forma de cruz latina. El alargamiento del brazo absidal es debido a la incorporación del presbiterio entre el crucero y el altar mayor.
Girola o deambulatorio. Pasillo que rodea el altar mayor para permitir el paso de fieles sin interrumpir los oficios que se estén celebrando. Puede ser la continuación de las naves laterales. Es probable que el ábside central contenga absidiolos, en número impar. Véase ambos elementos en la planta de la Catedral de Santiago de Compostela.
Las catedrales
Los obispos, además de coadyuvar a la creación de iglesias por el territorio, estarán interesados, a medida que se consolida el control cristiano reconquistado, en promover catedrales en la sede episcopal. Aquí entrará previsiblemente un espíritu de competencia entre ellos. Las primeras catedrales en la zona más septentrional de la península se iniciarán bajo el estilo románico, pero según nos adentremos en los siglos XII y XIII, el gótico se convertirá en el estilo urbano, y las catedrales evolucionaran progresivamente hacia él. Pocas son las catedrales románicas que se mantuvieron como tales (Zamora, Jaca, La Seo d’Urgell), la mayoría en ciudades actualmente secundarias.
El gótico en España se basó en formas claramente diferenciadas del gótico europeo, aun cuando recibió ciertas influencias de este.
Las catedrales medievales toman elementos estructurales de la organización del espacio de los monasterios, incorporando los claustros como espacio de organización de la vida catedralicia. Es conocido el hecho de que los cabildos catedralicios mantuvieran vida reglar, al menos durante un período de años, del que se tiene constancia en algunos documentos procedentes de varios obispados, de la existencia reglar de las comunidades de clérigos alrededor de una catedral.
Los santuarios
Los santuarios son lugares de exaltación de la religiosidad en los que se veneran imágenes -muchas de ellas encontradas-, reliquias o hechos singulares, se fueron extendiendo por el territorio, vinculados al lugar del suceso. Por ello lo habitual es encontrarlos en zonas alejadas de los núcleos de concentración de población (Covadonga). En numerosos casos se acoplaron a ellos monasterio de custodia (Montserrat).
Arquitectura de las ordenes monacales
Para presentar los modelos arquitectónicos de los monasterios medievales seguiré ampliamente los trabajos del Plan Nacional de Abadías, Monasterios y Conventos, así como del libro de Miguel Sobrino González, Monasterios.
Los monasterios introdujeron el más depurado racionalismo en la arquitectura, mejoraron los sistemas de explotación agrícola de la Antigüedad, significaron el trabajo manual contra la mentalidad aristocrática que lo despreciaba, dieron la pauta para la concepción de los templos catedralicios cuando llegó el auge de las ciudades.
El primer movimiento monástico hispano del que nos han llegado restos monumentales tuvo lugar en época visigoda, durante los siglos VI y VII: La huida de las urbes de quienes buscaban en el desierto la soledad y la renuncia y, dado su éxito y masificación, la posterior organización de estos hombres y mujeres en comunidades. La contradicción en la que se ve inmerso quién desea el aislamiento y se ve obligado para ello a someterse a una vida comunitaria está implícita en su propia denominación: monje viene de monos, el que está solo. El monasterio sería, así, el edificio donde se llega a una paradójica colaboración entre solitarios, que pretenden garantizar con la unión de sus fuerzas el particular mantenimiento, frente a los empates externos, de la buscada soledad.
Durante estos siglos, la evolución del papel de los monjes en la sociedad y en el territorio parte en sus primeros pasos como hombres y mujeres que buscan una nueva forma de experimentar su religiosidad mediante la renuncia y el aislamiento, la posterior organización de ese impulso en comunidades unidas por un mismo fin y su posterior utilización en beneficio de intereses seculares y eclesiásticos qué poco tenían que ver con el objetivo primero.
Ermitorios y monasterios rupestres o trogloditas
Se conoce como iglesias o eremitorios rupestres o trogloditas a aquellas construcciones que, como lugar de culto o retiro, fueron habilitadas a partir de la excavación y vaciado de un espacio físico pétreo, pudiendo en ocasiones ser aprovechada en primera instancia una cueva natural o un abrigo rocoso.
Entre los siglos VI y X, es cuando tuvo mayor auge este tipo de asentamientos, muchos propiciados por la atracción de santidad que desprendía un eremita, alrededor del cual se iban agrupando un número de seguidores que terminaba por provocar la necesidad de construir un monasterio para acogerlos permanentemente. Caso de San Millán en el monasterio de Suso y, posteriormente, en el monasterio de Yuso; o de San Juan de la Peña, también con doble monasterio, para mejorar las condiciones de vida.
Algunos espacios rupestres presentan cierta complejidad (naves con pilares intermedios, habitaciones, ábsides, escalonamientos, tribunas…), lo que humaniza definitivamente aquello que podría parecer el simple aprovechamiento de los abrigos que ofrece la naturaleza; pero incluso esos espacios elaborados suelen partir de una oquedad natural, ordenada y ampliada por una o varias generaciones con el fin de enriquecer los usos a los que pueda ser destinada.
En una época de por sí escasa en los metales y herramientas era necesaria cierta blandura de la piedra. por eso abundan los eremitorios rupestres en zonas de calizas y de areniscas o en paredes arcillosas, y serán excepcionales en vetas graníticas o marmóreas.
Los monasterios benedictinos
En lo que se refiere a la arquitectura del monasterio benedictino del siglo XI, el claustro es su elemento organizador, y sus esquemas compositivos y formales son propios del arte románico.
Alrededor del claustro se dispondrán todas las dependencias monacales: la iglesia, sala capitular, locutorio, dormitorio, letrinas, calefactorio, refectorio, cocina de los monjes, cocina de los legos, bodegas, celda del limosnero, galilea, enfermería con seis celdas, hospedería, “criptas provistas de tinas, donde en horas señaladas podrán prepararse los baños para los monjes”, noviciado y celdas para los orfebres y maestros vidrieros. A éstos debían agregarse otras dependencias no citadas como la biblioteca, la cilla (almacén y bodega), así como los molinos, los establos, talleres y granjas que hicieron de los monasterios un centro autárquico a la cabeza de una explotación agraria.
La iglesia debe orientarse litúrgicamente hacia el este, a levante. La ubicación del claustro respecto a la iglesia varía de un monasterio a otro y tanto puede encontrarse adosado al lateral norte (lado del evangelio) como al sur (lado de la epístola).
En el claustro, de forma cuadrangular, en las cuatro galerías (pandas) se distribuyen las distintas dependencias. Una panda adosada al muro del templo, con una puerta de acceso al mismo. En la panda este, la sacristía, la sala capitular, la biblioteca y el scriptorium y los dormitorios de los monjes. En el lado apuesto, paralelo a la iglesia, se situaría la sala de los monjes (el calefactorio). el refectorio, sala de aliños y la cocina. Al poniente se situarían la cilla (almacén de provisiones), el dormitorio de conversos y la bodega.
En el Camino de Santiago los monasterios cluniacenses serán lugar de acogida y protección a los peregrinos, da ahí que la hospedería y el hospital formen parte de su estructura.
Los monasterios cistercienses
La estricta observancia de los cistercienses, exentos de todo ministerio externo, nos explica su búsqueda de lugares despoblados, silenciosos, donde poder desarrollar íntegramente la regla y el trabajo manual. Era importante que hubiera un río o fuentes para el servicio del monasterio, un bosque que procurara aislamiento y madera, huertas para el mantenimiento de la comunidad, prado para el alimento del ganado. Y canteras cercanas para la construcción de los edificios. El aislamiento obligaría a marcar con claridad el recinto del monasterio que debería quedar lo más cerrado posible. Los cistercienses hicieron progresar la ingeniería hidráulica con sus molinos, y avances arquitectónicos, como la bóveda nervada.
El sentido de austeridad del Císter se revela en el propio edificio. Hay disposiciones donde se condena lo figurativo y ornamental porque puede distraer la meditación. En estas disposiciones se está poniendo en tela de juicio los capiteles de los claustros del mundo románico. También quedaron prohibidos los signos suntuarios como el empleo del oro o el uso de vidrieras, así como las desmesuradas proporciones de los espacios. Sin pretender fijar una estética cisterciense se acabó definiendo un prototipo arquitectónico de fuerte personalidad.
El esquema de la distribución del monasterio cisterciense es uno de los más claros y rígidos. En la cabecera de la iglesia, así como en el ala del claustro correspondiente al refectorio y en la zona de los hermanos o conversos es donde pueden verse las mayores novedades.
La iglesia tiende a constituirse con planta en forma de “T”, con testero recto en la que se llama “planta Bernardina”. La especificidad del Císter estriba en que la nave de la iglesia se divide en dos, dotándose a cada una de estas secciones de sillería y altares que le son propios. La parte del presbiterio se reservaba para los monjes y la más cercana a poniente para los conversos, no siendo posible la comunicación alguna entre ambas secciones. Por otro lado, hay que resaltar como otra invariante planimétrica de la Orden, que tanto la sala de los monjes como el refectorio y la cocina se situarían perpendiculares a la panda del mediodía del claustro. En paralelo a la panda del poniente se abriría el callejón de conversos, con una circulación paralela a la de los monjes, pero absolutamente separada y diferenciada. Desde aquí se accedería, tal y como se indicó con anterioridad, a la cilla, al refectorio de conversos, a la bodega y al dormitorio de los legos, así como a la sección de la iglesia que les correspondía.
Dado que la hospitalidad tenía que ser la primera virtud de los monjes, no puede faltar la hospedería.
Los monasterios cartujos
Aunque no se dice nada en los documentos acerca de la forma y disposición que debían tener las cartujas, sin embargo, las Costumbres señalan los aspectos que son fundamentales para la comunidad. Por ejemplo, se distingue entre los monjes (o padres), los conversos (hermanos o legos), y los novicios. Entre la vida cenobítica, la eremítica, y la vida de Obediencia y trabajo, como cocineros, panaderos, zapateros etc. Lógicamente la arquitectura se adaptará a estos contenidos. Partiendo de estas premisas y uniendo los esquemas de larga tradición en otros monasterios, la cartuja cuenta siempre con tres núcleos principales, en torno a tres claustros: el claustrillo, el gran claustro y el patio de la obediencia.
El Claustrillo, de pequeño tamaño, alrededor del cual se disponen las dependencias cenobíticas, como la iglesia, la sala capitular, el refectorio y alguna capilla. Lógicamente, como la comunidad cuenta con monjes y conversos, la iglesia también está dividida en dos partes, con sus correspondientes sillerías de coro. También existen dos salas capitulares y en el refectorio, de la misma manera, se refleja la separación de ambos con un muro y una puerta.
El Gran Claustro que es el que alberga el cementerio y agrupa a su alrededor las celdas de los monjes. El claustro consta de una sola planta. Sus corredores son largos, pues las celdas están alineadas. A estos corredores se asoman las puertas de las celdas, junto a la que se ve la portezuela del torno por la que le hacen llegar la comida y bebida a aquel monje ermitaño. Sin duda, la personalidad más acusada de la cartuja, reside en la celda. Cuenta cada una con dos alturas, encontrándose en la planta baja la entrada y el torno, así como la salida a un pequeño jardín con un pórtico que conduce a las necesarias dependencias donde se asea. También se encuentra en esta planta la leñera y el taller de carpintería, donde el monje trabaja manualmente. Una escalera sube a la planta alta, entrando en la primera estancia, a modo de antecámara que recibe el nombre de Ave María, y después el llamado cubículo donde duerme, estudia, come y reza el cartujo.
El tercero, el patio de la Obediencia, donde los hermanos van y vienen, con más contacto exterior. Agrupa los distintos talleres y almacenes que el procurador vigila y ordena siempre bajo el espíritu de silencio.
Arquitectura de las órdenes premonstratenses y de los Canónigos regulares
No hubo en estas abadías un proyecto arquitectónico novedoso, pues igual que las concepciones de la orden, se mueven entre lo monástico y lo conventual, de la misma manera el esquema general de la abadía premostratense pertenece al tronco de la gran arquitectura monástica que le precedió, la benedictina y la cisterciense. Aparece algún espacio nuevo como es la llamada capilla del Abad. Por lo demás, se repite la existencia de un claustro en torno al que se disponen las dependencias de la comunidad en la planta baja, así como la iglesia con sus tres naves, el refectorio; la reserva de la planta alta, sobre la sala capitular y la sacristía, como dormitorio común de los padres que con posterioridad se convertirá en celdas individuales; zona de legos o conversos con su correspondiente refectorio y dormitorio. En esquema esta sería la planta tipo de una abadía premostratense sencilla.
Arquitectura de las Órdenes mendicantes: monasterios y conventos
En las nuevas necesidades de sus edificios habrá que introducir, como otro elemento a tomar en cuenta, la especialización social-apostólica diferenciada de cada una de las Órdenes. (José Miguel Muñoz Jiménez)
A este respecto conviene señalar que las diferencias carismáticas entre los institutos conventuales, se muestran más acentuadas que entre las ordenes monásticas: la santa pobreza de los franciscanos, el espíritu contemplativo de los carmelitas, la redención de cautivos de los mercedarios y trinitarios, la asistencia hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios, el combate ideológico de los dominicos, etc., son aspectos que lógicamente deberán traducirse en ciertas peculiaridades arquitectónicas a la hora de construir sus edificios.
Además, otra cuestión de importancia es considerar las funciones urbanas del convento mendicante, como organismo religioso: la evangelizadora o pastoral, la sacramental, la docente, la hospitalaria, y la funeraria, y como dichas funciones influyen en la forma de su arquitectura y, por proyección, en la trama urbana.
Los monasterios y conventos franciscanos
La pobreza y entrega a los demás de esta orden, determinará una organización conventual distinta a las monacales. La igualdad de los franciscanos, frente a las diferencias ente legos, padres etc., se verá reflejada en la arquitectura. En los conventos franciscanos, por tanto, no existirán esas divisiones físicas de la iglesia, el capítulo, el comedor, el refectorio que estaban presentes en los monasterios. La propia vida itinerante no propiciaba el carácter estable de los grandes establecimientos monásticos.
Como esquema tipo de convento franciscano, podemos incluir: la iglesia que presenta una nave única, para facilitar la acústica de la predicación, el claustro con la sala capitular, refectorio, biblioteca, enfermería y paso a las celdas individuales que serían las que definirían el núcleo principal del convento franciscano. A todo ello habría que unir otra serie de dependencias no regladas que se agrupan en torno a una serie de patios sin orden establecido. En general podemos concluir diciendo que, frente a las construcciones monacales de rígidos esquemas, en estos conventos de frailes menores, se hacen unos modelos más acomodaticios al medio.
Los monasterios y conventos dominicos
Responde en general a un patrón de convento benedictino, exento de cuantos elementos no tienen cabida por su carisma. Sus iglesias tienen los rasgos de las llamadas de predicación, de nave única con separación entre el coro de los frailes y la iglesia de los fieles. Estas iglesias constaban de púlpito para mejor distribuir la voz. Del mismo modo, para poder ejercer uno de sus principios, las confesiones, contaban con una serie de confesionarios, a veces vaciados en el muro del templo, que a su vez facilitaba el acceso de los padres sin romper la clausura, como ocurre en San Esteban de Salamanca. No puede faltar, además, el claustro procesional, con un sobreclaustro para acceder a las celdas, biblioteca y coro, dejando la parte baja para sala capitular y refectorio. Otros patios agrupan la enfermería y dependencias varias. Poco se dice en los Capítulos Generales sobre la arquitectura de estos conventos, aunque se dictan algunas normas como los metros de altura que deben tener los conventos, por lo que los diez metros de altura que se recomiendan para la iglesia, la hacen levantarse sobre el resto de construcciones. Por otro lado, se indica que sólo la cabecera sea abovedada y el resto de la iglesia de madera.
Otras órdenes mendicantes españolas: Monasterios de Los Jerónimos
El texto pontificio cuando indica el anhelo de crear cuatro monasterios o lugares conventuales, los describe cada uno de ellos con “iglesia, cementerio y humilde campanario con una sola campana, claustro, oficinas necesarias, en lugares honestos y acomodados para esto, que se han de dotar según los tiempos con las piadosas limosnas y donaciones de los fieles”. Con estas leves indicaciones se pusieron las bases del futuro monasterio jerónimo, que contaba ya con una probada casuística en cuanto a posibles soluciones formales. Aunque no se aprecian soluciones radicalmente distintas a los monasterios anteriores, siempre es posible percibir novedades, aunque compartidos por otras Órdenes. Podemos mencionar a modo de ejemplo el coro de los monjes en alto, a los pies de la iglesia, o la organización de patios que tienden a identificarse con sus principales usos: procesiones, enfermería, hospedería y portería.
Según la génesis del monasterio o modo de fundación
Otro aspecto recogido en el “Plan Nacional de Abadías, Monasterios y Conventos” para analizar diferencias en la organización arquitectónica de los monasterios es la génesis del monasterio, es decir, la función para la cual el patrocinador de la obra decidió su construcción.
Significa que no solo el carisma determina las tipologías arquitectónicas, sino que existen otras causas que, aunque no repercutan de una manera tan general en el esquema arquitectónico del monasterio, si generan modalidades dignas de tener en cuenta. Nos referimos a determinados fenómenos relacionados con el origen, sistema de creación y circunstancia específicas de los monasterios. Relacionaremos algunos ejemplos, donde se reflejan distintas soluciones arquitectónicas atendiendo a elementos diversos:
a) Santuarios. Muchas veces sobre todo cuando fue primero el establecimiento del Santuario de Peregrinación y a él se acomodó con posterioridad un “Monasterio de custodia”, la comunidad se vuelca al servicio del culto. Se solicita mayor predominio en la estructura arquitectónica en lo que se refieren al centro devocional y pasa a un segundo plano las dependencias monásticas: cuarto de exvotos, mesas al aire libre para los peregrinos, los pórticos, el camarín etc. Pero en los Santuarios-Monasterios, además de los elementos más comunes a los Santuarios enumerados, se observa la presencia de Ermitas en la huerta o proximidades, la casa del santero, los abrevaderos para las bestias, los corredores y balcones para contemplar los festejos, el Viacrucis, la cruz terminal, la pradera de romería etc. (Como en el extremeño de Guadalupe).
b) Relevancia de determinados elementos como Hospedería, Hospital. Algunos de estos elementos como la hospedería o el hospital alcanzan una importancia mayor en algunos monasterios del camino de Santiago, estos sistemas constructivos superaban ampliamente las estructuras cenobíticas. Aunque son particularidades, conviene tenerlas en cuenta pues forman modalidades arquitectónicas específicas.
c) Casas reales como monasterios. Son magníficos conjuntos articulados en una compleja fábrica donde se ubican palacio real y casa religiosa, con todas las dependencias dimanantes de ambas instituciones. La iglesia o una dependencia específica se convierten en panteón real.
d) Monasterios de fundación real. Se ubican en conjuntos que antes han sido palacio real y posteriormente se entregan a una orden religiosa, adaptándose a monasterio y edificándose la iglesia de la que carecían, algunos de ellos pueden posteriormente convertirse en panteones. (Tordesillas, las Huelgas, Astudillo etc.).
e) Monasterios de Protección regia. Son aquellos edificios que por las frecuentes y prolongadas visitas de los monarcas se construye una hospedería real aneja al monasterio. Guadalupe, El Parral, San Jerónimo el Real etc.
f) Elegidos como lugar de enterramiento real. Existen con anterioridad. Las Salesas Reales de Madrid, San Isidoro de León etc.
g) Fundación nobiliaria o miembros del alto clero.
Resumen de la edificación religiosa en la Edad Media
Podemos efectuar una síntesis de la edificación religiosa en la Edad Media a los Reinos hispánicos siguiendo tres parámetros de interpretación.
El estilo artístico
El punto de partida de este periodo en la Península la he situado con los inicios de la Reconquista. Existe un fondo histórico romanizado, visigodo y en algunos casos mozárabe, que ha dejado muestras de su arquitectura en el territorio en el que genéricamente se llama prerrománico o, en Asturias estilo asturiano. (Santa Cristina de Lena, Sant Quirze de Pedret)
Los limitados territorios cristianos de una u otra forma mantienen relaciones con el sur Franca y el norte de Italia. Alrededor del año 1000 se va configurando un modelo, el estilo románico, y la llegada de una nueva forma constructiva que tendrá gran difusión: el estilo lombardo (Iglesia de Sant Jaume de Frontanyà).
El estilo románico se desarrolla entre los siglos X y XII, en que también tienen un papel importante la expansión del monacato de raíz francesa (Cluny, Cister) y las corrientes que se transmiten por el Camino de Santiago que darán lugar a un Segundo Románico o Románico Internacional Pleno, unificador de un estilo en la Europa Occidental, como la iglesia de San Martín de Tours de Frómista (Palencia).
Aun se puede considerar un Tercera Románico, Románico Internacional Tardío o Tardorrománico, entre la segunda mitad del siglo XII el primer cuarto del siglo XIII, que dará paso al gótico. Destaca la escultura y motivos decorativos recargados. El tercer románico convivio con la sobriedad del estilo cisterciense.
La expansión urbanizadora vendrá acompañada del estilo gótico, siglos XII-XV.
Si el románico es un hecho rural, disperso por todos los pequeños núcleos de población diseminados por el territorio y, consecuentemente, de dimensiones reducidas ya que deben acoger a poca gente en un entorno económico de base agraria, el gótico, será un hecho urbano, por tanto concentrado en las ciudades que aglutinan a masas crecientes de población, por lo que los edificios para acogerlas deberán ser proporcionalmente mayores, pero aquí la base económica será artesanal, mercantil y comercial, al tiempo que en una Sociedad que se organiza socialmente. Consecuentemente, el gótico, con sus técnicas constructiva, no hay que olvidarlo, será un estilo que se aplicará a obras de mayor magnitud i costo, y dejará de estar restringido al uso eclesiástico y a unos rudos castillos, para devenir un arte refinado que mantiene una importante proyección religiosa en forma de catedrales, y de culminación de los monasterios que perviven secularmente, pero también aplicado a obras Civiles, especialmente en el Reino de Aragón, en palacios o, por ejemplo, lonjas mercantiles (Palma de Mallorca, Valencia, Barcelona) o atarazanas como las de Valencia y Barcelona. La pintura mural da paso a los retablos.
Entre los siglos XII-XVI, en ciertas zonas concretas, como el sur de los Reinos de León y de Aragón, bajo la influencia de los mudéjares que han permanecido en el territorio tras la conquista cristiana, se desarrolla una estética particular, el mudéjar, como simbiosis del arte del momento entre las dos culturas. (Teruel)
La ordenación institucional
Los diversos cleros y Órdenes darán características propias a la forma y estilo de sus construcciones, siguiendo en cada momento los modelos estéticos dominantes, románico, gótico, renacimiento, mudéjar.
La especialización social de las Órdenes
La función secular, monacal o militar en la base, y la orientación de la actuación religiosa y social de cada orden, demandará una especificidad cada tipo de modelo constructivo. El prestigio por las catedrales; la doble función ora et labora de los monasterios; la vocación de hospitalidad en hospederías u hospitales; la predicadora que pide naves únicas para lograr el contacto directo con los fieles; etc.
Esta presentación, extremadamente sintética, me sirve a mí para ayudarme a interpretar las visitas a estos lugares y edificaciones, y he creído que podía ser también útil para un turista motivado. Esta ha sido la finalidad.
Bases de información
Webs sobre Órdenes religiosas e Iglesia Católica
Plan Nacional de Abadías, Monasterios y Conventos
mercaba.HistoriaIglesiaCatolica
vallenajerilla.expansionordenesmonasticas
wikipedia.Orden_Canonigos_regulares
wikipedia.Orden_religiosa_catolica
mihistoriauniversal.la Iglesia en la edad media
sobrehistoria.la Iglesia en la edad media
wikipedia.Ordenes_militares_españolas
wikipedia.Orden_de_Canonigos_Regulares_de_San_Agustin
Arquitectura y Planta de iglesias y monasterios
soyunagordopilo.como-es-la-planta-de-un-monasterio
Plan Nacional de Abadías, Monasterios y Conventos
biombohistorico.la-vida-cotidiana-en-un-monasterio
wikipedia.Monasterios_de_España
wikipedia.Arquitectura_de_las_catedrales_y_las_grandes_iglesias
Web academic
Libros y artículos
Narciso Casas, Historia y Arte en las Catedrales de España
Miguel Sobrino González, Monasterios Ebook
Carlos de Ayala Martínez, Reconquista, cruzada y órdenes militares
José Miguel Muñoz Jiménez, El convento mendicante como elemento ordenador de la periferia en la ciudad bajomedieval: el caso español
Eduardo Carrero Santamaría, La funcionalidad espacial en la arquitectura del medievo las dependencias catedralicias como objeto del estudio histórico-artístico
José Luis López Sangil, Historia del monacato gallego
José Antonio Calvo, Los cabildos hispánicos de canónigos regulares de la obediencia de San Rufo de Avignon (siglos XI- XV)
Juan Pablo Rubio Sadia, Las órdenes religiosas y la introducción del rito romano en la Iglesia de Toledo
Antonio Ramos-Oliveira, Historia de España, Tomo II págs. 14-22.
Plan Nacional de Abadías, Monasterios y Conventos
Juan Roig Obiol, Atlas de historia Universal y de España. Edades antigua y media, Ed Vicens Vives, p. 50
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