El Castillo de Castillo de Garcimuñoz (Cuenca) representa uno de los testimonios más significativos del patrimonio histórico-militar de Castilla-La Mancha, con un castillo señorial gótico-renacentista de la Baja Edad Media.
Castillo de Castillo de Garcimuñoz (Cuenca)

Municipio: Castillo de Garcimuñoz. Comarca: Tierra de Alarcón. Provincia: Cuenca. Com. Autónoma: Castilla-La Mancha
Coordenadas: 39°39’41.2″N 2°22’58.4″W. Altitud: 936 msnm. Población: 131 habitantes (2023)
Web: patrimonio
Visita: 2022

Índice
Castillo de Castillo de Garcimuñoz. Tierra de Alarcón. Cuenca
El Castillo de Castillo de Garcimuñoz se ubica en la villa del mismo nombre, una pequeña localidad de la provincia de Cuenca, en la comarca de La Tierra de Alarcón.
Situado en lo alto de un suave altozano, con el caserío que se extiende a sus pies, el cual en época medieval estuvo rodeado por una cerca.
El territorio
El paisaje circundante es característico de La Mancha Norte, con extensas llanuras dedicadas al cultivo de cereal alternadas con pinares y pequeños cerros, con el río Rus discurriendo por la zona. Este entorno natural y la elevación sobre la que se construyó el castillo facilitaban la vigilancia del territorio circundante, convirtiendo a la fortaleza en un punto estratégico para el control de las rutas regionales.
Si relacionamos la posición de estas intervenciones en el mapa de situación del principio del texto con el conjunto de mapas que se ofrecen en el Post Estructuras territoriales en la España peninsular, podremos hacernos una idea de los condicionante geográficos e históricos más relevantes en los que se encuentra enmarcada.
Un poco de historia
Los orígenes del enclave se remontan a la época romana, cuando el lugar era conocido como Ségar.
Durante el periodo de ocupación musulmana, este emplazamiento pasó a denominarse Al-Borch-Jamal, formando parte de un sistema defensivo creado por los musulmanes en la zona conocida como La Mancha de Montearagón. Este sistema consistía en pequeñas torres defensivas o alcázares que servían para proteger y controlar el territorio.
La presencia musulmana se consolidó en 1172, cuando las tropas almohades que avanzaban desde Sevilla tomaron el lugar. La fortaleza musulmana constituyó la base sobre la que posteriormente se edificarían las construcciones cristianas.
Reconquista y el Infante Don Juan Manuel
El periodo cristiano se inicia con la conquista de la villa en 1177-1182, durante el reinado de Alfonso VIII. Fue entonces cuando el enclave tomó el nombre del caballero conquistador, García Muñoz. Después pasaría a formar parte del alfoz o territorio de Alarcón.
Posteriormente, Alfonso X nombró a su hermano, el infante Don Manuel (hijo de Fernando III), Adelantado Mayor del territorio que comprendía La Mancha de Montearagón, surgiendo así el poderoso Señorío de Villena. Sancho IV amplió este territorio, pero fue bajo el gobierno de Don Juan Manuel (1282-1348), hijo del infante Don Manuel, cuando el señorío alcanzó su máximo esplendor, elevándose a la categoría de villa con fuero (1322). Don Juan Manuel vivió gran parte de su vida en el Castillo de Garcimuñoz.
El señorío de Villena
El castillo que conocemos actualmente comenzó a construirse en 1458 sobre los restos de la fortaleza anterior. En 1449, el rey Juan II concedió los castillos de Chinchilla y Castillo de Garcimuñoz a Don Juan Pacheco, Marqués de Villena, como compensación por la pérdida de Medellín.

Juan Pacheco se opuso a la subida al trono de Isabel, lo que desembocó en un conflicto en el que las villas de Belmonte, Alarcón y Castillo de Garcimuñoz jugaron un papel importante como último reducto del marquesado de Villena.
La fortaleza fue modificada totalmente en el siglo XV, convirtiéndolo en un castillo señorial propio de la época en el Reino de Castilla, y dándole el aspecto que en gran medida conserva hasta hoy. El maestro constructor fue Martín Sánchez Bonifacio, uno de los integrantes de la escuela de Toledo.
La fortaleza fue parcialmente desmochada (desmantelada en su parte superior) durante el reinado de los Reyes Católicos, como parte de la política de estos monarcas para reducir el poder de la nobleza.
A partir del siglo XVII el palacio fue abandonado, y se produjo una destrucción y rebaje adicional de sus lienzos y torres.
Fue en ese periodo, a partir de 1663, que un lateral del castillo se aprovechó para construir la iglesia parroquial. Después de varios incidentes, finalmente fue inaugurada en 1708 la actual iglesia de San Juan Bautista. Para la construcción de esta iglesia, los muros del castillo sirvieron como cantera, contribuyendo a su deterioro.
Durante el siglo XIX, los sótanos de la fortaleza fueron utilizados como cementerio hasta 1974, destruyendo gran parte de los restos anteriores.
Rehabilitación y estado actual
En 2003, el Ministerio de Fomento convocó un concurso de ideas para rehabilitar la fortaleza, que fue ganado por la arquitecta Izaskun Chinchilla. La intervención se concibió como una implantación de piezas autónomas con un triple objetivo: consolidar la obra existente para evitar su deterioro, hacer accesibles algunas estancias de las antiguas edificaciones, e introducir nuevos usos de carácter cultural.
Las obras de rehabilitación comenzaron en abril de 2008 y terminaron en 2016, entregado al ayuntamiento y abierto al público para visitas turísticas.
El proyecto de rehabilitación representó la consolidación de la fábrica existente, con una intensa intervención de estilo “postmoderno” alejada de cualquier planteamiento de tipo histórico, con el empleo de formas originales y nuevos materiales.
Esta rehabilitación ha sido objeto de controversia debido al contraste estilístico entre la construcción histórica y las instalaciones modernas incorporadas.
Características arquitectónicas del castillo

El castillo presenta un estilo de transición entre el gótico y el renacimiento, con notables influencias italianas, siguiendo las tendencias de los castillos-palacio de la Corona de Castilla de la Baja Edad Media.
Su planta es cuadrangular, de unos 58×47 metros, con gruesos y altos muros construidos con sillarejo y mampostería. Las esquinas están reforzadas por torres de planta circular, entre las cuales destaca la del norte, de unos 16 metros de diámetro, que se la considera su torre del homenaje. Las otras tres son de unos 9 metros de diámetro.


Estos torreones circulares están rematados con cúpulas de ladrillo y originalmente disponían de casamatas o amplias plataformas destinadas al emplazamiento de artillería
Por su Por su emplazamiento, el Castillo de Castillo de Garcimuñoz, aunque esté situado en lo alto de un altozano, desde un punto de vista constructivo podemos considerarlo como un castillo de llanura.

Los muros, de casi tres metros de espesor, fueron diseñados para resistir el ataque de la artillería de la época. La parte inferior exterior está reforzada por una ampliación del diámetro de los torreones y de los muros, con un talud (alambor) de unión entre la parte baja y la superior para dificultar el asedio y el minado.

El exterior
Empezamos el recorrido por el lado de levante, donde se sitúa la puerta de acceso al castillo, la que queda delimitado al norte por la torre del homenaje y al sur por uno de los torreones esquineros. Para mejor interpretar las imágenes, avancemos que este torreón del vértice sudeste fue adaptado como torre-campanario de la iglesia que posteriormente se construyó en su interior, sobre elevándolo con un cuerpo de torre-campanario cuadrada, que se ve sobresalir en las fotografías.

En el centro del muro se observa una poterna.

Exteriormente, este lado no forma un lienzo continuo, sino que conforma dos semi-lienzos colocados a distinta profundidad. Al observar el dibujo de la planta nos damos cuenta de que existe un lienzo continuo que une ambas torres, donde estaría la puerta de acceso al interior y al patio de armas.
Como medio para reforzar la defensa de esta puerta se diseñó un muro exterior, que partía de la tangente del mayor diámetro de la torre del homenaje, dejando oculta la puerta interior, y situando la portada exterior de entrada en el ángulo de cierre perpendicular entre los dos muros. De esta forma, se configuraba una entrada en recodo que, al tiempo, impedía el acceso directo perpendicular al interior, disposición muy típica de la poliorcética medieval.
Para mayor refuerzo defensivo, la portada se encontraba a un nivel más elevado que el suelo exterior, lo que obligaba a tener que subir una rampa para acceder a ella, siempre más difícil de atacar y más fácil de defender.


En el lado noroeste de la estructura se pueden apreciar interesantes ventanas góticas que representan elementos característicos del estilo arquitectónico predominante. También sobresale en la parte superior lo que podría ser la base de un garitón.
Un elemento arquitectónico distintivo es el cordón decorativo tallado en piedra que recorre los lienzos y cubos del castillo, característica ornamental típica de las fortificaciones del siglo XV.



Aprovecho para mostrar algunos modelos de ventana del muestrario que se prodiga por los distintos muros.




La portada
El cierre entre los dos muros permitió construir una portada de diseño particularmente notable, que constituye el elemento decorativo más sobresaliente de la fortaleza.
A mediados del siglo pasado la portada se hallaba en este estado.

Y este el estado actual.


La portada, con un arco carpanel decorado por moldura gótica flamígera isabelina, presenta una orla ornamental labrada en piedra y ostenta las armas del rey Enrique IV de Castilla.

La parte superior de la portada aloja un matacán profusamente decorado, con una buharda o ladronera sobre arco escarzano con cuatro troneras de orbe y cruz, flanqueado por dos escaraguaitas que descienden sobre voladuras circulares adornadas con perlas y pirámides separadas por un cordón. La misma decoración de perlas y puntas de diamantes se repite en el paramento interior del arco rebajado situado sobre la portada.





El torreón con el campanario sobreañadido señala el camino hacia el lado sur.




Las troneras de orbe y cruz que se ven debajo de la cornisa deben querer indicar que allí se situaban ventanas de un piso superior, como veremos en el lienzo de poniente a continuación.


Como sabemos, en el siglo XVII se construyó en el interior del recinto fortificado la iglesia Parroquial de San Juan Bautista, recreciendo también un torreón con el campanario.
Por lo que sabemos, es un templo de una sola nave con cubierta con bóvedas de lunetos y una bóveda vaída con un retablo barroco en la cabecera.
Se abrió una portada en el muro, de arco de medio punto de dovelas de sillería de piedra. Un escudo sobre la clave y la fecha 1810.


El lienzo del lado de poniente deja ver perfectamente el carácter residencial de este palacio por el gran número de ventanas que dan al exterior. Por la disposición de estas aberturas puede reconocerse que el interior estaba formado por tres niveles. La disposición de las ventanas en cada nivel es irregular, por lo que cabe pensar que estaba al servicio de la distribución de aposentos del interior.
En el nivel inferior, cinco aberturas más pequeñas, que debían corresponder a estancias secundaria, con arcos ondulados.
Por encima del friso que recorre todo el exterior, seis ventanas de porte palaciego con arcos que parecen de estilo ligeramente conopial, también distribuidas de forma irregular. Cada ventana presenta por debajo del alfeizar una tronera de orbe y cruz.
Una tercera planta se vislumbra por los restos de huecos de abertura y la base de un garitón, como se ha visto en el lado opuesto.





Llegamos al lienzo norte, cuyo estado a mediados del siglo pasada era este.

Sobre este lienzo solo se ven las ventanas palaciegas de los dos primeros niveles, 6 abajo y 5 arriba, también distribuidas de forma irregular. No queda ningún reste de si pudo haber un tercer nivel por este lado.
Aquí el estilo palaciego dominante es la ventana gótica en forma de cruz en todas las ventanas superiores. Igualmente, con troneras de orbe y cruz bajo el ventanal.




Así llegamos al punto de partida sobre la torre del homenaje.

El interior
El interior del castillo, previo a las intervenciones modernas, se encontraba significativamente degradado, conservándose principalmente las edificaciones correspondientes a los niveles de sótano.
Como ya hemos deducido desde el exterior, originalmente, la fortaleza contaba con dos plantas adicionales a la baja y un ático, organizadas
alrededor de un patio central o patio de armas, configurando un espacio propio de un palacio residencial-fortaleza. De estos tres pisos originales del castillo, apenas queda la estructura baja y algunas bóvedas colapsadas.
En el interior de la torre del homenaje se preserva un sótano que alberga un aljibe rectangular realizado en ladrillo, recubierto de piedra y con bóveda plana.
La iglesia de San Juan Bautista
El ala sur del castillo se convirtió en la iglesia de San Juan Bautista en el siglo XVII. El espacio litúrgico aprovechó la estructura preexistente, aunque presenta modificaciones que incluyen un coro elevado y una nave central con capillas laterales. El altar mayor conserva algunos elementos barrocos, aunque gran parte de la ornamentación original se ha perdido.
Características de la Intervención del siglo XXI
El castillo ha sido objeto de una completa restauración llevada a cabo entre 2010 y 2016 bajo proyecto de la arquitecta Izaskun Chinchilla.
Según el discurso que tanto gusta hacer a los arquitectos, la intervención se caracteriza por un enfoque posmoderno que busca establecer un diálogo entre escultura y arquitectura, al tiempo pretende asegurar su conservación física y su utilidad social., incorporando espacios multifuncionales para actividades culturales, una convivencia práctica entre lo antiguo y lo nuevo.
No fue posible entrar al interior, por lo que solo puedo ofrecer imágenes recogidas desde el entorno.
Como podrá deducirse de la visualización de la relación entre lo antiguo y lo moderna, el debate y la discusión estaba servida.
Al intentar una primera reflexión me topé con la imagen del castillo de Google Street View tomada el año 2009. Compararla con la imagen actual me lleva a reflexionar sobre la valoración de la intervención que se ha calificado de postmoderna.


Al observar la primera imagen, hay que reconocer que el castillo, después del desmochado al que fue sometido y a la degradación posterior, ofrecía una imagen realmente triste. Podemos llegar a valorar que la intervención realizada a aportado por lo menos algo de alegría a la mole superviviente, sin modificar la fábrica primitiva. Queda perfectamente clara la diferencia de momentos constructivos e incluso, me atrevería a decir, que las puntas metálicas sobre las plataformas otorgan un cierto aire almenado o de lanzas de guerreras al conjunto.
Curiosamente, en este castillo confluyen dos intervenciones de dos momentos históricos distintos. En el siglo XVII se reconvierte la función militar-palaciega en función religiosa al construirse en su interior la iglesia parroquial, con el añadido sobreelevado del campanario en un torreón. En el siglo XXI, y también visible desde el exterior, una actuación que pretende revitalizar este espacio con actividades socioculturales, destacando la introducción de dos plataformas sobreelevadas sobre dos de las torres.
Uno de los posibles criterios para valorar una intervención puede ser preguntarse por “qué aporta” dicha intervención: sobre el propio edificio, su historia y su estética; sobre su capacidad para preservarlo; sobre el papel que puede aportar a la vida de la población; sobre su proyección pública, etc. Serían elementos para la reflexión y el debate que dejo aquí abiertos.
Fue una lástima no poder acceder a su interior para tener más elementos de juicio.
Centrémonos ahora en lo ejecutado. La secuencia siguiente de fotografías recogen lo que me fue posible observar desde el exterior sobre esta intervención. Sin más comentarios.
En la actuación de acceso a la portada por una rampa, desconozco la intención de la autora, pero podemos tener la sensación de guerreros acercándose a la puerta.




Patio de entrada que daría acceso al recinto interior y patio de armas.

Plataforma sobre la torre del homenaje.

Plataforma sobre el torreón sudoeste.

Fin de la visita
En el conjunto histórico de Castillo de Garcimuñoz, destaca su emblemático castillo, reflejo de la arquitectura militar-señorial gótico-renacentista de la Castilla del siglo XV, vinculado al señorío de Villena.
Al trasladar la nobleza su residencia desde sus castillos señoriales a la corte madrileña sumió a la mayoría de estos nobles edificios en el abandono. Cambios de función o derrumbe sería su destino.
En este caso de Garcimuñoz tenemos primero su conversión parcial en iglesia, completado posteriormente como cementerio.
Así se llega al siglo XX, donde la figura del castillo pasa a ser considerada como un bien cultural.
¿Cómo recuperar y dar sentido a estos bienes en estados más o menos avanzado de ruina? Al mismo tiempo ¿Con qué criterios debe actuarse en su recomposición? Debate irresuelto entre especialistas, políticos, opinión pública y residentes próximos.
En el Castillo de Castillo de Garcimuñoz se optó por una respuesta audaz y, por tanto, abierta a la polémica: La intervención contemporánea no ha buscado reconstruir lo que fue, sino permitir nuevas miradas sobre lo que queda.
Con formas ligeras, materiales modernos y usos versátiles, el proyecto de rehabilitación de Izaskun Chinchilla ha pretendido transformar el castillo en un contenedor cultural abierto al futuro, donde el contraste entre lo histórico y lo contemporáneo no pretende presentarse como conflicto, sino como diálogo entre memorias.
Se trata de un ejemplo de cómo el patrimonio no solo se recorre, sino que también se vive: con actividades culturales, visitas didácticas y experiencias que conecten al visitante con la historia, el paisaje y el presente. En definitiva, un castillo vivo, que sigua contando historias.
¿Considerará el usuario y/o visitante que se ha conseguido?
Bases de información
Webs
patrimoniocastillodegarcimunoz
cultura.castillalamancha
wikipedia
turismocastillalamancha
castillosnet
murallologo
elarteencuenca
Rehabilitación
tectonica.archi
arquitecturaviva
elledecor
liberaldecastilla
Web academic
castillogarcimunoz.es/historia/
castillogarcimunoz.es/los-castillos-castillo-garcimunoz/
castillosricsol.es/castillo-de-garcimunoz/
M.S.P. Castillo de Garcimuñoz
López-Muñiz Moragas, Gonzalo (2023). La restauración de castillos durante el régimen de Franco (1939-1975) : Criterios de intervenciones en usos distintos del hotelero. Tesis (Doctoral), E.T.S. Arquitectura (UPM).
Muñoz Jiménez, José Miguel (2016). Castillos señoriales nobiliarios y episcopales en Castilla–La Mancha (siglos XIV y XV)
Ruiz Rodríguez, Ignacio. Los castillos de don Juan Manuel. pp. 135 ss
Sánchez Doncel, Gregorio (1982). Un gran señor medieval: Don Juan Manuel
Pretel Marín, Aurelio. El señorío de Villena en el siglo XV
Libros
Cooper, Edward. La fortificación de España en los siglos XIII y XIV. Ministerio de Defensa / Marcial Pons (2014), Vol I
Cooper, Edward (1991). Castillos señoriales en la Corona de Castilla. Junta de Castilla y León. Vol. III
Salas Parrilla, Miguel (2001) Alarcón, Belmonte y Garcimuñoz. Tres castillos del señorío de Villena en la provincia de Cuenca. Madrid, Fareso, S.A.
Herrera Casado, Antonio (2007). Castillos y Fortalezas de Castilla-La Mancha,aache Ediciones, 2ª ed.
Salas Parrilla, Miguel (2010) Castillo de Garcimuñoz en la historia de España. Excma. Diputación de Cuenca
