El monasterio de Sant Cugat del Vallès (Barcelona), fundado en el siglo IX, fue uno de los principales centros monásticos de Cataluña. Es uno de los mejor conservados, donde destacan los 144 capiteles del claustro.

Monasterio de Sant Cugat del Vallès (Barcelona)

Monestir Sant Cugat del Valles, Barcelona

Monasterio de Sant Cugat del Vallès. Vallès Occidental. Barcelona

Municipio: Sant Cugat del Vallès. Comarca: Vallès Occidental. Provincia: Barcelona. Com. Autónoma: Cataluña

Coordenadas: 41°28′27″N 2°05′08″E. Altitud: 125 msnm

Web: visitsantcugat

Bien de Interes Cultural

Última visita: 2020

Monasterio de Sant Cugat del Vallès. Vallès Occidental. Barcelona

El monasterio de Sant Cugat del Vallès se localiza a unos 25 kilómetros de la ciudad de Barcelona, detrás del Parque Natural de la Sierra de Collserola, en la comarca del Vallès Occidental.

El monasterio benedictino de Sant Cugat, fundado en el siglo IX, fue uno de los principales centros monásticos de Cataluña. Centro de vida religiosa, participó también en la vida política del país y en la organización de la sociedad impuesta por las clases dirigentes de donde provenían los monjes. Durante la edad media reunió un gran dominio territorial y jurisdiccional en el Condado de Barcelona y en la Cataluña nueva, y desarrolló un imponente complejo arquitectónico. Este consta, hoy en día, de la iglesia, el claustro con edificaciones monásticas, el palacio abacial y las fortificaciones.

La ciudad de Sant Cugat, que creció a su lado, y las masías del entorno, se mantuvieron estrechamente vinculados hasta su disolución. En 1835 después de casi mil años de vida monástica, los monjes abandonaron el monasterio a raíz del decreto de exclaustración.

Es uno de los monasterios benedictinos románico-góticos mejor conservados, en el que destaca el claustro.

Un poco de historia

Tras la conquista de Barcelona por los francos en 801 y el establecimiento del condado de Barcelona, la monarquía franca impulsó la repoblación de estas tierras.

En la depresión del Vallés, en una pequeña colina junto a la Vía Augusta romana y en el cruce con el camino que unía Barcino (Barcelona) con Egara (Terrassa) por Collserola, se había establecido en el siglo I d.C. el asentamiento d’Octavià que se convirtió en un castellum fortificado en el que actualmente es Sant Cugat del Vallès.

Alrededor del siglo V se construyó una iglesia paleocristiana y un recinto funerario, presuntamente donde se enterraron los restos de Sant Cugat, martirizado en Barcelona el año 304. En el siglo VI se reformó en basílica visigótica.

Tras la conquista de Barcelona por el rey franco Luis I, el Piadoso, en el siglo IX, este asentamiento previo se aprovechó para emplazar un monasterio benedictino, del que se desconoce la fecha exacta de su fundación, bajo el mandato del abad Ostofred. Hasta el año 878 no consta la primera noticia documental por parte del rey franco Luis II, el Tartamudo, confirmando la domus de Sant Cugat y San Félix, en el lugar de Octavià, al obispo de Barcelona.

La primera comunidad monástica sería probablemente de clérigos regulares, dependientes del obispado y bajo la regla de San Benito.

Inicialmente, se aprovecharon parte de las construcciones existentes, procediendo a sucesivas reformas y ampliaciones.

Las donaciones que iba recibiendo de nobles y propietarios hicieron que llegase a ser uno de los monasterios más importantes del Condado de Barcelona.

Durante la incursión de Almanzor de 985, el monasterio fue saqueado. El nuevo abad Odó, vinculado a la nobleza, asume la tarea de reconstrucción. Cuando en 995 fue nombrado obispo de Girona, mantuvo el cargo de abad. Al abad Odó se le dedicó una tumba en el siglo XIV situada en el lateral del evangelio dentro del templo.

La progresiva dedicación de los monjes a la obra de Dios, al comercio de los excedentes agrícolas y a tareas culturales, les llevó a delegar en campesinos buena parte del trabajo agrícola. Los campesinos formaron un núcleo de población, Octavià del Vallès, en el entorno de la parroquia de Sant Pere, que en el año 993 estaba en pleno funcionamiento.

Los monjes se dedicaron especialmente la copia de libros y a la escuela claustral, dirigida a la formación de los futuro monjes y, posiblemente, a hijos de potentados.

Sucesivamente fue ampliando el poder territorial sobre Sant Cugat, Cerdanyola, Ripollet y Reixac, teniendo tierras en 52 municipios de Cataluña, y consolidando el poder económico del señorío monástico.

Con la ampliación de donaciones y rentas, que requería su defensa y la administración de justicia, los monjes se convirtieron en señores feudales junto a la nobleza.

Este vínculo con la nobleza y el poder político será una constante en el monasterio y el puntal para afianzar sus dominios. Además, obtiene la independencia de la abadía respecto la autoridad condal y episcopal, vinculándose directamente al Papa de Roma, con Silvestre II desde 1002, lo que permite al monasterio la libre elección del abad.

En 1004 se inicia la construcción de la iglesia románica, dirigida por el arquitecto Fedanci. En cuanto a la construcción del monasterio, tomó el modelo de los monasterios benedictinos, con el claustro como centro de las dependencias monacales, mientras el templo adoptaba forma basilical con tres ábsides.

En el momento convulso de tensión entre el papa Urbano II y el conde Ramon Berenguer II a finales del siglo XI supuso que el monasterio de Sant Cugat pasase a depender en 1089 de la abadía cluniacense de Sant Ponç de Tomeres en la Occitania. Esta dependencia sólo duró tres años.

Con el apoyo de Ramon Berenguer III, en 1097 se convierte en el centro de la primera congregación de monasterios catalanes. La congregación de Sant Cugat se mantiene vigente hasta 1215.

Pasado el ataque al monasterio de los almorávides en 1114, se procedió a la reconstrucción del templo ampliando sus dimensiones. Por su parte, el claustro románico comenzó a construirse en 1190 y estuvo terminado en unos treinta años.

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Como se verá durante la visita, destaca la singularidad única en Cataluña, de estar firmado por su autor: Arnau Cadell.

Esta reconstrucción no finalizará hasta mediados del siglo XIV, ya que las obras permanecieron mucho tiempo paralizadas como consecuencia de los conflictos de competencias con el obispo, conflictos típicos entre obispos y monasterios por todas partes. Este largo período de construcción, de más de dos siglos, comportó que el templo se iniciara en estilo románico y acabara con los tramos finales del templo y la fachada plenamente góticos.

En 1215, tras el Concilio de Letrán IV, Inocencio III inicia la reforma de los benedictinos y se establece la instauración de una sola congregación monástica para toda la provincia eclesiástica de la Tarraconense. La creación de la Congregación Claustral Tarraconense se producirá en 1229, en la que Sant Cugat es uno de los monasterios fundadores y a la que cual no dejará de pertenecer hasta 1835.

Un hecho reseñable en la historia del monasterio fue el asesinato del abad Biure dentro de la iglesia por la disputa de un testamento, durante la Misa del Gallo de 1350.

En los años 1409 y 1419 se celebraron Cortes en el monasterio.

En el siglo XVI, con criterios renacentistas, se construirá un nuevo edificio de acceso al claustro, con una lonja de estilo toscano, el claustro, y un sobreclaustro del mismo estilo, para acceder a nuevas celdas individuales. El viejo dormitorio se dedicó a capilla de la Santa Cruz.

Los cambios políticos y del papel de las congregaciones monásticas dentro del nuevo orden urbano provocó crisis y tensiones. Por ejemplo, en 1503, Felipe II protagonizó un primer intento fracasado de sujetar el monasterio a la congregación de Valladolid.

La disminución de rentas agrarias llevó a limitar a 24 el número de monjes, y en 1550 se aprueba que sólo podrían ser monjes de Sant Cugat los hijos de nobles, y en el siglo XVIII se exigía que los postulantes a monje aportaran una renta anual mínima para su mantenimiento.

Su papel en la política se mantuvo, lo que se manifiesta en el hecho de que varios abades fueron presidentes de la Generalidad de Cataluña desde 1557 hasta el siglo XVIII.

Los diversos conflictos militares que se sucedieron en Cataluña incidieron negativamente en el monasterio. Como en 1650, en que tropas francesas ocupan el monasterio y causan destrozos, o en 1705 cuando las tropas de Lord Peterborourgh y el príncipe de Darmstadt ocupan el monasterio.

Tras la Guerra de Sucesión, la orden de Felipe V de derribar fortificaciones, llevó a transformar el antiguo castillo en palacio abacial.

En el mismo siglo XVIII, se construye una nueva sala capitular barroca, mientras que en la iglesia la cuarta nave del lado de la epístola se transforma en capillas barrocas y una nueva sacristía.

También durante los años 1808-1814 sufrió las penalidades por la Guerra del Francés.

El siglo XIX será determinante en la vida del monasterio, con un primer intento de exclaustración en 1820-1823, y la exclaustración definitiva de Mendizabal y la desamortización de los bienes monásticos de 1835. Los disturbios de la época provocaron saqueos e incendios.

El edificio pasó a depender de Bienes Nacionales, que cuando lo recibió dos años después sólo contenía el claustro, el palacio abacial y la iglesia, que se había salvado de su expolio al haber sido convertida en parroquia dos años antes.

Se declara Monumento Nacional en 1931. Y en 1938 se celebran las penúltimas Cortes de la República Española.

A partir de 1941 se crea el Patronato del Monasterio con el objetivo de la restauración y gestión del monumento. Finalmente, es reconocida la propiedad municipal del monasterio.

En todo este último tiempo sus locales han asumido muchos diversos usos. Uno de los más significativos consistió, entre 1968 y 1973, en ser la sede de la recién creada Universidad Autónoma de Barcelona, mientras se procedía a la construcción del Campus de Bellaterra.

El conjunto arquitectónico

Evolución de la edificación del monasterio

El monasterio de Sant Cugat d'Octavià

El monasterio tal como hoy lo conocemos es el resultado de un largo proceso constructivo. Desde su fundación en el siglo IX hasta la disolución de la comunidad benedictina en 1835, ha sufrido sucesivas transformaciones arquitectónicas para adaptarlo a las necesidades cambiantes de la comunidad monástica y a los lenguajes artísticos de las diferentes épocas. A este proceso de transformación hay que sumar las diversas restauraciones del conjunto a partir de 1835, cuando deja de servir a las funciones para las que había sido concebido y alberga otros usos. El resultado de estos más de mil años de historia es, pues, la superposición y convivencia de estilos arquitectónicos diversos.

El primer monasterio conocido. Año 1000

Alrededor del año 1000, bajo el impulso del abad Odó, comienza la construcción de un nuevo monasterio según un proyecto coherente que integraba todas las construcciones en el entorno de un claustro y en la que intervino el arquitecto Fedanci. Esta ordenación, que aún pervive hoy, fue la misma seguida en varios centros monásticos y catedrales entre la segunda mitad del siglo X y el siglo XI.

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El monasterio románico. Siglos XII-XIII

En el siglo XII se inicia un nuevo proyecto constructivo para el monasterio. No se varía la ordenación general de los edificios, sino que aquellos más importantes son sustituidos por otros nuevos: la iglesia, el claustro y la sala capitular. Esta renovación, empujada por la prosperidad del momento, fue común a muchos monasterios y catedrales.

A mediados del siglo XII, se empieza la nueva iglesia, que no acabará hasta bien entrado el siglo XIV. Primero se construye la cabecera y el primer tramo de las naves con un planteamiento arquitectónico totalmente innovador, que anuncia ya las formas góticas. A partir de mediados del siglo XIII, se construye el segundo tramo y el cimborrio, punto en el que las obras se detienen. A medida que avanza, se derriba el edificio antiguo, por lo que buena parte de las naves y la galilea del siglo XI conviven bastante tiempo con la nueva arquitectura.

Hacia 1190 se empieza el nuevo claustro, manteniendo los edificios del siglo XI donde se reunían, dormían y comían los monjes. Terminado el claustro, se construye la nueva sala capitular, mayor que la anterior.

En la maqueta, el monasterio hacia 1250, una vez acabadas las obras del claustro, los ábsides y el inicio de las naves de la iglesia.

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El monasterio gótico. Siglos XIV-XV

Alrededor del 1300 se reanudan las obras de la iglesia y se terminan en 1337 con la nueva fachada y el gran rosetón, ya en un estilo gótico, plenamente establecido, para formar un singular edificio de cuatro naves. En ese mismo momento se plantea una remodelación total de los viejos edificios que rodean el claustro. A levante se empieza un gran edificio, con arcos diafragmáticos, que no llegará a concluirse. El resto de obras destacadas se emprenden en tiempos del abad Busquets (desde 1351 hasta 1381). El aspecto más novedoso es la fortificación del monasterio, con acceso por una puerta fortificada, que delimita un nuevo recinto más amplio que el claustral y que consolida el carácter feudal del monasterio.

Las obras de la iglesia se reanudaron a partir del tramo del cimborrio con la continuación de las tres naves ya comenzadas y con el añadido de una cuarta nave en el lado sur, alineada con el cuerpo del campanario. Así quedaba concluida definitivamente la sustitución de la iglesia del siglo XI que, hasta entonces, había convivido con la obra nueva. De todos modos, el resultado no varió sustancialmente la ordenación general del monasterio con los edificios en torno al claustro, establecida ya en el entorno del año 1000. Estas obras, llevadas a cabo durante el gobierno del abad Busquets implican la construcción de un nuevo palacio abacial, y las viejas salas del abad, en el ala oeste del claustro, son remodeladas para formar parte del archivo del monasterio.

Del Renacimiento al Barroco. Siglos XVI-XVIII

La última gran campaña constructiva se fecha en la segunda mitad del siglo XVI. Terminada la época de las grandes ampliaciones, el monasterio se transforma interiormente. Se amplía el recinto amurallado, y se construyen el claustro superior y las casas de monjes y pavordes dentro del perímetro de las murallas del siglo XVI. La reordenación interna obliga a la construcción de la lonja de acceso al claustro.

Como los monjes pasan a vivir en celdas individuales, se construye el claustro superior y su escalera de acceso, así como la lonja occidental. La nueva obra amplía los espacios claustrales de manera considerable y conlleva algunos cambios en la función de los edificios preexistentes.

También se fecha en estos momentos la reordenación de la muralla y la ampliación por el lado sur, que cierra los huertos de los monjes. En los siglos XVII y XVIII se hacen reformas importantes en el interior de la base del campanario y en la nave sur de la iglesia. Esta es compartimentada y resultarán tres capillas, las cuales recibirán una rica decoración barroca.

Terminada la Guerra de Sucesión, el rey Felipe V decretó la destrucción de las defensas del monasterio, entre las cuales, el rastrillo y el matacán del portal mayor. La fisonomía pasó a ser la de un palacio, como se ve actualmente, con una gran cantidad de aberturas en forma de ventanas y balcones, tapiando las almenas. Posiblemente algunas torres también fueran descabezadas.

En el siglo XVIII este era el aspecto del monasterio.

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Estado actual

Después de la exclaustración y desamortización de 1835 el conjunto arquitectónico pasa por diversas vicisitudes.

Sin embargo, se han recuperado y conservado en muy buen estado las partes fundamentales del antiguo monasterio: la iglesia, el claustro románico con sus dependencias, el claustró, el claustro renacentista y el palacio abacial, así como una parte importante del trazado de las murallas del siglo XVIII, como se puede apreciar en las siguientes imágenes.

Monestir Sant Cugat del Valles, Barcelona (Google maps 2020-11-11)
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Visita al Monasterio

Monestir Sant Cugat del Valles, Barcelona (Google maps 2020-11-11)
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Es el momento de iniciar el recorrido por el monasterio.

Desarrollaré la visita en cuatro circuitos.

Primero efectuaré un recorrido por el exterior del recinto amurallado y el palacio abacial. Después, un segundo recorrido exterior por el entorno del edificio monástico. El tercer punto de visita lo concentraré en la iglesia. Para acabar con la visita al claustro, pasando por el claustró, y las dependencias que han sido acondicionadas como museo-centro de interpretación.

Recorrido exterior del monasterio

Fachada de la plaza d'Octavià. El castillo-palacio

Exteriormente, la fachada occidental, que limita con la plaza d’Octavià, se extiende, de norte a sur (izquierda a derecha), desde la torre (A) en el límite septentrional de la muralla, un espacio vacío hasta el castillo-alacio abacial (D) y un lienzo de muralla (E) con dos puertas, la primera de acceso a la iglesia y la segunda hacia los antiguos huertos del monasterio, para terminar en la torre suroeste (F).

De fondo, se eleva la fachada de la iglesia gótica, presidida por el gran rosetón.

Esta fachada corresponde a los límites del siglo XVIII.

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Por el exterior se han señalizado con piedra el perímetro y disposición de las torres de la puerta de entrada de la muralla del siglo XV.

El palacio del Abad

Hacia la segunda mitad del siglo XIV, los abades del monasterio abandonan la antigua cámara dentro de la clausura y se hacen construir un edificio independiente, lo que se llama palacio del Abad (D). Este edificio adopta la estructura característica de los palacios góticos civiles catalanes y, al mismo tiempo, es fortificado como parte integrante de las defensas del monasterio con torres, aspilleras y almenas en el remate.

Como se ha señalado, el castillo defensivo original, fue reconvertido en palacio, anulando los elementos más defensivos, matacán, almenas. También se destruyó la barbacana defensiva con rastrillo, el foso y el puente móvil para salvar el foso.

La torre del lado norte (B), actual Oficina de Turismo, correspondía a la única entrada al recinto claustral.

Esta torre maestra, o del homenaje, con un portal de medio punto con grandes dovelas, los restos del matacán, y la terraza cubierta con un tejado, para hacerle perder el carácter militar.

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En el ángulo sur una torre octogonal (C), con una ventana gótica que era la única apertura hasta el siglo XVI.

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El edificio avanza en el interior en dirección a la fachada de la Iglesia.

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En la parte norte el última se construyó un depósito de agua con una fuente.

Las numerosas transformaciones posteriores, como la remodelación del abate Llupià en 1735, cuyo escudo se erige sobre el portal, o la adaptación a las funciones parroquiales, han alterado su estructura y aspecto iniciales. Actualmente, es el único edificio intramuralles que queda de los que rodeaban la iglesia y el claustro.

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Recorrido por las murallas

La muralla de mediodía

Todo el lateral sur de la muralla (G) es un lienzo continuo, sin torre intermedia hasta el ángulo sureste, con una torre hexagonal (F, H) en cada extremo.

Se construyó en el siglo XVI, tras derribarse la muralla de esta parte, ampliando el recinto y ubicando en é los huertos de los monjes y el del abad.

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Si nos alejamos en este ángulo sureste, y tomamos un poco de perspectiva, obtendremos una magnífica imagen del conjunto monástico.

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La muralla de levante

Al girar en dirección norte por la muralla de levante (I) se observa una puerta defendida por dos torres que daba entrada a los huertos y a las casas de oficios monacal que se extendían por la muralla de levante y norte, todas desaparecidas.

Una visión de estas dos torres y puerta desde el interior.

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En la muralla de levante (I) había dispuestas varias torres, de las que se conserva, en dirección norte, una primera de planta cuadrangular, y una segunda pentagonal.

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A partir de aquí la muralla fue sucesivamente derruida.

La muralla norte

Significa que de la muralla norte no quedan prácticamente vestigios. Sólo hemos visto la torre esquinera noreste (A) por la que he iniciado este recorrido exterior.

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El exterior del recinto claustral

Me sitúo en el interior del recinto amurallado, en el ángulo suroeste. Aquí estuvo el huerto del abad. Se ve el lateral sur del palacio abacial y la fachada de entrada a la iglesia.

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En el proceso de monumentalización del recinto en este espacio si situó la cruz de término (K) que se encontraba antiguamente en un importante cruce de caminos -el de Rubí, el de Terrassa o camino de los Monjes, y el del valle del Llobregat – donde en el paso del siglo XVII-XVIII fue construida la pequeña capilla de Santo Domingo. Posteriormente se trasladó cerca de la Villa en el paseo que lleva su nombre y, finalmente, dentro del recinto del monasterio.

La fachada de la iglesia

La fachada principal de la iglesia (J) se terminó de construir en el siglo XIV en estilo gótico, oficialmente se dio por terminada el 4 de septiembre de 1337, pero sin la vidriera del rosetón. Situada a los pies del templo con orientación a poniente. Muestra la estructura interior del templo, con una nave central más elevada presidida por un gran rosetón, dos naves laterales, de inferior altura, con un rosetón más pequeña en cada una, y una no habitual cuarta nave adosada al lado sur.

Unos delantales sobre las tres naves centrales escondiendo las pendientes de los tejados.

La fachada, donde destacan el portal y un gran rosetón, se caracteriza por la sobriedad y austeridad típicas del arte gótico catalán.

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El portal gótico de arco apuntado, que sobresale de la fachada, está formado por once arquivoltas decrecientes en embudo, sustentadas por columnas cilíndricas y capiteles con motivos vegetales.

La puerta es de dos hojas, con un parteluz. El tímpano estaba decorado con una pintura de la Epifanía, hoy desaparecida.

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El rosetón

El rosetón central conforma el elemento más destacado de la fachada. Es uno de los más grande de Cataluña.

Desde el exterior se observa todo el esqueleto de piedra con doce radios. Habrá que observarlo desde el interior para apreciar su papel en la luz que proyecta.

Fachadas lateral y posterior de la iglesia

La ampliación del recinto monástico en el siglo XVI por el lado sur comportó la creación de un nuevo espacio que, al menos en el siglo XVII, ya estaba destinado a huertos. Un gran huerto común paralelo a la iglesia y, en el extremo oeste el huerto del abad. Como el resto de huertos de los monjes, después de la exclaustración fueron arrendados para financiar el mantenimiento del monasterio.

En la iglesia, la ampliación de la cuarta nave se hizo hasta el nivel saliente de la torre.

La fachada meridional (L) es un cierre que enlaza con la torre ocupando el tres últimos tramos del templo en estilo gótico, como muestran las tres ventanas de arco apuntado. Se hace visible como en el interior se incorporaron posteriormente las construcciones de tres capillas barrocas.

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La torre-campanario y el cimborrio

La torre-campanario (M) es de los pocos elementos que se conservan del conjunto monástico del siglo XI, cuando en 1063 el abad Andreu Sendred vende un campo para pagar la obra del campanario. El cuerpo principal, hasta la parte superior de los arcos ciegos, fue construido en aquel momento y adornado con los clásicos motivos lombardos del románico. Constituía un elemento externo adosado al muro de la iglesia.

La parte superior no se terminó de construir hasta mediados del siglo XVIII.

Tanto el campanario como los ábsides de la iglesia, utilizan como fundamento los restos de la fortificación romana del siglo IV que precedió el monasterio en este emplazamiento. Esta fortificación disponía de planta cuadrangular y torres macizas de planta circular o semicircular en los ángulos y en el centro de cada lado, y nunca se terminó de construir por completo.

Culmina la azotea del campanario dos pequeños cuerpos con las campanas del reloj. En total, unos 50 metros de altura.

A continuación del campanario, adosada al este, se encuentra la actual sacristía, primitiva capilla románica de Todos los Santos (O).

En estas perspectivas se puede observa la combinación entre la torre y el cimborrio gótico.

El cimborrio (N), en forma de prisma octogonal con ventanas a cada lado pertenece al periodo de reanudación de las obras ya en estilo gótico. Culmina con una torreta de dos niveles de estilo románico, modificada en el siglo XVIII, cubierta con una pirámide de baldosa vidriada a la vela, azul y blanca, con la veleta del gallo en la cima. Se ve claramente la combinación de estilos gótico y románico del momento de la transición de estilos cuando se construyó.

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Por encima del tejado de la sacristía sobresale una espléndida ventana románica del primer tramo de la iglesia.

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Lateral de levante. Los ábsides

Como se acaba de ver, en el exterior del primer tramo del templo, dando continuidad a la torre que sobresale, se construyó la capilla románica de Tots els Sants (O) en la que su frontal, con una gran ventana románica de medio punto, enlaza con los tres ábsides románicos (P).

Como marca el criterio canónico, los ábsides están encarados básicamente a levante.

Como sabemos, este templo se empezó a construir por la cabecera, por ábside y los dos primeros tramos del templo. El inicio de las obras corresponde, por tanto, al siglo XI.

Tres ábsides semicirculares poligonales con semicolumnas adosadas a las aristas. Más grande el central, con la decoración lombarda de arcos ciegos y finas ventanas estrechas y alargadas de arco de medio punto.

Esta cabecera se construyó sobre los muros de la fortaleza romana que son visibles en su base, hasta la base del campanario.

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En el ábside central se abrió posteriormente un gran ventanal gótico, donde se observa claramente este encaje, no bien resuelto.

Los arcos lombardos sobre unas ménsulas esculpidas del segundo románico.

 

A continuación, se sitúa la sala capitular gótica, que en el siglo XVIII se transforma en sala capitular barroca. En el siglo XVI si añadió una capilla (Q) que servía de contrafuerte externo.

La continuación constituye la fachada externa (R) del claustro de siglo XI, donde se observa una serie de aperturas efectuadas a lo largo de los siglos, entre las que destacan pequeñas aberturas que daban luz a los dormitorios.

Lateral norte

El lateral norte (S) continúa el cierre del recinto claustral, donde también se ve la huella del paso de los años en la serie de aberturas de estilos diversos según la época.

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La fachada del claustró

En este recorrido hemos retornado a la fachada de poniente. Habíamos comenzado por el lado sur, frente a la fachada de la iglesia, ahora nos situamos en el lado norte, frente al recinto claustral, donde se sitúa la fachada del claustró (T).

Responde a una intervención del abad Despuig, que construyó en el siglo XVI este porche de acceso al claustro, de estilo renacentista toscano, dependencias en el claustro superior.

El templo monástico

El templo constituía el edificio principal del monasterio. Los monjes se reunían para celebrar los ocho oficios diarios establecidos por la regla de San Benito.

Interior de la iglesia

La iglesia es de planta basilical, con tres naves encabezadas por ábside, y una cuarta nave más corta, al lado de la epístola. Las dos naves laterales no tienen la misma anchura, siendo más estrecha la del lado del evangelio.

De unas dimensiones interiores de 55 metros de largo por unos 33 de ancho.

El proyecto original era de concepción románica, pero en el transcurso de los más de dos siglos de construcción terminó adoptando el estilo gótico en una parte del edificio. El conjunto es una edificación de transición románico-gótica.

El edificio resultante dispone de una cabecera románica de la segunda mitad del siglo XII, dos primeros tramos y un cimborrio construidos en el siglo XIII en un momento de transición entre el románico y gótico, y los tres últimos tramos y la fachada, góticos, construidos en la segunda mitad del siglo XIV.

Las cubiertas son de bóvedas de crucería, incluso la del cimborrio.

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Paso del románico al gótico.

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El diorama siguiente, que se puede ver en la exposición del claustro superior, sirve para visualizar el paso de la arquitectura románica a gótica a partir de los dos primeros tramos románicos de arco de medio punto respecto de los tres del pie del templo góticos apuntados.

También permite ver la disposición del coro monástico y el cierre de la parte del presbiterio, como era norma en la separación entre la vida monacal y los asistentes externos dentro de los templos monásticos, que fueron eliminados al convertirse en iglesia parroquial.

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Cabe señalar que la sillería del coro, situado en el tercer tramo de la nave central, fue trasladada en 1911 al monasterio de Valldonzella, en Barcelona.

El rosetón

En el monasterio hay un total de nueve rosetones. De los tres que contiene la fachada, el rosetón central (1) constituye la muestra de mayor interés de todo el templo por sus dimensiones y forma.

El entramado de piedra dominante en la visión desde el exterior se convierte en luminosidad en el interior.

Monestir Sant Cugat del Valles, Barcelona
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Las vidrieras no son las originales de la época medieval, y fueron restituidas en 1979, manteniendo el rigor de la luminosidad.

Los ábsides

Los tres ábsides de la cabecera del templo fueron diseñados en estilo románico al inicio de la construcción de la iglesia, en el siglo XII, con bóveda de cuarto de esfera. El ábside central es el de mayor dimensión y altura, de forma heptagonal, mientras que los laterales son semicirculares.

En el ábside central (2), de planta heptagonal, la cúpula se sustenta sobre columnas adosadas a las aristas del polígono, con capiteles decorados y arcos superiores que enlazan con los nervios que convergen en una anilla semicircular.

La gran ventana gótica fue añadida con posterioridad.

Los ábsides laterales (3, 4) son lisos, con una imposta entre el paramento y la cobertura de cuarto de esfera. La iluminación se resuelve con una ventana aspillerada en cada ábside.

Monestir Sant Cugat del Valles, Barcelona
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El primer tramo lo ocupa el presbiterio (5), que en el año 1798 fue reformado por el abate Montero con una balaustrada de mármol.

En el altar mayor está el altar del siglo XIV y una imagen de San Cugat tallada en piedra de 1942, del escultor Enric Monjo.

En este primer tramo del templo, con presbiterio en la parte central, por el lado del evangelio se produce el enlace con el claustro y la entrada a la sacristía primitiva.

En el lateral sur de este tramo, se sitúa la sacristía actual. Se puede observar la rueda carillón que sólo se toca en las solemnidades.

El cimborrio

El cimborrio (N) está situado en el segundo tramo, de los cinco tramos que tiene el templo, después del presbiterio.

Sobre la base cuadrada de crucero se eleva un prisma octogonal, con una ventana en cada cara. La solución arquitectónica es una combinación de estéticas gótica y románica. Ya habíamos visto por el exterior que culminaba con una torreta de estilo románico.

En 1890 el arquitecto Villar Lozano coloca los tensores del cimborrio.

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El paso de la base cuadrada al octógono superior se resuelve con trompas en forma de triángulo, inclinados y planos. La cúpula se sustenta sobre columnas de las que arrancan unos nervios trilobados que confluyen en una única clave de bóveda. Los ventanales son apuntados y divididos por pilares arboriformes, con las vidrieras de finales del siglo XIX.

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Las dos naves laterales tienen la característica de ser más estrecha la del lado del evangelio. Siguen la misma secuencia de estilos constructivos, del románico al gótico.

Lateral norte, del evangelio

El lateral izquierdo, el del evangelio, arranca del ábside de Santa Maria (4).

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El altar del ábside está presidido por la Mare de Déu del Bosc (Virgen del Bosque), del siglo XII, procedente de la ermita de Sant Adjutori en Collserola, que era venerada por los hortelanos de Barcelona.

Había sido presidido por una virgen románica, actualmente en el Museo de Terrassa y, posteriormente, por el retablo del Roser (8), ahora en el lateral de la misma nave.

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Frontal de Santa Maria, del siglo XIII, procedente del altar de este mismo ábside ahora e Turín (Museo Civico de l’Antiquitá). Se muestra una reproducción fotográfica.

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El muro está ocupado por varios retablos y espacios sepulcrales.

Pasado el primer tramo, con las puertas del claustro y de la sacristía primitiva, el segundo tramo (6) esta ocupado primero por el sepulcro del Abad Odó, abad entre 985 y 1010, con su estatua yacente coronada por un gran gablete gótico.

A la izquierda del anterior la lápida sepulcral del Abad Estruc (1416-1419) proveniente de la nave central de la iglesia. Durante su mandato se celebraron Cortes en Sant Cugat.

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El retablo de Sant Miquel (7) ocupa el tercer tramo. Retablo renacentista manierista del siglo XVI, con escenas de la vida de San Plácido y otros santos benedictinos. Las imágenes de San José y San Antonio Abad son modernas.

Con anterioridad estaba ubicado en el ábside de la epístola, pero se trasladó para facilitar la visión del ábside románico.

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En el cuarto tramo se sitúa el retablo del Roser (8). Obra tardorenacentista del siglo XVI que representa los quince misterios del rosario.

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En el quinto y último tramo del templo, junto a un cristo moderno, se localiza el osario los Saltells (9) descendiente de quien asesinó al abad Biure la noche de Navidad de 1350. Según consta escrito en el sepulcro.

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Lateral sur, de la epístola y capillas

A partir del ábside románico (3) se extiende el lateral sur o de mediodía, más ancho que el lateral opuesto.

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Desde este lateral se accede a las capillas en las que se transformó el cuarto lateral que ocupaba el lado sur del templo.

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El ábside (3) inicialmente le presidía el retablo de San Miguel, que se desplazó al muro del otro lateral (7). Actualmente lo ocupa el retablo gótico de Tots els Sants, que inicialmente había estado en la capilla de Tots els Sants. Es un importante ejemplo de pintura gótica catalana obra de Pere Serra hacia el año 1400, con influencias italianas. Con la figura central de la Virgen con el niño, y el donante a sus pies.

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El primer tramo del lateral ya hemos visto que da acceso a la sacristía nueva (10), que con anterioridad había sido la capilla de Tots els Sants.

Hacia 1275, el abat Claqueri hizo construir la capilla de Todos los Santos. El retablo que la presidía es el que ocupa actualmente el ábside adjunto. El 1763 el abad Gayola convierte la capilla en sacristía. Este abate también terminó los pisos superiores del campanario y la sala capitular barroca.

La capilla de la Pietat y el órgano

Adosado al segundo tramo se eleva por la parte exterior el campanario (11). En su interior si estableció la capilla de Sant Joan Baptista. En el siglo XVI esta capilla se dividió en dos partes en altura para poder ubicar el órgano en la superior, destinándose la capilla inferior a capilla de la Pietat.

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El aspecto actual de la capilla de la Pietat (11) se debe a una reforma de inicios del siglo XVIII. Se encarga al escultor local Joan Sala hacer el retablo barroco de la Pietat, en 1706. Las paredes y el techo se adornan con esgrafiados blancos sobre un fondo negro.

El órgano

El mueble del órgano es de estilo renacentista. La máquina fue cambiada en 1918 y completado en 2000.

Los tres tramos siguientes, al igual que la cuarta nave, fueron construidos ya bajo criterios góticos. En el siglo XVII estos tres tramos exteriores se cerraron para convertirlos en tres capillas barrocas, con tabiques y estrechas sacristías.

La capilla de Sant Bartomeu

La primera capilla, en el tercer tramo del templo, será la capilla de Sant Bartomeu (12), comenzada a construir en 1675 en estilo barroco.

La pintura del Santo con influencias de José de Ribera. La imagen de la Mare de Déu de Montserrat es una talla en madera de Ramon Amat, de 1941.

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En la parte baja de la capilla destaca la cerámica vidriada de las paredes, con el escudo del Monasterio.

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La capilla de Sant Benet

La capilla de Sant Benet (13) ocupa el cuarto tramo. Es de estilo barroco, iniciada a finales del siglo XVII, pero el retablo no se terminó hasta el último cuarto del siglo XVIII.

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En el lateral derecho de la capilla se puede observar el antiguo gallo de la veleta, que la leyenda dice que cantó en el momento del asesinato del abad Biure, la noche de Navidad de 1350.

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La capilla de Santa Escolàstica

Por fin, en el quinto tramo se llega a la capilla de Santa Escolàstica (14). El retablo de Santa Escolástica es del siglo XVII. La parte superior fue destruida en 1936.

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La pila bautismal de Sant Pere d’Octavià

La pila bautismal renacentista situada en el centro es del siglo XVI, proveniente de la antigua iglesia parroquial de Sant Pere d’Octavià. Se instaló aquí después de la exclaustración del siglo XIX, cuando la iglesia abacial se convirtió en iglesia parroquial.

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Los cuadros de la vida de Sant Benet

En este lateral, en el muro de los pies del templo, hay colgados, parece que, de forma provisional, el conjunto de cuadros sobre la vida de Sant Benet (15) de autor desconocido, que originalmente ocupaban la sala capitular Barroca.

En la parte central de este conjunto de cuadros se presenta el Transit de Sant Benet, del siglo XVII. Alrededor, escenas de la vida del santo según los «diálogos del Papa St. Gregorio» (siglo IX).

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Al lado, junto a la puerta un osario elevado adornado con un castillo.

El claustro

Para visitar el claustro se accede por el exterior, saliendo a la derecha de la puerta de la iglesia, hasta la entrada al claustró (S).

El claustro, el elemento más característico de la arquitectura de los monasterios, ordenaba las dependencias donde se desarrollaba la vida de la comunidad monástica. En Sant Cugat se construyó un primer claustro en el siglo XI, algunos elementos del cual aún se conservan. A caballo de los siglos XII y XIII fue sustituido por un nuevo claustro de factura románica y ricamente decorado con capiteles del escultor Arnau Cadell. En su entorno se disponían la iglesia, la sala capitular, el dormitorio comunitario, el comedor, la cocina y la bodega. Las dependencias claustrales fueron reformadas a lo largo del tiempo. Destaca la intervención del abad Despuig, que construyó en el siglo dieciséis un segundo claustro superior y el porche de acceso, de estilo renacentista, el claustró, por lo que debemos entrar.

Del claustró ya he tratado en el momento del final de la visita a la parte exterior del recinto claustral (S). Por aquí entraremos en la zona de clausura.

Dentro del claustró (a), la primera puerta a la izquierda era la entrada a la bodega, mientras que la puerta central da acceso al claustro. Se conserva el artesonado original del siglo XVI.

En el momento de la última visita se podían ver cinco gegants de Sant Cugat.

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Del patio al claustro

El patio del claustro (U) es un espacio muy antiguo que probablemente responde a la disposición del primer cenobio del siglo IX, definido por los edificios periféricos del siglo X que lo cierran. Por los materiales de la obra de sillarejo, hay que pensar que los muros del este, norte y oeste son de antes del año 1000, mientras que el del sur, que es el único de sillares, hay que situarlos entre los siglos XII y XIII en el periodo de construcción del templo.

En el caso del Monasterio de Sant Cugat, la localización del claustro fue establecida en el lado norte de la iglesia.

La planta corresponde a un cuadrilátero irregular, de 32 metros en el lado mayor del norte, y 28 metros el lado menor al este.

Sobre el primer claustro románica se sobrepuso en el siglo XVI un segundo claustro renacentista.

El claustro románico

En el patio de los claustros se construyó una galería que recorría los cuatro lados de edificaciones, configurando unos corredores, o pandas, abiertos al patio por arcadas que en los claustros románicos suelen contener elaborados capiteles.

En Sant Cugat, cada panda está formada por tres series de cinco arcadas del mismo radio, soportadas de dos columnas cada una. Cada serie de arcadas está separada por un contrafuerte, que tienen anchuras diferentes en cada panda, para compensar la diferencia de longitud de cada lado.

La construcción del claustro comenzó en 1190. Por problemas de estabilidad, en 1851 el arquitecto Elies Rogent tensó las bóvedas del claustro.

Como en todo monasterio, el patio central es el organizador de la vida monástica. En estos patios se construye una estructura cubierta por los cuatro costado o pandas. Las cubiertas se soportan sobre pilares con arcos y capiteles de estilos diversos.

La importancia artística del claustro de Sant Cugat radica en la calidad de las esculturas de los 144 capiteles que lo forman y en el buen estado de conservación.

El patio del claustro y la primera iglesia visigótica

Los trabajos arqueológicos en el patio del claustro han sacado a la luz los restos de la primera iglesia visigótica del monasterio (V). De planta rectangular con un ábside en forma de herradura.

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Como he dicho en la introducción, la arquitectura de las Órdenes monacales seguía una estructura y disposición definida por cada orden monástica.

Efectúo un recorrido a partir del ángulo suroeste por donde se inicia la visita al claustro, siguiendo un recorrido en el sentido de las agujas del reloj.

Panda oeste

La panda oeste (b1) corresponde al interior del claustro, con una única puerta central que los comunica y constituye de hecho la entrada al recinto de clausura.

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Panda norte. El refectorio

La panda norte (b2) comprendía la bodega, la cocina y el refectorio.

La puerta de la izquierda lleva a la bodega, y la de la derecha a la cocina.

En el centro se sitúa la entrada al refectorio.

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Desde esta posición se dispone de una perspectiva visual sobre el templo, con el cimborrio y la torre-campanario.

El refectorio disponía de unas interesantes ventanas con celosía.

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Panda este

El enlace de las cubiertas de las dos pandas, norte y este, muestran el estilo arquitectónico más primitivo de esta parte del claustro.

Una puerta daba acceso al exterior (Q) donde estaban las casas de los diferentes oficios monásticos, con una hornacina encima.

En la hornacina una escultura decapitada, parece que representa a la Virgen María preñada del niño Jesús que en la edad media se conocía como la Virgen Gorda y más modernamente como la Virgen de la Esperanza. Aparece citada en el Ritual de 1218. Sería una de las representaciones más antiguas que se conocen de este tipo de Virgen.

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En la panda este (b3) la primera puerta da acceso a un espacio que había tenido varias funciones a lo largo del tiempo. La primera de enfermería y, posteriormente, de capilla de la Santa Cruz (d).

La escalera primitiva (e) que ocupaba este espacio conducía a los dormitorios comunitarios y en las letrinas, encarados a levante para que entrase la primera claridad matutina.

Cuando en el siglo XVI se construyó el claustro superior la escala fue rehecha.

Sigue la entrada a la sala capitular (f).

A continuación de la sala capitular se observa un portal tapiado enigmático. Se supone que podría ser la entrada a la sala capitular primitiva.

La sepultura acoge al abad Ponç Burguet, fallecido en 1306. Es el único sepulcro visible del claustro.

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Desde este punto, frente la entrada al templo, se abre una magnífica perspectiva del patio con los dos claustros.

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Podemos observar las ménsulas de los arcos ciegos de apoyo del claustro superior, con esculturas románicas.

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Panda sur

La cuarta panda (b4) es la que sigue la fachada lateral norte de la iglesia. Aquí se encuentra la puerta del claustro en la iglesia (g).

Este ángulo del claustro se cubrió en el primer cuarto del siglo XIII con un artesonado de madera que dejaba visible una fachada de la iglesia más alta de la que vemos ahora. Una decoración pictórica rodeaba una primera puerta sencilla, de arco de medio punto, y ocupaba toda la altura de esta fachada visible desde el claustro. Contenía la Maiestas Domini con los símbolos de los evangelistas y un apostolado y continuaba por debajo con figuras y escenas dispuestas en registros horizontales, tal como se puede ver en la restitución hipotética que se presenta. Se han conservado restos de los símbolos de los evangelistas y los apóstoles sedentes.

Más adelante, ya en el segundo tercio del siglo XIII, se monumentalizó el acceso a la iglesia con una bóveda de crucería y con una nueva portada esculpida, la actual, que debía anular las partes bajas de la pintura, pero que respetó los registros superiores.

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La construcción de la panda redujo este conjunto a la portada románica.

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Desde la puerta del claustro se dispone de interesantes perspectivas del templo.

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Los capiteles, soporte de imágenes simbólicas

Los escultores traen a Sant Cugat unos repertorios decorativos y figurativos y una manera determinada de organizar el capitel que ya se encuentra en el claustro de la Catedral de Girona y, anteriormente, en el del Monasterio de Sant Pere de Rodes. Son el resultado de una síntesis entre una tradición local, de origen rosellonés, ampliamente desarrollada en las comarcas del Empordà, Gironès, Garrotxa, el Ripollès y Osona, y las novedades aportadas por escultores tolosanos recién llegados. Los claustros de esas tres iglesias configuran un grupo claramente diferenciado dentro de la escultura románica catalana.

Arnau Cadell, escultor que trabajaba en el claustro de la catedral de Girona, comenzada unos años antes, fue llamado para la nueva obra de Sant Cugat. Tal como se lee en la inscripción, se ocupó tanto de la obra escultórica como de la constructiva de la primera fase del claustro. La calidad desigual de algunos capiteles evidencia que dirigía un taller en el que trabajaban otros escultores.

Las obras de la segunda fase, la galería meridional, fueron realizadas por los sucesores de Arnau Cadell, lo que se considera el segundo taller del Claustro. Se siguen utilizando los mismos temas, tanto vegetales como animales, y los capiteles historiados se organizan de la misma manera: la parte superior de los ángulos esta enmarcada por elementos arquitectónicos y las caras de los capiteles por arcos. Pero la escultura, en general, es más avanzada, con un mayor interés por el modelado y un mayor dominio de las composiciones.

Iconografía de los capiteles

Los capiteles están esculpidos con imágenes de seis temáticas: escenas bíblicas (Antiguo y Nuevo Testamento), escenas de la vida monástica, decoración vegetal, decoración geométrica y decoración mítica.

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El escultor, Arnau Cadell, se representó en este capitel que, desgraciadamente fue mutilado, junto a la inscripción con la autoría.

La traducción de la inscripción dice:

«Esta es la imagen del escultor Arnau Cadell, quien construyó este claustro para la perpetuidad«

Monestir Sant Cugat del Valles, Barcelona
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Finalizado el recorrido por el claustro efectuaré una segunda ruta para las estancias visitables.

Museo del Monasterio. Cocina, refectorio y calefactor medievales

Situado en el ángulo noroeste tenemos la entrada a la cocina que es el acceso al llamado museo del monasterio (c). De las funciones de las estancias originales, Cocina, refectorio y calefactor medievales. no queda nada más que los espacios.

Más que un museo se trata de un centro de interpretación sobre los monasterios benedictinos y su construcción en Cataluña, centrándose en el monasterio de Sant Cugat d’Octavià.

La arquitectura del monasterio

Los principios de ascetismo, de alejamiento del mundo y de vida en común que regían la vida de los monjes medievales inspiraron una singular arquitectura del monasterio. Si bien las diferentes órdenes monásticas adaptaron la disposición de los edificios a sus necesidades, sus monasterios presentan en rasgos comunes. Habitualmente se situaban en un entorno rural aislado, alejados de la sociedad y recluidos en ellos mismos.

Del patio al claustro

El antecedente del Claustro monástico es el patio, espacio abierto en torno al cual se organizan las estancias en la arquitectura doméstica Mediterráneo. Los primeros monasterios fundados en Egipto y Palestina en el siglo I seguían esta tradición constructiva de raíces milenarias, que se convirtió en común a todos los monasterios cristianos.

El monasterio benedictino se organizaba como un centro autosuficiente. Aparte de la iglesia y los espacios propios de la vida comunitaria, también incluía aquellas dependencias necesarias para el desarrollo de las actividades domésticas: granero, corrales, panadería, establos, huertos … El plano conservado del monasterio de Sankt Gallen es el ejemplo conocido más antiguo.

La traducción de la inscripción dice: "Esta es la imagen del escultor Arnau Cadell, quien construido este claustro para la perpetuidad"

L’arquitectura romànica a Catalunya

Pasamos al espacio del refectorio.

En los siglos XI y XII se desarrolló en Europa occidental la arquitectura que conocemos como románica, que se concreta en muchos estilos diferentes según los territorios.

En Cataluña, la arquitectura románica, que participa de rasgos muy generalizados en el ámbito mediterráneo, tampoco es homogénea, lo que le otorga una gran riqueza de soluciones constructivas y espaciales.

A finales del siglo XII ya se empiezan a introducir innovaciones que anuncian la nueva arquitectura gótica.

La traducción de la inscripción dice: "Esta es la imagen del escultor Arnau Cadell, quien construido este claustro para la perpetuidad"
La traducción de la inscripción dice: "Esta es la imagen del escultor Arnau Cadell, quien construido este claustro para la perpetuidad"

Arquitectos y constructores

La construcción es un proceso complejo en el que hay una cuidada organización para garantizar la ejecución y la durabilidad de los edificios. Conocemos el nombre de algunos arquitectos que dirigían obras relevantes de los condados catalanes. En Sant Cugat trabajaba a principios del siglo XI Tedanci, que es llamado en las fuentes documentales Architecture et magister edorum (arquitecto y maestro de edificios) y ha principios del siglo XIII, Arnau Cadell se encarga de la escultura de los capiteles y de la construcción del claustro.

Materiales, herramientas y trabajos

El material básico para la construcción de los muros y las bóvedas era la piedra, generalmente local, cogida con mortero de cal, hecho con arena, cal y agua.

Los instrumentos que utilizaban los constructores románicos no eran muy diferentes de los que han sido empleados hasta hace pocos años, incluidos los andamios de madera, que podían apoyarse en pies derechos o colgarse de los muros.

La traducción de la inscripción dice: "Esta es la imagen del escultor Arnau Cadell, quien construido este claustro para la perpetuidad"

El monasterio de Sant Cugat d’Octavià

Había escultura, frescos, tallas, como este Cristo del siglo XIII, talla en madera policromada, atribuido al monasterio de Sant Cugat del Vallès.

Originariamente el Cristo llevaba corona y estaba policromado mostrando los ojos abiertos. Se inscribe dentro de la tipología de «majestades desnudas», en el que se enfatiza la actitud triunfante de Cristo, bien diferente de las representaciones del Cristo sufriente.

La traducción de la inscripción dice: "Esta es la imagen del escultor Arnau Cadell, quien construido este claustro para la perpetuidad"

En esta parte se explica la portada de acceso al templo desde el claustro, que he usado en la explicación a lo largo del recorrido por el claustro.

Aquí podemos ver lo que queda de aquellas pinturas murales del exterior del templo sobre la portada.

La traducción de la inscripción dice: "Esta es la imagen del escultor Arnau Cadell, quien construido este claustro para la perpetuidad"
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Claustro y capiteles

Se ofrecen ciertas explicaciones sobre los capiteles y resaltando los más interesantes, empezando por una explicación sobre Arnau Cadell y su taller.

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La policromía de los capiteles. Los capiteles del claustro conservan pequeños restos de pintura, en algún caso todavía perceptible.

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Maquetas del monasterio de Sant Cugat

En la última sala se expone, especialmente, la secuencia de las maquetas de evolución del recinto monacal a lo largo de la historia. Al principio del Post he reproducido algunas.

Sala capitular barroca

Se sale al claustro por el ángulo noreste, en la tercera panda, lo que nos encamina a la sala capitular barroca (f).

El abad Gayola convirtió la primera sala capitular gótica en la sala capitular barroca en 1763.

En el recorrido por el claustro habíamos visto la entrada a este espacio, ahora podemos entrar.

La capilla del fondo corresponde a la capilla saliente que habíamos observado en el recorrido por el exterior del recinto claustral en la cara este (Q).

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El claustro renacentista

En la segunda mitad del siglo XVI los monjes jóvenes reclamaron mayor intimidad personal. Para pasar del dormitorio común a celdas individuales se procedió a una remodelación de la planta superior donde ubicar las celdas y se construyó un claustro superior entre 1560 y 1583, en tiempos del abad Despuig.

La vinculación del monasterio con Roma supuso la influencia del estilo renacentista.

Para dotar mayor amplitud a las galerías se optó por arcadas mayores que las del claustro románico, lo que comportó que la distribución de pesos no fuera equilibrada, provocando movimientos en las bóvedas inferiores.

Una primera intervención del arquitecto Elies Rogent en 1851 procedió al tensado de las vueltas. A la larga fue insuficiente, y tras varios intentos de estabilización, en 1992 es procedió a un último tensado de las vueltas con cables de acero, como ya hemos podido observar al pasar por las pandas inferiores.

La sobriedad del estilo toscano con el que se construyó el claustro hace que no entre en conflicto estético con el claustro románico. De este momento también es el claustró.

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Detalle del claustro, con una hornacina dedicada a la Virgen María.

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Espacio interpretativo: La historia del monasterio

En este espacio superior se presenta un segundo espacio de interpretación dedicado a La historia del monasterio.

Se parte de la orden de San Benito para acabar con la vida del monasterio de Sant Cugat.

Antes de la entrada en el espacio interpretativo, tres dioramas realizados por Joan Rovira, escenifican dos momentos significativos de la historia. Dos dedicados a la Batalla de San Cugat de 1808 y uno al Asesinato del abad Biure el 25 de diciembre de 1350 durante la misa del Gallo por una disputa de herencias. Este último lo he aprovechado al presentar el interior del templo.

Bases d’informació

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