El Monasterio de Santa María de Poblet (Tarragona) es un ejemplo de reconstrucción y rehabilitación de un gran monasterio románico-gótico del Cister, reconocido como Patrimonio de la Humanidad. Con el valor de tener vida monástica activa.
Monasterio de Santa María de Poblet (Tarragona)
Monasterio de Santa María de Poblet., Conca de Barberà. Tarragona
Plaza Corona d’Aragó, 11, 43448 Vimbodí i Poblet
Teléfono: 977 871201
Coordenadas 41º22’51”N 01º04’57”E. Altitud: 500 msnm
Web: monestirdepoblet Email: hostatgeria@poblet.cat
restaurantbosseria@poblet.cat
Última visita: 2019
Monasterio de Poblet. Conca de Barberà. Tarragona
El Real Monasterio de Poblet, popularmente conocido como Monasterio de Poblet, es uno de los más importantes cenobios masculinos de la Orden del Císter en Cataluña. Actualmente, junto con el Real Monasterio de Santes Creus y el femenino Real Monasterio de Santa María de Vallbona de les Monges, configuran la llamada turísticamente «Ruta del Cister».
Una característica importante actual es que se mantiene vivo, con una veintena de monjes. También es activo el femenino de Vallbona de les Monges.
El territorio
Localizado en la comarca de la Conca de Barberà, en Tarragona, en el municipio de Vimbodí-Poblet, se encuentra a unos 500 msnm. La comarca es una gran hondonada oval, y las mayores altitudes se encuentran en la parte sur del monasterio, en la Serra de Prades, con la máxima altitud del entorno a 1201 msnm. Esta parte forma el Paraje Natural de Poblet.
El término se extiende por las laderas septentrionales de las montañas de Prades. Lel atraviesan el río de Milans y el barranco del Titllar, ambos afluentes del río Francolí.
Un poco de historia
La historia del Monasterio arranca cuando el conde Ramon Berenguer IV se dirigió al abad del monasterio de Fontfreda (Narbona-Languedoc) para ofrecerle tierras para la construcción de un monasterio situadas en el Hortus de Poblet.
La abundancia de la especie populus (álamo, chopo) en el lugar, parece que hace derivar el nombre de Poblet.
El objetivo era ayudar a la consolidación militar y el repoblamiento de este territorio tras su reconquista. Al mismo tiempo, se creaba un centro de estudio y de trabajo de la tierra con una Comunidad que tenía por lema «ora et labora«.
La comunidad religiosa elegida fue la de la Orden del Císter, rama benedictina que retornaba a las raíces de San Benito. Este hecho tendría consecuencias en el modelo arquitectónico, libre de ornamentaciones que distrajeran la concentración a los monjes.
En el claustro no hay prácticamente ornamentación en los capiteles, cuanto más algún motivo vegetal simple. Las columnas de la Iglesia son de la máxima simplicidad y austeridad.
El 1150 vinieron doce monjes del monasterio de Fontfreda para fundar el Monasterio.
Desde el principio contó con la protección real, hasta convertirse en panteón de la dinastía catalano-aragonesa y tener un papel importante en la vida política.
Con el tiempo, fue perdiendo su importancia hasta quedar abandonado por el decreto de desamortización de Mendizábal de 1835, con el expolio posterior.
En 1940 cuatro monjes cistercienses venidos de Italia retornaron la vida monástica e hicieron posible la resurrección de la institución y del monumento.
Una visión de conjunto del Monasterio
Los límites del Monasterio actual están formados por tres recintos amurallados.
Un primer muro envolviendo todo el Monasterio.
Al oeste está situada la entrada principal al conjunto por el arco de la Antigua portería, junto a casa del abad Lerin, por donde se accede a una plaza que forma el primer ámbito (I) donde habitaban los trabajadores y era zona de almacenes.
Una segunda puerta, la Puerta Dorada, daba acceso al segundo recinto (II) donde el Monasterio ofrecía servicios a la comunidad y al exterior: basseria (administración), hospital de pobres y de los peregrinos, hospedería. También era ámbito de recepción de las jerarquías que visitaban el monasterio, o ámbito de alojamiento de las damas de la reina cuando los reyes Fernando e Isabel visitaron el Monasterio
Por fin, se llega al tercer recinto (III), el monacal, con la gran muralla y las puertas de la Iglesia y Real.
De hecho, en sentido estricto, el ámbito de la clausura se extiende sobre los terrenos adyacente a este tercer recinto (IIIa), donde desarrollaban las labores, especialmente agrarias, los monjes y hasta los límites del muro exterior.
Recorrido por el Monasterio
Vista general del Monasterio de Poblet
Desde una cierta distancia impresiona ver la magnitud del conjunto total del Monasterio de Poblet.
Muros exteriores
Todo el recinto estaba rodeado de un muro que protegía la intimidad de los monjes y las áreas de servicios.
En la parte que es accesible, se observan algunas puertas y edificios anexos.
También es posible obtener una visión del Monasterio desde varios ángulos.
Antigua portería y casa del abad Lerin
Para iniciar la visita en sitio en la plaza del extremo oeste del conjunto.
La entrada se efectúa por el arco de la Antigua portería del monasterio (a) del siglo XVI, que daba acceso al primer recinto del complejo monacal. La puerta presenta la forma de torre del reloj.
A su lado la casa del abad Lerin.
Primer recinto
Una vez dentro del primer recinto (b), girando la vista puedo ver la parte posterior de la entrada y la casa del abad Lerin (1531 a 1545), con su escudo en la pared.
En este primer espacio destacan las edificaciones del siglo XIX destinadas a almacenes agrícolas, hoy recepción de los visitantes en la Oficina de Turismo (c) y la bodega del Monasterio (d).
Porta Daurada (Puerta Dorada)
La Porta Daurada (e), da acceso al segundo recinto. Esta puerta, del siglo XV, era la puerta de honor del monasterio, el lugar donde la comunidad salía a recibir a los visitantes y los difuntos ilustres. El 1595, con motivo de la visita del rey Felipe II, fueron hechas dorar las planchas de bronce que cubrían las puertas de madera, lo que da origen al nombre de Puerta Dorada.
Capilla de Sant Jordi
A la derecha de la Porta Daurada está situada la Capilla de Sant Jordi (f), dedicada a la Mare de Déu del Roser, a sant Miquel y a sant Jordi. La promovió el rey Alfons IV el Magnànim en acción de gracias por la conquista de Nápoles (1442). Se trata de una delicada pieza gótica de planta cuadrada. En la fachada exterior se pueden ver los escudos del rey Alfons y del abad Bartomeu Conill, y en lo alto del pináculo central la cumbre y el dragón alado, símbolos reales.
Plaza del Monasterio
Pasada la puerta entro en la plaza del Monasterio (g).
En frente tengo la majestuosa fachada de la Iglesia del Monasterio con la muralla del tercer recinto.
El gran espacio ante la fachada del monasterio ha sufrido muchas modificaciones a partir del siglo XIX como consecuencia deI abandono del recinto, hasta perder casi todas sus construcciones.
En mi espalda, observo la parte posterior de la Puerta Dorada, con la capilla de Sant Jordi en el lado sur y el moderno edificio de la Hospedería de Poblet en el lado norte.
Hospedería externa
El moderno edificio de la Hospedería externa (h), que comenzó a funcionar en 2010, ocupa el espacio de la antigua bosseria o administración (siglo XVIII) y del hospital de pobres y peregrinos (siglo XIII), del que queda sólo la portada de acceso a la actual hospedería.
Enlace con el Post: Hospedería del Monasterio Poblet
Capilla de Santa Caterina
La Capilla de Santa Caterina (i) (1250), de un sencillo estilo románico, adjunta a la hospedería, estaba destinada antiguamente a los vecinos, a los peregrinos y a los huéspedes del monasterio.
Actualmente está permanentemente abierta como espacio de oración para los visitantes.
Palacio del Abad
Dominando el espacio de la plaza del Monasterio se encuentra el que fue Palacio del Abad (j), comenzado por el abad Francesc Oliver de Boteller el siglo XVI y acabado a finales del siglo XVIII según indican las fechas de 1591 en la galería renacentista y de 1776 en la fachada principal.
Reconstruido en 1990 conserva la fachada principal del siglo XVIII, la galería y porche renacentistas (siglo XVI), la escalinata principal del mismo siglo, y la capilla privada del abad, en la primera planta del edificio.
En la actualidad en el edificio hay alojado el archivo del President Terradellas, depositado en Poblet.
Recinto monacal y de clausura
Ha llegado el momento de la visita el recinto monacal y de clausura.
El hecho de ser un cenobio vivo conlleva que la visita discurra por dependencias musealizadas, pero también para otras que forman parte de la vida cotidiana de los monjes, pero que no son usadas por estos en el momento de las visitas, como el refectorio, el claustro y la parte monacal de la Iglesia.
Este recinto, corresponde a la parte más fortificada de la Edad Media.
Muralla
Domina todo el conjunto la imponente muralla (k) de 11 metros de altura, 2 metros de espesor y 608 metros de perímetro, mandada construir por el rey Pere III el Cerimoniós en el siglo XIV, y que cierra el tercer recinto del monasterio, esto es, la clausura propiamente dicha con las dependencias monacales.
La muralla es una verdadera muralla defensiva, y cuenta con almenas, aspilleras, camino de ronda y un total de 12 torres.
Portal de la Basílica
Antes de entrar puede ser interesante detenerse a observar el portal de la Basílica (l) y tomar un primer contacto con el recinto eclesial.
Es de estilo barroco, construida en dos etapas en los siglos XVII y XVIII. Pone un amable contrapunto al sobrio lienzo de muralla. En el cuerpo central de esta portada, del siglo XVII, destacan las imágenes de la Mare de Déu Assumpta arriba, y de Sant Benet (izquierda) y Sant Bernat (derecha) a ambos lados de la puerta de entrada.
El interior de la Iglesia
Se entra en el templo (n) por un atrio de grandes dimensiones, de 22 metros de ancho y 7 de largo. En el frente una puerta románica por la que se accede al templo.
En cada lateral del atrio está dispuesto un altar.
El de la derecha es el altar de Santo Sepulcro, de alabastro policromado.
A la izquierda hubo un altar dedicado a la Mare de Déu Àngels, hoy desaparecido y sustituido por un Calvario.
Pasada la puerta románica, se entra en el interior del majestuoso y sobrio templo, de transición románico-gótica.
Después de esta primera toma de contacto con el templo salgo para dirigirme a la Puerta Real (m), punto de encuentro para iniciar la visita al recinto.
Visita guiada al Monasterio
En colores están señaladas las zonas que incluye la visita que, como se puede constatar, corresponden a una parte importante de todo el conjunto.
Puerta Real y primeras estancias
La Puerta Real (1), noble y severa, flanqueada por las dos grandes torres, deviene la puerta de entrada principal a las dependencias monásticas: el rey Pere encargó su construcción al ingeniero militar Guillem de Guimerà en 1368. La muralla y sus torres, sin embargo, no fueron del todo acabadas hasta el siglo XV.
En el centro el escudo de la Confederación, presentado por un ángel y dos leones rampantes.
A los lados, el escudo del rey Pere el Cerimoniós (1336-1387).
Durante la espera para entrar, me entretuve observando las firmas de los canteros en muchos de los sillares, y me llamó la atención como se repetía la de uno en concreto.
Patio distribuidor
Se entra por un patio interior (2) que hace de distribuidor: a las dependencias monacales, por la puerta fortificada del Monasterio al frente, que da paso al Atrio del abad Copons; a unas escaleras a la derecha hacia las dependencias regias del rey Martí l’ Humà, y a mano izquierda la entrada a dependencias como la panadería o los cuartos de los oblatos. Estas últimas no se muestran en la visita.
Palacio del rey Martí l’Humà
Como decía, las escaleras de la derecha conducen al Palacio del rey Martí l’Humà (3). El rey Martí l’Humà emprendió esta construcción a finales del siglo XIV, que, al producirse su muerte (1410), quedo inacabada. Destacan los ventanales góticos de las fachadas oriental y occidental, delicadamente trabajados, con las escalinatas -rehechas- del patio y las dos portadas de acceso al palacio. Las salas interiores fueron completadas en el siglo XX con el fin de exhibir algunas de las colecciones artísticas del Monasterio.
Atrio del abad Copons
El Atrio del abad Copons (4) cubre, con dos hileras de bóvedas sostenidas por arcos ojivales, el espacio situado entre las dos dependencias principales de los hermanos conversos -lal bodega o almacén y el dormitorio a la derecha, y el refectorio a la izquierda-. Al fondo la antigua puerta románica de acceso al claustro, del siglo XIII.
Sala de los lagares
El espacio que ocupaban la bodega y el dormitorio de los hermanos conversos en el siglo XIII, fue transformado en el siglo XIV en sala de los lagares (5), dándole su actual aspecto con la sólida bóveda de crucería con el escudo del abad constructor, Ponç de Copons (1316 a 1348).
Refectorio de los hermanos conversos
Esta sala fue construida a mediados del siglo XIII para comedor de conversos (6). Los conversos eran religiosos no-monjes que trabajaban conjuntamente con los monjes en trabajos manuales y en las tierras de los monasterios, y tenían menos obligaciones de oración.
La disminución de las vocaciones de conversos el siglo XIII e importantes cambios en la economía de Poblet, con una dedicación más intensa al cultivo de la vid y el vino, hicieron que a comienzos del siglo XIV este comedor se convierte en bodega.
A este fin se vació el suelo del edificio hasta una profundidad de 3 metros y se recimentaron las bases de los muros. Fue una operación de ingeniería medieval importante.
Las prensas para la uva se situaron en la Sala de la Bodega, desde la que el mosto atravesaba el atrio por una canal bajo tierra y venía hasta esta sala. Las botas y tinas estaban al nivel del antiguo suelo.
La restauración de la bodega se planteó recuperando el nivel original del comedor con un sistema de entarimado.
La disposición actual de la sala revela aún, bajo el entarimado, el nivel que alcanzó en el siglo XIV cuando fue excavada hasta los cimientos. El canalón de piedra visible en varios tramos de muro servía para conducir el mosto exprimido desde la sala de los lagares hasta las botas destinadas a la elaboración del vino, hoy desaparecidas. Junto a la puerta hay un gran silo de piedra.
El guía nos hace ver que en la primera columna alguien «escribió el menú del día».
Claustro mayor y estancias anexas
Claustro mayor
El claustro mayor (7) es el centro de todas las dependencias del cenobio. Se comenzó a construir en el siglo XII, junto al ala norte de la Iglesia, con arcos de medio punto, y fue continuado en los siglos XIII y XIV unificando todas las cubiertas con bóvedas sostenidas por arcos ojivales. El resultado es que un lateral es de estilo románico y los otros tres góticos.
Dentro del espacio reservado existen dos claustros más.
Adosados a los muros hay varios sepulcros pertenecientes a familias nobles benefactores del Monasterio.
Las dependencias principales del Monasterio -iglesia, dormitorio (el piso superior). sala capitular, locutorio y sala de monjes, calefactor, refectorio y cocina- se organizan en torno a este espacio cuadrado, abierto y luminoso.
Sigue en su decoración los cánones cistercienses estrictos de sobriedad decorativa.
Templete del lavabo
El templete del lavabo (8), con la fuente y el jardín, quieren evocar el paraíso, expresión de la vida de unidad y comunión a la que los monjes aspiran llegar.
El lateral norte da acceso a la cocina, el refectorio y el calefactor.
Cocina
La primera Cocina (9) corresponde al siglo XIII. El espacio actual, con la chimenea y los fogones, fue remodelado en el siglo XIX y no responde a la disposición original.
En la cubierta se observa aún la antigua clave de bóveda, otrora agujereada para permitir la ventilación.
Las pequeñas aberturas practicadas a ambos lados de la sala servían para pasar la comida a los dos refectorios, el de los monjes y el de los hermanos conversos. La antigua chimenea con los fogones, integrada en la cocina actual del monasterio, se encuentra tras un arco tapiado.
Refectorio de los monjes
El Refectorio de los monjes (10) proviene del siglo XII. Es una sala rectangular cubierta por una bóveda ligeramente apuntada sostenida por tres arcos, todo de gran simplicidad. Al fondo a la derecha, sobresaliendo del muro, el púlpito del monje lector. Los paramentos son de madera modernos del siglo XX.
Este es uno de los espacios de uso actual de la comunidad, que son visibles fuera de horas de uso. Se podía ver las tablas preparadas para los monjes que ese día tenían que comer en el Monasterio.
Calefactor
Junto al refectorio está dispuesto el Calefactor del siglo XIII (11). A esta pequeña sala, con bóveda de piedra sencilla ligeramente apuntada, con su chimenea hoy desaparecida, acudían los monjes para calentarse durante los días fríos del invierno.
Escritorio-biblioteca
Junto al calefactor una gran sala aloja el Escritorio-biblioteca (12). El antiguo scriptorium y otra sala contigua, ambas del siglo XIII, fueron destinadas a biblioteca en el siglo XVII. Su tipología, utilizada también en el refectorio de los conversos, es un exponente magnífico de la arquitectura cisterciense. Era un espacio funcional para la lectura y el trabajo de los monjes.
A través de una puerta cristalera se puede ver el interior de la biblioteca actual. No se puede entrar a visitarla, pero es de uso para estudiosos previa solicitud de autorización.
Locutorio de los monjes
El locutorio de los monjes (13), del siglo XIII, es una sala rectangular muy sencilla con bóveda de piedra ligeramente apuntada que arranca de una imposta. Es el lugar donde los monjes podían hablar y donde se distribuían las tareas de la jornada.
Esta sala no formó parte de la visita.
Sala capitular
Uno de los espacios más emblemáticos de todo monasterio es la Sala Capitular (14). Es el lugar donde la comunidad de monjes se reúne y constituye como tal para leer cada día un capítulo de la Regla de san Benito, escuchar el comentario del abad y resolver los asuntos y conflictos de la vida de la comunidad.
La Sala Capitular de Poblet está situada en el lateral este del claustro. Una portada románica, con un ventanal a cada lado, muestra la importancia de este lugar en la vida de un convento.
Tiene planta cuadrada de 15 metros de lado, con cuatro columnas centrales.
Se hermanan armoniosamente las formas románicas del último periodo (puerta y ventanales) con las góticas ya plenamente desarrolladas de su cubierta ojival, con la forma de palmera que se ha ido repitiendo por todas las estancias góticas.
Al fondo, entre las losas del pavimento, sobresalen las lapidas de las tumbas de varios abades del monasterio.
Avanzamos hacia la puerta de entrada a la Iglesia.
Nave de mediodía (Colación)
Justo antes de Completas, aprovechando la última luz del día, los monjes se sientan todos juntos a lo largo de esta ala del claustro, la de estilo románico, o Nave de mediodía (Colación) (15), junto a la Iglesia, para escuchar en silencio una lectura espiritual.
Iglesia mayor
Es el momento de acceder a la Iglesia mayor (16). En este Monasterio el claustro esta adosado al lateral norte, o del evangelio, del templo.
En 1963, el Papa Juan XXIII, concedió a la Iglesia abacial el título de Basílica Menor.
La entrada desde el claustro te introduce en la parte del templo reservada a los monjes, que está separada por unas verjas de la parte pública.
La planta es basilical con transepto en forma de «T», con las tres naves, crucero y deambulatorio con capillas absidales, y un absidiolo a cada lado del transepto. Construida en su casi totalidad durante el siglo XII. Sigue en todo los cánones cistercienses más estrictos de simplicidad.
La Iglesia tiene unas dimensiones de 85 metros de longitud, 21 metros de anchura, y la altura de la nave principal es de 28 metros.
La entrada principal desde el exterior está situada en los pies del templo, con un rosetón con una forma circular irregular.
Vale la pena apreciar la severidad de las formas constructivas.
El lateral de la epístola se modificó en el siglo XIV con el fin de abrir siete capillas laterales al servicio de las necesidades de la numerosa comunidad, en para celebrar la misa diaria de cada monje.
Girola y absidiolos
El ábside central está formado por una girola con cinco absidiolos (17) que corona las tres naves de la Iglesia, lo que permite un deambulatorio por detrás del altar mayor, con cinco capillas absidales.
Otros dos absidiolos, en cada brazo del crucero, están dedicadas a san Benito (brazo sur) y en San Bernardo [brazo norte).
La cúpula del crucero es funcional y no aporta ninguna iluminación externa, a pesar de que en el exterior esta coronada con un magnífico cimborrio gótico que se cubrió, en un estilo más sencillo del diseño original, en el siglo XVII. Tiene planta hexagonal y grandes ventanales con cuidada tracería gótica. Contrasta con el sencillo campanario de 1666 y la cúpula barroca de la sacristía. De lo que se deduce que el cimborrio tiene exclusivamente función estética.
Coro de los monjes
Como corresponde a todo monasterio, en la nave central, y dentro de la zona de clausura, está dispuesto el Coro de los monjes (18) para los actos litúrgicos de los monjes. Es un ámbito usado en cada momento de oración colectiva, y tiene un momento especial en la última oración del día, las Completas y el canto de la Salve.
A estos momentos de oración puede asistir público, ya que el templo está siempre abierto.
El mobiliario del coro se actual, dado que el original fue quemado.
Una vez repasada la estructura del templo, hay que detenerse en los dos elementos más significativos de su contenido, como son las Tumbas Reales y el retablo.
Tumbas reales
La importancia histórica de Poblet radica en que fue el Panteón real de los reyes de la Corona de Aragón a partir de una idea personal del rey Pere III el Cerimoniós.
Las Tumbas Reales (19) fueron construidas sobre dos arcos rebajados, el crucero, los únicos elementos originales que quedan tras la restauración realizada por Frederic Mares en el siglo XX. Tener en cuenta que con el abandono y los expolios habían quedado seriamente dañadas.
Hay enterrados ocho reyes de Cataluña y Aragón desde Alfons II el Cast hasta Joan II. Seis reinas consortes de Cataluña y Aragón, y Beatriz de Aragón (1457-1508), que fue dos veces reina consorte de Hungría.
La disposición de las tumbas, según el plano siguiente es: (1) Joana d’Empúries, hija de Pere el Cerimoniós; (2) Jaume I el Conqueridor (1213-1276) (tiene doble estatua); (3) Alfons I el Cast, llamado también el Trovador (1162-1196) (tiene doble estatua); (4) Martí l’Humà (1395-1410); (5) María de Navarra y Elionor de Portugal, esposas de Pere III; (6) Pere III el Cerimoniós, llamado también el del Punyalet (1336-1387) y Elionor de Sicília, su 3ª mujer; (7) Joan I el Caçador, llamado també el Amador de la Gentilesa (1387-1395) y su esposa Violant de Bar; (8) Mata d’Armanyac, la esposa de Joan I; (9) Fernando I de Antequera (1412-1416) (tiene doble estatua) y su esposa Leonor de Alburquerque (no fue nunca enterrada en Poblet, aunque tiene la sepultura preparada); (10) Joan II (1458-1479) (tiene doble estatua) y su esposa Joana Enríquez; (11) Alfons IV el Magnànim (1416-1458).
Retablo de Damià Forment
Esculpido en el fondo del presbiterio por Damià Forment con alabastro de Sarral, está dispuesto el Retablo de Damià Forment (20), esculpido entre 1527 y 1529. Constituye el inicio del Renacimiento en el territorio. Muy deteriorado en su conjunto, acoge la imagen de Santa María de Poblet, que aparece de pie con el Niño en brazos.
Sacristía nueva
En el extremo derecho del transepto se construyó en el siglo XVIII una extensión para la Sacristía nueva (21). Consiste en un amplio edificio de arquitectura barroca que, en la actualidad, ha perdido la práctica totalidad de su decoración original, con la excepción de restos de pintura al fresco de la cúpula y las pechinas. Se puede contemplar un Cristo crucificado de Francisco Ribalta y un apostolado de García Salmerón.
Como no se permite entrar en el recinto, me he de conformar con observarlo desde la puerta.
La cúpula exterior de la Sacristía con su linterna, forma parte del perfil actual del Monasterio.
En el lado izquierdo antes de entrar en la Sacristía hay una curiosa pieza fragmentada en la pared.
Órgano de tribuna
Antes de salir del templo hagamos mención del Órgano de tribuna (22) construido en 2012 por la firma suiza Metzler Orgelbau AG, situado a los pies del recinto, entre la puerta de entrada y el rosetón.
Se trata de un instrumento de estética sonora barroca interregional, es decir, recoge en una equilibrada síntesis los elementos más significativos de las diversas escuelas de órgano europeas del periodo barroco. Dispone de 56 juegos repartidos en tres teclados manuales y pedal.
Piso superior
Dormitorio de los monjes
Del lado izquierdo del transepto se eleva una escalera hasta la planta superior, desde donde se accede directamente al dormitorio de los monjes (23) del siglo XIII.
Se trata de un espacio grandioso y funcional a la vez. que sustituye por primera vez en Cataluña la bóveda de piedra por un tejado sostenida por arcos diafragmáticos que apoyan en ménsulas.
Esta sala de estilo gótico hace 87 metros de largo por 10 de ancho con diecinueve grandes arcos ojivales.
En las ménsulas aparecen, también por primera vez en Poblet, los elementos decorativos fantasiosos que el Císter había expulsado. Otra escalera comunica este espacio con el claustro, como he indicado al presentar este.
Sobreclaustro
Del dormitorio salimos directamente a la azotea del claustro o sobreclaustro (24), donde se perciben vestigios del claustro superior desaparecido.
El claustro adosado a la iglesia es el que se corresponde con el estilo románico.
Mientras que el claustro al que está adosado el dormitorio ya es de estilo gótico. Desde el exterior se constatan claramente las impresionantes dimensiones del dormitorio.
También tenemos una nueva perspectiva del templete del lavabo.
Y coronando las naves del dormitorio y de la Iglesia, la espadaña del siglo XII, y el cimborrio del siglo XIV.
El recorrido de la visita retorna por el dormitorio, bajando las escaleras, hasta la nave del templo.
El grupo de visitantes tenemos tiempo para dar un último vistazo al templo y hacer fotografías. Por la puerta de la reja que separa la nave del templo saldremos para ir a la puerta principal.
Y en este punto, yo también doy por terminada esta presentación.
Fin de la visita
Después de la visita un montón de preguntas me vienen a la cabeza: sobre el papel del monasterio en la Edad Media; sobre el papel de un monasterio en el siglo XXI; sobre el contraste entre la humildad de la vida monástica cisterciense y la majestuosidad del templo; etc.
A decir verdad, muchas de las cuestiones me vinieron a la cabeza mientras asistía al rezo de Completas y el canto de la Salve, en la oscuridad del recinto.
En cualquier caso, he podido disfrutar de una magnífica edificación, valorada como Patrimonio de la Humanidad, en una rehabilitación que, para un neófito como yo, me ha parecido espléndida.
Para un amante de la cultura histórica no diré que sea una visita imprescindible -hay tanto interesante para ver-, pero si altamente recomendable, con el añadido de que aún se mantiene como un lugar vivo y activo en su función original. Por ejemplo, ver las mesas preparadas en el refectorio o, si se desea, asistir a alguna de las oraciones en el templo con el uso del canto gregoriano.
Bases de información
Libro
Josep Pla (1980), Guia fonamentada i popular del Monestir de Poblet, Publicacions de l’Abadia de Poblet
Enlace con el Post: Hospedería del Monasterio de Poblet