Recópolis (Guadalajara) es la única fundación visigoda conocida arqueológicamente en la península ibérica. La visita al yacimiento, complementada con el Centro de Interpretación, nos remite al periodo poco conocido de los siglos VI y VII.
Recópolis, ciudad visigoda (Guadalajara)
Recópolis, ciudad visigoda. Zorita de los Canes. Guadalajara
Dirección: Carretera de Almoguera s/n. Municipio: Zorita de los Canes. Comarca: La Alcarria. Provincia: Guadalajara. Com. Autónoma: Castilla-La Mancha
Coordenadas: 40°19’15.8″N 2°53’35.1″O Altitud: 650 msnm.
Centro de Interpretación: Coordenadas: 40°19’18″N 2°53’22″O
Web: ayuntamiento
Conjunto Histórico Artístico (1946)
Parque Arqueológico de Recópolis: Bien de Interés Cultural (BIC): Zona Arqueológica (2004)
Visita: 2021
Recópolis, ciudad visigoda. Zorita de los Canes. Guadalajara
Entre los años 507 hasta el 711 d.C. la Hispania romana es desplazada por el reino hispanovisigodo. A pesar de representar un largo periodo de dos siglos, son escasos los restos documentales, arquitectónicos y artísticos de los que se dispone para esta etapa. En el periodo, el estilo tardorromano evolucionará al visigótico.
Solamente se tiene constancia de que durante estos siglos se crearon cuatro nuevas ciudades: Recópolis, Victoriaco (en la provincia de Álava), Oligicus (posiblemente Olite en Navarra) y Baiyara (se asocia a Montoro en Córdoba). Por lo que parece ninguna de estas ciudades tuvieron pervivencia en el tiempo. De todas ellas, Recópolis es la única fundación visigoda conocida arqueológicamente en la península ibérica.
Este Post está dedicado al yacimiento arqueológico de la ciudad de Recópolis, situada en las inmediaciones de Zorita de los Canes, en la provincia de Guadalajara.
La ciudad, que sirvió de cantera para la construcción del castillo de Zorita y de su medina, quedó desparecida hasta que fue descubierta en 1893 por el arqueólogo Juan Catalina García López. Los restos fueron declarados Conjunto Histórico Artístico en 1946, dándose comienzo a las excavaciones arqueológicas de Recópolis en el año 1947, dirigidas por el profesor Juan Cabré. Tras un lapso de tiempo sin intervenir, fue a partir de 1970 cuando se reanudaron, sistematizándose, las excavaciones a partir de los años 90, y que continua de forma anual en la actualidad.
Un poco de historia: Los visigodos y Recópolis
Desde principios del siglo VI los visigodos llegan a Hispania para defender a la población hispanorromana de los grupos de suevos, vándalos y alanos. Los visigodos se asentaron principalmente en la meseta, un poco al margen de la población autóctona, aunque íntimamente relacionados con el poder.
Instalaron la Corte en Toledo, convirtiéndola en el centro político y religioso de la España visigoda.
El año 578 el rey Leovigildo logró la unificación territorial de la Península, recuperando las tierras del sur a los bizantinos, derrotando definitivamente a los suevos y manteniendo a raya a cántabros y vascones. No fue hasta más tarde, con Recaredo, cuando se consiguió la unificación religiosa, abandonando el arrianismo y convirtiéndose al catolicismo.
Como consecuencia de estos éxitos, y tomando como referencia al Imperio Bizantino, Leovigildo sentó las bases de un estado centralizado con capital en Toledo, adoptó, por primera vez en el reino visigodo, vestimentas y atributos reales, acuñó su propia moneda y, para mantener todo ello, impuso un sistema de recaudación fiscal.
Para conmemorar esta consolidación del poder real y del estado, Leovigildo fundó una ciudad de nueva planta, Recópolis, parece ser así nombrada en honor de su hijo, emulando al gran emperador Justiniano.
Si Recópolis estuvo realmente dedicada a Recadero, su segundo hijo, queda la incógnita de por qué no lo hizo a su heredero Hermenegildo, aun cuando con posterioridad Recaredo llegase a ser rey.
Recópolis se crea en el año 578 por Leovigildo, tras la campaña de Orospeda. Se la ubica en la Celtiberia, a unos 110 kilómetros lineales al este de la capital Toledo, sobre el mismo río Tajo.
Territorio e historia de Recópolis
El territorio
Situada en el margen izquierdo del Tajo, sobre el cerro de La Oliva, en la provincia de Guadalajara se alza Recópolis. Una ciudad que se adapta perfectamente a la topografía del terreno, sobre unas 33 hectáreas en un cerro amesetado, lo que le otorga unas magníficas defensas naturales y con el Tajo a los pies.
Se trata de un bastión defensivo estratégico lo suficientemente cercano a Toledo y a medio camino de Guadalajara y Cuenca.
En la imagen se observa la forma de meseta del cerro de La Oliva, con el río Tajo pasando a sus pies por el lado norte. El río se prologa en un meandro que rodea Recópolis por el oeste y parcialmente el sur.
Vista de la meseta sobre la que se asienta Recópolis, por el lado sur.
La perspectiva aérea muestra la extensión de 33 hectáreas ocupada por la ciudad sobre la planicie superior. La parte excavada representa un 8%.
Las dos figuras siguientes muestran la extensión de Recópolis dentro de sus murallas y su relación con el yacimiento arqueológico excavada hasta la actualidad, reflejado por la parte más clara y coloreada.
En la campaña del año 2015, aplicando las técnicas de georradar, se logró disponer de una imagen de la gran extensión que queda por excavar por los indicios de los restos detectados, incluso extramuros.
Tener presente la relación entro lo visible y la extensión real del yacimiento nos ayudará a hacernos una idea de la magnitud de lo que fue esta gran ciudad.
Coloreada la parte visitable del yacimiento.
El sistema de explotación económica de este territorio estaba definido por una utilización mixta agrícola-ganadera. Por un lado, una presencia importante de ganado ovino, caprino, bovino y porcino, así como la existencia de caza entre la que destaca la de ciervo, jabalí y conejo.
En cuanto a la flora, los análisis de los restos de madera carbonizada documentaron la presencia abundante de pino – en sus dos variedades pinus sylvestris y pinus nigra -, así como de roble – quercus -, y olivo – olea – utilizados en la construcción de la ciudad.
El paisaje estaría formado por la vega del río, reservada al uso agrícola por debajo de la cota de 600 metros. Probable presencia de cultivos en las pequeñas mesetas entre los 600 y 700 metros, junto con los olivares. En esta franja se localizarían los pastizales y monte bajo, destinado al ganado ovicaprino, y por tanto su utilización ganadera. A partir de los 800 metros se situarían las zonas boscosas, con la presencia de pinos y robles, si bien hay que suponer, como sucede en la actualidad, la existencia de manchas boscosas a partir de los 600 metros.
La historia de Recópolis
La creación de Recópolis en el año 578 fue concebida como símbolo de poder del monarca. La ciudad tuvo una vida dinámica, con sus transformaciones y cambios urbanísticos, que se desarrolló a lo largo de la época visigoda.
La ciudad, de grandes dimensiones, se construyó con espléndidos edificios y siguiendo un plan urbanístico jerarquizado que los dividía en varios ámbitos: el palacio y la iglesia palatina, la zona comercial y artesana, las áreas de vivienda, la muralla y los arrabales.
Una muralla protegía todo el casco urbano. En la parte norte un conjunto palatino, organizado alrededor de una gran plaza con la iglesia palatina, formando un conjunto cerrado.
De la puerta de acceso al conjunto palatino partía una gran calle comercial y artesana, así como viviendas. Al oeste se manifiesta una zona de viviendas estructurada en manzanas trazadas siguiendo el modelo de tendencia regular que caracteriza el urbanismo de la fase fundacional de Recópolis. Esto es lo que es visible actualmente.
Ya gobernando Recaredo, la ciudad recibió un nuevo impulso, reflejado en que debió tener una ceca para la acuñación de monedas con su leyenda.
A mediados del siglo VII d.C. la ciudad sufrió cambios en su estructura urbana y en la función de algunos de sus edificios y espacios de uso colectivo. Parte de los espacios comerciales se transforman en zonas de vivienda, y algunas calles se cierran con nuevas construcciones.
Durante las dos fases de la época andalusí, principios del siglo VIII y finales del VIII a principios del IX, continúo la vida ciudadana de la ahora denominada Madinat Raqubbal o Raqauval.
Para la primera fase de época andalusí se realizan reformas en el antiguo edificio comercial. Se construyen muros que compartimentan las nuevas viviendas y que sustituyen a los que estaban arruinados. Asociados a estos espacios se localizan hogares de cocina y materiales cerámicos andalusíes que testimonian su uso como vivienda.
El espacio utilizado anteriormente como vivienda se convierte en una zona productiva. La excavación ha registrado la existencia de unas fosas de gran tamaño que se vinculan a la transformación de materiales constructivos.
En el año 813 aparecen las primeras menciones a la construcción de Zorita a 1,7 kilómetros al nordeste de Recópolis. A partir de ese momento Zorita sustituyó definitivamente a Recópolis y se convirtió en la capital de una importante demarcación territorial de Al-Ándalus.
Hacia la mitad del siglo IX, se produce el abandono definitivo de la antigua ciudad, que pasa a ser utilizada como cantera de la que se extraen y transforman materiales para construir la nueva fundación urbana con el castillo de Zorita.
Zorita y su territorio pasaron a manos cristianas el año 1085, cuando se pactó la rendición de la taifa de Toledo al reino de Castilla. Para sustituir a la población local musulmana, que se ve obligada a emigrar, campesinos procedentes de los reinos cristianos crean nuevas aldeas.
Una de ellas se fundó en el olivar de Raccopal, la antigua Recópolis visigoda y Raqauval árabe, en 1156, en virtud de una concesión del rey Alfonso VIII a campesinos mozárabes procedentes de Aragón. La pequeña comunidad campesina aprovechará las ruinas de los edificios visigodos para construir una iglesia y un conjunto de viviendas.
En el siglo XIV la aldea había sido abandonada y su templo, que se encontraba en ruinas, fue reconstruido de nuevo, pero ya con función de ermita, bajo la advocación de la Virgen de la Oliva, donde los pueblos de la zona celebraron romerías hasta bien entrado el siglo XVI.
La visita a Recópolis
El yacimiento arqueológico excavado, que como se ha señalado, corresponde a una pequeña parte de lo que fue la ciudad, nos muestran el conjunto palatino y una iglesia palatina, todos ellos alrededor de una gran plaza central.
Los restos de una puerta monumental que enlazaba el conjunto palatino y el resto de la ciudad.
De la ciudad se observan la zona de edificios comerciales, tiendas y talleres, y escasas viviendas.
Se ha planteado que en Recópolis es posible rastrear el impacto de los modelos urbanísticos bizantinos, con sus palacios, puertas monumentales, y calles comerciales próximas, vinculados a éstos. Según ello, este proyecto estatal de fundación de ciudades reflejaría toda una política de imitación del imperio Bizantino, de homologación ideológica del nuevo Estado Visigodo. Además, sería un claro ejemplo de afirmación que refleja la intención del rey Leovigildo de consolidar un Estado dirigido por su propia dinastía.
Perspectiva aérea del yacimiento arqueológico, con el edificio palaciego a la izquierda, sobre el borde desde la cima de la planicie sobre el río Tajo.
Aunque el recorrido de la visita organizada se termina en este punto, me parece oportuno para una mejor comprensión de lo que fue la ciudad, comenzar presentando la zona palatina. Después podremos seguir el recorrido por la zona urbana.
Complejo palatino
En la parte más alta de la ciudad y en torno a una gran plaza, varios edificios conformaban el conjunto palatino.
El complejo palatino está formado por tres edificios palatinos (A1, A2, A3), la iglesia (B) alrededor de una gran plaza (C). Desde el sur de la plaza, a través de una gran portada (D), se realizaba la comunicación con el conjunto urbano.
La puerta monumental
Se accede al complejo palatino desde el interior de la ciudad a través de la fue una puerta monumental (D) levantada en época visigoda. A su vez, constituía el punto de arranque de la calle principal de la ciudad. De la portada solo se conserva su basamento
Estaba construida con sillares recubiertos con un enlucido de cal, y tenía una altura aproximada de siete metros.
En época andalusí la puerta se cerró para proteger la entrada al recinto fortificado de este periodo. De esta reforma dan testimonios los sillares que sirvieron como tope de los batientes y para albergar los huecos de los goznes.
En la imagen una recreación de la portada vista desde la calle principal, con el palacio al fondo.
En fotografía se conservan los basamentos de la puerta y la calle de acceso al recinto palacial.
El palacio
El conjunto palatino estaba concebido como símbolo de poder del monarca. Lo formaban tres edificios (A1, A2, A3). Además de alojar a los altos dignatarios, albergaba la estructura administrativa de la ciudad y su territorio.
Las construcciones principales tenían dos plantas, encontrándose la superior realizada con cuidados pavimentos y una variada decoración arquitectónica, así como con rica ornamentación, de la que se han conseguido encontrar fragmentos como celosías de piedra, basas, capiteles y cimacios.
Las excavaciones han recuperado todo el basamento del muro exterior del edificio principal y las bases de los pilares centrales que soportaban la planta superior (A1). Se ha rehabilitado una altura de muro de un metro aproximadamente.
La recreación puede ayudar a imaginarnos como pudo ser este palacio.
Desde el palacio se disponia de una magnifica perspectiva sobre el valle del Tajo, al tiempo que el talud de la colina retorzaba su posición defensiva.
El lado este de la plaza lo ocupaba otro edificio palatino (A2), formando ángulo recto respecto al cuerpo principal, y a continuación la iglesia palatina (B), en la parte sur, cuyo cuerpo sobresale al fondo.
El lado sur de la plaza lo cierra otro edificio palatino rectangular (A3).
La fortaleza andalusí
En época andalusí, entre finales del siglo VIII y principios del IX, parte del palacio de época visigoda, ya en ruina, sufre una profunda transformación al convertirse en una fortaleza que se construirá sobre los restos de la mitad occidental del edificio de mayores dimensiones. De estas reformas dan testimonio los muros exteriores que se reconstruyeron y refuerzan; las compartimentaciones del interior; una edificación de una torre en el extremo occidental o el cerramiento de las dos puertas de época visigoda. La fortaleza protegía un recinto al que se accedía a través de la puerta monumental, ahora dotada de un cerramiento.
La iglesia palatina
La iglesia palatina (B), fue el templo más importante de Recópolis, siendo una de las edificaciones más cuidadas de la ciudad, como demuestra la calidad de sus sillares, sus pavimentos similares a los del palacio y la variedad de sus elementos decorativos (capiteles, basas, canceles, fragmentos de sarcófagos…) dan idea de la importancia de esta construcción.
Tenía planta cruciforme y su división en diferentes espacios respondía a las necesidades funcionales de la liturgia. La cabecera, formada por el ábside (a) y el crucero (b), eran los espacios reservados, accesibles solo para el clero, al igual que la nave norte (d) que tenía función de sacristía. La nave central (c) era el lugar destinado a los fieles -las personas bautizadas-, mientras que el nártex (e), el recinto a través del cual se accedía al interior de la casa y al baptisterio, se destinaba a los catecúmenos. El baptisterio (f) era la habitación destinada a las ceremonias bautismales.
En esta zona bautismal se encontró un tesoro de monedas, que debió enterrarse como elemento conmemorativo de la fundación de la ciudad, formado por monedas de imitación bizantina, suevas y merovingias, también contenía las primeras acuñaciones del rey Leovigildo.
Llama la atención la desviación de la cabecera y del crucero respecto a la nave y sus anexos. Puede que esta desviación se encuentre en relación con las diferencias de técnica constructiva entre cabecera y cuerpo y que podrían hacer pensar en dos etapas constructivas distintas para el edificio, aunque parece que todo el edificio se construyó al mismo tiempo.
La recreación quiere acercarnos a cómo pudo ser este templo.
La perspectiva aérea refleja el perímetro y el basamento de la primera iglesia visigoda, así como la reducción de sus dimensiones al reconstruirse como iglesia románica tras la repoblación cristiana del siglo XII. Se reducen sus dimensiones mediante un muro que divide la antigua iglesia por dos.
La entrada a través del nártex (e) se efectuaba sobre portada con columnas, de las que restan la base de mármol. Como se aprecia, la puerta de acceso a la nave del templo se cerró.
Al fondo el muro de poniente del templo construido al reconvertirse en iglesia románica.
Al fondo el recinto del baptisterio (f) como continuación del nártex.
Resta en pie el arco triunfal del presbiterio de la primera iglesia y el arco del ábside.
Arcos de sillería, ligeramente apuntados, sobre columnas y sencillos capiteles en el arco triunfal.
Los muros del templo eran de sillería irregular poco elaborada.
El ábside era semicircular en su interior y recto por el exterior, como era usual en las iglesias de la época. (Ver la iglesia de Santa María de Melque).
Vista desde la parte posterior del ábside.
Es sorprendente como se han conservado los arcos de dovelas.
El suelo del ábside se presenta elevado respecto al del resto del templo.
Los dos capiteles de arranque del arco triunfal son simples y elegantes.
Como ya se ha citado, en el siglo XII, tras la repoblación cristiana, sobre las ruinas de la iglesia visigoda se edificó un templo románico con su cementerio, y sobre parte de los cimientos se levantaron varias viviendas para albergar al nuevo grupo campesino.
Cabe suponer que el menor número de habitantes de la repoblación respecto a los que debía tener Recópolis, hacia innecesaria las grandes dimensiones del templo, por lo que se redujo sus dimensiones mediante la partición del cuerpo central (B2).
Se construyó un muro de mampostería, con una puerta central de arco de medio punto con sillares y dovelas.
Probablemente, la espadaña que se alza a los pies del nuevo templo, en el lado del evangelio, correspondiese a ese momento.
La recreación muestra como los pies del templo fueron habilitados como viviendas.
La ermita de la Virgen de la Oliva
En el siglo XV, aprovechando las ruinas de la iglesia románica de finales del siglo XII, se alzó la ermita de la Virgen de la Oliva, que es el edificio más moderno del yacimiento. Ello explica que sea la única estructura edilicia parcialmente visigoda que se mantenga.
La ermita, hasta bien entrado el siglo XVI, fue lugar de romerías en las que participaban todos los pueblos de la zona cuyos habitantes conservaban la memoria de la existencia de una antigua gran ciudad, parte de cuyas ruinas todavía se adivinaban en el terreno.
En el lado meridional exterior del templo se percibe la función de necrópolis (E) a la que se dedicó esta zona tras la reconquista.
Área de vivienda y actividades comerciales y artesanas
Como sabemos, del extenso ámbito urbano que constituía la ciudad de Recópolis, solo se ha excavada una pequeña parte, aquella al sur más próxima al recinto palaciego y la iglesia.
El recorrido de esta parte lo empezaremos desde la zona este, junto a la necrópolis.
La primera imagen, en dirección noroeste dirige la mirada a la zona de la puerta palacial, con el palacio al fondo.
Si miramos en dirección sudoeste se encuentra la esquina (H1) donde se localizaba una vivienda en el extremo sur de la gran calle central.
En el recorrido oficial no se pasa por la zona de mayor número de viviendas en (H2).
Al otro lado de la calle, las zonas (G2) y (H2).
Las viviendas
Un zócalo de mampostería de piedra soportaba las paredes de tapial; las cubiertas, generalmente a dos aguas, eran de tejas curvas; y los suelos se componían de tierra arcillosa apisonada y asentada sobre un preparado de grava.
De la estructura de las viviendas de la primera época visigoda, las cimentaciones y los zócalos de los muros que se conservan transmiten la disposición de una casa estructurada en torno a un patio parcialmente porticado y sugiere que disponían de habitaciones abiertas a patios interiores. El cuerpo central podía estar formado por dos habitaciones que configurasen el espacio principal de la vivienda.
En la segunda época visigoda, hacia mediados del siglo VII, y dentro de los cambios que se producen en Recópolis en esta fecha, la vivienda se reforma reduciendo sus espacios de habitación. Estos cambios afectan principalmente al cuerpo central donde la menor de las habitaciones se transforma en un establo reduciéndose el espacio de vivienda únicamente a la habitación mayor.
En el Centro de Interpretación se ha reproducido una habitación con cocina que correspondería a la época andalusí.
La calle
Se llega al extremo sur del yacimiento, donde se abre la gran calle artesana y comercial (F) que lleva, en dirección norte, hasta la puerta palacial (D) por la que he empezado la presentación.
Además de lugar de tránsito, la era uno de los puntos de encuentro donde se desarrollaba gran parte de la vida social de la ciudad. Era centro de producción y comercial.
Pavimentada con tierra arcillosa mezclada con cal sobre un lecho de grava y cantos, esta vía principal tenía dos niveles, necesarios para salvar la pendiente natural. El superior servía de espacio para los transeúntes.
A ambos lados de la calle principal, en la parte más próxima al palacio, dos grandes edificios se dedicaban a actividades comerciales y artesanas, en nueve tiendas con sus correspondientes talleres.
La recreación muestra los locales y la portada al fondo.
A poniente se abre una gran calle (F2).
Los restos y herramientas encontrados indican que en ellos hubo fabricación y venta de numerosos objetos, entre los que destacan los de vidrio soplado y las piezas de orfebrería. En estos edificios debieron comercializarse, igualmente, los productos que llegaban a Recópolis, procedentes de diferentes zonas de la Península y el Mediterráneo.
Abastecimiento de agua: las cisternas
En la margen derecha de la calle se sitúan los restos de una cisterna (G3) de época visigoda que formaba parte del sistema de suministro de agua a la población. Estaba protegida por una construcción de paredes de tapial y techumbre de tejas y se accedía a ella a través de una habitación contigua, pavimentada con losas de piedra, abierta a la calle.
Las cisternas serían, junto al acueducto que captaba agua de una zona de manantiales situada a 2 kilómetros al sudeste de la ciudad, en el Cerro de la Boneta, los dos sistemas de abastecimiento de agua a la ciudad.
Edificios artesanales y comerciales
El lateral de poniente de la calle está formado por seis construcciones adosadas (G2) de estructura de sillares, donde por lo menos alguna de ellas, tenía función de fabricación artesanal.
Una entrada que hace de distribuidor hacia dos habitaciones laterales, que pudieron tener la función de tienda para comercializar los objetos fabricados, y una mayor al fondo, que ocupa todo el ancho de la construcción, donde se hallaba el taller.
En esta zona se situaría una plaza interior (I).
Las actividades artesanales halladas se refieran a talleres de vidrio soplado, orfebrería y artesanos de la piedra.
En un edificio comercial se ha documentado la existencia de un taller de producción de vidrio soplado. Los restos de un horno, así como la gran cantidad de fragmentos de vidrio, probaturas y escorias, son testimonios de la importancia que este tipo de producción tuvo en Recópolis en la época visigoda.
Otra actividad muy desarrollada entre los visigodos fue la orfebrería, de la que también hay testimonios que se produjese en esta calle. También hay que considerar a los canteros y escultores en piedra.
Estas construcciones sufrieron cambios en época andalusí. Se ha detectado una herrería del siglo VIII. Testimonio de ella son parte de los muros de este nuevo edificio, así como la cimentación del horno.
Los silos andalusíes
Como se ha citado, hacía finales del siglo VIII y principios del IX se documenta una segunda fase andalusí que produjo grandes cambios en el paisaje urbano de la ciudad.
Una de esas transformaciones está relacionada con la profusión de conjuntos de silos asociados a las nuevas viviendas para el almacenaje de grano, que se obtenía de una intensa explotación agraria del territorio. Estos silos, generalmente asociados a las nuevas viviendas, se localizaban en espacios ocupados por las antiguas construcciones de época visigoda. Eran estructuras excavadas en el nivel geológico e impermeabilizadas con enlucido de arcilla que se tapaban con una losa de piedra circular una vez introducido el cereal.
El plano siguiente refleja la importancia del campo de silos construidos en ese momento.
En el terreno se observan claramente los huecos correspondientes a distintos silos.
La explanada corresponde a la plaza (I) y al fondo las viviendas (H2).
Llegados a la portada palatina, hacia levante se abre una calle que lleva hacia la zona de la necrópolis.
La muralla
Un elemento importante de la ciudad fue el sistema defensivo.
Recópolis se hallaba protegida por unas magníficas defensas naturales, con el Tajo a los pies, que se reforzaban con una densa muralla de dos metros de grosor, cerrando las 33 hectáreas que ocupaba la ciudad. Símbolo de prestigio y propaganda, su finalidad más que defensiva era la de marcar el límite entre la ciudad y el ámbito rural.
Las puertas de entrada al recinto urbano debían coincidir con los accesos naturales. La única puerta hasta ahora excavada, de entrada recta, estaba flanqueada por dos torres.
Aunque la altura actual de la muralla se sitúa entre 2 y 5 metros, se calcula que pudo alcanzar 7 metros en época visigoda y 2 metros de anchura. Construida con sillares de piedra arenisca enlucidos con un mortero de cal, se encontraba jalonada por numerosas torres cuadradas.
Parque Arqueológico de Recópolis
Recópolis se halla incluida en la figura del Parque Arqueológico de Recópolis que engloba a la ciudad, al Centro de Interpretación, a Zorita de los Canes con su castillo y a diversas actuaciones históricas en el territorio circundante vinculadas históricamente a Recópolis.
Estos yacimientos arqueológicos nos llevan por un recorrido histórico que comienza en la época visigoda, pasando por la andalusí y la feudal, inscritos en un entorno natural de enorme impacto por su belleza, y de relevante importancia medioambiental para la conservación de fauna y flora de especial interés.
Perspectiva desde (1) hacia Zorita de las Canes (3).
El Centro de Interpretación
A unos 300 metros de la entrada de Recópolis se ha construido un edificio de nueva planta para albergar el Centro de Interpretación (2).
En dos salas se expone los paneles de interpretación de Recópolis, con unas pocas muestras de reproducciones de objetos hallados durante las excavaciones. Una tercera sala sirve de centro de proyección de un video explicativo.
Algunas de las representaciones y de los objetos expuestos los he ido incluyendo a lo largo del Post.
Camino medieval de Zorita y alrededores
Recorrer los 1.300 metros del camino medieval de Zorita hasta el castillo es sumamente interesante ya que permite una observación del paisaje y de la vegetación, de la morfología sobre la que se asienta la ciudad de Recópolis, además de una de las canteras (4) y de la huella del paso de carretas en el camino (6).
La visita guiada tiene prevista desplazarse por el camino para visitar el Castillo de Zorita.
Las siguientes fotografías muestran una perspectiva sobre la meseta donde se asienta la ciudad, además de un conjunto de instantáneas sobre el territorio circundante, con el río Tajo y su campiña o vega fluvial como un importante protagonista.
Hacia el norte la vega del Tajo y detrás los cerros margosos de Pastrana y Yebra. Los colores de las capas permiten diferencias los materiales geológicos cuya edad oscila entre los20 y los 5 millones de años.
En el centro, al fondo, el castillo y la medina de Zorita a donde, en época andalusí se trasladó la población de Recópolis.
Hacia levante se alza la sierra de Altomira.
En el camino medieval se pueden observar las rodadas de los carros (6) que circularon por él y dejaron sobre la piedra arenisca.
También es visible una de las canteras (4) que aportaron la piedra arenisca para la construcción de la ciudad.
Castillo y medina de Zorita
Al final del camino medieval se llega al castillo de Zorita de los Canes con su medina y murallas (3).
Los andalusíes consideraron que era mejor la posición estratégica del cerro sobre el río Tajo para el control del territorio, por lo que construyeron allí un castillo con una medina. Como sabemos, ello supuso el abandono de Recópolis.
Puerta de entrada a las murallas de la medina, actual población de Zorita de los Canes.
Molino, cantera y acueducto
El folleto informativo sobre el Parque indica que algo alejados en dirección este se encuentra un molino, una cantera y el acueducto (5).
Tenía tiempo y quería acercarme a observarlos. Ello no me fue posible pues la falta de señalización, ni las imprecisas orientaciones que recibí, me permitieron localizarlos.
En cualquier caso, el recorrido que efectué por los caminos carreteros en los que me adentré me llevaron al lado sur del meandro del Tajo, a través de un bello paisaje de encinas y de la vega del cauce.
Las únicas señales que encontré tampoco ayudaban mucha a situarme en el terreno.
El camino de regreso al yacimiento me permitió observar el lado sur de la planicie del cerro sobre el que se asienta Recópolis, que ya he mostrado al presentar el territorio.
Fin de la visita
Una buena ocasión para adentrarse en la parte poco resaltada de la historia de España que corresponde al periodo visigodo.
Una gran ciudad sobre 33 hectáreas, de la que se conoce muy poco, durante mucho tiempo con dudas sobre su ubicación exacta, y que hasta el momento ha sido muy limitadamente excavada arqueológicamente.
Quedan muchos interrogantes por conocer. Por ejemplo: ¿cuántos habitantes pudo llegar a tener?, ¿cómo se produce un proceso de vaciamiento de una gran población como esta?
¿Debían necesitarse muchas más actividades para mantener la vida de una ciudad?
Por otro lado, lo sacado a la luz no nos aporta un conocimiento sobre la estructura urbana del limitado urbanismo visigodo en la Península.
En el campo de los deseos del visitante, me hubiese gustado poder hacerme una idea de la extensión y límites de la ciudad, por ejemplo, por un potencial recorrido jalonado por señales indicadoras del trazado de la muralla, a la cual ni siquiera se accede a la parte excavada. O, por lo menos, unos jalones visibles desde el área visitable, que señalasen esos límites. Es una sugerencia.
Aun cuando la manifestación arqueológica en el terreno sea limitada, desplazarse al lugar tiene el gran atractivo del paisaje de la comarca de la Alcarria y del Tajo.
La visita del núcleo medieval de Zorita de los Canes y de su castillo andalusí complementa perfectamente una jornada de visita.
Bases de información
Webs
cultura.castillalamancha.parquearqueologico
cultura.castillalamancha.recopolis
Webs academic
Lauro Olmo Enciso (2020): Recopolis. The Representation of Power in a Complex Landscape
Joaquín henning, Michael McCormick, Lauro Olmo Enciso, Knut Rassman, Eyub Fikrit Eyub (2019): Reccópolis al descubierto: el primer mapeo geomagnético de la ciudad real visigoda bajomedieval
Megan Gannon (2019): La mezquita más antigua de Europa podría estar enterrada bajo tierra en esta ciudad visigoda
Lauro Olmo-Enciso, Manuel Castro Priego, Pilar Diarte Blasco (2019): Transformación social y agrosistema en el interior peninsular durante la Alta Edad Media (s. VI-VIII d. C.): nuevas evidencias desde Recópolis (Zorita de los Canes, Guadalajara)
Lauro Olmo Enciso, Manuel Castro Priego, Joaquín Checa Herráiz, Amaya Gómez de la Torre-Verdejo (2017): Espacios de poder en Recópolis en las Épocas Visigoda y Primitiva Andalusí (siglos VI-IX d. C.)
Julia Beltrán de Heredia, Josep Maria Macias (2016): Maneras de vivir, formas de construir: el hábitat en la Hispania visigoda
Ficha inventario (2016): Yacimiento de Recópolis
I. Velázquez, G. Ripoll (2012): Recópolis: Vrbs Relicta? Un debate histórico-arqueológico
Laura María Gómez García (2010): El Parque Arqueológico de Recópolis (Zorita de los Canes, Guadalajara) : teorías y prácticas de una realidad de gestión de nuestro patrimonio histórico y medioambiental
Lauro Olmo Enciso (ed.) (2008): Recópolis y la ciudad en la época visigoda
Lauro Olmo Enciso, Amaya Gómez de la Torre-Verdejo, Manuel Castro Priego, Laura Gómez García (2008): Recópolis. Guía del parque arqueológico
Gisela Ripoll (2000): Sedes Regiae en la hispania de la antigüedad tardía
Lauro Olmo Enciso (1998): Consideraciones sobre la ciudad en época visigoda
Lauro Olmo Enciso (1991): La ciudad de Recopolis y el habitat en la zona central de la peninsula ibérica durante la época visigoda
Pere de Palol (1991): Estat actual de la investigaciò arqueològica de temps visigots a Hispania
Luis Caballero Zoreda (1989): De nuevo a propósito de la basílica de Recópolis