El castillo de Zorita de los Canes (Guadalajara) es de origen andalusí, aunque la estructura que ha llegado a nosotros corresponde a la reforma efectuada por la Orden de Calatrava como castillo-convento en el siglo XII.
Castillo de Zorita de los Canes (Guadalajara)

Castillo de Zorita de los Canes. La Alcarria. Guadalajara
Municipio: Zorita de los Canes. Comarca: La Alcarria. Provincia: Guadalajara. Com. Autónoma: Castilla-La Mancha
Coordenadas: 40°19′54″N 2°53′15″O. Altitud: 620 msnm. Población municipio: 63 habitantes (2021)
Web: patrimoniocastillalamancha
Bien de Interés Cultura: Monumento. 1931
Visita: 2021

Castillo de Zorita de los Canes. La Alcarria. Guadalajara
A poco más de un kilómetro al norte de la ciudad visigoda de Recópolis en el siglo IX, Mohammad I de Córdoba alzó el castillo y medina de Zorita, que paso a asumir el centro de poder en esta zona.
El castillo de Zorita está integrado en el Parque Arqueológico de Recópolis, y en el Centro de Interpretación del Parque se ofrece información sobre el castillo.
La visita guiada a Recópolis incluye también la visita al castillo. Por desgracia, en el momento en que visité el Parque no era posible acceder al castillo dado que las intensas lluvias de días pasados había maltrecho el camino de acceso, y las obras de reparación no permitían el paso, por lo que las visitas estaban anuladas.
Debí conformarme con un recorrido por el exterior, y la información proporcionada en el Centro de Interpretación. De este obtuve algunas de las ilustraciones del recinto interior que incluyo.
El territorio
Nos hallamos en la comarca de La Alcarria, en la provincia de Guadalajara, sobre el margen izquierdo del río Tajo.
Un montículo rocoso de toba y arenisca, junto al cauce del río, fue el lugar escogido para levantar en él un castillo y una medina (barrio) como centro de control de la circulación por esta zona estratégica.
La escasa consistencia de la toba y la arenisca del roquedo han ocasionado numerosos problemas estructurales a la fábrica del castillo.

Lugar de paso de una calzada romana y en el importante camino entre Córdoba al valle del Ebro en época andalusí, así como también con valor estratégico en el camino del Cid entre Zaragoza y Córdoba por Molina de Aragón.
De esta forma, en el siglo XII controlaba un espacio que comunicaba el Alto Tajo, la cuenca del Guadiela y el norte de la actual provincia de Cuenca con dicho valle y, en consecuencia, con Toledo y el centro de la Península.
La existencia del puente sobre el Tajo jugaba un papel fundamental en el comercio y en el paso de la trashumancia.
Un poco de historia del castillo de Zorita de los Canes
Entre los años 711 y 716, los musulmanes habían ocupado la mayor parte de la Península, habiendo llegado ya a los Pirineos.
En el centro de la Península, junto al río Tajo, tomaron posesión de la ciudad visigoda de Recópolis. En un primer momento procedieron a su ocupación y adaptación a sus intereses, pero detectaron que su localización no era la más idónea en la estrategia de control del territorio que las nuevas circunstancias exigían.
Así pues, decidieron desplazarse poco más de un kilómetro al norte. Los factores que influyeron en esta decisión serían, seguramente, la mayor facilidad para construir un puente sobre el río en la nueva localización, posteriormente desmontado, un mejor control sobre las vías de circulación de la zona, la seguridad ofrecida por el peñasco del castillo, protegido por el mismo río y el arroyo Bodujo, y la mejor garantía de agua de abastecimiento.
Por ello, a partir del año 813 se encuentran las primeras menciones a Madinat Zorita y en 852 el emir omeya Muhammad I de Córdoba inicia la construcción del castillo, para defensa del paso del Tajo en la cora de Santaver. En la crónica de al-Razi se dice que “Çorita es muy fuerte Cidá e mui alta, e ficiéronla de las piedras de Racupel, que las hay mui buenas, en un rio que llaman Gundillas”. Es decir, se aprovechó la sillería de las construcciones de Recópolis en la construcción de Corita (Zorita).
De esta forma, se convierte en un importante núcleo de uno de los distritos administrativos de al-Ándalus. En este periodo se van definiendo los rasgos que hacen de Zorita una típica ciudad andalusí.

Su posición estratégica hace aparecer su nombre en diversos sucesos históricos de la zona. Por ejemplo, se le menciona como punto clave en la sublevación contra el califa de Córdoba Abd al-Rahman III el año 926.
Con el surgimiento de los primeros reinos de Taifa a partir del año 1031, Madinat Zorita queda integrada en la taifa de Toledo.
La zona del alto Tajo fue una durísima frontera entre los siglos XI y XII, produciéndose una alternancia en el dominio de Zorita entre musulmanes y cristianos.
Tras la conquista de Toledo por el Alfonso VI los cristianos ocupan el lugar, siendo nombrado Alvar Fáñez de Minaya como alcaide en 1097. En ese momento, la fortaleza será de especial relevancia en el avance hacia Cuenca.
Pocos años después, en 1110, los almorávides recuperan Zorita a Alvar Fáñez.
En 1124 los caballeros templarios la vuelven a recuperada para Castilla. Alfonso VII, en 1156, repuebla este enclave con aragoneses y mozárabes aragoneses y entrega el lugar a la familia de Los Castros. En el año 1169 Alfonso VIII, recupera Zorita para la corona y lo ofrece en arras a su esposa Leonor de Inglaterra.
El momento clave para el castillo se produce cuando el año 1174 es entregado a la nueva Orden de Calatrava. Entre finales del XII hasta comienzos del XIII la Orden lo transforma en un firmísimo bastión. De hecho, la estructura que ha llegado hasta nuestros días es la profunda remodelación que introdujeron los calatravos en la fortificación andalusí, adaptándola a castillo-convento.
En estas fechas el puente alcarreño sobre el Tajo, haría que Zorita fuese imprescindible en el recorrido de la migración pecuaria, mientras crecía la presión de convertir trasterminancia en trashumancia.
Tras la derrota de Alarcos (1195), el castillo de Zorita se convierte en el principal refugio de los calatravos, que proceden a reforzar el castillo. Aquí instalan el centro de control de la Orden, constituyendo el Priorato de Zorita, que se mantendrá hasta 1212, cuando el maestrazgo se traslada a Calatrava la Nueva.
Se benefició de la disposición de Fernando III ordenando que el paso por el Tajo se realizase por los puentes de Toledo, Zorita y Alarilla. La medida atrajo a numerosos pobladores, entre los que se encontraban varias familias judías, relanzando su desarrollo.
Al terminar la Edad Media las rutas se iban desplazando y muchos de los que fueron lugares de tránsito quedaban olvidados en la entraña de una tierra apartada.
En las “Relaciones” remitidas a Felipe II por los pueblos de Castilla, y que mandaron los vecinos de Zorita en 1576, decían los siguiente: “la dicha villa de Zorita está en el Arzobispado de Toledo y esta villa es cabeza de Arziprestazgo”.
Con las Ordenes Militares bajo control de la monarquía desde los Reyes Católicos, en 1565, Felipe II vendía esta villa a Ruy Gómez de Silva, posteriormente duque de Pastrana, y a su mujer, la Princesa de Éboli. El castillo presentaba ya signos manifiestos de ruina, que se acrecentaron en los siglos siguientes.
Los duques del Infantado, a quienes por sucesión había correspondido la casa pastranera, vendieron en 1732 este enclave a don Juan Antonio Pérez de la Torre, antecesor de los condes de San Rafael. El título, ya solamente honorífico, de Comendador de Zorita, continuó existiendo hasta el siglo XIX.
Desde entonces la fortificación permaneció sin uso en estado de abandono y progresiva ruina. Incluso después de ser declarado Monumento histórico-artístico el año 1931.
El derrumbe de más de 20 m de muralla en 1994, llevó al alcalde de Zorita: Dionisio Muñoz, a realizar la compra del mismo en nombre del Ayuntamiento, el cual es el propietario actual.
La visita al castillo de Zorita de los Canes
Como he indicado, la visita no fue posible porque las lluvias habían deteriorado el camino de acceso al castillo y estaba en proceso de reparación. Por ello debí conformarme con un recorrido exterior y el apoyo visual del interior con la documentación existente.
Sabemos que el origen del castillo es andalusí, alrededor del año 813, bajo el mandato de Muhammad I de Córdoba. De este periodo quedan pocos elementos, el más significativo la puerta de herradura de la entrada al recinto por la puerta de Hierro.
Lo que ha pervivido hasta la actualidad es la profunda remodelación realizada por la Orden de Calatrava a partir del año 1174, reconvirtiéndolo en castillo-convento para satisfacer sus necesidades militares y conventuales conjuntas propias de una Orden Militar de la Edad Media.
A partir de mediados del siglo XIV se reconvertirá en castillo palaciego con su compra por Ruy Gómez de Silva a Felipe II.
El plano siguiente, de 1932, describe las dependencias de la última reconstrucción palaciega.

Como tipología de castillo corresponde a un castillo de colina-roquedo, de origen árabe real, reconvertido posteriormente en castillo-convento, y terminar como castillo señorial.
Lo que queda son ruinas consolidadas que se ha ido rehabilitando en los últimos años, que permiten observar los vestigios de su planta, y algunos de los elementos constructivos. Solamente se mantienen en pie la iglesia abacial, la puerta de Hierro, y partes de los muros.
En el libro coordinado por Dionisio Urbina y Catalina Urquijo: El castillo de zorita (Guadalajara). Historia y arqueología, en las páginas 364 y 365 se pueden observar dos imágenes de la reconstrucción del castillo en 3D realizada por L.M. Gumiel. Ofrecen una impresionante idea de lo que debió ser en época calatrava.
La forma exterior se adapta a la superficie plana del roquedo, de donde resulta una estructura alargada de orientación norte-sur, inicialmente más o menos elíptica, pero de lados irregulares.
A sus pies defendía una medina amurallada, que se ha mantenido hasta nuestros días y que forma la villa de Zorita de los Canes. La cerca, construida en el siglo X, forman parte de la ampliación de época califal. Se conservan buena parte de ella, que todavía sigue constituyéndose como límite perimetral de la población, donde es destacable el arco de la puerta de entrada a la medina.
El primer recinto andalusí ocupaba toda la superficie del montículo. La reforma calatrava recortó la edificación en la parte norte, dejando un espolón en el que se asentó una comunidad judía.
En el siglo XVI se añadió un baluarte adaptado al uso de la artillería, alargando el extremo sur.
Recorrido exterior
Partiré de este extremo sur frente al espolón artillero, en un recorrido en el sentido de las agujas del reloj.
A la derecha en la fotografía el lienzo del lado este donde se apoya la iglesia prioral de San Benito. Se observa perfectamente el roquedo que sobresale de la colina al que se adapta la forma de la muralla del alcázar.

La construcción del espolón artillero tuvo que elevarse desde la base de la colina, al construirse fuera de los límites del roquedo, lo que precisó de un soberbio muro de mampostería de piedra con las esquinas de sillares.

El gravado histórico reproduce la cerca de la medina desde el extremo sur cuando todavía no se había construido el espolón artillero. Con la cerca que llega hasta el borde del río Tajo, y el puente que se existía, actualmente desaparecido.
Las aberturas en la parte superior del muro corresponderían a la puerta falsa (18) del plano histórico. No parece que correspondiese a un camino de entrada original.

La perspectiva del lado sudoeste refleja los restos de muralla del castillo sobre el roquedo y una antemuralla que discurre por la colina a sus pies, formando lo que parece una liza, hasta el acceso por la puerta de Hierro del castillo.

Como se observa, de la antemuralla y de la liza del lado sudoeste quedan pocos vestigios, pero permite imaginarse su estructura.

Las construcciones de la base constituían la antemuralla.

Todos lo muros de mampostería de piedra con las equinas de sillares. Los expertos distinguen diversas fases según el aparejo constructivo, reconociendo en ciertos puntos el aprovechamiento de sillares procedentes de Recópolis.



Se observan troneras de palo y orbe que debe corresponder a las reformas de adecuación artillera del siglo XVI.



Sobresale el muro de la puerta de Hierro (8).

Desde el exterior de la muralla de la medina aparece dominante el castillo. El lado izquierdo corresponde al recorte del alcázar primitivo, en la torre (2) del plano.

Subiendo por la liza se llegaría a la puerta del castillo.

Se perfila la puerta de arco apuntado de época calatrava. El muro con el vano de arco de medio punto nos puede dar una idea de la magnitud que debería tener la fortaleza.

Las fotografías aéreas sobre el extremo norte permiten una visión del conjunto alcázar-medina, y se aprecia perfectamente la forma de colina de la que surge el roquedo.
Desde la base de la punta norte del roquedo partiría la cerca (16) que seguiría por la parte inferior hasta la puerta de la medina, frente a la explanada inferior derecha. Seguiría bordeando el río Tajo hasta desviarse a 90o hasta alcanzar el extremo sur del roquedo (18).
Por debajo del roquedo donde se asienta la puerta del alcázar se aprecian los fragmentos que restan del antemuro y la liza interior.
Un camino asciende desde el pueblo hasta alcanzar la liza. Por aquí debería haber una puerta en el antemuro junto a la torre (9), que no se refleja en el plano.
En la parte superior de la colina en primer término la explanada (1) que fue reconvertida en judería o aljama, de la que no se aprecia ningún resto. Si la judería fuese a su vez una aljama significaría que desde este lugar se guiaría moralmente a una comunidad judía extendida por otras localidades circundantes.
Se construyó un muro entre las torres (2) y (3) que cerro la fortaleza calatrava en este lado norte. Para reforzar la defensa de este flanco se excavo un foso. Parece que para salvar el foso y entrar en el recinto del castillo existía un puente levadizo.
Como veremos más adelante, la torre (3) se reforzó con una estructura que tiene apariencia de doble albarrana, pero no es realmente otra cosa que un intento de impedir el colapso de la esquina con una enorme masa de cantería, una caricatura de un arbotante catedralicio, según opinión de Cooper (p. 763)
La torre (3) parece que hacia de torre del homenaje y que debió ser abandonada a mediados del siglo XV por su dudosa condición estructural. Fue sustituido por un puesto de mando construido encima del ábside de la capilla románica, dotado de troneras típicas de la época, como los adarves lindantes.
Al sur del interior del castillo se alza la iglesia románica, canónicamente orientada a levante.

El arroyo Bodujo refuerza la defensa natural por el lado este.
La fotografía permite apreciar en la base del lado de levante (a la izquierda) los fundamentos donde se alzaban los torreones de la antemuralla (14, 14bis). El camino que asciende y entra la explanada (1) por el punto (17 ¿puerta del pozo? en el plano) y el interior del castillo correspondería al espacio de la liza, mientras que el camino exterior define el exterior de la antemuralla y la liza de este lado de levante.

Desde el suelo la perspectiva norte muestra claramente la potencia del roquedo sobre el que se asienta la explanada, con el muro frontal y la torre (3) a la izquierda y los restos de la torre (2) a la derecha.
Ante el muro entre las torres (2) y (3), el foso excavado ya mencionado.

La torre (3) debió ser consolidada, por lo que en el siglo XIV se construyó un refuerzo, con paso interior entre dos arcos, que ofrece la apariencia de torre albarrana y, de hecho, así se la conoce, que en la práctica actúa como un arbotante. La torre conserva la leyenda “Rui Diaz me fecit, era 1328” (Me construyó Rui Diaz en el año 1328).

Al llegar a Zorita de los Canes desde la carretera ya había tenido una perspectiva sobre todo el lienzo del lado este del castillo.

A la derecha, la torre (3), con la “torre albarrana” dándole refuerzo a sus pies. Como se observa, no existe ningún acceso al techo de este soporte, por lo que no parece probable que pudiese utilizarse como punto elevado defensivo.

En el extremo sur, además de una torre semicircular (4) y otra cuadrada (5) de refuerzo defensivo de la muralla, se eleva la torre de armas, alta torre sobre al ábside de la iglesia románica (7).

El lienzo de levante visto desde el camino inferior, con las torres de derecha a izquierda (3, 4, 5) y la base de la de la iglesia (7).
En las fotos se observa como se erosiona y degrada la base rocosa en la que se sustentan los muros, lo que a lo largo del tiempo a ocasionado múltiples problemas estructurales a la edificación.


Llego así al punto de inicio del recorrido, con una perspectiva de todo el flanco de levante, adaptado al perfil del roquedo, visto desde el sur. Destaca la torre de las armas, sobre la iglesia prioral (7).
También queda claro como el espolón artillero tuvo que elevarse artificialmente desde la base de la colina al no disponer de roquedo donde sustentarse.

Interior del castillo
Al no poder realizar la visita interior, como ya he explicado, recurro a la información gráfica del Centro de Interpretación y de los folletos turísticos para hacerme una idea de las dos construcciones fundamentales que se conservan.
En el interior del castillo todavía puede observarse: la puerta del alcázar, puerta de Hierro; la iglesia prioral de San Benito; la sala del Moro, es una estancia circular cubierta por una bóveda hemisférica de sillería; el aljibe y la sala de la Omega excavadas en la roca; el patio de Armas; el foso norte y el enterramiento de caballeros calatravos al sur de la iglesia.
La puerta de Hierro
En primer lugar, la puerta del alcázar y la torre de armas, o puerta de Hierro (8). Un estrecho camino da acceso a la puerta, situada a 90o. Por la parte exterior tiene la forma de un doble arco ojival con dovelas.

En el interior esconde la puerta de herradura del primer alcázar andalusí. Como se observa por comparación en las dos fotografías siguiente, ha sido visiblemente restaurada, no sé si con mucho acierto.

Al fondo sobresale la torre de la iglesia.

Desde el interior se ve claramente al acceso a 90o, típico de la estrategia constructiva defensiva.

La iglesia prioral de San Benito
El segundo elemento de mayor interés es la iglesia prioral de San Benito (7), de estilo románico, uno de los pocos elementos que se mantienen en pie. En otros tiempos su advocación era del Santo Cristo de la Fe.
Al convertir los calatravos la fortificación en un castillo-convento, uno de los elementos más importantes que debía contener era una iglesia, así como las dependencias conventuales.
La portada vista a través del arco lateral del atrio, a los pies del templo, se desmoronaron en el año 1942. La portada fue reconstruida con un muro con una simple puerta de arco de medio punto, con un remedo de imposta.


La torre de la iglesia a su vez constituye uno de los elementos defensivos de la muralla de levante, con el ábside insertado dentro de un torreón de fecha anterior. Sobre el ábside se alza la torre de armas que eleva el torreón con troneras de palo y orbe, como las del resto del castillo.

Esta fotografía histórica que se puede ver en el Centro de Interpretación, muestra su planta de una nave, con arcos de medio punto, y ábside semicircular. La cubierta de la nave es de medio cañón y reforzada por tres arcos fajones.

La bóveda de ábside es nervada, los nervios apoyados en ménsulas.
En el interior se halla una cripta excavada en la roca con un capitel corintio procedente de la basílica visigoda de Recópolis.
El recinto interior
De los libros de visita de la Orden de Calatrava y de las relaciones de Felipe II, Urbina y Urquijo extraen las dependencias que había en el interior del castillo. Se trata de numerosas estancias que en muchos casos es difícil situar con exactitud, como; la bodega del vinagre; la ferrería; el horno; la casa de la cebada o la cámara del bastimento; las cocinas; el aceitero; caballerizas; casa de las aves; un palomar; la cárcel y las bodegas.
En el lado sur del templo el “corral de los Condes” (12) que hubo de servir de cementerio de comendadores, pues condes no hubo nunca en Zorita, donde debía estar la cueva de la cárcel.
La cerca de la medina
Para finalizar la visita me dirijo a la cerca y puerta de entrada a la medina de Zorita de los Canes, de la que se mantienen diversos tramos.
Ante la puerta se observa dominante el castillo sobre la medina y el territorio circundante.
La puerta actual es rectangular tanto por el exterior como por el interior, con un arco apuntado en el centro, sobre la que se ha construido una habitación.

Hacia el norte continua parcialmente la cerca.

En el interior un arco ligeramente apuntado.

En la plaza de España, a la que se entra desde la puerta, encajada en el interior de la cerca, junto a la puerta, una simple edificación que corresponde a la Casa Consistorial.

La iglesia de San Juan Bautista
Frente a la puerta, la iglesia de San Juan Bautista.
De origen románico de una sola nave. A los pies la puerta de entrada de arco de medio punto con dovelas. Sobre la cubierta a dos aguas una espadaña de tres vanos.
Por la calle del fondo parte el camino que llevaría a la puerta de Hierro del castillo.

El urbanismo de las calles se irá adaptando a la cerca y a la orografía del terreno.

Parque Arqueológico de Recópolis
El castillo y la medina de Zorita de los Canes (3) forma parte destacada del Parque Arqueológico de Recópolis.
Los otros elementos que incluye el Parque son: la ciudad visigoda Recópolis (1); el Centro de Interpretación (2); las canteras (4, 5); el acueducto (5); un molino (5) y el camino medieval y medioambiental (6).

Fin de la visita
En este punto doy por terminada mi visita al castillo y medina de Zorita de los Canes.
Creo que el impacto del turismo debe haber tenido mucho que ver con la consolidación de las ruinas del castillo y con la rehabilitación urbana de la villa.
El aspecto actual que ofrecen castillo y villa quedan lejos de la descripción que Torres Balbás dejó escrita en 1919: ”Pocas y pobres casas de tapial y entramado de pino bravío forman aquel (el pueblo). Señales quedan de haber sido más poblado y al otro lado del Tajo, en una gran planicie que hoy es un cascajar con alguna hierba, dicen, y así consta, que hubo varios barrios. Como en tantos otros pueblos de Castilla, el pasado fue de esplendor y el presente de miseria y olvido”. (pág. 93)
Bases de información
Webs
Web academic
Dionisio Urbina Martínez y Catalina Urquijo Álvarez (2020): El castillo de Zorita de los Canes
Laura María Gómez García (2010): El Parque Arqueológico de Recópolis (Zorita de los Canes, Guadalajara) : teorías y prácticas de una realidad de gestión de nuestro patrimonio histórico y medioambiental
Laura María Gómez García: Castillo de Zorita de los Canes
Miguel Cortés Arrese (2009): El desarrollo del arte románico en Guadalajara
Lauro Olmo Enciso et alt. (2008): Recópolis. Guía del parque arqueológico
Carlos de Ayala Martínez (1993): Las fortalezas castellanas de la Orden de Calatrava en el siglo XII
M.A. Milagros Rivera Garretas (1979): Alfonso VIII y la hermandad de villas de la Ribera del Tajo
Martín Almagro Basch (1956): Calamocha y el Poyo del Campo (Teruel) en relación con el Cid Campeador
Leopoldo Torres Balbás (1919): El Castillo de Zorita de los Canes (Guadalajara)
Libros
Francisco Layna Serrano (2015): El Castillo de Zorita de los Canes
Edward Cooper (2014): La fortificación de España en los siglos XIII y XIV, (v II, pp. 760-766)
Antonio Herrera Casado (2007, 2a ed): Castillos y fortalezas de Castilla-La Mancha