Otra joya de la naturaleza se encuentra en las Barrancas de Burujón (Toledo) donde la erosión del río Tajo y la lluvia han modelado un paisaje que ha merecido la calificación de Monumento Natural.
Barrancas de Burujón (Toledo)
Barrancas de Burujón. Monumento Natural Barrancas de Castrejón y Calaña. Burujón. Toledo
Municipio: Burujón. Comarca: Comarca de Torrijos. Provincia: Toledo. Com. Autónoma: Castilla-La Mancha
Coordenadas: Mirador de los Enebros 39°51’46.3″N 4°17’42.0″W Altitud: Pico Cambrón: 581 msnm; Embalse de Castrejón: 425 msnm.
Monumento Natural, 2010.
Zona de Especial Protección para las Aves y Lugar de Interés Comunitario de la Red Natura 2000
Accesible para personas con discapacidad.
Visita: 2021
Barrancas de Burujón. Monumento Natural Barrancas de Castrejón y Calaña. Burujón. Toledo
Si la erosión marina puede provocar impresionantes acantilados en costas calcáreas (Acantilado de El Bolao), la erosión fluvial también consigue efectos similares en distintos tipos de terrenos. En este Post nos acercaremos a la erosión del río Tajo en la provincia de Toledo a su paso por terrenos de arenas arcillosas rojizas en las denominadas Barrancas de Burujón.
En uno de los recorridos desde el Hotel La Salve fue un acierto acercarse hasta este paraje natural.
El territorio
Nos encontramos en el cauce del río Tajo a su paso por la provincia de Toledo.
Su discurrir entre terrenos detríticos terciarios ha configurado un curso de una sucesión de meandros que en su parte cóncava la fuerza centrifuga del agua ocasiona el proceso de erosión, mientras que, en su parte convexa, al perder fuerza el curso del agua se va depositando sedimentos formando plataformas.
En los términos municipales de Albarreal de Tajo, Burujón y La Puebla de Montalbán este proceso ha dado origen a un paisaje que por su espectacularidad y belleza fue reconocido como Monumento Natural Barrancas de Castrejón y Calaña, en 2010.
En la declaración de motivos del Decreto 224/2010, se sintetiza las características de este paisaje.
Las Barrancas de Castrejón y Calaña representan un singular ejemplo del paisaje de incisión del río Tajo, que discurre encajado a lo largo de la mayor parte de su trazado. Se trata de un conjunto de gargantas y cárcavas que se ha desarrollado al pie de un importante escarpe excavado por el río en los materiales detríticos de edad terciaria que rellenan su cuenca sedimentaria. Presentan un grado de evolución muy alto con gargantas estrechas y profundas e interfluvios muy apuntados.
Los materiales que se pueden encontrar corresponden al relleno sedimentario continental de la cubeta central de la depresión del Tajo, que se compone de una única serie monótona de material de edad miocena, concretamente vindoboniense; su carácter es eminentemente detrítico, con niveles ocasionales de origen calizo o evaporítico.
Las tonalidades rojizas del espectacular escarpe, que en algunas zonas salva desniveles de más de ciento veinte metros, contrastan con las aguas del Tajo y confieren al conjunto un indudable valor paisajístico.
En las cárcavas, la erosión intensa y rápida de los taludes solo permite el desarrollo de una vegetación rala y clara. Está representada por plantas colonizadoras, que preparan el suelo para la reinstalación de un estrato arbustivo, sin llegar a conseguirlo. Crecen el torvisco, el espino negro, las efedras, la pistacia (o cornicabra) y también el tomillo y el esparto en las zonas más degradadas.
La implantación del embalse, con un alto grado de colmatación permanente, ha provocado la creación de un ecosistema con efectos sobre la vegetación circundante y sobre la avifauna, de tal forma que ha pasado a considerarse como una Zona de Especial Protección para las Aves y Lugar de Interés Comunitario de la Red Natura 2000.
De esta forma, en los márgenes del embalse, a los pies de las cárcavas, se ha desarrollado una vegetación de ribera (llamada riparia) con bosques de hoja caduca (olmos, chopos, álamos); sauces y tarayes; y carrizos, enes y juncos en los márgenes.
Junto a las aves rupícolas alojadas en las cárcavas (águila-azor perdicera, milano negro y real, gavilán o búho real y chico), se ha expandido, las aves acuáticas: unas nidifican como la garza imperial, el calamón y la gallineta, y otras están de paso en invierno como los ánades, las cercetas y los porrones.
La visita a las Barrancas de Burujón
Las barrancas de Burujón corresponden al meandro situado a poniente del Parque Natural.
En el extremo más occidental se sitúan los dos miradores de los Enebros. El primero a 39°51’46.3″N 4°17’42.0″W; y a unos escasos 300 metros hacia el norte, el segundo Mirador de los Enebros a 39°51’51.2″N 4°17’35.6″W, situado este sobre el acantilado.
Por la salida de la CM-4000 hacia la CM-4050, se accede al lugar indicado como Aparcamiento, junto al bar El Refugio de Las Barrancas. Desde este punto, hasta el Mirador de Los Enebros, se pude hacer el camino a pie, por el camino que sale a la izquierda (2 kilómetros), o en coche por el de la derecha (2,4 kilómetros).
Llegados allí, en el fondo del barranco aparece el meandro del río Tajo que ha llenado las aguas del Embalse de Castrejón, con la presa situada a la salida del meandro, en dirección oeste.
El perímetro del meandro muestra las Barrancas de Burujón en el vaciado sobre la superficie de la meseta que ha provocado la erosión del río Tajo.
Las fotografías siguientes conforman una panorámica desde el lado occidental.
Ahora podemos fijar la mirada en algunos de los detalles de la erosión sobre esta tierra de arenas arcillosas rojizas de sedimentación terciaria.
Primero, fijemos la mirada en el lado opuesto del meandro, en su parte convexa, allí donde la menor fuerza del agua a la salida del meandro anterior permite por gravedad que se depositen sedimentos de arrastre, y que irán formando una plataforma.
Por el contrario, en la parte convexa, se aprecia los efectos de la combinación de la erosión fluvial y de la lluvia en terrenos de escasa vegetación y alta pendiente, formando las características cárcavas (badlands).
El viajero queda fascinado por las formas que adopta este tipo de territorio, de ahí que haya merecido ser declarado monumento natural.
La Meseta desde el segundo Mirador de la Enebros
Desde el segundo mirador, además de tener una impresionante perspectiva de las paredes y cárcavas, se percibe la horizontalidad de la Meseta, en este punto vaciada por el Tajo. Solo al sur aparecen en el horizonte los Montes de Toledo.
En este territorio mesetario los olivos son la prácticamente única especie arbórea, con expansión progresiva del almendro y el pistachero.
La vegetación natural se ha visto históricamente profundamente reducida a unos retales de garrigas, donde los bosques de encinas (Querqus ilex subsp. ballota), con coscoja, enebro, torvisco, espino negro y efedras, han sido sustituidos por plantas recolonizadoras de terrenos áridos (tomillo, retama, romero).
Aquí no son las olas que rompen los acantilados, sino la fricción del agua del curso del río en combinación con el arrastre de la lluvia sobre las laderas, las que van modelando unas formas territoriales que los humanos valoramos por su profunda belleza.
Bases de información
Webs
boletinrealsociedadgeografica, pp. 303-307
cronicas37, pp. 46-48
Webs Academic
Blanca Tello Ripa. Estudio geomorfológico de un sector de la cuenca del Tajo (tramo Albarreal de Tajo-Talavera de la Reina) (1984) (Tesis doctoral), pp. 185-195