Dominando sobre la ciudad de Jaén, el Castillo de Santa Catalina o Alcázar Nuevo, construido sobre el alcázar musulmán en el siglo XIII por Fernando III “el Santo”.

Castillo de Santa Catalina. Jaén

Castillo de Santa Catalina, Jaen (Google maps-2020-08-24)
Castillo de Santa Catalina (Google naps 2020-08-24)

Castillo de Santa Catalina. Jaén

Municipio: Jaén.  Comarca: Metropolitana de Jaén. Provincia: Jaén. Com. Autónoma: Andalucía

Coordenadas: 37°46′03″N 3°47′58″O. Altitud:  790 msnm.

Web: castillosantacatalina

Bien de Interés Cultural. Monumento (1931)

Visita: 2018

Mapa de situación del Castillo de Santa Catalina, Jaen (Google maps 2020-08-20)
Mapa de situación (Google maps 2020-08-20)

Castillo de Santa Catalina. Jaén

En el cerro de Santa Catalina, a 782 msnm, y unos 200 metros por encima de la ciudad de Jaén, se alza el Castillo de Santa Catalina, también llamado Alcázar Nuevo.

La fortaleza se adapta a la forma alargada y estrecha de la meseta superior del cerro, orientada en dirección casi este-oeste.

Por su ubicación se le puede calificar de castillo roquero montano (de meseta).

En el momento de su máximo esplendor la fortaleza tenía unos 500 metros de largo por unos 50 metros en su punto más ancho, con una forma que parece el casco de un barco. Estas dimensiones las obtengo de aplicar el medidor de distancias de Google maps.

El conjunto actual total de la fortaleza se encuentra formado por dos bloques de construcciones. En el extremo de levante, el Alcázar Nuevo, lo que se denomina Castillo de Santa Catalina, se extiende a lo largo de 115 metros, entre la torre del Homenaje y la torre de la Vela. Hacia poniente, habiendo dejado una separación entre edificios, se alza al Parador Nacional de Turismo de Jaén, que ocupa una longitud de unos 270 metros.

Castillo de Santa Catalina, Jaen Vista sobre la cara sur (Google maps 2020-08-20)
Castillo de Santa Catalina, Jaén Vista sobre la cara sur (Google maps 2020-08-20)
Castillo de Santa Catalina, Jaén Vista sobre la cara norte (Google maps 2020-08-20)

El Castillo de Santa Catalina desempeñó un papel clave durante las contiendas entre musulmanes y cristianos, así como durante la Guerra de la Independencia, al convertirse en un importante centro de operaciones para las tropas napoleónicas.

Tres fortificaciones llegaron a conformar la antigua fortaleza construida en la cima de la colina de Santa Catalina: el Alcázar Viejo, levantado durante el reinado del rey Alhamar, el castillo Abrehui y el Alcázar Nuevo, ordenado construir por Fernando III en el siglo XIII. De los tres, este último es el que conserva y mantiene más o menos intacta su estructura original, ya que los dos primeros fueron derruidos a mediados del siglo XX para construir el actual Parador Nacional de Turismo.

El Castillo dispone de un centro de interpretación, distribuido por las distintas torres, en el que se recrea buena parte de su evolución y de la historia de Jaén.

Un poco de historia

Debemos remontarnos a tiempos iberos para señalar la ocupación del cerro de Santa Catalina.

La dominación romana se asienta así mismo sobre el poblado ibero.

Entre los siglos VIII-X, tras la conquista musulmana en el siglo VIII, se estructura el primer recinto fortificado en la cumbre del cerro. Se refuerzan las antiguas murallas ibero-romanas, se edifica un alcázar en la cumbre, posiblemente sin divisiones internas. La alcazaba y la ciudad o medina se desarrollan en la ladera norte del cerro.

Entre los siglos XI-XIII el desarrollo urbanístico y demográfico de la ciudad y la conversión de la alcazaba en área residencial, determinaron la conversión del alcázar en un área palatina.

Así mismo, la cambiante situación política en estos siglos, y ante la evidente amenaza castellana, se amplía el alcázar con la construcción del castillo de Abrehuí, un recinto defensivo edificado en el extremo oeste, y se refuerza el Alcázar viejo, situado en el este, el lugar más elevado y estratégico.

Con la construcción del castillo de Abrehui la fortificación ocupará toda la cresta del cerro.

Recinto islámico, siglos VIII-X (maqueta en el Castillo)

Uno de los paneles interpretativos que se encuentran en el Castillo personaliza la figura de Ibn Hamusk explicando la situación de Jaén y las características del Palacio islámico del siglo XII durante su mandato:

“Soy Ibn Hamusk uno de los gobernadores del Alto Guadalquivir en época islámica. Arrebaté la ciudad de Jaén a los almohades en 1159 con ayuda de mi yerno Ibn Mardanis, señor de Murcia. Hice de Jaén por su privilegiada situación geográfica la base de todas mis operaciones militares con la idea de conquistar otras ciudades como Granada y Córdoba. En los años siguientes las desavenencias con mi yerno, por el trato que le daba a mi hija, provocaron nuestro enfrentamiento y decidí someterme al poder almohade entregándoles la ciudad en 1169.

Mi residencia, dónde vivieron también otros dirigentes de la medina, estaba dentro del alcázar que era la zona mejor protegida de la ciudad. Debido a mi posición como gobernador de esta tierra precisaba de un palacio preparado para las recepciones oficiales. Además, poseía estancias privadas, zonas para el servicio y espacios al aire libre.”

Por su ubicación estratégica, las tierras de Jaén serán durante varios siglos de la Edad Media muy disputadas por los reinos de Castilla y Al-Andalus

En el año 1245 Fernando III inicia el tercer y definitivo asedio de Jaén. Transcurridos ocho meses desde el inicio del hostigamiento y en vista de que era imposible mantener la plaza, el rey Muhammad Ibn Nasr (Alhamar) se vio obligado a rendirse en el año 1246. Alhamar entrega la ciudad y se convierte en vasallo del rey de Castilla mediante la firma del Pacto de Jaén, lo que le permitió afianzar el nuevo Reino Nazarí de Granada. Fernando ordena de inmediato la repoblación y reparación de la ciudad, al igual que sus territorios, otorgando privilegios y libertades a sus pobladores.

En cuanto al Castillo, Fernando III planifica la construcción de un nuevo alcázar situado en la zona más estratégica del cerro: el Alcázar Nuevo (o Castillo actual) sobre los restos del palacio islámico. Para su construcción se aprovechó la muralla y la torre de la Vela de la antigua Alcazaba árabe, que fueron revestidos por gruesos muros de mampostería irregular, y se añadieron 5 torres: las dos torres Albarranas, la torre de las Troneras, la torre del Homenaje y la torre de las Damas, con un adarve que las comunica. Su interior se transforma, edificándose nuevas dependencias y aljibes.

Castillo de Santa Catalina, Jaen Recinto medieval y moderno (maqueta en el Castillo)
Recinto medieval y moderno (maqueta en el Castillo)
Castillo de Santa Catalina en 1722

A su vez, la ciudad de Jaén refuerza y amplía sus murallas.

Castillo de Santa Catalina, Jaen Muralla almohade y ampliación cristiana
La muralla almohade y la ampliación cristiana. 1, Postigo de la Llana; 2, Puerta de Martos; 3, Puerta del Aceituno; 4, Puerta del Sol; 5, Puerta de Baeza; 6, Puerta de San Agustín; 7, Puerta de Santa María; 8, Puerta de Noguera; 9, Puerta de San Sebastián; 10, Puerta de Granada; 11, Puerta del Ángel; 12, Portillo de San Jerónimo; 13, Puerta Barrera

A partir de entonces, la ciudad vive su mayor momento de esplendor, al ser Jaén la frontera sur del reino de Castilla con el reino nazarí de Granada y la ruta principal de comunicación entre la meseta castellana, el Valle del Guadalquivir y la capital granadina. 

Posicion de Jaen con el Reino de Granada (Wikipedia commons)
Posición de Jaén en relación con las fronteras con el Reino Nazarí de Granada en 1292 y en 1426 (Fuente: Wikipedia commons)

En el siglo XV el Condestable de Castilla y alcaide de la fortaleza D. Miguel Lucas de Iranzo impulsa reformas significativas.

La personalización de la figura de Miguel Lucas de Iranzo, Condestable de Castilla (¿?-1473), nos explica:

“Mi familia era humilde, pero llegué a ser hombre de confianza del rey Enrique IV. Siendo muy joven entré al servicio del príncipe don Enrique del que fui su criado y amigo nombrándome al poco tiempo Halconero Mayor, que era un cargo muy importante en la época.

Cuando Enrique fue proclamado rey de Castilla me nombró Consejero Real, me otorgó varios títulos y un escudo de armas. Mi señor Enrique quiso desposarme con una distinguida doncella para convertirme en noble. La elegida fue Doña Teresa de Torres, heredera del mayorazgo de Los Torres, una de las familias principales de Jaén. Así me convertí en Barón, Conde y Contestable de Castilla y mi esposa, en condesa de Castilla.

Los desposorios fueron en 1456 pero no llegué a Jaén hasta 1460, cuando se celebraron las fiestas de nuestra boda. Hubo veintitrés días de festejos con banquetes y espectáculos al aire libre, corridas de toros, juegos de cañas y bailes.

Viví con mi familia en el palacio que mandé construir cerca de la Catedral, en la calle Maestra. Tuvimos dos hijos, Luisa nuestra primogénita y Luis, que nació dos años después. El Rey nos honró en varias ocasiones con su visita.

Goberné esta ciudad no sin la oposición de parte de la Iglesia y la nobleza que no veían bien mis relaciones con los conversos. Pero siempre tuve el respaldo de mi esposa y del Rey. Modernicé esta ciudad: ensanché sus calles, allané sus plazas y mejoré su aspecto, restaurando también las murallas y los alcázares.

El 21 de marzo del año 1473, mientras oía misa en la Iglesia Mayor, me asesinaron. El Rey, dolido quiso vengar mi muerte. En secreto vino a Jaén y mandó colgar a varios de los que estuvieron implicados en ella.»

Tras la toma de Granada y la desaparición de la frontera, se inicia un marcado declive que culmina en el siglo XVIII.

Los años 1810-1812 representan los de la ocupación napoleónica.

Ante la invasión de las tropas de Napoleón, la Fortaleza se preparó y fortificó para la ofensiva francesa, reparando las murallas de la ciudad y su fortaleza; construyendo puestos de guardia, parapetos, troneras para fusileros y plataformas para artillería. Sin embargo, la ciudad fue entregada sin resistencia al general francés Sebastiani en enero de 1810. El Castillo de Santa Catalina se convirtió en Plaza Fuerte de las tropas francesas, convirtiéndose en la principal base militar napoleónica en el Alto Guadalquivir.

En el Alcázar Viejo se construyeron cuarteles, caballerizas y edificios para las tropas. En el patio inferior del Alcázar Nuevo se levantaron las residencias del Estado Mayor y oficiales, la cocina y el polvorín; a través de una rampa se accedía al patio superior, donde se instaló el patíbulo, el hospital y la prisión. Las almenas se convierten en troneras y se erigieron plataformas en el adarve para emplazar piezas de artillería.

Desde el Castillo se controlaba la ciudad y el paso hacia los territorios de Granada y Córdoba. La comunicación entre el Castillo y la ciudad se vio alterada al tapiarse todas las calles colindantes hacia la fortaleza, excepto la que ascendía desde la Plaza de la Merced. La derrota del ejército francés en la Batalla de los Arapiles (Salamanca) en julio de 1812 supuso la retirada francesa de Andalucía.

Las tropas napoleónicas abandonaron la ciudad el 17 de septiembre, no sin antes haber dinamitado la mayor parte de las dependencias y cuarteles construidos en el interior del Castillo.

A partir de 1815 el hospital se habilitó como cárcel.

De los tres conjuntos fortificados que llegaron a formar la antigua fortaleza, sólo se conserva el Alcázar Nuevo, al que se conoce por Castillo de Santa Catalina. Sobre el resto de la superficie que ocupaba la fortificación, se construyó en 1965 el actual Parador Nacional de Turismo, que no conserva ninguna estructura original, aun cuando arquitectónicamente muestra formas de fortificación similares a las existentes en gran parte de su edificación, en un estil neomedieval.

En la fotografía toda el ala izquierda corresponde al edificio del Parador.

Castillo de Santa Catalina, Jaen. Foto Paradores Nacionales
(Foto: Paradores Nacionales)

Visita al Castillo

Castillo de Santa Catalina, Jaen (Google earth 2020-08-20)
Castillo de Santa Catalina, Jaen (Google earth 2020-08-20)
Castillo de Santa Catalina (Google earth 2020-08-24)

Se accede al recinto por la carretera al Parador que asciende desde la ciudad.

En el siglo VIII Madinat Yayyan creció bajo la alcazaba, en las faldas del Cerro de Santa Catalina. Estaba fuertemente amurallada. En el punto donde la muralla de la ciudad se une a la muralla del alcázar se abría una puerta.

Puerta de la muralla

Esta puerta de la muralla (A) ponía en comunicación los dos recintos, que se debe franquear para llegar al Castillo y actualmente también al Parador.

Es una puerta de arco de medio punto con matacán, almenas, y torre de defensa.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Al llegar a la cumbre del cerro la primera edificación que aparece es el recinto del Parador Nacional, de arquitectura neomedieval por este lado (a la derecha). Al fondo, el lateral oeste del Castillo, con la gran torre del Homenaje, la torre de las Damas a la izquierda, pasada la cual se accede al recinto del Castillo.

Esta zona es de aparcamiento (PK).

Puerta del Castillo

Se accede al interior del Alcázar a través de una puerta (1) con arco ojival, al principio del lateral norte.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Junto a la puerta una inscripción reza: “SEGÚN TRADICION EL XXV DE NOVIEMBRE DE MCCXLVI DIA DE SANTA CATALINA ALHAMAR REY DE GRANADA ENTREGO ESTE CASTILLO A FERNANDO III EL SANTO QUEDANDO DESDE ESTE DIA PROCLAMADA LA SANTA PATRONA DE JAEN”

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Tras la puerta la armadura de un caballero nos da la bienvenida.

Una vez dentro accedemos a los patios interiores.

Torre del Homenaje

El recorrido se inicia por la Torre del Homenaje (2), situada en la esquina sudoeste. En la estructura actual del Castillo el lateral de entrada a la torre se apoya sobre la muralla, y el cuerpo se alza por la parte exterior.

La Torre del Homenaje destaca de las demás por sus dimensiones y altura. Se trata de una construcción de planta cuadrada de cuarenta metros de altura, construida con mampostería irregular y esquinas de sillar, sobre un amplio afloramiento rocoso que ocupa el punto más elevado del cerro.

Castillo de Santa Catalina, Jaen
Castillo de Santa Catalina, Jaen

Está dividida en tres pisos, a los cuales se acceden desde el patio de armas.

Castillo de Santa Catalina, Jaen
Castillo de Santa Catalina, Jaen

 

En la inferior, se ha habilitado una Sala de Recepción y Conferencias. Era el antiguo almacén de la torre excavado en la propia roca que tiene acceso directo desde el patio de armas. Se comunicaba con la estancia superior mediante una trampilla en el techo. Sus cuatro bóvedas de media naranja se apoyan sobre un pilar central.

Castillo de Santa Catalina, Jaen
Castillo de Santa Catalina, Jaen

A las dos estancias superiores se accede a través de unas empinadas escaleras. Las dos poseen unas bellas cubiertas abovedadas de ladrillo y eran las dependencias privadas del alcaide. Posteriormente fue la residencia temporal del Condestable D. Miguel Lucas de Iranzo y Dª Teresa de Torres en el siglo XV.

Castillo de Santa Catalina, Jaen
Castillo de Santa Catalina, Jaen
Castillo de Santa Catalina, Jaen

 

Por sus ventanales se dispone de excelentes perspectivas sobre Jaén.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Subiendo a su azotea se pueden apreciar las mejores vistas del interior del castillo y del territorio del entorno.

Una imagen sobre el lado norte, con las dos torres albarrana, la torre de la Vela al fondo, y las caballerizas en la parte inferior.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Al otro lado de las caballerizas la plaza de armas a la derecha.

Castillo de Santa Catalina, Jaen
Castillo de Santa Catalina, Jaen

Torre de las Damas

Saliendo de la torre del Homenaje, por el adarve se accede a la Torre de las Damas (3) que controlaba la entrada principal del Castillo. En su interior hay un salón cubierto por una bóveda de cañón corrida bellamente iluminado por ventanas ojivales con ajimez.

Y una maqueta del Castillo.

Castillo de Santa Catalina, Jaen
Castillo de Santa Catalina, Jaen

 

En la parte del Centro de Interpretación que ocupa esta torre podemos ver ejemplos de decoración del palacio islámico.

Muestra elementos de yesería (atauriques) que se aplicaban sobre las paredes para dar mayor realce a las habitaciones en muestra de poder, al tiempo que ocultaba la menor calidad de los sillarejos de las paredes.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Desde la azotea de esta torre podemos observar el exterior del muro norte, así como las torres albarranas, la torre de la Vela y el conjunto interior del recinto.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Mirando en dirección oeste se presenta el resto del recinto total primitivo, ahora ocupado por la edificación del Parador Nacional de Jaén.

Por aquí enlazaba con el territorio de la meseta que culmina en el cerro de Santa Catalina.

Torre Albarrana. Capilla de Santa Catalina

Continuando por el adarve del muro Norte, se accede a dos torres albarranas, que se encuentran separadas del muro principal por un arco apuntado de ladrillo a modo de puente.

La primera torre Albarrana (4), defiende la puerta principal del Alcázar Nuevo. A partir del siglo XV se destinó a Capilla de la Fortaleza dedicada a Santa Catalina de Alejandría.

Cuenta la leyenda que, cuando Fernando III iba a desistir en su idea de tomar Jaén, se le representó en sueños Catalina de Alejandría con las llaves de la ciudad. La Santa lo animó a no decaer y a los pocos días entró con éxito en la ciudad tras la rendición del rey Alhamar. Con el tiempo, Santa Catalina se convirtió en patrona de la ciudad de Jaén, como ya se nos ha informado por la inscripción de la puerta de entrada.

Fue el Condestable D. Miguel Lucas de Iranzo en el siglo XV quién edificó la capilla, adornada con yeserías mudéjares, sobre la azotea de esta torre albarrana.

Complementaba la defensa de la puerta de entrada, como muestra esta imagen tomada desde el exterior de la puerta principal.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

El amplio adarve seguirá todo el recorrido de la muralla.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

La torre fue cubierta para acoger la capilla de Santa Catalina.

Segunda torre Albarrana

Frente a la segunda torre albarrana (5) la cubierta de las caballerizas ofrece un buen mirador sobre el interior del recinto.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Sobre esta torre se construyó en el siglo XX una estancia superior que no existía.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

En el interior continua el Centro de Interpretación, con la cronología de la historia de Jaén, y otros elementos explicativos. Por ejemplo, la reproducción de planos históricos.

El siguiente plano corresponde al año 1240, con edificios históricos de fecha posterior hasta 1430.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Otro plano está fechado en 1787, con una vista oriental de la ciudad.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Restos Arqueológicos. Palacio islámico. Hospital

El recorrido se prosigue por el adarve hasta la torre de la Vela. Desde la pequeña explanada ante la Torre de la Vela, y mirando hacia el interior del Castillo, se pueden apreciar las excavaciones arqueológicas (6) llevadas a cabo en el patio de armas superior, donde se han encontrado, en el lado derecho, los cimientos del Palacio islámico (6) de época árabe del siglo XI, dotado de almacenes, bodegas y otros servicios necesarios, así como dos aljibes de la misma época, un molino del siglo XV. A la izquierda el rectángulo de los cimientos del hospital construido durante la ocupación francesa (siglo XIX).

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Esta fotografía del hospital fue tomada desde la zona de la torre del Homenaje. Detrás se ve la torre de la Vela y la Cruz del Castillo al fondo del cerro.

Castillo de Santa Catalina, Jaen. Hospital

La superposición de muros concentra más de 1000 años de historia. Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz los restos de almacenes subterráneos de época cristiana, en los que existió incluso un molino. Próximos a aquellos elementos se localizaron vestigios de un palacio islámico construido en el siglo XII. La pobreza de los materiales constructivos empleados (mampostería y alzado de tapial de argamasa) fue solventada recubriendo sus paredes de atauriques con motivos decorativos geométricos y vegetales, cuyas reproducciones hemos observado en la Torre de las Damas.

La acusada topografía sobre la que fue edificada la zona residencial en dos niveles, aprovechó los profundos escarpes existentes entre la muralla del Alcázar y los afloramientos rocosos del cerro. En la planta superior se situaba la zona noble, donde estaban las estancias de mayor riqueza decorativa, mientras los espacios subterráneos se utilizaron como bodegas y almacenes.

Castillo de Santa Catalina, Jaen
Castillo de Santa Catalina, Jaen

Torre de la Vela

La Torre de la Vela o de la Guardia (7) forma el extremo este de la fortificación. Tiene planta pentagonal en proa, y aprovecha la única torre islámica de la fortificación, que pudo ser utilizada como almacén. Sobre ésta se habilitó una dependencia adintelada, y encima de ella otra pequeña habitación cubierta con bóveda de cañón apuntada, utilizada como almacén y dormitorio de la guarnición. Debe su nombre a que, desde su azotea, se emitían señales luminosas a otros puestos defensivos del entorno.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Continúan exponiéndose explicaciones sobre el recinto.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

 

Entre los elementos explicativos se nos presenta personalizaciones de dos personajes clave en el traspaso de poderes.

Muhammad ibn Yusuf ibn Nasr, Al-Ahamar (1194-1273)

«Nací cerca de aquí, en Arjona, en el seno de la familia de los Banu Nasr, vinculada al profeta Mahoma. Luché a toda costa para proteger mi tierra de castellanos e incluso de algunos reyes musulmanes vasallos del rey cristiano. Ho tuve más remedio que ceder mi querida Yayyan a cambio de una tregua para consolidar el recién creado Reino Nazarí de Granada que perduró durante más de dos siglos, hasta 1492.

Debido al Pacto de Jaén con Fernando III tuve que rendirle vasallaje, comprometiéndome al pago de 150.000 maravedíes anuales y a prestarle ayuda militar. A cambio me proporcionó un periodo de paz y seguridad al Reino Nazarí de Granada.»

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Fernando III el Santo (1199-1252)

«Conquisté las tierras de Córdoba, Sevilla, Jaén y Murcia que habían estado bajo dominio musulmán durante más de cinco siglos. Heredé el Reino de Castilla por parte de mi madre y el de León por la de mi padre, ampliando sus territorios. La cultura fue uno de los pilares de mi corte, así me hice rodear de buenos literatos y músicos. Mi hijo Alfonso X «el Sabio» heredó ese amor por el conocimiento.

Aún recuerdo la victoriosa entrada en la ciudad de Jaén. En primer lugar, iba el ejército con sus banderas, seguido de las milicias de los Concejos con sus pendones. Los prelados, religiosos y sacerdotes acompañaban a una imagen de la Virgen y a continuación yo, el rey, con los ricoshombres de Castilla y de León y los maestres y freires de las Órdenes Militares. Fuimos directamente a la Mezquita Mayor, la purifique y consagre a Santa María.»

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Desde la torre se puede disfrutar de vistas sobre el recinto y las torres del Homenaje, de las Damas y albarranas, del entorno natural del Castillo y de la ciudad.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

En el ángulo saliente del muro de la izquierda se puede observar el portillo (10) del que hablaré más adelante.

Castillo de Santa Catalina, Jaen
Castillo de Santa Catalina, Jaen

Prisión

A la salida de la Torre de la Vela, justo antes de continuar por el adarve sur, se encuentra la prisión (8). Lo que fuera un antiguo almacén de grano en época musulmana y cristiana, fue convertido en calabozo durante la ocupación francesa.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Un prisionero destacado fue el Capitán de la Guerrilla, Pedro del Alcalde, fusilado el 17 de junio de 1811, al cual se le dedica una escenificación.

Torre de las Troneras. Mirador Sur

Al recorrer el adarve sur, se puede apreciar, a través de sus magníficas vistas, la excelente posición estratégica de la fortificación. Unos paneles explicativos ayudan a identificar el paisaje, destacando las sierras y el mar de olivos que lo circundan.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Se llega al mirador sur, que corresponde a la terraza de la torre de las Troneras (9).

La torre de las Troneras posee la singularidad de albergar en su interior las letrinas de época medieval, instalaciones no muy comunes en los castillos de la época. Evacuaban a través de dos agujeros que tienen una caída de 35 metros al exterior y eran usados como retrete y vertedero de basuras. Teniendo en cuenta la inclinación de su pavimento y los desagües, sería utilizada también como aseo y baño. Destaca el sistema especial de ventilación de malos olores: el aire entraba por la puerta en codo y salía por la pequeña ventana del interior.

Al fondo las troneras usadas como retrete y vertedero de basuras, que abocan al exterior del recinto al fondo del escarpado.

Castillo de Santa Catalina, Jaen
Castillo de Santa Catalina, Jaen

 

El acceso a las letrinas se efectúa desde el patio de Armas.

Patio de Armas

El patio de Armas (11) ocupa la explanada junto a la muralla sur, bajo la torre del Homenaje.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

En el extremo oeste, bajo la torre de las Troneras se observa la puerta de acceso a las letrinas y la rampa de acceso a la poterna pegada al muro.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Portillo

Del mismo punto de acceso a las letrinas, parte una rampa que baja hasta la poterna o portillo (10) del Castillo. Como sabemos, la poterna o portillo era una puerta secundaria de acceso a la fortaleza que permitía a los ocupantes del recinto salir o entrar sin llamar la atención ni ser vistos en caso de asedio.

Construida en época cristiana, fue tapiada en el siglo XVI. A finales del siglo pasado fue de nuevo recuperada.

Castillo de Santa Catalina, Jaen
Castillo de Santa Catalina, Jaen

Caballerizas y aljibe

En la zona de la entrada se localizan dos estructuras medievales definidas como uno de los aljibes, de pequeñas dimensiones cubierto con una bóveda de cañón de que disponía el recinto. Y junto a éste, una habitación rectangular también con bóveda de cañón de ladrillo, que podría tratarse de un almacén (12).

En el siglo XIX, todo este conjunto fue modificado por las tropas napoleónicas; se destruye parte del aljibe, para albergar en su interior un polvorín, que quedaría emplazado bajo un nuevo espacio, definido por dos habitaciones utilizadas como caballerizas (12).

Castillo de Santa Catalina, Jaen
Castillo de Santa Catalina, Jaen

Nos encontramos de nuevo ante la puerta del Castillo.

Final del recorrido y de la visita.

Castillo de Santa Catalina, Jaen

Cruz del Castillo

Saliendo del Castillo a la derecha, un pequeño camino conduce a la Cruz del Castillo (B), mandada colocar sobre la ciudad por Fernando III como símbolo de la conquista cristiana de Jaén. Es el único punto del cerro desde donde se puede divisar la Catedral y las vistas de la ciudad son magníficas.

Cruz del Castillo de Jaen (Google maps 2020-08-24)
Cruz del Castillo (Google maps 2020-08-24)

Parador de Turismo de Jaén

Como ya he indicado, dejando una cierta separación con el muro de la cara oeste del Castillo, y ocupando todo el resto de la fortificación primitiva, se decidió construir en 1965 un Parador Nacional de Turismo, siguiendo el criterio de aprovechar ubicaciones en edificios históricos. En este caso se aprovecho una localización histórica, construyendo una edificación de nueva planta, lo mismo que se hizo, por ejemplo, en el Castillo de Lorca, que he presentado en otro Post.

En este caso, el estilo arquitectónico del lado de las edificaciones que da a la cara norte, por donde se accede al cerro, es de estilo que he calificado ya en la introducción de neomedieval: muros y pseudotorreones de sillares, puertas y ventanas de arco de medio punto con dovelas.

Castillo de Santa Catalina, Jaen. Parador
Castillo de Santa Catalina, Jaen. Parador
Castillo de Santa Catalina, Jaen. Parador

La verdad es que, cuando llegué al punto de aparcamiento, y sin una observación cuidadosa, tienes la sensación de medievalismo de todo el conjunto. Después ya vas clarificando las ideas.

Bases de información

2 comentarios en «Castillo de Santa Catalina. Jaén»

  1. hola yo he ido al castillo ha comer y se come muy bien la verdad y fui la ultima noche ha dormir hay, y es una pasada por dentro tanto por fuera como por dentro lo mismo digo del museo tan grande con esas vistas tan guapas si bol veria ha ir pues si aparte que yo tengo mucha familia, hay en jaen mi calificacion le pongo un 10 en todo.

    Responder
    • Hola David. No estuve en el Parador, por lo que dices esta muy bien. Una buena recomendación para otros lectores. Gracias y un saludo.

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