Frómista (Palencia) se encuentra donde se cruzan el Camino de Santiago y el Canal de Castilla. Sus atractivos la han convertido en una parada imprescindible de cualquiera de los dos recorridos.
Frómista (Palencia)
Frómista. Tierra de Campos, Palencia
Frómista. Comarca natural: Tierra de Campos. Provincia: Palencia. Com. Autónoma: Castilla y León
Coordenadas 42°16′02″N 4°24′24″O. Altitud: 780 msnm. Población: 790 habitantes (2017)
Web: Ayuntamiento
Visita: 2016. Revisión: 2021
Índice
Frómista. Tierra de Campos, Palencia
En Frómista nos situamos en el lugar donde el Canal de Castilla se cruza con el Camino de Santiago. Se tratará, por tanto, de un lugar cargado de historia y que merece la pena visitar.
Localizada en las zonas de mayor altitud de la Meseta norte, sobre los 800 msnm, se la incluye en la comarca natural de Tierra de Campos, que se extiende por las provincias de Palencia, Valladolid, Zamora y León. Tierra de Campos se configura como un gran llano ondulado, con escasa vegetación y eminentemente cerealista.
Como en todos los territorios eminentemente agrarios, ha ido perdiendo paulatinamente población desde 1950, con una cierta estabilización alrededor de los 800 habitantes desde principios del siglo XXI.
La revitalización del Camino de Santiago, y la puesta en valor del Canal de Castilla, están siendo un incentivo de la actividad turística como actividad económica.
De hecho, mi visita y pernoctación en Frómista tiene relación con el Camino de Santiago, al que se añadió un interés particular por el Canal de Castilla.
Un poco de historia
Parece que no hay constancia de asentamientos estables en Frómista antes del siglo XI.
En 1066 se funda el Monasterio de San Martín con su iglesia románica.
En 1118 la Reina Doña Urraca, dueña de monasterio, hace donación de éste y de su jurisdicción a los monjes benedictinos de Carrión.
Desde el siglo XII hasta el siglo XV, Frómista estuvo dividida en dos jurisdicciones distintas: por una parte, el señorío eclesiástico que poseía el Abad de Carrión sobre el barrio de San Martín, y por otra, el señorío civil que ejercían los señores de Frómista sobre el resto de la villa.
En 1427 se unificaron ambas jurisdicciones, al añadir el barrio de San Martín al señorío civil, el cual funda en 1436 el Monasterio de Nuestra Señora de la Misericordia, de monjes benedictinos.
Durante estos siglos, la importancia de Frómista se apoya en su posición en el Camino de Santiago francés.
Según las crónicas, en la Frómista medieval aparecen tres motivos que más fama han dado al pueblo: San Telmo, el milagro y los judíos.
Pedro González Telmo (1185-1246), conocido como San Telmo, fue figura destacada del siglo XIII, y es invocado como patrono de los marineros.
Por su parte, los judíos estuvieron presentes en Frómista desde siempre, debido a que Fernando I, dada la necesidad de repobladores, y por su justa fama de hombres hábiles, industriosos y activos, les concedió muchas facilidades para su establecimiento en Palencia. Además, durante el reinado de Alfonso X, el número de judíos se vio incrementado con los que huían del Al-Ándalus perseguidos por almorávides y almohades. La comunidad judía de Frómista llegó a tener unas doscientas familias (1000 personas) a finales del siglo XV, que conformaban aproximadamente la cuarta parte del pueblo. La expulsión de los judíos en 1492 supuso una sangría demográfica y económica muy considerable.
Un hecho acaecido en 1453 otorga al priorato de San Martín nueva fama, y el sobrenombre de «Villa del Milagro» a Frómista.
A partir del siglo XVI hasta el XVIII Frómista entra en una etapa de decadencia. El régimen señorial pesaba sobre los pueblos, y no es extraño que la mayor parte de las gentes de tierra de Campos mostrara simpatía por el movimiento comunero. Sin embargo, el ejército comunero se hacía gravoso allá por donde pasaba.
La expulsión de los judíos, las pestes y otros desastres aceleraron la decadencia de la villa. Hacia 1591, en tiempo de Felipe II, Frómista tenía 521 vecinos, la mitad, aproximadamente, de los que había tenido cien años antes. A mediados del siglo XVIII la población había descendido a 217 vecinos. No había industrias ni apenas actividad comercial; la agricultura, exclusivamente de secano, era muy poco productiva; los árboles eran escasísimos y una de cada cinco casas estaba arruinada.
Un cierto cambio se produce con la construcción en la segunda mitad del siglo XVIII del Canal de Castilla.
En 1773 el Canal alcanza Frómista, construyéndose cinco esclusas, cuatro de ellas unidas mediante el mayor salto de agua de toda la ría. El Canal supuso una animación moderada de la economía, propiciando el regadío, el transporte y la aparición de fábricas de harina.
Durante la primera mitad del siglo XIX la población aumenta, y se estabiliza en torno a los 1.500 habitantes. Hacia 1865 llegaba a Frómista el ferrocarril del Norte, lo que motivo el declive del Canal.
Frómista ha tenido que superar en el siglo XX las crisis que hicieron presa en toda la España rural, llevando a una progresiva pérdida de población, como he anotado al principio.
Sin embargo, el cruce de los dos caminos, el de Santiago, donde Frómista es parada obligada para los amantes del arte, y el del agua en relación al regadío y, en menor grado atractivo turístico, complementa la agricultura con el turismo.
La visita a Frómista
Pasear por las calles de Frómista es una experiencia agradable en la cual pude entrar en contacto con tres tipos de actuación distinta: la construcción civil urbana, las construcciones religiosas y una obra pública civil de gran envergadura como es el Canal de Castilla.
Arquitectura civil urbana
En Frómista no sólo se pueden apreciar los monumentos que le dan fama sino también la arquitectura tradicional de Tierra de Campos, basada en el barro y la paja. Gran parte de las casas que existen en Frómista están construidas a base de este material, ya sea con adobes o tapial. Aunque en algunas se ha recurrido a revoques de ladrillo o cemento para facilitar su conservación.
También están presentes los soportales.
Iglesia de San Martín de Tours
Fue un monasterio cluniacense, del que únicamente se conserva la monumental iglesia, sin ninguna referencia a lo que debió ser el recinto monástico. Ha sido cuestionada la restauración efectuada entre los años 1896 y 1904.
Es uno de los monumentos de mayor significación del Románico Pleno hispánico, debido entre otras razones: a su temprana fecha de construcción, comparado con otras obras de esta época conservadas en Castilla y León; al importante papel que desempeñó en la configuración de este estilo en la zona de Castilla; a su relación con otros importantes centros del Románico; y a su situación privilegiada cercana al cruce entre la ruta principal del Camino de Santiago y la procedente del País Vasco y Cantabria, y en la zona donde se instalan los primeros monasterios cluniacenses.
Por el hecho de ser uno de los monasterios del Camino de Santiago muestra evidentes relaciones con otros edificios del Camino como la Catedral de Jaca, San Isidoro de León y la Catedral de Santiago de Compostela.
Su origen hay que buscarlo en un monasterio benedictino fundado por Doña Mayor, Condesa de Castilla y Reina de Navarra (viuda de Sancho el Mayor) en 1066.
San Martín de Frómista se convierte en institución cluniacense en el 1118, a través de su vinculación con San Zoilo de Carrión.
De esta iglesia, se ha destacado repetidas veces la perfección alcanzada en el conjunto y el equilibrio conseguido entre la arquitectura y la ornamentación escultórica. Puede clasificársela como arquetipo de organización románica y expresión del canon clásico de la arquitectura del último tercio del siglo XI.
La planta, de tipo basilical, consta de tres naves, la central más ancha y alta que las laterales, un crucero con cúpula en su centro y tres ábsides semicirculares, donde el central es el que presenta mayor desarrollo.
La orientación muestra un viraje hacia el noreste.
La fachada del lado de la epístola, orientada hacia mediodía, presenta dos puertas. Una mayor en la zona centro de la nave y otra más pequeña en la zona del crucero, en lo que simbólicamente desde el exterior sería el transepto. Esta última debía comunicar con una sacristía o con el recinto monacal.
La fachada del pie de la iglesia presenta una puerta de idénticas características a las de los dos laterales. Esta, flanqueada por dos torres campanario circulares. Se duda de si existió un acceso en esta fachada originalmente o es obra de la restauración mencionada.
Los dos lados de la iglesia son simétricos, a excepción de que el del evangelio solo cuenta con una puerta.
Los tres ábsides de la cabeza son semicirculares, de mayor diámetro y altura el central. Con ventanales relativamente amplios para un templo románico.
También destacan las tramas ajedrezadas en el estilo de estas iglesias románicas.
Destaca en San Martín la presencia constante de canecillos soportando cornisas con figuras diversas humanas, animales y vegetales. Los que los han contado dicen que hay 320.
Sobresale del edificio, casi como una torre, el cimborrio de planta octogonal por el exterior. Antes de la restauración aún era más alto, con dos niveles más.
Las portadas sobresalen del muro y se cubren con tejaroz soportado por canecillos.
Accediendo a su interior observamos que esta iglesia románica destaca por su verticalidad y su luminosidad, gracias a sus numerosas ventanas.
La cabecera, como se ha visto desde el exterior, está formada por tres ábsides semicirculares, mayor el central.
Las tres naves del templo se dividen en cinco tramos, cuatro de ellos de las mismas dimensiones y el quinto de mayor anchura, que constituye el crucero. Las naves se cubren con bóveda de medio cañón con arcos fajones apoyados en columna entrega con capiteles.
La nave central es más ancha y alta que las laterales.
Nave central en dirección a los pies del templo.
Son más bajas y estrechas las naves laterales que la central y la del crucero. La del evangelio (izquierda) y la de la epístola (derecha).
Las columnas entrega en los arcos formeros y en los arcos fajones culminan con capiteles con cimacio de gran belleza. De los 50 capiteles unos 11 no son originales, y han sido restaurados o reproducidos a partir de los restos de los originales.
El ábside central es de cuarto de esfera con presbiterio y tres simbólicos grandes ventanales.
Un Cristo de finales del siglo XIII que preside el altar mayor, con el taqueado jaqué en el muro.
También se observa una talla policromada de San Martín de los siglos XII o XIV.
En el crucero emerge un imponente cimborrio o linterna de iluminación, que al exterior tiene planta octogonal, mientras que en el interior tiene una cúpula semiesférica que se apoya en los arcos torales por intermediación de cuatro trompas.
Detalle de una de las trompas, decoradas con los símbolos de los Evangelistas.
Iglesia de San Pedro
Es una iglesia gótica que se comenzó a construir en el siglo XV. No obstante, no fue hasta el siglo siguiente cuando recibe su forma definitiva.
A los pies de la nave posee una torre campanario de cuatro cuerpos, de aspecto de torreón.
Uno de los elementos más interesantes del exterior es la portada renacentista, trazada por Juan de Escalante hacia 1560. Tiene forma de arco de triunfo romano.
Presenta un ábside plano.
En el interior, el templo se organiza en cinco tramos y tres naves divididas por pilares fasciculados, que soportan bóvedas de crucería estrellada. Presidiendo el presbiterio se alza el retablo mayor, diseñado por Francisco Trejo en 1636. De estilo clasicista, inspirados en motivos herrerianos.
Aloja un Museo que custodia las 29 tablas que formaban el retablo de la iglesia de Santa María del Castillo, con diferentes escenas de la vida, pasión y muerte de Cristo, así como piezas históricas relacionadas con el Milagro de Frómista. Destacable es también el órgano ibérico del siglo XVIII, de magnífica sonoridad con el que se realizan algunos conciertos a lo largo del año.
Iglesia de Santa María del Castillo
Aunque no visité esta Iglesia, creo que debo hacer mención de ella por su interés objetivo.
Situada en la parte más elevada de la villa, es de estilo ojival tardío; tiene tres naves separadas por pilares con sendas bóvedas. También posee portadas renacentistas.
Anteriormente era famoso el retablo políptico, formado por 29 tablas castellanas de marcada influencia flamenca, pintadas bajo doseletes góticos. Dichas tablas se encuentran en la actualidad en el Museo de la Iglesia de San Pedro.
Denominada ‘del castillo’ por la fortaleza que existió en el lugar, levantada por el almirante don Fernando Sánchez de Tobar en 1379.
El Canal de Castilla
La construcción de esta gran obra Pública responde esencialmente al afán de los políticos españoles de la Ilustración de luchar contra la decadencia española superando el aislamiento físico y económico de Castilla la Vieja y del reino de León con el resto del país, con las colonias americanas y con otros países europeos, y favoreciendo las comunicaciones y, por tanto, el comercio de sus productos, especialmente los agroalimentarios.
Al tratarse de un país con relieve irregular, los ríos cortos de escaso caudal y de corrientes variables no favorecieron los proyectos que a partir del reinado de los Reyes Católicos fueron diseñándose.
En 1549, en época de Felipe II, Juan Bustamante de Herrera propuso la construcción de una red de canales de navegación que a la vez que comunicase las capitales de Castilla la Vieja sirviera para el regadío de sus tierras. El proyecto no se llevó a cabo.
El Canal de Castilla tomó forma como tal en 1751 por Fernando VI a instancia del Marqués de la Ensenada. En España los dos grandes proyectos de canales que se desarrollaron a partir de mediados del siglo XVIII son los del Canal Imperial de Aragón y el Canal de Castilla.
La construcción del Canal de Castilla, donde oficialmente las obras empezaron en 1753 por el Canal de Campos, duró casi un siglo, estará marcada constantemente por importantes problemas, esencialmente económicos, que dificultaron su marcha y favorecieron las múltiples interrupciones de las obras.
El total construido estará formado por tres ramales en forma una Y invertida, con el punto de confluencia en Grijota. Un ramal hacia Alar del Rey al norte. Otro hacia Medina de Rioseco al sudoeste. Y un tercero hasta Valladolid al sur. En total 207 km de canal por las provincias de Palencia y Valladolid principalmente, penetrando en territorio burgalés en ocasiones. El canal toma las aguas de los ríos Pisuerga y Carrión.
La profundidad media oscila entre 1,80 y 3 metros, la anchura de 11metros a los 22, y el desnivel que existe entre la toma de las primeras aguas y la desembocadura final oscila en tomo a los 150 metros.
En este punto un echo importante que puede parecer anecdótico. Se centra en la relación entre la Meseta y el nivel del mar que se quería alcanzar en los objetivos de la apertura de estas tierras hacia el tráfico marítimo. Para llegar hasta Santander desde Alar del Rey, a unos 125 km de distancia, se debería superar un desnivel de 850 metros, a los que se halla Alar del Rey. Este hecho, no era conocido a mediados del siglo XVIII, ya que la existencia de la Meseta como tal no fue descubierta hasta finales de este siglo por Alejandro von Humboldt. Puede decirse que el objetivo era prácticamente inalcanzable.
Desconozco si alguna vez hubo algún proyecto de enlace hasta Santander.
En 1792, terminado el Canal del Norte y acondicionado el de Campos, se abren a la navegación desde Paredes de Nava al estrecho de Nogales (Alar del Rey), y poco más tarde se hace navegable un tramo del Canal del Sur, consiguiendo con ello que a principios del siglo XIX haya un considerable tráfico de barcazas transportando productos de la tierra.
Con altibajos las obras se prolongan durante el siglo XIX.
El número de barcazas, tanto de titularidad particular como estatal, fue aumentando hasta llegar a su máximo apogeo en la década de 1850 y 1860, momentos en los que circulaban por el Canal en torno a 360 barcazas dedicadas fundamentalmente al transporte de mercancías. Las barcazas eran arrastradas por mulas que iban por los «caminos de sirga», que discurrían paralelos a sus márgenes. Los productos transportados, granos y harinas en su mayoría, eran desembarcados en Alar del Rey y desde aquí, en carros primero y en ferrocarril después, se acarreaban hasta el puerto de Santander,
Entre 1860 y 1884, a medida que se abrían tramos de ferrocarril paralelos al trazado del canal, supondrán el colapso definitivo de la navegación.
En 1955 se suspende oficialmente y para siempre la navegación por el Canal orientando la explotación hacia el regadío que había sido utilizado de forma irregular.
De las obras que comportó la construcción del canal como son el propio canal, los caminos de sirga, los puentes, los acueductos, las acequia o las esclusas, me interesa destacar aquí las esclusas por su relación con Frómista.
Las esclusas son ingenios en forma de balsa que se realizan a lo largo del Canal para facilitar la navegación y salvar el desnivel existente en su trazado.
Tipológicamente hay dos modalidades de esclusas, las ovaladas construidas en el siglo XVIII, época en la que el Estado construye el Canal, y las rectangulares en el siglo XIX, momentos en que la Compañía del Canal lleva a cabo las obras. Las primeras permitían la maniobrabilidad de dos barcazas, las segundas, de menor capacidad, solamente admitían una, pero la maniobra en estas últimas era más rápida que en las ovaladas al ser menor el volumen del agua utilizada.
En algunos lugares, debido al desnivel existente, se construyeron dos, tres y hasta cuatro esclusas juntas, adquiriendo estos conjuntos gran espectacularidad. Como ejemplos de estas agrupaciones podemos señalar las que existen en Frómista, lugar donde se unen las esclusas 17, 18,19 y 20, para salvar un desnivel de 14,20 metros. También se encuentra en Frómista la esclusa 21.
Las cuatro esclusas de Frómista con sus muros laterales abovedados, constituyen un paisaje singular, una cascada que contrasta notablemente con el paisaje horizontal del Canal. Aprovechando los desniveles de las esclusas se instalaron dos molinos harineros y dos batanes, que utilizaban el salto de agua para dar movimiento a sus ruedas hidráulicas.
La cascada de 4 esclusas de Frómista en su estado actual sin compuertas.
Visualización de las 4 esclusas en vista cenital.
El canal en dirección sur. En los márgenes los caminos de sirga por donde las mulas tiraban de la barcaza.
Con el desuso para la navegación, las compuertas de las esclusas fueron desmontadas y se construyeron aguas arriba de las esclusas pequeñas presas e importantes aliviaderos para facilitar el riego.
Los caminos de sirga, al ser escasamente utilizados, resultan, en ocasiones, prácticamente intransitables por la vegetación allí acumulada.
Junto al uso actual para el riego y el abastecimiento de poblaciones, en los últimos años se están desarrollando proyectos para su potenciación como factor turístico para su visita o la navegación.
“Barco Juan de Homar” en Frómista
En Frómista es uno de los puntos desde los que se puede navegar por un tramo del Canal de Castilla.
El “Barco Juan de Homar” en Frómista efectúa un recorrido de más de 4 km que une Frómista y Boadilla del Camino, y permite hacer una parte del Camino de Santiago por el canal, o efectuar el recorrido de ida y vuelta para turistas.
Albergues y alojamientos
Fundamentalmente al servicio del Camino de Santiago, Frómista ofrece siete alojamientos.
En la parada en Frómista escogimos como alojamiento el Hostal Camino de Santiago. Un lugar sencillo pero confortable, con un buen desayuno para que los peregrinos puedan iniciar una nueva etapa de su ruta.
Fin de la visita
Creo que no sería apropiado despedirme de la visita a Frómista sin que apareciese alguna imagen del motivo principal por el que acuden a esta villa: ser lugar preferente de final de etapa para los peregrinos del Camino de Santiago.
En este caso ciclistas iniciando la etapa en una fría y soleada mañana de invierno, con la Iglesia de San Pedro como telón de fondo.
Por delante les quedan unos cuantos kilómetros hasta Santiago de Compostela.