Me desplazo al territorio cuna del Reino de Aragón para visitar el Real Monasterio de San Juan de la Peña, en la Jacetania oscense, y el Monasterio Nuevo, ambos dentro del Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel.
Monasterio de San Juan de la Peña, Jacetania

Monasterio de San Juan de la Peña, Jacetania (Huesca)
Localidad: Botaya. Municipio: Jaca. Comarca: Jacetania. Provincia: Huesca. Com. Autónoma: Aragón
Teléfono: 974 355 119
Coordenadas: 42°30′28″N 0°40′22″O. Altitud: 1.200 msnm
Web: monasteriosanjuan
Real Monasterio: Bien de Interés Cultural, 1889
Monasterio Nuevo: Bien de Interés Cultural, 1923
Última visita: 2016

Índice
Monasterio de San Juan de la Peña, Jacetania (Huesca)
Uno de los monumentos más importantes del Reino de Aragón es, sin duda, el Monasterio de San Juan de la Peña, en la Jacetania pirenaica, como enclave significativo en los inicios de este Reino. Por algo fue Panteón Real de sus primeros reyes.
La particularidad de su emplazamiento, en un gran abrigo bajo una peña, de ahí su nombre, y la singularidad de su arquitectura, le han otorgado la fama que merece.
De hecho, este Post tratará de Monasterios en plural, ya que a unos 500 metros a través del bosque, y poco más de 1 kilómetro por la carretera, se encuentra otro monasterio, el Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña, al cual se desplazaron los monjes en el siglo XVII, convertido hora en Hospedería, además de la instalación de tres Centros de Interpretación: el del Reino de Aragón, el de la vida monástica y un tercero del Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel.
Como dispuse de tiempo y ganas, me acerqué a los dos miradores habilitados, ambos a menos de un kilómetro. Uno hacia norte, el Balcón de los Pirineos, y otro sobre el sur desde el mirador de Santa Teresa, junto a las ruinas de la Ermita de Santa Teresa, sobre la cara norte de la Sierra de Guara y el Prepirineo Sense.
Estos Monasterios forman parte, a su vez, del Parque Cultural de San Juan de la Peña. La figura del Parque Cultural ya la he presentado en el Post: Parque Cultural de Albarracín.
Este será un Post algo esquemático, pues en el momento de la visita todavía no me había planteado realizar este Blog, con lo que el contenido fotográfico será más reducido que lo habitual. De lo que se trata es de dejar constancia del interés del lugar y que pueda ser un incentivo para visitarlo.
El territorio
Estamos en la comarca de la Jacetania, al sur del río Aragón, en los montes de San Juan de la Peña. A 25/30 kilómetros de Jaca, según la ruta que se tomé. La más directa y habitual es por Santa Cruz de la Serós. Pero desde Jaca también es interesante acceder por Bernues, es un recorrido un poco más largo, pero que pasa por un paisaje más virgen.
Una interesante conjunción entre naturaleza y cultura: unidades ambientales representativas de la media montaña pirenaica (con una densa y variada masa forestal y cortados de conglomerados refugio de aves rupícolas de especial interés), y la existencia de uno de los monasterios más importantes de la Alta Edad Media y primer Panteón Real de Aragón, así como de pueblos cargados de historia y arte como Santa Cruz de la Serós.
El paisaje acompañará toda la vista, con vistas al valle de rio Aragón y el Pirineo hacia el norte, y al Prepirineo aragonés hacia el sur si nos acercamos a sus miradores. Por algo estamos dentro del ámbito de Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel.
Es este valor paisajístico-cultural el que ha permitido definirlo como uno de los Parques Culturales de Aragón.
Un poco de historia de los Monasterios
El Monasterio viene rodeado de un halo de leyenda potenciado por su recóndita ubicación en un paraje entre rocas, en el Alto Aragón. Fue centro del poder religioso y político durante los siglos XI y XII. Así, acoge en su interior la sepultura de grandes reyes aragoneses y pamploneses como Ramiro I, Sancho Ramírez y Pedro I.
Por lo que se conoce, la historia comienza en el siglo X como lugar de retiro eremítico, entre otros de los hermanos Voto y Félix. También hay constancia de la construcción en dicho siglo de una iglesia prerrománica dedicada a san Julián y santa Basilisa. En el mismo siglo se funda un pequeño centro monástico dedicado a San Juan Bautista desde el cual se pudiera administrar y controlar la región.
Será en el siglo XI cuando el cenobio se convierta en un gran centro político y religioso gracias a las donaciones de monarcas y señores, tanto aragoneses como navarros.
Sancho Garcés III, rey de Pamplona, introduce la regla de San Benito en 1028, por lo que se instalan en San Juan de la Peña monjes procedentes del monasterio francés de Cluny. El Monasterio se renombra como San Juan de la Peña alusivo a su peculiar emplazamiento.
En 1071 se reza por última vez bajo el rito mozárabe y se utiliza por primera vez en la Península el rito romano. Durante el siglo XI se convierte en Panteón de reyes y mausoleo de nobles, sus principales benefactores. Se incluye como uno de los centros de peregrinaje en la vía procedente de Francia del camino a Santiago de Compostela.
El rey Sancho Ramírez amplia el conjunto con la intención de convertir la región en un gran centro religioso, haciendo construir la iglesia alta, que se terminará en el año 1094.
En los siglos posteriores se añaden nuevas dependencias acordes con la importancia del centro monástico, a pesar del declive que sufre durante el siglo XII por los continuos conflictos entre los monjes y los obispos de Jaca, Huesca y Zaragoza y por el cese de donaciones de la Corte.
Con la expansión del Reino de Aragón hacia el sur se acentúa la decadencia del Monasterio desde principios del siglo XIII. Al abandono económico de sus donantes se unen las malas condiciones geográficas y climáticas del edificio.
A partir del siglo XV se introducen reformas artísticas como la capilla gótica de San Victorián construida para Panteón abacial.
En el siglo XVI el abandono institucional del monasterio es un hecho, cuando el papa Pío V separa la diócesis de Huesca de la de Jaca. Para dotar la nueva sede de la Jacetania se utilizan propiedades del monasterio de San Juan de la Peña, situación que acelera la crisis económica de la comunidad religiosa.
La pervivencia de los monjes en San Juan de la Peña se ve gravemente alterada tras un gran incendio en 1675, que provoca la destrucción de muchas de sus dependencias. Los monjes hacen frente a este incidente y deciden la construcción de un nuevo monasterio situado en el cercano Llano de San Indalecio.
En el antiguo monasterio solo permanecerán dos monjes que se ocupan de su mantenimiento.
En 1770 se remodela en estilo neoclásico, el Panteón Real por el estado de abandono de los sepulcros.
La Guerra de la Independencia, a principios del siglo XIX, supone la destrucción del Monasterio Nuevo por parte de los franceses y su expolio.
Con la desamortización de Mendizábal y la primera guerra Carlista, la vida monacal desaparece del conjunto monástico en 1835 cuando Isabel II castiga a esta comunidad de monjes por apoyar a las tropas carlistas, y el edificio pasa a ser propiedad nacional.
En 1889 obtiene el título de Monumento Nacional y en 1920 es declarado Sitio Nacional por el rey Alfonso XIII. El Gobierno de Aragón completa su declaración como Bien de Interés Cultural con la protección del conjunto monástico y su entorno en 2004.
Desde principios el siglo XX, y especialmente a finales del mismo, se procede a la restauración, cuya última etapa finaliza en 2012.
Vista al Real Monasterio
He llegado al Real Monasterio por la ruta a píe a través del bosque desde el Monasterio Nuevo. Al acercarme, entre la arboleda, se verá perfectamente reflejados los muros del Monasterio bajo la inmensa mole del abrigo rocoso que lo acoge.

Lo que se conserva es solo una parte de lo que fue el Monasterio original, fundamentalmente las zonas de culto, el claustro y algunas dependencias monásticas, además de los Panteones reales y de nobles.
Durante toda la visita, el peso de la masa rocosa sobre nuestras cabezas se hará omnipresente y apabullante, y más desde los espacios abiertos cuando se entra en el interior del recinto.


Este Monasterio es una interesante construcción que aglutina diversos estilos artísticos, ubicado bajo una gran peña, de la que toma el nombre en el siglo XI.
Presenta varias estancias superpuestas construidas en diferentes épocas en dos niveles.
La plata baja corresponde a las dependencias más primitivas: Iglesia prerrománica y Sala de Concilios.
En el nivel superior, o primera planta, se construyeron dependencias más amplias, incluida la Iglesia románica, el claustro, capillas y el Panteón Real.

Planta baja
Las escaleras de acceso al recinto presentan una primera entrada a la derecha que introduce en la planta baja, descendiendo unos escalones.

La planta baja acoge la zona más antigua del Monasterio con dos espacios diferenciados.
Sala de los Concilios
Se entra por la sala de los Concilios (11), de forma trapezoidal y dividida en cuatro espacios por arcos de medio punto sobre pilares. En realidad, era el dormitorio de los monjes construido en el siglo XI, mientras que las actuales bóvedas son del siglo XV, posteriores a un primer incendio en 1494.

La puerta del fondo debía ser la primitiva entrada a la Iglesia mozárabe.

Las aberturas a la derecha permiten la entrada de luz natural al recinto.

Iglesia prerrománica-mozárabe
Al fondo, la Sala de Concilios enlaza con la primitiva iglesia prerrománica-mozárabe del siglo X (10), dedicada a los santos Julián y Basilisa. Su consagración se fecha en el año 920.
Consta de dos naves cubiertas por bóvedas de cañón y separadas por arcos de herradura sobre columnas. Las naves culminan en dos ábsides rectangulares excavados en la roca, con los correspondientes altares.


Estos arcos comunican los dos altares formando el espacio eclesial.

Esta cabecera se decoró en el siglo XII con pinturas murales, realizadas al fresco, cuyo programa iconográfico se centraba en el martirio de los santos Cosme y Damián y la glorificación de la Cruz.


Más adelante, la zona de los pies de la iglesia se amplió con la prolongación de las dos naves, a un nivel inferior a la cabecera. Las fotografías anteriores de loas ábsides muestran los escalones que descienden al espacio ampliado.
Al construirse la iglesia románica de la planta superior, esta zona pasó a realizar las funciones de cripta, en ella se encuentran enterrados cinco abades del cenobio.
Planta superior
Retorno a la escalera de acceso para subir a la planta superior.
Panteón de Nobles
A la planta superior se entra por el Panteón de los nobles (3), un espacio a cielo abierto, en cuyos muros perduran numerosas inscripciones sepulcrales y notas necrológicas en su costado izquierdo, que comparte el muro con el del Panteón Real. El último noble enterrado en este panteón fue Don Pedro Pablo Abarca de Bolea X Conde de Aranda.

El lado derecho da acceso a antiguas dependencias monacales, como pudieran ser cocina, comedor y celdas, y que actualmente contiene un pequeño museo (4).

Iglesia románica
Una puerta doble da acceso a la Iglesia románica (5), que fue definitivamente consagrada en 1094.

La iglesia románica se levantó, en este piso superior, sobre la iglesia baja, Tiene una sola nave y cabecera triabsidal, cubierta por la roca que cobija al Monasterio. El paso de la nave a los ábsides se realiza bajo tres arcos que descansan sobre columnas.
Estos ábsides se decoran con una banda de ajedrezados y arquitos ciegos. Los tres altares están dedicados el central a San Juan y los laterales a San Miguel y San Clemente. Al parecer la Iglesia alta pudo tener pinturas murales, hoy desaparecidas.





El muro del pie de la Iglesia presenta un conjunto de ventanas por donde penetra la luz natural en el templo.
Se especula que la obertura a nivel del suelo pudiera haber sido un acceso desde dependencias monacales hoy desaparecidas.

Desde el exterior se aprecia la sobreposición de las dos Iglesias. Las dos oberturas inferiores corresponden a los pies de Iglesia mozárabe primitiva y las superiores al pie de la Iglesia románica de la imagen anterior.

La fotografía permite apreciar el encaje de los dos cuerpos del tejado de la Iglesia románica con el bloque de piedra natural del abrigo.

Como importante centro religioso que fue durante la Edad Media, el Monasterio de San Juan de la Peña custodió grandes obras de arte, unas perdidas, otras expoliadas, que ya no se conservan. Entre ellas hay que destacar piezas como las reliquias de San Indalecio, llevadas a Jaca en el siglo XIX. Pero sobre todo un cáliz traído a Huesca por San Lorenzo, que fue considerado durante siglos el Santo Grial.
Entre las leyendas que envuelven el lugar destaca la que le vincula con el Santo Grial, según la cual éste estuvo escondido durante siglos en las montañas de Huesca y custodiado en el Monasterio. En esta Iglesia se expone una réplica de aquel del Santo Grial que se conserva actualmente en la Catedral de Valencia con el nombre de Santo Cáliz.

Panteón Real
Se accede al Panteón Real (2) por una puerta situada en el lado del evangelio de la iglesia. Es un espacio básicamente rectangular alargado con las tumbas en el lado derecho y un altar al fondo.
El Panteón Real quedó muy afectado en un incendio que tuvo lugar en 1675, tras el cual se remodeló en estilo neoclásico en el siglo XVIII. En él descansan los tres primeros reyes de Aragón, Ramiro I, Sancho Ramírez y Pedro I.

Claustro románico
Por una puerta de arco de herradura se accede por el lado de la epístola de la Iglesia al claustro románico (8).
Como no podía ser de otra forma, un monasterio cluniacense debía contar con un claustro. Su disposición arquitectónica bajo la roca hace que el conjunto del claustro se haya convertido en el elemento más significativo, y que atrae más a los visitantes, del conjunto monacal.
Como digo, lo que lo hace singular y único es su disposición a cielo abierto bajo las rocas. Por los indicios arquitectónicos se supone que el claustro quedaba protegido al exterior mediante un muro hoy desaparecido.

Fue construido a finales del siglo XII y principios del XIII. Se compone de arquería de medio punto dispuesta sobre un podio. Los arcos se rodean por una moldura ajedrezada y descansan en columnitas con capiteles decorados. Los capiteles han sufrido daños con el paso del tiempo y su disposición no corresponde con la original.
Se atribuyen al taller del Maestro de San Juan de la Peña o Maestro de Agüero y su iconografía agrupa representaciones sobre el Génesis, la infancia de Jesús y la vida pública de Cristo.
Dos tramos permanecen completos, y parcialmente un tercero.
Como puede apreciarse, el día de la visita se estaban haciendo los preparativos para celebrar una boda en este ámbito tan especial.



Del claustro parten dos capillas, la capilla de san Victorián adosada al muro de la Iglesia y la de san Voto y Félix en el extremo diagonal.
Capilla de San Victorián
La capilla de San Victorián (7) es un estupendo ejemplo de la arquitectura gótico flamígera y contiene decoración pintada del siglo XIII.
Alberga el enterramiento de diversos abades.

Capilla de San Voto y Félix
La capilla de san Voto y Félix (9) es de construcción posterior, en la que destaca su portada de estilo neoclásico realizada en el siglo XVII.
En la fotografía podemos apreciar esta capilla desde el exterior del recinto, ocupando el espacio que queda libre entre el muro y la pared de la montaña.

A la salida del Monasterio no le queda al visitante otra opción que volver a contemplar el impresionante conjunto que constituyen las edificaciones con el grandioso abrigo que forma la roca, en el que cabe toda la edificación descrita.

Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña
Como se ha dicho, a raíz del incendio de 1675, y las malas condiciones que reunía el emplazamiento primitivo, los monjes suben hasta una planicie conocida como Llano de San Indalecio, a unos 500 metros lineales del anterior, y construyen un nuevo Monasterio de estilo barroco, con una gran Iglesia dedicada a San Juan Bautista
La construcción de la nueva edificación se inició en el año 1676, se consagró en 1705 y se dio por terminada en 1714.
En el siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia, los franceses destruyen el Monasterio nuevo.
A lo largo de sus obras, los monjes contaron con el asesoramiento de numerosos profesionales, siendo fundamental la labor del arquitecto zaragozano Miguel Ximenez, quien diseñó este conjunto monástico.
La traza del edificio constituye uno de los ejemplos más perfectos y evolucionados de la arquitectura monástica en la Edad Moderna, por su simetría, por la multiplicación de sus claustros y por la organización racional que poseía el proyecto original, el cual nunca se pudo llevar a cabo en su totalidad.
El material elegido fue el ladrillo y, como he dicho, siguiendo los cánones del estilo barroco.

La fachada de la Iglesia de San Juan contiene en los extremos dos torres campanario. Las tres puertas están dedicadas a San Juan, San Indalecio y San Benito.
Los dos edificios laterales que le dan forma de plaza, corresponden a las dos grandes y alargadas alas del Monasterio. Actualmente, la de la izquierda está dedicada a Hospedería y la de la derecha al Centro de Interpretación del Monasterio.
La Iglesia, desacralizada, alberga el Centro de Interpretación del Reino de Aragón.

Centro de Interpretación del Reino de Aragón
Está integrado en la Iglesia barroca de San Juan, según informan como espacio interactivo y audiovisual.
No puedo hablar de él porque en el momento de mi estancia no era visitable.
Centro de Interpretación del Monasterio
Ocupa toda el ala norte del Monasterio Nuevo, en un edificio de cobertura totalmente moderno.
Su objetivo es mostrar los distintos aspectos de San Juan de la Peña desde sus orígenes.
Está distribuido en dos plantas. En la superior, mediante paneles y vitrinas con restos arqueológicos, se expone su entronque con la historia del nacimiento del Reino de Aragón, el Camino de Santiago y la vida monástica.
Gran parte del recorrido se desarrolla sobre un suelo de cristal transparente que permite ver la planta inferior.

La planta inferior muestra los restos que reflejan la vida de los monjes en este Monasterio Nuevo durante el siglo XVII. Esos vestigios han sido reconstruidos y recrean las distintas dependencias que tenían los monjes de San Juan de la Peña: las habitaciones de servicio, la cocina, la botica, el refectorio, la bodega y la despensa.
Cada dependencia está ambientada con figuras de frailes a tamaño natural, y reproducciones de todos los objetos y mobiliario. Todos estos elementos de color blanco.


Centro de Interpretación del Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel
En el Llano de San Indalecio, y justo enfrente del Monasterio Nuevo, se encuentra situado este Centro de Interpretación recientemente remodelado.
En el apartado de Geología trata temas de formación de los conglomerados, tan representativos de este espacio, ayudado por un interesante audiovisual que explica a la perfección estas formaciones.
La flora y fauna presente en el territorio, con sus especies más representativas y sus pisos de vegetación bien diferenciados tiene gran importancia en el contenido expositivo. Una maqueta ofrece una reproducción a escala del paisaje protegido.
La especial relación que ha tenido el hombre en la formación de este espacio y sus importantes monumentos, hace de San Juan de la Peña un ecosistema de los más valiosos de la media montaña aragonesa.

Desde esta zona podemos dirigirnos, pasando por la zona forestal, hacia dos miradores panorámicos para disfrutar de las perspectivas norte y sur en las que se enmarca el Paisaje Protegido de San Juan de la Peña.
Balcón de los Pirineos
Por un sendero bien señalizado, que parte del ala norte del Monasterio, a unos pocos cientos de metros se llega al Balcón de los Pirineos.

El valle del rio Aragón nos separa de los Pirineos.

Mirador de Santa Teresa
Frente al Centro de Interpretación parte, hacia la derecha, otro sendero que me llevará al mirador de Santa Teresa, junto a las ruinas de la Ermita de Santa Teresa.
La ermita fue levantada en el siglo XVII, época en la que proliferó la religiosidad popular. Forma parte de un conjunto de ermitas que envuelven la montaña, algunas de las cuales se ubicaban en la culminación de senderos que servían a los monjes para el rezo y la meditación.

El mirador se encara hacia el sur, y extiende su visión sobre la cara norte de la Sierra de Guara y el Prepirineo Sense.

Parque Cultural de San Juan de la Peña
Por último, quiero hacer mención a la integración de los Monasterios en la figura del Parque Cultural de San Juan de la Peña.
Como ja he presentado en otros Post, especialmente en el del Parque Cultural de Albarracín, esta figura de ordenación que propugna el Gobierno de Aragón se aplica actualmente a cinco zonas donde se aúna un patrimonio cultural y natural específicos en aras a su promoción y desarrollo sostenible.
En nuestro caso, se articula en torno a uno de los principales monumentos de Aragón: el conjunto monástico de San Juan de la Peña.
Se extiende al noroeste de la provincia de Huesca, entre la Canal de Berdún y las Sierras Exteriores, aglutina un total de seis municipios y 28 núcleos enclavados en un territorio delimitado por el río Aragón en la zona norte y el embalse de La Peña y las estribaciones prepirenaicas al sur.
Comparte un amplio territorio con el Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel, lo que supone una importante conjunción entre naturaleza y cultura, con unidades ambientales representativas de la media montaña pirenaica y la presencia de uno de los Monasterios más importantes de la Alta Edad Media.
Además de los Monasterios, incluye la localidad de Santa Cruz de la Serós, que alberga las iglesias de Santa María y San Caprasio, ambas del siglo XI. Además, sobresalen los conjuntos urbanos de Ena, Botaya, Osia, Centenero, Bernués y Atarés, con abundantes ejemplos de arquitectura tradicional caracterizada por sólidas casas de piedra y grandes chimeneas troncocónicas coronadas por espantabrujas.
En la zona norte, el Parque es surcado por el Camino de Santiago, que discurre paralelo al río Aragón, dos calzadas romanas y la Cabañera Real, que une el Pirineo y el valle del Ebro, caminos de herradura, sendas como la de Izarbe y la vía férrea que conduce hasta Caldearenas.
Fin de la visita
La visita vale la pena. Yo he tenido ocasión de visitarlo en dos ocasiones y no me importaría volver.
Como he presentado, en esta última ocasión me he permitido una vista con cierta profundidad, tanto de los Monasterios como del entorno, aprovechándome de la tranquilidad y belleza del lugar y de los elementos culturales que contiene.
Bases de información
Webs
Monasterio de San Juan de la Peña. Intitucional
Monasterio de San Juan de la Peña. Patrimoni Cultural de Aragón
Monasterio Nuevo. Patrimonio Cultural de Aragón
Real Monasterio de San Juan de la Peña. Wikipedia
Monasterio de San Juan de la Peña. Jacaromanica
Monasterio de San Juan de la Peña. Arteguias
Monasterio de San Juan de la Peña. Románico Aragonés
Parque Cultural de San Juan de la Peña. Patrimonio Cultural de Aragón
Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel. Centro de Interpretación
Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel. Red natural de Aragón
Enlace con el Post: Santa Cruz de la Serós