El Parque Minero de Almadén (Ciudad Real) está formado por el conjunto de las minas de cinabrio y de las instalaciones de obtención del azogue (mercurio). Su importancia histórica ha merecido su catalogación como Patrimonio Mundial conjuntamente con Idria (Eslovenia).
Parque Minero de Almadén (Ciudad Real)

Parque Minero de Almadén. Alcudia. Ciudad Real
Municipio: Almadén. Comarca: Alcudia. Provincia: Ciudad Real. Com. Autónoma: Castilla-La Mancha
Coordenadas: 38°46′00″N 4°49′00″O. Altitud: 589 msnm. Población: 5.312 habitantes (2019)
Patrimonio Mundial de la Unesco, 2012
Visita: 2019

Índice
Parque Minero de Almadén. Alcudia. Ciudad Real
Patrimonio del mercurio: Almadén e Idrija
Minería y metalurgia del mercurio
Visita al Parque Minero de Almadén
Instalaciones interiores: La mina
Descenso al Pozo de San Teodoro
Instalaciones extractivas exteriores: Pozos
Instalaciones del proceso metalúrgico del mercurio
Destilación del mercurio: tostación y hornos para tostar
Hornos de reverbero: aportación Fúcar
Hornos de aludeles (Horno Bustamante)
Hornos Almadén y Hornos Cermak-Spirek
Almacenaje y envasado. Museo del Mercurio
Parque Minero de Almadén. Alcudia. Ciudad Real
La visita que propongo me lleva al Parque Minero de Almadén, una de las joyas del patrimonio industrial español, reconocido como Patrimonio Mundial. Se ubica en las antiguas instalaciones de la mina de mercurio de Almadén.
Tras el cierre de la actividad minera, las minas más antiguas del mundo. fueron rehabilitadas para mostrar al público el legado de dos mil años de explotación minera.
El mercurio, «la plata viva» de los romanos, se muestra en el Parque Minero en todos sus aspectos: La extracción de su mineral, el cinabrio (sulfuro de mercurio); su transformación en los hornos metalúrgicos; sus propiedades físicas y químicas; sus usos y su historia.
Después del cese de la actividad minera, entre los años 2001 y 2003, con el consiguiente efecto de crisis económica y social para la comarca, se buscaron alternativas para dinamizar la actividad económica.
Una de ellas fue la transformación del conjunto industrial en un Parque Minero que permitiese la explotación cultural y turística de su importante patrimonio industrial a través del Plan Director del Parque Minero de Almadén.
El resultado de rehabilitación y adaptación a los usos culturales y turístico es lo que seguiré a lo largo de la visita.
Patrimonio del mercurio: Almadén e Idrija
La importancia de este mineral y su explotación durante más de dos milenios, llevo a la Unesco a inscribir el sitio Patrimonio del mercurio. Almadén e Idrija en el catálogo del Patrimonio Mundial de la Unesco, compartido conjuntamente por Almadén e Idrija, en Eslovenia, segunda mayor mina del mundo.
Engloba pues, dos sitios de minería del mercurio de dos países diferentes. En Almadén, el mercurio ha sido extraído desde la antigüedad, mientras que en Idrija se encontró por primera vez en 1490.
Además del Parque Minero en sentido estricto, otros lugares de la localidad quedan incluidos en el catálogo del Patrimonio de la Humanidad, como son: Real Cárcel de forzados; Real Hospital de Mineros de San Rafael; Casa Academia de Minas; Castillo de Retamar y Plaza de toros.
Por ellos me paseare en este Post y en el siguiente.
En este presento el Parque Minero y sus instalaciones.
En el Post: Almadén (Ciudad Real), recojo el recorrido por la parte histórica de la villa de Almadén, con las instalaciones vinculadas al Parque Minero ubicadas en la localidad.
El territorio
La villa de Almadén está situada en el límite occidental de la provincia de Ciudad Real, en la Comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, casi al límite con las provincias de Badajoz y Córdoba.
Dado que Castilla–La Mancha no ha efectuado una comarcalización oficial de su territorio, encontramos que a veces se la incluye en la comarca histórica de Alcudia (división comarcal de la Diputación de Ciudad Real), o del Valle de Alcudia, pero también desde el territorio se habla de comarca de Almadén.
El hecho significativo de este territorio se centra en su estructura geológica, y más concretamente, en la abundancia de minerales vinculados al mercurio, del que se considera que ha sido el mayor productor mundial a lo largo de toda la historia, iniciándose esta actividad, por lo menos, desde la época de colonización romana.
En el área de Sierra Morena que corresponde a la provincia de Ciudad Real, destaca la importancia minera que históricamente han tenido las minas de Almadén en la extracción de cinabrio para producir mercurio.
Se trata de una formación geológica iniciada hace 430 millones de años, con cuarcitas depositadas en el fondo del mar. Un vulcanismo profundo posterior arrastró mercurio que se combinó con el azufre, formando el cinabrio (sulfuro de mercurio).
La orogenia herciniana, hace unos 300 millones de años, plegó y fracturó esta estructura, elevándose sobre el nivel del mar en capas casi verticales en esta zona, formando un gran sinclinal de dirección noroeste-sureste, que en su parte occidental tiene como centro Almadén.
La erosión posterior, durante millones de años, modeló finalmente el relieve actual.
El yacimiento es de carácter estratiforme e impregna de cinabrio la arenisca original. Aparece ligado a la presencia de unas tobas volcánicas explosivas. Se localiza en el flanco sur del sinclinal del Almadén donde aparece verticalizado y con un rumbo E-O, tiene una corrida máxima de 500 metros y alcanza una profundidad máxima de 700 metros.
La base geológica del Castillo de Retamar, que veremos más adelante, permite apreciar claramente esta disposición en vertical de las capas.

Esta disposición vertical se aprecia también en la sección transversal del pozo de San Teodoro.

Junto al yacimiento de Almadén, se han explotado en la zona otros yacimientos de menor importancia en El Entredicho, Las Cuevas, La Concepción Vieja y la Concepción Nueva.
Una característica del cinabrio es su color rojo bermellón, color por el que fue inicialmente muy apreciado su uso en época romana, lo que comportó su extracción para ser llevado a Roma. También se puede encontrar mercurio nativo, en estado puro líquido a temperatura normal, pero es difícil de captar debido a su movilidad.
Para situar Almadén en su posición con respecto a las estructuras del medio físico peninsular, me remito al Post: Estructuras territoriales en la España peninsular.
Un poco de historia
Se desconoce con exactitud el inició de su explotación minera. Pero este territorio se conocía ya algunos siglos a.C. con el nombre celta de territorio sisaponiense, que proviene de Sisapo, término que significa “cueva de la que se extraen metales”.
Unos 300 años a.C. el historiador griego Teophrasto decía que “se estimaba mucho el cinabrio duro y de finas arenas que procedía de Hispania”, aunque sin citar directamente a Almadén.
La primera certeza con respecto a Almadén la tenemos en el hecho de que los romanos explotaron las minas de Almadén para enviar cinabrio a Roma. Allí se producía el más preciado bermellón del Imperio a partir del sulfuro de mercurio de color rojo (cinabrio). Aunque es muy probable que no explotaran la mina de Almadén, sino la de Las Cuevas, por la mayor facilidad de la disposición del cinabrio en la roca.
Los romanos usaban el cinabrio para obtener el bermellón, considerando que el mejor del Imperio era el de Sisapo, por su bello color rojo natural.

Se supone que durante el periodo visigótico debió bajar mucho la actividad minera.
La explotación de las minas de Almadén continuó con los árabes, pero con un nuevo destino de aplicación ya que, junto a su uso en ornamento, se pasó a utilizar el azogue en alquimia y medicina.
La alquimia pretendía que con la aplicación del mercurio se podría alcanzar la transformación en oro y plata. Mientras que en medicina se utilizaba para preparar diferentes medicamentos.
Los árabes dejaron diversas palabras como alarife, zafrero o azogue. El mismo nombre Almadén, al-Ma’din significa “la mina”.

Una vez ocupado el territorio por Castilla, a partir de 1168, con Alfonso VIII, se llega a ceder su explotación completa a la Orden de Calatrava, por los servicios prestados a la Corona.
La dureza y peligrosidad del trabajo en la mina dificultaba encontrar trabajadores. En el siglo XV Almadén se llama tan despoblada que la Orden de Calatrava, en 1417, se vio obligada para procurar la repoblación a conceder el Privilegio de Villazgo independiente.
Con los Reyes Católicos, al pasar la Orden de Calatrava a ser patrimonio real, las minas de Almadén dependerán directamente de la Corona.
En el siglo XVI, bajo el reinado de Carlos I, los banqueros Fugger o Fúcares, cómo se les conoce en España, reclamaron en 1523 al Emperador el pago de su papel decisivo en su elección como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. La solución fue que los banqueros se hicieran con la administración de los Maestrazgos (de Santiago, Alcántara y Calatrava), entre cuyas rentas estaban las minas de Almadén. Los derechos sobre Almadén le fueron arrendados a Jakob Fugger en 1525.
Los Fúcares gestionaban sus negocios a través de sucursales en los lugares donde estaban implantados. En Almadén había un factor en una mansión, la Casa de los Fúcares, situada en el interior de la localidad, que es un punto de visita en el recorrido que efectuaré posteriormente.
El descubrimiento de las minas de plata de Potosí (Perú) y Zacatecas (Nueva España, México), y al descubrirse el método de patio para la amalgamación de los minerales de plata, convirtió al azogue en un elemento estratégico, lo que incrementó la necesidad de su producción.
Con el invento de la amalgamación perdió progresivamente importancia la fabricación de bermellón y solimán.
La falta de mano de obra lleva a utilizar presos forzados y esclavos. Para su alojamiento se construye en 1525 una cárcel, La Crujía, comunicada directamente con la mina mediante un túnel subterráneo para evitar la fuga de los presos.
En 1697 se encontró mineral al pie del castillo y, como consecuencia, se realizó un socavón o pozo horizontal entre 1703 y 1706 para alcanzarlo a 50 metros por debajo de la superficie. Es la conocida como Mina del Castillo, situado junto al castillo de Retamar, que ocupa el Cerco de San Teodoro, prolongación por el nordeste del Cerco de Buitrones. El socavón tiene 212 metros de longitud y está, en su totalidad, revestido de ladrillo para evitar los frecuentes incendios que se producían en la mina.
En el siglo XVIII trabajaban en las minas de Almadén unas 2.500 personas.
A lo largo del siglo XVIII se van introduciendo innovaciones técnicas, en gran medida de la mano de la incorporación de ingenieros alemanes.
En 1777, Carlos III decide fundar en Almadén una academia de minas que será la cuarta de Europa. Iniciándose en 1781 la construcción del edificio de la Casa Academia de Minas de Almadén.
En la década de 1750 la antigua cárcel de La Crujía fue sustituida por la Real Cárcel de Forzados. El uso de forzados finalizó en 1800, cerrándose la cárcel.
El aumento del número de mineros, y la importancia y frecuencia de accidentes y de enfermedades vinculadas al mercurio, así como las epidemias provocadas por el hacinamiento en las casas de la localidad, convenció al superintendente Francisco Javier de Villegas de la necesidad de construir un hospital para atenderlos, construyéndose el Real Hospital de Mineros de San Rafael entre 1755 y 1773.
Como fuente de financiación de las obras del hospital se llevó a cabo la construcción de 24 viviendas destinadas al alojamiento de trabajadores forasteros, dispuestas en forma de polígono hexagonal, cuyo perímetro delimitaba una plaza de toros en el interior. Los recursos prevenían del pago de alquileres y del uso de la plaza de toros.
El trabajo de mujeres y niños había formado parte de la historia de las minas. Las mujeres en labores indirectas, mientras que los niños y muchachos si trabajaban en las minas. Hasta 1837 que fue vetado el ingreso en tareas de interior a los menores de 17 año, y hasta los 18 años en 1841, aunque no siempre se cumplía, en numerosas ocasiones presionados por los padres para obtener un ingreso familiar más.
El término azogue se usó hasta el siglo XVIII en que, progresivamente fue sustituido por el de mercurio.
Durante el siglo XIX diversos factores provocan una grave crisis en el mercurio de Almadén y, al mismo tiempo, la Hacienda Pública española se halla en difícil situación. Por ello, se efectúa un contrato en 1835 con la banca Rothschild para que se encargase de su comercialización, que duró hasta 1921.
En este periodo se abre el debate sobre si debe arrendarse o vender el Establecimiento Minero, o que el Estado asuma su modernización.
Se opta por crear un Consejo de Administración autónoma de Almadén en 1918.
La modernización y mecanización implicará la necesidad de menor mano de obra, lo que abre el problema del desempleo en la zona. Ya en 1933 se inicia la búsqueda de otras actividades económicas.
En los años posteriores a la Guerra Civil, durante la Segunda Guerra Mundial, las producciones de mercurio son muy elevadas, consiguiéndose en 1941 el récord en toda la historia de las minas con 85000 frascos envasados, ya que todas las grandes naciones deseaban poseer la mayor cantidad posible de mercurio, en especial si estaban implicadas directamente en el conflicto. Para conseguir estas producciones se creó un Campo de Concentración para presos políticos forzados.
Después de la Guerra Civil, el establecimiento había quedado obsoleto aplicándose un plan quinquenal para su modernización en 1952.
Se abrió un nuevo pozo, el San Joaquín, que en 1976 había alcanzado los 700 metros de profundidad. Y se instalaron nuevos hornos.
Por fin, en el año 2001 se cerró definitivamente la explotación minera, y se mantuvo la planta metalúrgica, que a su vez cesó definitivamente todas las actividades industriales en el año 2003.
Entre los proyectos de relanzamiento económico de la comarca, se incluye el de proyectar al Parque de las Minas de Almadén como ámbito turístico en base a su potencial de patrimonio industrial y de Patrimonio Mundial.
Minería y metalurgia del mercurio
Para comprender las instalaciones que se visitarán puede ser interesante conocer la metalurgia del mercurio, es decir, los pasos que sigue el proceso técnico de obtención del mercurio (símbolo químico Hg), desde la extracción hasta su comercialización.
Uno de los aspectos más interesantes del Parque Minero de Almadén, completado con instalaciones complementarias en Almadén, es que reúne en una sola instalación y localidad el ciclo completo de producción, incluida la formación de los cuadros técnicos, característica no muy habitual.
- El proceso comienza por la extracción del mineral, el cinabrio (sulfuro de mercurio HgS).
- La metalurgia del mercurio corresponde a la siguiente etapa organizada para la obtención del azogue o mercurio, como producto final.
Para extraer el azogue del mineral de cinabrio es necesario llevar a cabo una serie de operaciones basadas en una sencilla reacción química:
HgS + O2 = SO2 + Hg
Mediante la tostación del cinabrio al someterlo a altas temperaturas, el azufre se combina con el oxígeno y el mercurio se desprende en estado de vapor, pasando luego por un circuito de refrigeración que lo condensa y vuelve a su estado líquido.
Este principio tan simple presenta en la práctica serias dificultades ya que el carácter volátil del vapor de mercurio complica mucho su condensación.
En Almadén, a lo largo del tiempo, los diversos ingenios que se emplearon para destilar el cinabrio fueron mejorando la forma de condensar el mercurio, contando de manera invariable con un horno para tostar el mineral, un circuito de refrigeración y un depósito para recibir el mercurio condensado.
En esta fase metalúrgica, en primer lugar, el mineral es molido, triturándose a distintas granulometrías en función del tipo de horno donde se vaya a tratar. A continuación, se procede a su tostación en un horno, reacción por la que el sulfuro de mercurio se descompone gracias a la acción reactiva del aire atmosférico, liberando dióxido de azufre (SO2) más vapor mercurial. Este vapor pasa por un circuito de refrigeración para su condensación. A continuación, se depura en distinto grado según el uso al que vaya destinado, obteniéndose al azogue o mercurio líquido. Por último, al ser un líquido se procede a su envasado y almacenado, preparado para su comercialización.
Inicialmente, las aplicaciones del mercurio se reducían por parte de romanos y árabes, al aprovechamiento del mineral, el cinabrio, sin transformarlo, reduciéndose a solamente triturarlo para obtener tintes y colorantes. No obstante, los árabes ampliaron su uso para prácticas de alquimia. Su aplicación posterior, ahora en cantidades industriales, consistirá en utilizar mercurio puro para desarrollar el proceso de la amalgamación para obtener plata, oro y cobre de sus respectivos minerales, y más secundariamente, para otras aplicaciones del mercurio.
La técnica de la amalgamación consiste en la recuperación de la plata, oro y cobre de los minerales y objetos que los contenían, aprovechando la facilidad del azogue para amalgamarse con estos metales al mezclarlos íntimamente. A continuación, la amalgama formada se calienta y el azogue se evapora quedando solo el metal refinado.
En la historia de España, este fue el procedimiento usado para recuperar la plata y el oro de las minas americanas de México y Perú a partir del descubrimiento y colonización. Fueron ingentes las cantidades de azogue exportadas a América para esta finalidad.
Para constatar la complejidad del proceso y su evolución histórica, un dato curioso e interesante es que entre el siglo XIII y el XIX este amplio proceso desde la extracción al transporte y comercialización, con las actividades complementarias necesarias, dio lugar a 129 oficios históricos de las minerías de Almadén, contados a partir del apéndice de la obra de Ángel M. Hernández Sobrino, Los mineros del azogue.
Visita al Parque Minero de Almadén


La visita al Parque Minero la desarrollaré siguiendo el recorrido establecido, pero haciendo uso del contenido del Museo del Mercurio, que se realiza en medio del itinerario, para explicar los distintos elementos que conforman la instalación completa.
Al mismo tiempo, adaptándome al máximo al proceso de fabricación que acabo de exponer.
A llegar a Almadén me dirijo directamente al Parque Minero, situado en el extremo oeste de la población. El exterior es un amplio aparcamiento.

Centro de Visitantes
Llego al Centro de Visitantes (1), para iniciar la visita a la mina. Seremos dos personas, con lo que tendremos un guía para los dos, con las ventajas que ello comporta.

En los distintos yacimientos un problema al que tuvo que hacer frente fue el de los robos de azogue. Para protegerse y evitarlo se construyeron muros que cerraban cada recinto., denominándoseles cercos.
La mina e instalaciones transformadoras de Almadén se sitúan en un recinto en forma de “L” tumbada. En el lado oeste un área cuadrangular en el Cerco de Buitrones, la parte más antigua del Parque. El ala que se sitúa continuando por la zona norte hacia el este lo forma el Cerco de San Teodoro.
Instalaciones interiores: La mina
La mina de Almadén abarca un círculo de unos 25 kilómetros de radio cuyo centro estaría situado en el pozo de San Teodoro (2), por el que se inicia la visita al interior de la mina.
Este es un primer aspecto interesante a considerar, que las galerías se extienden por debajo de toda la localidad, la cual se asienta en un cerro alargado que se sobrepone al conjunto minero.
En superficie ocupa el Cerco de San Teodoro.
Es lo que muestra este plano de 1796, que se puede ver en el Palacio/Almacén de los Fúcares en Almagro.

El perfil final de la mina puede apreciarse en esta representación de F. Palero.

Descenso al Pozo de San Teodoro

El recorrido por el interior de la mina se inicia bajando por el pozo de San Teodoro (2).

El descenso se realiza, en una jaula de mina moderna, hasta la zona accesible que corresponde a la planta 1ª de la mina de Almadén, a unos 50 metros de profundidad, la de mayor valor histórico.


Este es el primer contacto con la mina.

El recorrido a pie transcurre por una mina real explotada en los siglos XVI y XVII y albores del siglo XX.
Observaremos distintos aspectos de la evolución de las técnicas mineras a lo largo de estos siglos.
Según el tipo de roca los túneles no era necesario reforzarlos, mientas que en otros casos se necesitaban estructuras de soporte. Estas fueron evolucionando de soportes de madera (estemples), que ocasionaron diversos incendios, hasta obras de ladrillo y otros tipos más seguros.






También fueron sensibles los cambios en los sistemas de transporte del mineral.
En los traslados en horizontal vemos desde capazos y carretillas hasta vagonetas, y trenes mineros como el que nos llevará hasta la salida a través de un socavón o galería de acceso desde el exterior horizontal con pendiente de drenaje.



Era usual la aplicación de planos inclinados para que el mineral descendiese por gravedad.

Otro aspecto fundamental es el transporte en vertical, a través de los pozos, de personas y mineral. En este aspecto, la evolución también es notable, desde el simple torno manual a los montacargas.

Las espuertas de esparto fueron un de los recipientes fundamentales para el traslado de material.



Uno de los problemas de una mina es el achique del agua que se filtra por las paredes.
Inicialmente se efectuaba mediante unas bolsas de cuero, zacas, que se elevaban mediante tornos como el que hemos visto antes.
Una innovación del siglo XVII fue la aplicación de bombas aspirantes accionadas por hombres (bomberos).

Llegamos a la joya de la mina, el baritel de San Andrés, construido en 1755. Se trata de un gran recinto en forma semiesférica, en el que instaló un impresionante malacate o cabrestante para elevar mineral, para el achique de agua, o para introducir herramientas y madera. Hay quien a esta gran cavidad la llama la Capilla Sixtina de la minería.
Era tirado por mulas, para hacer girar un eje vertical con un tambor en la parte superior en el que se arrolla una maroma que, con ayuda de otras poleas, se introduce en el pozo.
El dibujo siguiente muestra un ejemplo de malacate.

Es una lástima que con mi cámara fotográfica no pudiese captar toda la magnitud del recinto.
Por el interés de ver una imagen global, y para compensar las deficiencias de mis fotografías, he recurrido a la imagen que proporciona el Ayuntamiento en su web.




Esta imagen puede ayudar a hacerse una idea de las dimensiones de la sala.

El matacán hace mover una única cuerda con los dos extremos. La potencia del conjunto permite mover materiales desde grandes profundidades.


A esta zona confluye la galería de forzados por la que se conducía a los penados a trabajar a la mina desde la Cárcel.

Finaliza la visita en la sala de herramientas y lugar de devoción de los mineros con la imagen de la Virgen de la Mina.


A través del pozo de San Teodoro de nuevo, el ascensor nos lleva a una galería superior donde un tren minero nos transportará al Cerco de los hornos por el mismo camino que recorría el mineral en la segunda mitad el siglo XX.



Instalaciones exteriores
En la siguiente exposición no seguiré un orden cronológico de cómo se desarrolló la visita a las instalaciones metalúrgicas de obtención del azogue o mercurio, sino que prefiero seguir las etapas del proceso de fabricación (apartado Minería y metalurgia del mercurio), incidiendo someramente en su evolución histórica.
Aprovecharé para poner en su contexto elementos y explicaciones contenidos en el Museo del Mercurio (8), e incluso del Museo del Minero del Real Hospital de Mineros de San Rafael, que se encuentra en la Villa.
Instalaciones extractivas exteriores: Pozos
En el Parque se encuentran cuatro pozos. El pozo de San Teodoro que actuaba como pozo principal a partir del siglo XVII; los pozos de San Miguel y de San Aquilino como pozos auxiliares, y el pozo de San Joaquín iniciado en los años 1950.
El pozo de San Teodoro (2) es el pozo por el que he entrado en la mina.
El pozo de San Miguel (15) tiene sus chimeneas de ventilación en la plaza Escorusa, en el núcleo de la población fuera de los límites del Parque minero.
El pozo de San Aquilino (3) es, en su origen, anterior a 1543. Puede verse la casa de máquinas y el castillete a los pies del extremo occidental de la población, que se sitúa elevada. Desde la Iglesia de San Sebastián se observa perfectamente los cercos del Parque Minero.


En el extremo occidental se localiza el pozo de San Joaquín (4) iniciado en la década de 1950.




Instalaciones del proceso metalúrgico del mercurio
El resto del Cerco de Buitrones está destinado a las instalaciones del proceso metalúrgico.
Troceado o Molido
Una vez extraído el mineral del interior se procedía a triturarlo a distintas granulometrías en función del tipo de recipiente donde se fuesen a tratar. Esta operación se efectuaba al aire libre con martillos de hierro, que llamaban porrillos.

Carga del mineral
En cada tipo de horno la carga del mineral es distinta. En los antiguos de jabecas debía hacerse a mano rellenando uno a uno los recipientes.
En los modernos de tolvas se usan sistemas mecanizados, como las cintas transportadoras. Una vez molido el mineral es conducido por una cinta transportadora y depositado según su tamaño en alguna de las 4 tolvas que se seleccionan según el tipo de tueste que se vaya a dar a mineral.

Destilación del mercurio: tostación y hornos para tostar
Como ya hemos visto antes al presentar la metalurgia del mercurio, el proceso consiste en provocar la destilación del mercurio, haciendo reaccionar el sulfuro de mercurio contenido en el mineral de cinabrio con el oxígeno contenido en el aire atmosférico para que se combine con el azufre y libere vapor mercurial, para lo que se precisa elevar su temperatura por encima de los 360o C.
Este proceso se llama tostación, y se realiza en hornos que contengan una cámara de tostación. El procedimiento ha sido históricamente idéntico, lo que fue cambiando fueron los hornos de tostación. En Almadén, podremos obtener información de seis tipos de hornos.
Durante muchos siglos la tostación se realizó en recipientes cerámicos de pequeñas dimensiones llamados ollas.


Hornos de jabecas
Es el tipo de horno más antiguo del que existe descripción en Almadén, diseñado bajo influencia árabe. Se utilizó desde el siglo XI hasta el siglo XV.
Una maqueta nos muestra la estructura y funcionamiento del horno de Jabeca.
Un horno de forma semicircular alargada en el que se inserta por su parte superior externa unas ollas de jabeca con el mineral troceado.

Rellenas las ollas con el mineral triturado y cerradas herméticamente con las coberteras o tapaderas se colocan en la cubierta del horno.
En el interior del horno se quema leña hasta conseguir la temperatura ideal para que el cinabrio introducido en las ollas comience a volatilizarse. El mercurio va depositándose en la parte superior de las ollas.
Una vez que el horno se ha enfriado, se destapan las coberteras y se obtiene el mercurio líquido envuelto en ceniza y piedra.
La mezcla se lava para desprender el mercurio.
Hornos de reverbero: aportación Fúcar
La aportación Fúcar fue el horno de reverbero, que funcionaron desde comienzos del siglo XVI hasta mediados del siglo XVII.
Es un horno de ladrillos y barro donde se cocía y fundía el metal, cubiertos con una bóveda de media naranja y debajo de ella la “red” que estaba colocada sobre la caldera, alimentada con leña.
Las ollas de barro eran más alargadas que las jabecas y de mayor tamaño.

Las ollas con el mineral se introducían destapadas en un horno de bóveda semiesférica cerrado herméticamente. El suelo del horno tiene una ligera inclinación hacia el centro, hacia donde se va depositando el mercurio, al igual que en el fondo de las ollas.


Una vez realizada la cocción y enfriamiento del horno se procede a la obtención del mercurio.
El gran inconveniente de estos hornos era el “azogamiento”, grave intoxicación que sufrían los operarios al introducirse en su interior para recoger el mercurio.
Hornos de aludeles (Horno Bustamante)
El horno de aludeles u horno Bustamante (5), es el más antiguo que se encuentra en el recinto.
Los hornos de aludeles fueron inventados en Huancavelica (Perú) en 1633 por Lope Saavedra Barba, pero no fueron introducidos en España hasta 1646 de la mano de Bustamante y Sotomayor, por ello se los denomina en Almadén hornos Bustamante.
La implantación del horno Bustamante significo un avance fundamental en la historia de la tecnología del mercurio, que contribuyó de manera decisiva al auge de la producción de mercurio.
Entraron en funcionamiento en 1720 y han estado en activo hasta que en 1928 fueron sustituidos por los Hornos Almadén. Una dilatada historia de 300 años, que lo convierte en el ingenio metalúrgico más significativo de Almadén.
El mineral se coloca dentro del horno sin necesidad de introducirlo en ollas, sino distribuidos en varias capas, según tamaños y calidades.
Una vez puesto en funcionamiento el horno, se genera vapor de mercurio, que pasa por unos orificios a una camarilla de la cual salen varias cañerías de aludeles.
Cada cañería está formada por una hilera de recipientes, los aludeles, acoplados uno a continuación del otro, perforados en su parte inferior para que, una vez condensado el mercurio, pase al canal dónde será recogido.

Antes de proceder a una nueva cocción, los aludeles se desmontan y limpian para recuperar el mercurio que queda en sus paredes.
El edificio aloja dos hornos montados en paralelo y conocidos como San Eugenio y San Julián.
En 1994 fueron declarados Bien de Interés Cultural de la comunidad de Castilla-La Mancha.



Hornos Almadén y hornos Cermak-Spirek
Los hornos Almadén y Cermak-Spirek constituyen la generación de hornos modernos, caracterizándose por la carga continua, su posibilidad de regulación y la mejora de la condensación.
Los hornos Almadén, estuvieron en funcionamiento desde 1905 hasta 1954. Destinados al tratamiento de mineral grueso.

El mineral mezclado con carbón se introduce por la parte superior del horno a través de tolvas de cierre estanco. Desde la tolva el mineral pasa a una parrilla inferior donde se realizan la tostación. El vapor mercurial se eleva y pasa por un serpentín refrigerante que desemboca en el depósito dónde se recoge el mercurio condensado.
Los hornos Cermak-Spirek fueron empleados para tratar mineral menudo.
El mineral pasa por una parrilla móvil que únicamente permite el paso del material fino, denominado “bacisco”.
Una vez en el horno, el mineral desciende por un circuito de tejas enlazadas, mientras que el aire caliente del horno asciende por los espacios tubulares internos. Cuando finaliza el recorrido, los gases ascienden por unos tubos hasta los conductos de refrigeración.
Una chimenea (6) que perteneció a los hornos Cermak-Spirek es el único testimonio que se ha conservado del conjunto de hornos utilizado en Almadén durante la primera mitad del siglo XX.

La chimenea de 24,25 metres es de fuste circular, destacando del resto de elementos del Parque Minero por su altura y la rotundidad de su geometría.
Hornos Pacific-Herreshof
Desde 1954 hasta julio de 2003 los hornos Pacific-Herreshof (7) son los que estuvieron en servicio en Almadén.

Su estructura completa es la que se conserva en el Parque.
El mineral es triturado al tamaño de una pulgada y se introducen por la parte superior del horno, realizando un movimiento en espiral durante su descenso.
Los hornos alcanzan una temperatura de 750º C y emplean propano como combustible, lo que reduce el tiempo de tostación a menos de 2 horas.
Los gases de mercurio, después de pasar por un ciclón que elimina el polvo, llegan a los condensadores, depositándose después el mercurio en unas pilas con agua. El mercurio es conducido por unas tuberías desde los hornos al almacén dónde se introducen en unas piletas recubiertas de agua para evitar su evaporación.






Almacenaje y envasado. Museo del Mercurio
El último paso del proceso, después de la refrigeración era el almacenaje y envasado, a lo que se le destinó un edificio, el Almacén de mercurio (8). Actualmente alberga el Museo del Mercurio. Se sitúa en la parte baja del terreno, a los pies de los hornos Pacific.
Un microbús facilita la llegada junto al guía, que a la vez es el conductor.


Este almacén fue construido en 1941 para sustituir a la anterior que ocupaba el mismo solar, y ha estado en funcionamiento como tal hasta el año 2003.
El Museo del Mercurio ocupa toda la planta baja y un sótano del edificio.
La Planta baja es la zona museística propiamente dicha, estructurada en cuatro ámbitos temáticos: Geología y paleontología aplicada el terreno de Almadén. Las ciencias del mercurio. La metalurgia del mercurio, donde se encuentran objetos y maquetas, con sus paneles, de los que obtuve parte de las fotografías que he utilizado. Por último, las balsas y el almacenaje, que correspondería más específicamente a la etapa de producción que se desarrollaba en este edificio.
El sótano está dedicado a presentar un conjunto de dioramas sobre las rutas del mercurio y la historia de las minas. En el momento de mi visita esta parte estaba en proceso de remodelación, por lo que no era visitable.
Prosiguiendo con la exposición de la etapa de almacenaje y envasado, el mercurio se depositaba en cajones y balsas a la espera de su envasado.



Por último, al ser un líquido se procede a su envasado con destino a su comercialización. El envasado del mercurio siempre se ha efectuado manualmente y ha seguido un proceso parecido. El mercurio se extrae del recipiente de almacenaje, se mide y se introduce en frascos de hierro, quedando listo para su distribución.
Los frascos de hierro comenzaron a emplearse en Almadén a mediados del siglo XVIII, sustituyendo a los antiguos baldeses de cuero. Cada frasco contenía 3 arrobas (34,46 kg o 76 libras) que, además, es la medida de pesado universal del mercurio.

A finales del siglo XX, el uso de frascos quedó relegado por nuevos envases de mayor capacidad (1.000 kg) que facilitaban el almacenaje a gran escala.

Transporte
Desde el siglo XVI, la producción de azogue tendrá como destino América para la obtención de plata. Para ello se estableció un circuito de transporte con todos los privilegios reales en la ruta Almadén-Sevilla-Veracruz (México).
De Almadén a Sevilla el transporte se realizaba en carretas de bueyes o carros de mulas. En este recorrido el mercurio se transportaba en baldreses de cuero.
Se depositaba en las atarazanas de la Casa de Contratación de Sevilla. Allí se envasaban en un baldrés de cuero atado con una cuerda de cáñamo. A su vez, este envase se reforzaba con un segundo baldrés y aún con un tercero. Las bolsas se metían en un pequeño barril y éstos, de tres en tres, se colocaban en un cajón de madera. Después de clavar la tapa de los cajones, los rodeaban con cuerdas de cáñamo y esparto y marcaban en la cubierta las armas reales.

Desde allí se transportaban en barcazas por el Guadalquivir hasta Sanlúcar de Barrameda o Cádiz, para embarcarlo en la flota de Indias rumbo a Veracruz (México). Y desde allí a las minas de plata.
Fácilmente podría tardarse un año desde la extracción hasta la llegada a destino.
Puerta de Carlos IV y Puerta de Carros
Frente a la puerta del almacén se construyó la denominada Puerta de Carlos IV (9), por haber sido construida en época de ese rey, terminada en 1795, en estilo neoclásico.
Por esta monumental puerta se accedía al Cerco de Destilación o Cerco de Buitrones que, como sabemos, es la zona metalúrgica donde se producía el azogue y que estaba completamente amurallada para evitar robos.
En la puerta se llevaba un riguroso control de la salida de carretas tiradas por bueyes o mulas cargadas, con pesados baldeses de azogue, dirección a las Atarazanas de Sevilla.
En el recorrido de la visita se la observa desde su lado interior.

A la salida del Parque minero hacia la Villa, la Puerta se aparece en todo su esplendor en la curva del camino.


En el extremo sur del Cerco se sitúa la primera puerta del Cerco de Buitrones, del siglo XVI, conocida como Puerta de Carros (10). Construida con la finalidad de facilitar la salida de los carros con el azogue hacia Sevilla.

Se la puede observar a lo lejos.

Actividades complementarias
El mantenimiento y funcionamiento de las minas y de la producción de mercurio requiere una gran cantidad de actividades complementarias de tipo muy diverso.
Debe tenerse en cuenta que las instalaciones debían ser autosuficientes, al encontrarse Almadén alejado de cualquier núcleo urbano que pudiese aportar estas actividades y servicios.
Entre las actividades complementarias más imprescindibles se encuentran: tejería, fragua, lampistería, talleres mecánicos, carpintería, oficina técnica y administración, central eléctrica u hospedería.
Entre las pocas instalaciones auxiliares que se conservan se encuentra el Horno de tejeras (11), en el campo entre las puertas. Este tipo de hornos se conoce con el nombre de tejeras por la función que desempeñaban, que consistía en cocer las tejas, ladrillos y aludeles para el establecimiento.

El consumo de aludeles y ladrillos era enorme y su transporte desde otras zonas de España largo y costoso, por lo que la mina tenía que ser autosuficiente y generar aquellos materiales que consumía.
Se supone que el horno fue construido en el siglo XVII, estando en funcionamiento hasta mediados del siglo XX, momento en el que los cambios en los sistemas de producción hicieron innecesario su uso.
En el recorrido de retorno será cuando nos detenemos a observar el Horno de Bustamante.
Desde la puerta del Centro de Visitantes puede distinguirse los talleres (12) construidos en 1920, y a su lado, el edificio de la oficina técnica y administración (13).

Se cierra aquí el circuito interno en los Cercos de San Teodoro y de Buitrones.
Escombrera
Aunque no se visite, cabe indicar que la parte exterior posterior oeste del recinto se había dedicado a escombrera (14). La transformación en Parque Minero y su catalogación como Patrimonio Mundial, llevaron a efectuar una limpieza y rehabilitación de estos terrenos. Las dos fotografías, que se muestran a la entrada del Museo del Mercurio, permiten ver un ante y una ahora de su estado. También se puede constatar su limpieza en las imágenes Google que he incluido.


Fin de la visita
Por lo menos para mí, la visita a una explotación minera o a una cueva prehistórica tiene algo de especial. Adentrarse en las entrañas de la Tierra me lleva a otro mundo de sensaciones, a una realidad distinta a la que percibo con la luz del Sol. Y más, si intento imaginar la vida en su interior con la luz de una lámpara de un candil, y vete a saber con qué, cuando la ocupaba un habitante prehistórico.
En el caso de las explotaciones mineras, se una, además, las condiciones de trabajo y las fatigas de los obreros en cada momento histórico, con sus herramientas y sus peligros.
En el caso de Almadén, este sentimiento se refuerza con los miedos y problemas vinculados a la enfermedad del mercurio, “mercurialismo” y con la imagen de los forzados y esclavos a los que durante siglos se obligó a trabajar en la explotación. Incluso al acabar la Guerra Civil en un campo de concentración.
En el Post siguiente: Almadén (Ciudad Real), estos aspectos se pondrán más en evidencia.
En cuanto a la visita, la gran importancia del lugar se plasma en haber estado reconocido como un ámbito que merece el calificativo de Patrimonio Mundial.
Por ello, se trata de una de las joyas del patrimonio industrial español que se pone a nuestro alcance, llevándonos a su contexto geográfico.
Bases de información
Webs
Webs academic
A.M. Hernández Sobrino, Parque Minero de Almadén
A.M. Hernández Sobrino, Carta a un ecologista sueco
dealmaden.com, Las minas de Almadén
D. Peris, Almadén conjunto histórico
M. del C. Cañizares Ruiz, El atractivo turístico de una de las minas de mercurio más importantes del mundo: El Parque Minero de Almadén (Ciudad Real)
L. Mansilla Plaza, El Parque Minero de Almadén. Un modelo de recuperación del patrimonio minero industrial
R. Gil Bautista, Almadén y sus Reales Minas de Azogue en el siglo XVIII (Tesis Doctoral)
M. Fernanda Fernández, L. Mansilla Plaza, La Academia de Minas de Almadén. Doscientos veinticinco años de historia
Sociedad Geológica, La minería de la Comarca de Alamadén: desde la época romana hasta el siglo XXI
El Mercantil, La logística del azogue
R. Sumozas García-Pardo, Arquitectura Industrial en Almadén: antecedentes, génesis y repercusión del modelo en la minería americana
V. Martín Martín, Los Rothschild y las minas de Almadén : el servicio de la deuda pública española y la comercialización del mercurio de Almadén (Tesis Doctoral)
Libro
A.M. Hernández Sobrino, Los mineros del azogue, Fundación Almadén-Francisco Javier de Villegas, 2007, 513 pp. (Disponible en la tienda del Parque Minero de Almadén)