El Post sobre el Poblado íbero de Turó Rodó (Lloret de Mar, Girona) tiene su interés en que nos permitirá ver una vivienda íbera reconstruida in situ. Es también un ejemplo de la elección de los emplazamientos en la línea de costa.
Poblado ibero de Turó Rodó
Poblado ibero de Turó Rodó (La Selva)
Municipio: Lloret de Mar. Comarca: La Selva. Provincia: Girona. Com. Autónoma: Cataluña
Coordenadas: 410 41’59”N 2o 51’36”E
Web. Patrimoni Lloret
Visita: 2018
Poblado ibero de Turó Rodó (La Selva, Girona)
Enlace con el Post: Los pueblos iberos
En el Turó Rodó (Cerro Redondo), en Lloret de Mar, se sitúa aproximadamente el límite sur de los Indiketas.
El interés de la visita radica en que es posible observar la reconstrucción de una casa íbera y nos acerca a cómo debían vivir en esos momentos.
El poblado ibérico del Turó Rodó está situado sobre el promontorio de 40 metros altura que vierte directamente al mar por levante y por mediodía; a poniente sus vertientes mueren en la playa de Sa Caleta y por el norte se encuentra unido a tierra firme mediante un istmo de unos 50 metros de anchura.
Su evolución histórica se extiende desde finales del siglo III a.C. hasta las primeras décadas del siglo I a.C. Se trata de un asentamiento costero del tipo «barrera», situado en un espolón que sobresale, abocado el acantilado en gran parte de su perímetro y defendido por una muralla a tramontana y levante.
El yacimiento está formado por cuatro zonas diferenciadas: el sistema defensivo y de acceso al recinto, el área abierta central, las siete casas adosadas a la parte interior de la muralla norte y tres pequeñas estancias en el lado sur.
Desde este punto se domina la visión de toda la playa de Lloret.
El sistema defensivo
Todo el lado norte del poblado se halla defendido por una muralla de piedras unidas con barro que mide entre 110 y 130 cm de ancho y que su base se ha conservado en casi toda su longitud (más de 40 m). Está construida con el sistema de doble pared y relleno interno en los dos lienzos que dibujan un ángulo muy abierto. Al este, la muralla gira hacia el sur en un ángulo de 90 grados y, con una longitud de 7,30m, defiende aquel lado del poblado dónde se situaba la entrada. Posteriormente, una gran reforma reforzó y mejoró el sector de levante de esta muralla y los accesos al poblado, mediante la construcción de un pasillo fortificado protegido a lado y lado por tramos de muralla.
Las casas
En los poblados ibéricos las casas se estructuraban dentro de una trama urbana, con calles y plazas, condicionada por el terreno y por las murallas. Las casas tenían planta rectangular y podían constar de diversas habitaciones, que respondían a usos diferentes: habitación de residencia, almacén, taller…). Las 10 casas del Turó Rodó son pequeñas, de una o dos habitaciones, y están articuladas en torno a una plaza. La mayoría (7) se apoyan en la muralla y las otras tres se encuentran cerca del acantilado.
Reconstrucción de una casa ibera
La casa ibera está inscrita en la denominada arquitectura de barro. Está formada básicamente por un zócalo de piedra (que aísla de la humedad) sobre el cual se alzan las paredes y el techo, hechos de barro y elementos vegetales mezclados.
En Turó Rodó se ha reconstruido una de las casas adosadas a la muralla. A partir de los datos obtenidos en las excavaciones, la reconstrucción se ha hecho utilizando técnicas y materiales propios de la construcción ibera: piedra local en el zócalo, adobes de arcilla cruda en las paredes y elementos vegetales en la cubierta.
En el interior de la casa podemos distinguir en la parte delantera una estancia más pequeña que habitualmente servía de taller y almacén.
Al fondo, la estancia principal o sala de habitar, dónde encontramos el hogar y diferentes elementos relacionados con la cocina, así como un conjunto de recipientes cerámicos de usos diversos.
La existencia de silos implica una dedicación agrícola y el hallazgo de piedras planas con un agujero en un extremo apunta una intensa actividad pesquera. Hay, también, pesos de telar y husos, que nos hablan de actividad textil.
Abandono del poblado
El abandono del poblado, hacia el año 60 a.C., debió ser pacífico y comportó el traslado de la población hacia lugares más adecuados, cerca de las vías de comunicación, de los campos de cultivo o de los puertos de mar.