El Poblado ibero de Ullastret (Baix Empordà) es el principal oppidum de los indiketas. El primer contacto con sus murallas tiene un efecto Impresionante y en el Museo se puede entender su cultura y manera de vivir.
Poblado ibero de Ullastret

Poblado ibero de Ullastret (Baix Empordà)
Comarca: Baix Empordà. Provincia: Girona. Com. Autónoma: Cataluña
Coordenadas: 42°00′21″N 3°04′46″E
Última visita: 2018

Índice
Poblado ibero de Ullastret (Baix Empordà)
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En el recorrido por el territorio de los indiketas empezaré por Ullastret, visitando el oppidum de Puig de Sant Andreu, lo que se conoce como poblado ibero de Ullastret, y haciendo referencia al de la Illa d’en Reixac.
Como sabemos, en la parte norte marítima de la Cataluña actual, desde Las Alberas al norte, y el rio Tordera al sur, fue el territorio ocupado por la tribu de los indigetas o indiketas. El poblado ibérico del Puig de Sant Andreu de Ullastret es el más grande de todos los conocidos en Cataluña, y actualmente es considerado una auténtica ciudad, que fue la capital de esta tribu ibérica.
Esta zona fue intensamente helenizada, por la presencia de las colonias griegas de Emporium (fundada hacia el 600 a.C.) y de Rhode (fundada muy probablemente a finales del siglo V a.C.).
El yacimiento arqueológico se complementa con un Museo de piezas halladas en el lugar. El planteamiento museográfico me servirá de apoyo y referencia en el desarrollo del Post.
Además, en estos momentos, en el Museo se proyecta una reconstrucción virtual de la ciudad ibérica de Ullastret. En la web Ullastret 3D, caminar por una ciudad ibérica de 2000 años, además de explicar el proceso de creación de esta reconstrucción virtual se puede ver una síntesis de la misma en el vídeo Ullastret ciudad ibérica 250AC, al que, si se prefiere, se puede acceder directamente en Youtube en el enlace que he incorporado.
Al que denominamos poblado ibérico de Ullastret de hecho no se le conoce el nombre que tenía, y lo llamamos Ullastret por su proximidad a la villa de Ullastret. Actualmente está formado por dos yacimientos situados en el Puig de Sant Andreu y en la Illa d’en Reixac (Isla de Reixac).
Los dos poblados, situados a una distancia de unos 500 metres al noreste, convivieron desde finales del siglo VII a.C. inicios del siglo VI a.C., hasta bien entrado el primer cuarto del siglo II a.C. Por el momento no se puede asegurar si constituyen una sola comunidad o si funcionaron independientemente. El Puig de Sant Andreu, con más de 11 hectáreas de superficie, es uno de los más grandes del territorio ibérico catalán. El de l’Illa d’en Reixac tiene una extensión superior a las 5 hectáreas. Además, la necrópolis del Puig de Serra, gracias a su proximidad a l’IIlla, debió ser una de las necrópolis de este poblado.
Como aparece en la reconstrucción de la imagen siguiente, l’Illa d’en Reixac era una isla en medio de un lago que se deseco posteriormente i a la que se accedía mediante un brazo de tierra.


El yacimiento al que me referiré es el del Puig de Sant Andreu, lo que se conoce popularmente como Ullastret, mientras que el de la Illa d’en Reixac está en fase de excavación y no es visitable.

Está situado sobre una colina en medio de la llanura del Ampurdán, con un amplio campo visual sobre ésta.




En dirección noreste se puede observar el territorio que ocupaba la Illa d’en Reixac, donde se asentaba el segundo poblamiento. En la fotografía corresponde al espacio cerrado ovalado rodeado de arboleda. Detrás el pueblo de Llabià y al fondo el macizo de Montgrí.

En el yacimiento se han encontrado restos de ocupación humana ocasional de época calcolítica. El primer asentamiento con continuidad que hubo, sin embargo, fue un poblado de inicios de I edad del Hierro, establecido en el último cuarto del siglo VII a.C., del cual se conocen básicamente los materiales arqueológicos, ya que los habitáculos de este periodo fueron arrasados por las importantes construcciones ibéricas.
La muralla
El primer contacto lo tenemos con las murallas, lo más impresionante de todo el conjunto. Tanto el Puig de Sant Andreu como l’Illa d’en Reixac eran dos oppidum, es decir, recintos amurallados. La fortificación del Puig de Sant Andreu tiene diversas etapas constructivas. La primera es de los últimos años del siglo VI a.C. o de inicios del siglo V a.C. La que se ve actualmente es buena parte de principios del siglo IV a.C., con sectores reconstruidos en el siglo III a.C. Tiene forma más o menos triangular, de la cual se conocen bien los tramos meridional, oeste y parte del este. El lado oeste estaba defendido por 7 torres. Se ha encontrado otra en el extremo norte y una en el lienzo sur. Tiene tres puertas principales y diversas poternas. La muralla del poblado de l’Illa d’en Reixac está en fase de estudio, pero presenta muchas semejanzas con la del siglo IV a.C. de Puig de Sant Andreu.




La muralla estaba rodeada de un gran foso excavado en la roca, del que se está procediendo a la reconstrucción de un tramo. En la fotografía siguiente estado de los trabajos en el momento de la visita.

La puerta (A), era como nos ha llegado, es obra de una reforma tardía y fue la puerta principal en el último periodo de vida de la ciudad.
A la llegada, unas simpáticas y amables «indiketas» me dieron la bienvenida.

La puerta vista desde el interior del recinto. A la izquierda se observa la base de la torre de la muralla.


Dada la gran superficie del oppidum del Puig de Sant Andreu, cuando llovía se recogía una gran cantidad de agua en las partes bajas. En este punto (1) puede verse un callejón que acaba en un desagüe para la salida de agua de lluvia a través de la muralla. El dibujo de detalle representa el desagüe, visible aún en la actualidad. También puede verse (2) el acceso a la muralla que, después de la amortización de las escaleras interiores de las torres, se hizo mediante escaleras exteriores adosadas al paramento de estas.



El urbanismo
En época ibera el oppidum Puig de Sant Andreu actuaba como un centro de poder, del cual dependían las actividades políticas, militares y religiosas de la comunidad. Al mismo tiempo ofrecía a la población unos servicios comunes de defensa, de almacenaje, de abastecimiento de agua, etc.
Su organización urbana es la propia de un oppidum, poblado alto de un cerro y fortificado, característico de la época protohistórica, con calles adaptadas a las pendientes y las irregularidades del suelo. Algunas de estas calles son muy largas, en especial las que tienen recorrido norte-sur, que son más o menos paralelas a la muralla. Además del empleo del espacio interior deI Puig de Sant Andreu, ha encontrado ocupación extramuros, en la pendiente meridional de la colina y junto a la puerta del extremo norte.




En un primer momento el asentamiento típico en esta área fue el poblado de cabañas de planta circular, con el basamento parcialmente tallado en la roca y con las estructuras construidas con madera, troncos y barro, aunque en otros lugares de Cataluña, como la zona de Lleida, ya se utiliza la arquitectura de piedra desde el Bronce Final.
Bajo la influencia de los pueblos coloniales fenicio y griegos en el Ampurdán se construyen las primeras casas de planta rectangular, construidas con muros de piedra y adobe.
En el interior del poblado, las casas se alineaban a lo largo de calles, formando islas.




Las casas
La casa Ibérica solía ser muy sencilla, de planta rectangular, con una o dos habitaciones, con los muros hechos con vaciamiento de piedra y elevación de adobe. Los tejados eran a una o dos vertientes, soportados por postes de madera y cubiertos con ramas y barro. El espacio interior de la casa se dividía en zona de reposo, de cocina, de almacenaje, para actividades artesanales, etc. Tenían un hogar como mínimo, que evacuaba los humos por un agujero hecho en el techo, y a menudo también tenían un banco de piedra o de adobe, adosados a uno o diversos muros. En algunos casos parece que pueden haber tenido un piso.
En la presentación del yacimiento del poblado ibérico de Turó Rodó se presenta la reconstrucción de una casa ibérica.
Puig de Sant Andreu se han excavado dos casas (3) de cerca de 100 metros cuadrados cada una, con estancias dedicadas a actividades diversas, perteneciente sin duda a familias de elevado poder económico.


También se conocen diversas obras públicas importantes, como templos y cisternas, claro exponente de la compleja organización social de la comunidad.
Cisternas y silos
Dentro del poblado también se han encontrado cisternas (4), grandes depósitos para almacenar agua de lluvia para el consumo humano, que se construían excavando un agujero en el subsuelo, que era revestido con sillares de piedra arenisca, enlucidos con mortero de cal, para hacerlos impermeables. En la parte superior tenían una cubierta de losas, con una obertura practicable para extraer el agua. Como es lógico, se encuentran diseminadas por todo el recinto.



Otro elemento de uso comunitario son los silos, depósitos para conservar cereales, excavados también en el subsuelo.
Los silos aparecen concentrados en un área (5).

Las creencias religiosas y los templos
Lo que se sabe de los cultos y creencias de los pueblos iberos se basa sobre todo en los hallazgos arqueológicos.
La ausencia de referencias a divinidades ibéricas y los pocos nombres que se han conservado se deben a la rápida asimilación de los dioses locales ibéricos con los de origen mediterráneo. En Ullastret se conoce únicamente la representación de dos dioses: las terracotas con el busto de Deméter y las figuritas, también de terracota, del dios Bes, de origen egipcio el cual está igualmente representado en algunas monedas ebusitanas.


En la parte superior de la colina había una zona sagrada, de la que se han conservado restos de tres templos (6, 7).
No se sabe a qué dioses estaban dedicados, pero en ellos se han encontrado ofrendas o exvotos, con forma de cara de personajes mitológicos; la mayor parte representan el monstruo Gorgona y también hay del dios Akelous.




Ritual funerario
Los lugares destinados a necrópolis no estaban nunca muy alejados de los poblados. Una de las necrópolis de Ullastret es la situada en El Puig d’en Serra, a Serra de Daró, 400 metros al oeste del poblado de l’Illa d’en Reixac, y se data en un periodo cronológico comprendido entre la primera mitad del siglo V a.C. y mediados del siglo IV a.C.
El ritual funerario de enterramiento entre los pueblos iberos comporta siempre la incineración de los individuos jóvenes y adultos. Los restos humanos, una vez quemados, eran a menudo lavados y triturados y se guardaban en una urna cineraria. Esta se colocaba generalmente en un “loculus” o agujero hecho en la tierra, que albergaba también las ofrendas hechas al difunto y su ajuar personal.

El culto al cráneo
El culto al cráneo, conocido en el mundo ibérico catalán y en el sur de la Galia, lo encontramos también en Ullastrell, en el Puig de Sant Andreu y en l’Illa d’en Reixac. En las excavaciones se han descubierto diversos cráneos humanos, enclavados y con abrasiones. También se han encontrado calotes craneanos y mandíbulas relacionadas con actos rituales.
Estos hallazgos se han realizado en diversos lugares del yacimiento, en el interior de un silo cerca de la muralla del extremo norte del Puig de Sant Andreu, en una calle en l’Illa d’en Reixac, y recientemente en un gran edificio ritual que se ha excavado en este último poblado, formando parte de un importante conjunto de ofrendas, compuesto por restos de animales, cerámicas, una espada de hierro y los restos humanos, dispuesto todo en el interior de una cámara y en el espacio de acceso a ella.


La economía
El poblado dominaba un amplio territorio, del que explotaba los recursos económicos, especialmente la agricultura y la ganadería, pero también las minas, las canteras, etc., y comerciaba con las comunidades indígenas cercanas y, a través de la vecina colonia griega de Empúries, con griegos y fenicio-púnicos.
La sociedad está bien estructurada, con clases sociales y división del trabajo, que facilitan la realización de obras comunitarias.
La producción económica y la división del trabajo se concretan en una serie de actividades destinadas al uso propio y al comercio.
La obtención de alimentos
La agricultura era la actividad económica básica de los iberos. El Ampurdán, juntamente con los llanos del Lleida, fueron dos zonas consideradas grandes productoras de cereales ya en época antigua.
Las herramientas agrícolas
Las herramientas agrícolas conservadas corresponden a una agricultura bien desarrollada. Unas se relacionan con los cultivos de secano, como la arada, utilizada con tracción animal en superficies grandes, y otras con las de regadío, como la azada.

Los cultivos
Los restos de semillas carbonizadas que se encuentran en Ullastret demuestran la importancia del cultivo de los cereales, especialmente cebada, también hay trigo, espelta y millo.
De leguminosas se conoce la lenteja, el guisante y el haba. Asimismo, está comprobada la presencia de la viña cultivada y, en menor medida, del olivo. Estos dos últimos cultivos fueron introducidos por los griegos.
La ganadería
Era la segunda actividad económica en importancia, después de la agricultura. Los huesos de animales que se encuentran con más frecuencia en las excavaciones son los ovinos, caprinos, seguidos por los de cerdo, por los de bóvidos y en menor medida por el caballo y también de perro.
La ganadería, además de constituir una aportación importante a la dieta alimentaria, también proporcionaba materias primeras, como la lana, las pieles o los huesos que se utilizaban para fabricar diversas herramientas: de tocador, objetos decorativos, mangos de cuchillos, etc.
La caza, la pesca y la recolección
La caza, la pesca y la recolección eran actividades económicas complementarias, pero bien determinadas por la aparición en las excavaciones de sus restos.
Así, entre los animales cazados son abundantes sobre todo el conejo y el jabalí. También hay ciervos, pero hasta ahora solo se han encontrado cuernos.

Los peces más pescados eran los anguílidos y los espáridos. También son restos de esta actividad los anzuelos de bronce y los pesos para redes, de piedra, que se encuentran en las excavaciones.

Se practicaba la recolección tanto de frutos y plantas silvestres cómo de moluscos, marinos y de agua dulce.
El Artesanado
La alfarería
La producción alfarera de torno fue una actividad bien desarrollada a partir de la adopción del torno rápido desde la mitad del siglo VI a.C., y facilitada por la presencia de buenos depósitos de arcilla en el entorno próximo. La fabricación de alfarería a mano continuó para usos de cocina, por causa de su mayor plasticidad, que la hace más apta para soportar cambios de temperatura bruscos.


La metalurgia
La estructura socioeconómica Ibérica permitió la aparición de una clase de artesanos, dedicada a la producción de manufacturas destinadas al mercado, o que trabajaban para la comunidad. Entre estas actividades destacan la metalurgia, la cerámica, los tejidos y el trabajo de la piedra.
La metalurgia del hierro y del bronce, se documenta por el hallazgo de hornos y escorias de producción. Con estos metales se fabricaban herramientas agrícolas, armas, objetos de ornamentación, de cirugía, de uso personal, etc. Los minerales trabajados se traían sobre todo de la vecina zona de las Gabarras y también del Pirineo. A veces se refundían objetos metálicos fuera de uso.




El trabajo de la piedra
La construcción de las murallas y de otras obras de carácter público, cómo las cisternas y las calles empedradas, demuestra la existencia de equipos de picapedreros que debían trabajar para la colectividad y que explotaban especialmente las canteras del entorno más inmediato. Además de la utilización como material de construcción, la piedra se usaba también para fabricar utillajes para diversas actividades: molinos, crisoles, moldes, etc. Está comprobada la utilización selectiva de diferentes tipos de roca para diversas funciones.


Los tejidos
La producción de tejidos, estaba basada en la utilización de la lana y de fibras de vegetales aptos para ser tejidos, que crecen en zonas templadas y húmedas. De esta actividad nos queda los husos, utilizados para hilar, y los pesos de telar. Los telares usados eran de tipo vertical.


El comercio
El comercio dentro del mundo indígena, entre poblados de zonas vecinas, también está comprobado. En toda el área indiketa y sus entornos, aparecen manufacturas cerámicas de talleres de Ullastret, mientras que al mismo tiempo debió actuar como centro receptor de productos cerealistas del interior del país y de redistribuidor hacia el mundo colonial.
Los intercambios comerciales realizados con el mundo colonial, en los cuales la colonia de Emporion actúa como intermediaria, están bien demostrados por la llegada a los poblados ibéricos de productos del área griega, de la púnica, de la península itálica o del mundo céltico. Estos productos eran de tipo alimentario – vino, aceite…- y se han conservado los envases en que eran transportados: las ánforas y objetos de lujo: la vajilla fina, las ánforas pequeñas y los collares de pasta vidriada, las joyas, etc. A cambio, los indígenas ofrecían sus excedentes cerealistas y sus materias primas: metales, pieles, sal, miel y tal vez esclavos.


El transporte y el almacenaje
El grano se almacenaba en silos o en jarras. Estas también eran utilizadas para transportarlo. Para moler el grano se usaban molinos de dos tipos, el de vaivén, qué son los más antiguos, utilizados desde el Neolítico, y los rotatorios, que en Ullastret se encuentran a partir del siglo IV a.C.




La moneda
En Ullastret se han encontrado pocas monedas, ya que fue abandonado a inicios del siglo II a.C., época en que la circulación monetaria todavía era bastante restringida en los poblados ibéricos de la zona.
La moneda más antigua encontrada es un divisor de Ampurias, y después los dracmas emporitanos, y una de Rodes. Además, hay monedas púnicas de Ibiza y de Cartago, e ibéricas de diversas procedencias. También se han encontrado de época romana republicana, y en el Puig de Sant Andreu alto-imperiales, cosa que demuestra una frecuentación de lugar después de su abandono como hábitat, relacionada tal vez con una pervivencia del culto en los santuarios del poblado.

La romanización
Al final del periodo, los iberos se verán inmersos en el enfrentamiento entre romanos y cartagineses por el dominio del Mediterráneo central y occidental, hecho que comportará las Guerras Púnicas. Al inicio de la Segona Guerra Púnica (entre el 218 a.C. y 201 a.C.), en el año 218 a.C., los romanos desembarcan en Ampurias.
Con la llegada de los romanos a la zona se inició un proceso de transformación en el sistema de ocupación y explotación económica de este territorio, que condujo al abandono forzado del lugar a inicios del siglo I a.C.
Época carolingia
En época carolingia, en la parte superior de la colina se construyó un castillo (8), del que se conservan restos de la muralla y de las torres. Entre los siglos XVI-XVII hubo una ermita dedicada a San Andrés del siglo XVI, y posteriormente una casa de campo. El edificio del museo aprovecha la ermita y algunos muros de estas construcciones (E).



Bases de información
Webs academic
A. Martín, J. Caravaca, M. Mataró, Un edifici cultural de la segona meitat del segle III aC a l’Illa d’en Reixac (Ullastret, Girona)
F. Codina, A. Martin, G. Prado, La recerca arqueològica al conjunt ibèric d’Ullastret en els darrers anys (1995-2010)