La villa de Villaescusa de Haro (Cuenca) presenta un indudable atractivo para ser visitada, tanto por sus monumentos religiosos y civiles (BIC), como por la pervivencia de la arquitectura popular manchega en el recorrido por sus calles.
Villaescusa de Haro (Cuenca)
Villaescusa de Haro. La Tierra de Alarcón. Cuenca
Comarca: La Tierra de Alarcón. Provincia: Cuenca. Com. Autónoma: Castilla-La Mancha
Coordenadas: 39°35′51″N 2°40′25″O. Altitud: 824 msnm. Población: 471 hab. (2021)
Web: ayuntamiento
Teléfono de Concertación de Visitas a la Iglesia Parroquial: 684 31 21 34
Visita: 2022
Índice
Villaescusa de Haro. La Tierra de Alarcón. Cuenca
La visita a Villaescusa de Haro
Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol
Capilla de Nuestra Señora de la Asunción
Palacio de los Ramírez de Arellano, Casa Grande, actual Ayuntamiento
Colegio universitario o Universidad “non nata”
Iglesia del Convento de Justinianas
Ruinas de la iglesia de los Dominicos (los Frailes) y zona arqueológica
Fuente de San Pedro (fuente romana)
Lavaderos públicos. Las balsas
Casa natal de Luis Astrana Marín
Arquitectura popular manchega y señorial
Molinos de Viento del siglo XVI restaurados
Villaescusa de Haro. La Tierra de Alarcón. Cuenca
Villaescusa de Haro se localiza en la comarca conquense de Tierra de Alarcón, Al sudoeste de la provincia, en los límites con las de Toledo y Ciudad Real en tierras manchegas, a una altitud de 824 msnm.
Un poco de historia
Territorio con vestigios históricos anteriores a la época romana, la historia de la villa actual comienza en el siglo XIII, en plena reconquista castellana, cuando D. Diego López de Haro, alférez mayor de Castilla y señor de Vizcaya, tras la toma de Alarcón, obtiene como recompensa del rey Alfonso VIII el señorío de Haro, junto con la población de Villaescusa y la puebla de Haro. Fue, por tanto, una fortaleza creada con motivo de la nueva frontera entre cristianos y musulmanes que se estableció al norte del río Guadiana y que sumaba a su función defensiva la función repobladora de fijación de la población de las nuevas tierras conquistadas.
El crecimiento de la población, alejada del castillo, se desarrolla a partir del siglo XIV y, especialmente, en los siglos XV y XVI. A partir de ese momento, lo que pudo haber sido una gran población, si se hubiese asentado en ella la Universidad proyectada, verá estancado su crecimiento hasta la situación actual con 471 habitantes (2021).
La localidad de la Orden de Santiago se corresponde con el término actual de Villaescusa de Haro, Cuenca.
En 1387 recibe el privilegio del Infante Don Fadrique, Maestre de la Orden de Santiago, separando a Villaescusa de la jurisdicción de Haro (Navarra), y haciéndola villa, otorgándole al mismo tiempo el Fuero de Cuenca y todos los buenos usos y costumbres de los pobladores Haro.
En 1477, por su fidelidad a la Corona, se le concedió un privilegio para cobrar impuestos.
En el siglo XIV habían llegado a Villaescusa los Ramírez de Arellano. Procedían de Navarra, de la línea de los señores de Navarra. Según la leyenda llegaron huyendo del rey de Navarra por un asunto de asesinato. Don Pedro Ramírez se casó en el lugar con Isabel Palomares de Haro y es el origen de todos los Ramírez de Villaescusa.
De ellos proviene que la villa sea conocida coma la “villa de los obispos”, ya que nacieron en ella entre doce y quince mitrados, todos de la familia de los Ramírez, a lo largo de los siglos XV y XVII.
Entre todos estos obispos los que más destacaron en asuntos religiosos, en política o en literatura fueron: D. Diego Ramírez de Villaescusa, D. Sebastián Ramírez de Fuenleal, D. Antonio Ramírez de Haro, D. García Guillén Ramírez y D. Diego Ramírez Sedeño de Fuenlabrada.
En el siglo XVII comienza su decadencia. La fabricación de paños la frena en el siglo XVIII, pero en el siglo XIX la Guerra de la Independencia, y las desamortizaciones y la supresión de la Orden se Santiago aceleran este proceso de decadencia.
La economía de Villaescusa de Haro se basa en la agricultura y la ganadería.
Como es típico de la zona, la población se concentra en el núcleo, y se ve sometida al proceso de pérdida de población. De los 595 habitantes del año 2000 se pasa a los 574 de 2010 y a los 471 de 2021.
La visita a Villaescusa de Haro
Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol
Bien de Interés Cultural: Monumento desde 1931
En el punto más elevado de la localidad, sobresaliendo sobre las casas de arquitectura popular manchega, aparece la iglesia Parroquial de San Pedro (1).
Construida sobre otra iglesia anterior del siglo XIII, el templo actual se levantó en el siglo XVI, por lo que el edificio actual sigue el estilo renacentista, aunque con numerosas transformaciones hasta el siglo XVIII.
La forma exterior original presentaba planta rectangular que integraba los tres ábsides rectos, con menor altura de los tejados de los dos absidiolos. En el lateral de la epístola dos contrafuertes rectos.
Las modificaciones posteriores fueron la incorporación de capillas exteriores adosadas y una gran sacristía. El hecho de que cada capilla tenga una forma y proporciones diferentes ha dado como resultado un edificio con un perímetro irregular y con contrastes de estilo, sobre todo en el cimborrio plateresco de la capilla de la Asunción.
A pesar de todo, la utilización del mismo tipo de materiales dota de homogeneidad al conjunto. Predomina el aparejo constructivo de mampostería con los refuerzos esquineros de sillares. También de sillería son los refuerzos y la Capilla de la Asunción, así como la portada principal.
A los pies se sitúa la torre, centrada en ese testero y que sobresale un cuerpo y medio sobre la cubierta.
En el lado de la epístola se manifiesta superpuesta la portada principal de sillares finos. Una portada renacentista tipo arco de triunfo de medio punto, con dos columnas rectangulares por lado.
Las dovelas están decoradas con medallones y en las enjutas medallones de bustos en relieve.
Sobre el entablamento aparecen unos pináculos a ambos lados flanqueando el emblema de San Pedro y sobre él aparece una hornacina avenerada entre columnillas que sujetan un pequeño frontón con medallón en el centro.
La Capilla de la Asunción, cuadrada y con una extensión lateral, muestra por el exterior un cimborrio octogonal con pináculos en las esquinas. Los muros están coronados por crestería y decorados con gárgolas.
En el lado del evangelio se abre otra portada más sencilla, con arco de medio punto adovelado y recercado a modo de alfiz.
Interior de estilo de la Orden de Santiago. La planta del templo es basilical de tres naves, que por la amplitud y perspectiva diáfana del conjunto columnario se la puede considerar como de planta de salón. De paredes y techo blanco.
La cabecera con tres ábsides de fondo recto. El central de grandes dimensiones contiene un retablo barroco. Los dos absidiolos laterales son de pequeñas dimensiones y contienen la capilla de los Coronados, reformada en el siglo XVII, con reja e importante retablo gótico y la antigua capilla de San Sebastián.
Altas y esbeltas columnas toscanas cilíndricas, cuatro dividiendo los tres tramos y cuatro adosadas a los muros en la cabecera y pie de la nave. La esbeltez y la altura otorgan la perspectiva diáfana al templo.
La bóveda de crucería con arcos fajones. La cubierta con tres tramos de bóveda de arista y con arcos fajones y bóvedas de cañón con lunetos en las laterales.
La iluminación se efectúa, siguiendo las características de los templos de salón, por aberturas en la parte superior de los arcos de cada tramo de los muros laterales.
En el siglo XVIII se amplió el pie del templo con un cuerpo más, aunque sin formar parte visualmente de la nave. Se abrieron dos capillas, la de las Ánimas y la de San Antonio, en los laterales, mientras que sobre la parte central se alza la torre, no perceptible desde el interior.
Apoyado en la parte central se construyó un coro apoyado en cuatro pequeñas columnas toscanas, donde se ubica el órgano.
El órgano actual se trasladó desde la iglesia del convento de Justinianas, siendo uno de los pocos órganos históricos de la provincia de Cuenca. Se trata de un órgano de tubos con origen en 1792 restaurado en 1994.
Preside el templo el Retablo de San Pedro, de estilo barroco tardío construido entre 1780 y 1785. Fue financiado con las creces del trigo del Pósito municipal.
Como ya se ha indicado, el conjunto fue muy reformado hasta el siglo XVIII, mediante la incorporación de capillas por el exterior de los muros, con la consiguiente abertura de portadas en el interior. Al no responder a ningún programa arquitectónico, cada capilla presenta formas distintas tanto en su interior como en la portada.
En el lado del evangelio destaca en el primer tramo la capilla de la Asunción, el elemento más notable de todo el conjunto.
En el lado de la epístola, las dos capillas adosadas cubiertas con cúpulas tienen igualmente formatos de portada y distribución irregular.
La proximidad de la visita a Semana Santa ofrecía la presencia de los pasos procesionales.
Capilla de Nuestra Señora de la Asunción
Monumento nacional desde 1931
La Capilla de Nuestra Señora de la Asunción (2), se considera la joya de Villaescusa de Haro. De estilo gótico-isabelino fue mandada construir en 1507 por el obispo Diego Ramírez de Villaescusa, destinada a enterramiento familiar.
El acceso desde la iglesia se realiza a través de tres arcos gótico-isabelinos con elaboradas rejas.
Como anécdota, preside el arco central un blasón del obispo Diego Ramírez de Villaescusa que se representa con capelo cardenalicio, en previsión de que llegaría a serlo, cosa que no sucedió.
De planta cuadrada, su cúpula es un octógono apoyado en trompas y una elaborada bóveda estrellada obra de Simón de Colonia. Del cuerpo de la capilla adosada en el exterior en el lado del evangelio, sobresale la cúpula.
En la planta los arcos son de medio punto. Los balcones estaban reservados a la familia.
El elemento más destacado de la capilla y de todo el templo es el retablo con escenas de la vida de la Virgen.
De madera policromada es un retablo de transición del gótico al renacimiento obra de Felipe de Vigarny, mientras que la rejería es del maestro fray Francisco de Salamanca.
En línea con lo que se hacia en la época, el obispo mando incluir en la escena de la adoración de los Reyes Magos una cuarta figura, que representa el rey Fernando el Católico, gobernante en aquel momento.
Rollo de justicia
Símbolo de la potestad del pueblo para juzgar pleitos. Se alzaba a la entrada de la localidad el rollo de justicia (3). En la actualidad se halla ubicado junto a la pared exterior de la sacristía de la iglesia de San Pedro.
Calle de San Pedro
Cuenta la leyenda que la mayoría de los obispos, de la familia de los Ramírez, nacieron en la calle San Pedro (4), ya denominada así desde aquellos siglos de esplendor.
Esta calle también albergó el embrión del convento de dominicos, del que tan solo se conserva la portada de piedra, en cuyo dintel del siglo XVI sobrevive una inscripción en honor a Santa Catalina de Alejandría.
Palacio de los Ramírez de Arellano, Casa Grande, actual Ayuntamiento
Frente al a entrada principal de la iglesia de San Pedro se alza el Palacio de los Ramírez (5), de finales de siglo XVI y principios del XVII, mandado construir por don Gil Ramírez de Arellano, caballero de la Orden de Santiago y presidente del Consejo de la Mesta.
En el centro de la fachada el acceso, una puerta flanqueada por columnas toscanas adosadas con balcón. Encima el escudo de los Ramírez de Cuenca.
Se ha mantenido el cuerpo principal y parte de los muros de cerramiento del palacio.
Se accede al palacio a través de un zaguán que da paso a un patio porticado de columnas.
Los pilares son columnas toscanas sobre zócalo cuadrado. El patio es de claro estilo manchego.
Desde el patio se accede por la escalinata principal a la planta superior.
Dos brocales de piedra se abren sobre un gran aljibe.
En un ángulo del patio la escultura en hierro del Profeta Cabreado.
En la actualidad el palacio rehabilitado se utiliza como centro integral de servicios de la villa puesto que alberga el Ayuntamiento, la biblioteca, la oficina de correos, el hogar social, el salón de actos y la sala de exposiciones, entre otros.
Colegio universitario o Universidad “non nata”
Bien de Interés Cultural: Monumento, 1998
Otra de las muestras de arquitectura civil, el Colegio Universitario o Universidad “non nata” (6), de estilo renacentista primitivo de principios del siglo XVI.
El obispo Diego Ramírez inició la construcción de un gran edificio que pretendía que fuese la primera universidad de la zona sur de Castilla. El proyecto se frustró cuando el Cardenal Cisneros hizo construir la Universidad de Alcalá de Henares, viéndose obligado a abandonar el proyecto.
Se llegó a construir el cuerpo central, que es el edificio que todavía subsiste, donde se pueden observar claramente los puntos de arranque de lo que debían ser las dos naves laterales.
Paralizadas las obras el obispo lo destinó a casa para sus sobrinos.
Las cuatro plantas contaban con puertas y ventanas de sillería labrada con decoración heráldica y temática vegetal de herencia gótica, mientras que los muros eran de mampostería. En los vanos con remates semicirculares contienen bustos.
Actualmente es de propiedad privada y está destinado a hotel rural.
Iglesia del Convento de Justinianas
El convento de Justinianas (6), o convento de Santa María de Jesús, de la orden de canónigos seglares de San Jorge in Alga, fue fundado por don Antonio Ramírez de Haro, obispo de Segovia y capellán mayor de la princesa Leonor de Austria, a mediados del siglo XVI, sufriendo modificaciones a principios del siglo XVII, por orden del patrono Gil Ramírez de Arellano, alteraron su interior a la estética de su tiempo. Ambos, junto a la esposa del segundo Catalina González de Medina y Escalante, descansan en la cripta de la iglesia.
De planta rectangular de una sola nave, está cubierta por una bóveda elíptica.
Preside el templo un retablo de yeso y baldaquino de madera dorada, con la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración, patrón de Villaescusa de Haro.
A los pies, en las partes baja y alta, ventanas de celosías desde donde seguían los ritos litúrgicos las monjas.
En la parte central superior restos de pintura heráldicas en el lugar que ocupaba el órgano. Este órgano, en mal estado, fue restaurado y reubicado en la iglesia de San Pedro, como hemos visto con anterioridad.
Santísimo Cristo de la Expiración, patrón de Villaescusa de Haro.
Ruinas de la iglesia de los Dominicos (los Frailes) y zona arqueológica
Bien de Interés Cultural: Monumento, 1998
En la primera mitad del siglo XVI (1542-1547), el obispo Sebastián Ramírez de Fuenleal, obispo de Cuenca y León, sobrino de Diego Ramírez, promovió la construcción de un nuevo convento para los Dominicos de Villaescusa: el Convento dominico de la Santa Cruz (7). Las obras se extendieron hasta el siglo XVII, con las trazas de D. Francisco de Luna.
El edificio llegó a ser uno de los conventos dominicos más grandes de España, solo superado por el de Santo Domingo de Silos.
De influencia plateresca, se estructuraba alrededor de un claustro que ha puesto al descubierto la excavación arqueológica.
Sirvió de cuartel de las tropas francesas en la Guerra de la Independencia, incendiado y desamortizado por Mendizábal.
Tras la desamortización fue expoliado en beneficio del castillo de Belmonte para las obras de reforma que Eugenia de Montijo llevó a cabo en él.
Adquirido por el Ayuntamiento a principios del siglo XXI, fue declarado BIC, efectuándose un proceso de rehabilitación que se ha ejecutado en tres fases terminadas en 2021.
Avanzando por las calles de Villaescusa de Haro, sobresale ya la iglesia del convento.
Al llegar frente a la iglesia se alza majestuosa la fachada con la parte de la portada original que se conservaba.
La iglesia constituía la única parte de la edificación de la que se conservaban parcialmente los muros, pero sin techumbre, como se aprecia en las fotografías históricas.
La entrada al templo desde el exterior se efectúa por el piecero, donde se observan dos cuerpos protorenacentistas. El primero, de formato de arco de triunfo, con arco de medio punto, medallones de bustos en las enjutas y doble pilastra rectangular, con esculturas en el entrepaño.
Un entablamento decorado, y encima un segundo cuerpo con una hornacina central, dos escudos a los lados y, en prolongación con las pilastras de la base, pilastras entre las cuales se sitúa una hornacina avenerada en cada una. Una cornisa con arcos en cada extremo y, por encima, una ventana rectangular con las esquinas redondeadas en arco en derrame.
En las bases de las pilastras la representación de la vieira. Estamos en tierras de la Orden de Santiago.
El interior una espectacular planta de una nave con forma de cruz latina.
Formada por cinco cuerpos, el transepto es más ancho, y los otros cuatro forman capillas laterales a ambos lados con arcos de medio punto de separación.
Las columnas de sustentación se hallan integradas en los muros de las capillas.
La cabecera es poligonal, con una ventana de iluminación en la parte baja y dos en los laterales. El transepto mantiene la altura y las proporciones de la nave central.
La iluminación general se realiza a través de ventanas que se abren en el muro por encima del tejado de las capillas en el centro de cada tramo a ambos lados.
Lo que más admira al entrar es la solución dada a la rehabilitación.
En primer lugar, se han consolidado los restos conservados. Se han elevado los muros hasta su altura original, pero manteniendo claramente diferenciado el aparejo constructivo. Una vez reconstruida la cubierta, que por la parte exterior reproduce el modelo original, quedaba la cuestión de las bóvedas interiores del templo, de las que no pervivía ningún rastro. Se ha optado por una, a mi no experto juicio, por una solución inteligente de rememorar esquemáticamente con listones de madera un abovedado de crucería. El resultado es un espacio que impresiona.
Las fotografías siguientes quieren reflejar el resultado y el contraste alcanzados.
La zona museizada exterior del resto del convento visibiliza la estructura de lo que correspondía a las zonas al aire libre y las zonas habitadas, distinguiendo en suelos de color blanco las zonas habitadas.
Un gran claustro central, con las zonas residenciales su alrededor y otro pequeño claustro siguiendo el modelo de las plantas de los monasterios y conventos dominicos.
Antiguo pósito
Con el propósito de almacenar el grano de la cosecha, regular el abastecimiento de pan y ayudar a los campesinos con préstamos en grano y dinero, en numerosos pueblos se crearon los pósitos. En muchas poblaciones fueron obras arquitectónicas de gran calidad que se construyeron según el estilo imperante en cada época.
Fue el caso del Pósito de Villaescusa de Haro (8), promovido por el obispo Diego Ramírez de Villaescusa en el siglo XVI, haciendo incorporar su escudo episcopado en la fachada.
Edificio de dos plantas, de mampostería con las esquinas reforzadas por sillares. Los vanos principales también de sillería.
Con portada lateral con arco de medio punto moldurado, su interior conserva importantes artesonados.
Incorpora la rejería típica de la arquitectura tradicional de esta parte de La Mancha.
Tras dejar de ser usado como pósito, fue sucesivamente cárcel, escuela, salón de actos y Ayuntamiento.
Plaza de la Villeta
La plaza de la Villeta (9) constituye el centro de actividad social pública de Villaescusa de Haro.
Ubicada frente al antiguo pórtico de entrada a Villaescusa.
Era la plaza del mercado, la plaza de toros y de ejecución.
En la actualidad es una magnífica y amplia plaza, con casas bien cuidadas, que mantienen el estilo de arquitectura tradicional manchega.
Fuente de San Pedro (“fuente romana”)
En el perímetro sur de la población se muestran dos interesantes obras vinculadas a la arquitectura del agua: La fuente de San Pedro y los lavaderos públicos.
La fuente de San Pedro (10), también conocida popularmente como la fuente romana, es una obra datada en 1549.
Presenta una original estructura constructiva ya que la fuente de tres caños se hallaba situada en el fondo de una zanja, a la que se accede por unas gradas protegidas por antepechos.
Una robusta construcción de piedra y mampostería.
Estuvo en uso hasta 1969 en que se construyó la red pública de agua potable.
Lavaderos públicos. Las balsas
Desde el siglo XVIII existía en Villaescusa de Haro un lavadero público (11), conocido con el nombre popular de «las balsas«. Como es lo habitual en estos casos, se trataba de un lugar de sociabilidad de las mujeres de la villa.
Por su situación, cabe suponer que se nutría del agua de la fuente de San Pedro.
Es un recinto rectangular cerrado al que se accede por los laterales. La forma interior es de patio cubierto con tejadilla soportados por columnas.
Por un lado, se sitúa la entrada de agua.
En un lateral, el doble sistema de vaciado: Un rebosadero para mantener el nivel del agua y una compuerta para cuando se decidiese vaciar completamente la balsa.
Casa natal de Luis Astrana Marín
Una de las casas que muestran con orgullo los villaescuseros es la casa natal de Luis Astrana Marín (12).
Nacido en 1889 en Villaescusa y fallecido en Madrid en 1959. Periodista, biógrafo y ensayista, fue el primer traductor de las obras completas de Shakespeare al castellano y estudiosa de Cervantes.
Torre del agua
Una de las edificaciones que sobresale en el perfil de la villa es la antigua torre del agua (13).
Es un edificio moderno, con los dos primeros niveles de mampostería vista y el superior con un conjunto de aberturas dinámicas y la cubierta a dos aguas. Para mi gusto su presencia no desmerece del conjunto urbano.
Arquitectura popular manchega y señorial
La zona central de la villa que envuelve el conjunto monumental de Villaescusa de Haro se encuentra sumamente cuidada, y en ella podemos recrearnos en la arquitectura popular manchega.
En su importante obra Arquitectura Popular Española, Carlos Flores, en el volumen III, caracteriza la arquitectura popular de la Mancha Alta, del que extraemos algunos elementos.
Casas de una o dos plantas. Usualmente, las casas de dos plantas son casas de labor para satisfacer sus funciones; puerta de entrada a la vivienda y portalón para el paso de carros y animales; el portalón daba acceso a un patio interior destinado a aparejos, animales y construcciones auxiliares a la actividad agraria, como pajares, graneros o algares. Estas casas correspondían a familias con propiedad de tierras.
El portalón independiente podía estar situado en la fachada principal o bien en la parte trasera, con entrada por la calle posterior. Ello podía dar lugar a calles en las que un lado fuese ocupado por portalones y en el lado de enfrente entradas a viviendas, con lo que quedaban disminuidas las relaciones de vecindad.
Las casas de una planta con una sola entrada corresponderían a viviendas de jornaleros o asalariados sin tierra.
Un elemento común a las poblaciones de esta zona es una interesante rejería en las ventanas.
Un elemento que Flores destaca es la distribución de los vanos en las fachadas, que no siguen ninguna armonía desde el exterior, sino que se sitúan puramente funcionales en relación con las necesidades de iluminación de los espacios interiores.
El predominio del blanco se aplica sobre los muros de tapial, clásicamente con lechada de cal, se mantiene en Villaescusa de Haro, aunque la normativa actual permite el color tonalidad beige.
En la calle Juan Jiménez, es posible encontrar un tipo de distribución mencionada en la alineación de las entradas a las casas en que en una acera se concentran los portalones de las casas de la calle paralela, mientras la acera de enfrente comprende las entradas a las viviendas, donde quedaban reducidas las relaciones de vecindad.
Un detalle que llamó mi atención fue la presencia de ventanucos de madera junto a las puertas de entradas de las viviendas. Se trata de una simbiosis entre la arquitectura popular y las necesidades moderna, ya que cubren los cuadros de contadores de electricidad de cada casa.
Por su parte, las casonas palaciegas siguen la norma de mostrar sus muros de piedra de mampostería con esquinas de refuerzo de sillares, aplicados estos igualmente a los vanos.
Los blasones forman parte de este paisaje de casonas.
Molinos de Viento del siglo XVI restaurados
En las afuera de la localidad, sobre un montículo aireado, se ha restaurado el cuerpo cilíndrico de dos molinos de viento clásicos de La Mancha.
Estos disponían de dos entradas opuestas, formula que se utilizaba para facilitar el acceso a las funciones del molino y evitar accidentes cuando las aspas rotaban frente a una de las puertas, pudiéndose acceder por la opuesta.
En el exterior se han señalado los puntos de fijación del palo de gobierno del molino.
Castillo de Villaescusa de Haro
Bien de Interés Cultural: Monumento
A unos 2 kilómetros de la localidad se alza el castillo de Villaescusa de Haro dominando la vega del río Záncara.
El primer castillo fue construido en el siglo XIII, posteriormente destruido dentro de las disputas en el reino de Castilla.
Levantado nuevamente en el siglo XV por la Orden de Santiago, en estilo renacentista. Posteriormente se construyo una muralla exterior como barrera artillera.
Su estado actual muestra solamente las murallas exteriores.
No llegué a visitarlo.
Fin de la visita
Tras una visita guiada por el alcalde, Cayetano J. Solana, por Villaescusa de Haro, al que le agradezco sus atenciones y explicaciones, constato dos cosas.
Por un lado, el interés monumental de la villa y, por el otro, el cuidado prestado a la preservación de la morfología y arquitectura popular y tradicional manchega que rigen las normas urbanísticas.
Una pregunta que queda en el aire y que, por ejemplo, ya me planteé al visitar los pueblos de la Sierra de Albarracín (Parque Cultural de Albarracín. Teruel) es cómo pueden generar valor económico los elementos patrimoniales (históricos, arquitectónicos, paisajísticos) que contienen las localizaciones más aisladas o que ofrecen menos o ningún, servicio turístico, al tiempo que son simplemente lugares de paso.
Es decir, por un lado, cómo pueden potenciarse para ser más visitados y, por otro, qué debería hacerse para que potenciasen la economía local. Este es el reto para todos los gestores, a todas las escalas territoriales.
Bases de información
Webs
iglesiadesanpedro-culturacastillalamancha
colegiouniversitario-culturacastillalamancha
conventodominicos-culturacastillalamancha
castillodevillaescusadeharo-culturacastillalamancha
Web academic
Joan M. Ferrer Rodríguez. Los Alarcón. Descendientes del conquistador Juan de Caballón en el distrito de la Real Audiencia de Santo Domingo
Alejandro Sáez Olivares. El obispo Diego Ramírez de Villaescusa y su papel como mecenas de las artes (tesis doctoral)
Manuel Gesteiro Araújo. La propiedad de la tierra en la Mancha Baja (Cuenca)
Alejandro Sáez Olivares. Religión, política y cultura castellanas en torno a 1500. Diego Ramírez de Villaescusa y el cardenal Cisneros
Isabel Ramos Vázquez. Ordenar la ciudad: derecho y urbanismo en la Edad Moderna castellana
Antonio López de Zuazo Algar. “Cierra el pico, que hace frío” (El Cañavate, 1511)
David Gómez de Mora. La fuerza del carlismo en las zonas rurales de cuenca. Cuestiones y dudas por esclarecer
Pedro Andres Porras Arboledas. La Orden de Santiago en el siglo XV. La provincia de Castilla (tesis doctoral)