Bocairent, en la comarca de La Vall d’Albaida en Valencia, es una villa de origen árabe donde se respira autenticidad. En el trazado original de sus calles, empinadas y zigzagueantes, y en su arquitectura popular construida a lo largo de los siglos. Son excepcionales las “covetes” y el nevero excavados en la roca.
Bocairent (Valencia/València)
Bocairent. La Vall d'Albaida. Valencia/València
Comarca: La Vall d’Albaida. Provincia: Valencia/València. Com. Autónoma: Comunitat Valenciana
Coordenadas: 38°45′57″N 0°36′46″O. Altitud: 660 msnm. Población: 3.986 habitantes (2019)
Web: ayuntamiento
Declarado el barrio medieval Conjunto Histórico-Artístico Nacional en 1975
Visita: 2019
Bocairent. La Vall d'Albaida. Valencia/València
Aprovecho la estancia en el Hotel con encanto Masía La Mota, para acercarme hasta la villa de Bocairent, en la provincia de Valencia, lo que me permite atravesar el Parque Natural de la Serra de Mariola. Recorreré unos 32 kilómetros en el trayecto, invirtiendo unos 50 minutos sin paradas.
Antes de entrar en la localidad, una imagen de Bocairent me anticipa que la visita será de interés.
El asentamiento
En la cara norte de la Serra de Mariola el río Clarià abrió un barranco de erosión en la roca calcárea, mientras, un poco más al norte, los torrentes pluviales del Barranc del Picapedrer y el Barranc de les Passes también actuaron por erosión hasta confluir en el Clarià hacia el este. En medio, hasta el punto de confluencia de los dos cursos, quedó una península elevada ideal para alojar un asentamiento de vigilancia y defensivo.
Esta península elevada ofrecía protección natural en todo el perímetro, a excepción del istmo de la zona sudoeste, por las fuertes pendientes erosionadas. Esta posición geoestratégica fue aprovechada en su momento para la localización de un enclave árabe en época medieval, el castillo de Bukaïran, del que deriva el Bocairent actual.
A pesar de sus 660 m de altitud, Bocairent se encuentra rodeado de altitudes más elevadas que oscilan entre los 730 metros de l’Alt del Santo Cristo y los 956 metros de l’Alt de Sant Jaume hasta la máxima de 1.100 metres de la Torreta de Mariola.
El territorio inmediato es poco propicio para la agricultura, dadas las fuertes pendientes y la estrechez de los barrancos, pero, en cambio, ofrece una variada vegetación de carrascas, sabinas, pinos o tejos, y de plantas aromáticas.
Un poco de historia
En este territorio es manifiesta la presencia humana desde el Neolítico, y especialmente de los pueblos iberos, en concreto, en el poblado del Cabezo de Mariola. De esa época sería la escultura del León ibérico.
Por su parte, los filólogos hacen descender el nombre de Bocairent de Bocarius, lo que permitiría afirmar que tiene su origen en época romana.
Pero lo más significativo en su historia es el período musulmán. Bukauïran fue un enclave de cierta importancia, ya que era de los pocos que celebraban mercado, al tiempo que estaba especializado en la fabricación de tejido de linos y de paños blancos que lograron gran renombre.
Tras la disolución del califato de Córdoba, en el siglo XI pasó a formar parte del Reino de Taifa de Denia siendo el castillo Bukaïran uno de los más importantes de este Reino.
De ese momento es el poeta bocairentino Abu Marq Muhamar lbm Ruhaim autor de «mozarkas o jarchas» escritas en mozárabe. En 1121 formaba parte de la corte ostentando los cargos de Almojarife y Dulwizaratán.
En la imagen siguiente muestro una estimación visual del que podría ser el trazado del recinto amurallado medieval.
Jaume I la conquista en 1254 para el Reino de Valencia después de un primer intento frustrado en 1248.
En 1256, por orden del rey, el caballero Ximén Peris d’Arenós, oriundo de Tarazona, pobló de colonos cristianos i fundó las villas nuevas de Alcoy y Bocairent. Le otorgó la Carta Puebla del Castillo y la villa de Bocairent en ventajosas condiciones por emanar de la Corona, por la cual la convertia en Vila Real, tierras y casas francas de todo arrendamiento, mercado todos los jueves y la vigencia de los Fueros y Costumbres del Reino de Valencia. Fueron 320 familias las que poblaron Bocairent y sus tierras
En el momento del repoblamiento Bocairent conservaba el trazado de sus calles, propio del urbanismo islámico.
En 1416 revertió en Alfons V, convirtiéndola en Villa Real.
Mantuvo la tradición de la industria textil que la llevó a ser considerada Real Fábrica de Paños por Felipe II en 1587. Significa que durante el periodo de los siglos XVI-XX, fue una de las más pobladas e industriosas del Reino de Valencia en el ramo textil lanero.
La revolución industrial incidió sobre los trabajos textiles, que se realizaban en las mismas casas, al tiempo que pervivían las tareas de la huerta y el cuidado de los animales.
Hasta la década de 1960 la actividad textil estuvo en expansión, a partir de cuyo momento inició su decadencia, pero se mantiene una actividad industrial más diversificada.
En los últimos tiempos el turismo se ha ido incorporando como una nueva actividad económica.
Recorrido por Bocairent
Hasta la Plaza de l’Ajuntament
Al llegar a Bocairent aparco en los alrededores de la calle Gabriel Miró (1).
Desde este punto obtengo una primera imagen del núcleo medieval, dominado por la Iglesia de la Asunción.
Al comparar con una imagen de 1920 aproximadamente, constato que el núcleo medieval no ha cambiado arquitectónicamente. Solo un nuevo bloque de viviendas, fuera del perímetro por donde debía pasar la muralla. El bloque del primer término ya existía en aquel momento.
Por lo tanto, lo que podré observar durante el recorrido será auténtico. No es una villa reconstruida como otras que están en el circuito turístico.
En la calle Sant Agustí, nº 8-10 (2), tenemos una muestra de la industrialización textil, en el edificio de la fábrica de Tejidos Juan Mestre Asensio, ahora cerrada.
Si desciendo por la calle Joan de Joanes, a la izquierda llego a la plaza Joan de Joanes.
Un edificio en el nº 21 (3) me pone en contacto con la tradición de las fiestas de Moros y Cristianos desde 1860, como reza el cartel de la puerta. Es la sede de la Associació de Festes Moros y Cristians Sant Blai. A su vez es la sede del Museo Fester (Fiestero). Como se puede ver, estaba cerrado.
Si tomásemos enfrente la calle de la Abadía, nos llevaría hasta el barrio medieval y la Iglesia subiendo por una empinada calle.
A continuación, aparece el Portal de l’Arc (4), original acueducto con arco de medio punto realizado con sillares de piedra en el siglo XVI y utilizado para llevar el agua a la villa. El aspecto moruno actual corresponde a una reforma del historicismo romántico efectuada en el siglo XIX.
El arco da entrada a la plaza de l’Ajuntament (Ayuntamiento) (5), con la Iglesia Parroquial de la Asunción sobresaliendo al fondo.
Las altas casas, de 8 y 9 niveles del lateral derecho tienen esta gran altura para cubrir el desnivel de la calle de l’Abadía que sube por detrás de ellas, donde asumen 2-3 plantas desde el nivel de la calle.
En estas localidades, las plazas centrales acostumbran a estar despejadas de jardines y mobiliario urbano para dejar espacios diáfanos en los que se puedan desarrollar sin estorbos las desfiladas.
En el lado izquierdo se sitúa el edificio del Ayuntamiento, y la Oficina de Turismo.
Calle Ruta de les Covetes
A la entrada de la plaza de l’Ajuntament, la segunda bocacalle a la izquierda corresponde al camí del Sant Crist, para seguir por el circuito exterior de la muralla.
Debo girar por la primera calle a la derecha, pero desciendo un tramo del camino de la Ermita del Sant Crist, entre edificios que corresponen a antiguas industrias y que en este tramo acogen tres filaes (6).
Al presentar el Post sobre Alcoy, ya vimos que una filà es una agrupación de personas constituida con el fin primordial de tomar parte activa en la celebración de la Fiesta de Moros y Cristianos, donde desfilan en fila en un mismo frente “codo con codo”.
Retrocedo para tomar la calle Ruta de les Covetes.
Este recorrido sigue un camino exterior al circuito amurallado de la parte noroeste, sobre la confluencia de los torrentes pluviales del Barranc del Picapedrer y el Barranc de les Passes, hasta enlazar en el extremo norte con el río Clarià.
Bocairent contaba con un cerramiento defensivo que no bordeaba todo el perímetro de la villa, construido con posterioridad, en el siglo XIII, y del que quedan escasos restos.
En algunos tramos los edificios, construidos sobre importantes desniveles, hacían las funciones de muralla.
Cabe suponer que este tramo debería ser uno de estos tramos.
Enfrente, el barranco con la Ermita del Sant Crist (7) a 730 msnm. La ermita, construida en el siglo XVI, consta de tres edificios: el hostal, que fue un antiguo convento, la casa del cura, y la iglesia de estilo gótico, con el campanario adosado.
Por el camino se encuentran las estaciones del Calvario.
Para llegar a ella debe atravesarse un puente ojival (8) en el fondo, y ascender por un empinado y zigzagueante camino.
Covetes dels Moros
Al girar el camino hacia levante, aparece al frente, al otro lado del barranco, un risco calcáreo de pared vertical con una serie de orificios rectangulares. Se llega a un mirador, con una caseta donde se venden las entradas para acceder a las distintas cuevas.
Son de las Covetes dels Moros (cuevecitas de los moros) (9). En la zona se encuentras otros ejemplos de cuevas artificiales colgadas o aéreas a altura inaccesible. Por ejemplo, hay en Pou Clar de Ontinyent o Bancal Redó en Alfafara.
Es posible visitarlas y desplazarse por su interior. Hay que descender al fondo del río, y ascender por una escalera metálica exterior hasta una de las ventanas que permite acceder al interior. Al final del recorrido interior, otra escalera permite la salida. Se recomienda estar en buena forma física y vestir ropa y calzado adecuado.
La prudencia me aconsejo conformarme con observar las ventanas desde la distancia. Un poco más adelante tendría ya ocasión de visitar las Covetes del Colomer.
Se trata de un grupo de cuevas-ventana o cuevas artificiales con orificios en forma de ventana, colgadas en medio de un risco rocoso.
Consta de una cincuentena de ventanas que dan acceso a otras tantas cámaras, así como de nueve ventanas más, inacabadas. Las ventanas se disponen en 3-4 niveles, pero sin formar “plantas regulares”. Probablemente la mayoría de estas cámaras fueron concebidas para estar aisladas, al menos inicialmente, ya que todas tienen argollas de anclaje para cuerdas y dispositivos para empotrar puertas-marco, pero en la actualidad están todas intercomunicadas por aberturas en las paredes que también parecen antiguas, así como por “pozos-chimenea” para salvar los desniveles.
En las Covetes del Colomer, que presentaré más adelante, se muestra una maqueta de un corte vertical interior que representa la forma como actualmente están interconectadas las cámaras.
Las interpretaciones de estas cavidades han sido muy diversas a través del tiempo: cámaras sepulcrales de épocas antiguas, bodegas, cenobios visigóticos… y difíciles de datar. Tras varias prospecciones arqueológicas, aún no completadas, se puede asegurar que se trataba de graneros-almacenes de seguridad realizados en épocas andalusí o hispano-árabe que servirían a determinadas comunidades campesinas de las proximidades, probablemente de ascendencia bereber. Corresponderían a un momento muy preciso, aún por determinar con exactitud, entre los siglos X-XI.
Cava de Sant Blai
En el mismo lugar donde comienza el camino hacia las Covetes, se sitúa el acceso a una de las construcciones más interesantes de Bocairent, la Cava de Sant Blai (10), antiguo nevero. Entrar en él me dio la sensación que entraba en la “catedral del hielo”.
Se trata de un enorme depósito de planta circular, empleada para la producción de hielo.
Se accede por la acequia de salida de aguas. Debe descenderse, dado que la urbanización exterior posterior elevó el nivel de la calle.
Situémonos en el interior. El espacio es sobrecogedor. El depósito es un cilindro excavado en la roca de 7,70 metros de diámetro y 11 metros de profundidad, con cubierta hemisférica (parte de mampostería y un tercio de la cúpula excavada en la roca).
Presenta una puerta a nivel superior y una abertura que permite acceder a los neveros desde el exterior y por donde se introducía la nieve.
Una escalera metálica moderna permite ascender por el interior hasta esa puerta y poder disponer de una imagen del gran cilindro.
En el fondo se aprecia un sistema de canaletas excavadas en la roca que convergen hacia la puerta de una galería de desagüe.
La galería inferior, de 20 metros de longitud, presenta en una de sus laterales una acequia para desagüe del agua producida de la fusión de la nieve. Esta galería es hoy el acceso turístico al interior de la cava.
El aprovechamiento del frío natural favoreció el desarrollo del comercio de la nieve, que tuvo su máximo esplendor entre los siglos XVIII y XIX. El comercio de la nieve de Mariola se destinaba al abastecimiento de las ciudades de las comarcas de los alrededores.
En la base de la Cava unos paneles explican la historia de La Nieve y las Cavas en occidente.
Calle de Mossén Hilari, lado este
A la salida de la Cava de Sant Blai, prosigo por el camino hasta llegar a la calle de Mossén Hilari y continuar bordean el exterior de la población medieval.
Aquí se encuentra la fuente de la Ferrería o de los Manyàs (11), denominada así por hallarse en la zona donde se concentran muchos trabajadores de este oficio.
El sobrante de agua se dirigía, por una acequia excavada en la roca, a regar los huertos.
Antes de entrar en el centro urbano por la calle de Sant Joan continuo por un camino que lleva al puente de Darrera Vila (de detrás de la villa), uno de los caminos de llegada a Bocairent por el lado este, para alcanzar las Covetes del Colomer.
En este punto del camino, los comerciantes que llegaban a Bocairent los días de mercado tenían que pagar un arancel a un cobrador que se situaba en esta zona, llamado “el consumer”. Para protegerse del mal tiempo se excavo una caseta en la roca que se la conoce como la Cueva del Consumer (12).
A la izquierda un sendero lleva a las Covetes del Colomer.
Covetes del Colomer
Las Covetes del Colomer (13) permiten conocer el interior de una de estos recintos excavados en la roca con ventanas hacia el exterior.
Es un espacio rehabilitado en 2011 después de un desprendimiento de una parte de la pared exterior de la roca.
La Coveta acoge el Centro de Interpretación de les Covetes dels Moros, un espacio de información y divulgación sobre el conjunto de las cuevas-ventana de la cabecera del río Clarià, la zona donde más abundan estas estructuras, entroncándolas con la zona pre-sahariana del Magreb. Un audiovisual completa esta información. Es un espacio accesible para todos los públicos.
Conforma un espacio de recorrido lineal continuo, con salida al exterior.
En su origen, se supone que cada cueva estaba aislada y que se accedía a través de su ventana.
Gracias a su accesibilidad, este espacio siguió utilizándose después de la etapa musulmana hasta prácticamente nuestros días: como almacén agrícola, como establo, como refugio durante la Guerra Civil o como palomar para la cría de aves. La remodelación a cada nueva función ha derivado en el espacio continuo comunicado actual.
Al final del recorrido interior, una escalera metálica permite la salida al exterior y descender hasta el Pouet de Sant Vicent Ferrer.
También permite ver de cerca el exterior de la Cueva que acabo de visitar, con sus ventanas.
En la parte inferior el Pouet de Sant Vicent (el pocito de Sant Vicent), hay una fuente de la cual se dice que siempre brota agua, y a la que se atribuyen propiedades medicinales.
Según la leyenda Sant Vicent se refugió en esta cueva y al escurrir su capa mojada sobre las rocas, nació de una de sus oquedades este Pouet.
Regreso hasta la calle de Sant Joan.
De calle Sant Joan hasta la Iglesia
Una primera parte del recorrido por la villa medieval, hasta la Iglesia Parroquial de la Asunción de Nuestra Señora, lo realizaré callejeando por esta zona más antigua de la villa medieval. Dado que la orografía obliga a desvíos y recovecos, lo mejor es seguir la atracción que en cada momento ejerza la visión de las callejuelas al ir pasando por ellas.
No me detendré mucho en señalar los puntos exactos de las fotografías, pues todo el recorrido es digno de admirar.
Ahora podré constatar la impresión inicial de que la arquitectura que iré observando es original, y en muchos casos con poca rehabilitación para “ponerla bonita” como en muchos otros lugares turísticos. La sensación que se va obteniendo es de autenticidad.
Como sabemos, desde el siglo XI al siglo XIII Bocairent se constituyó en un importante núcleo de población islámica. En la parte más elevada existen vestigios de una fortaleza islámica que tras la reconquista de la población por los cristianos fue aprovechada como castillo y con el paso del tiempo sobre ella se erigió la actual Iglesia parroquial.
Me enfrento a un urbanismo de adaptación a una orografía con fuertes pendientes. No sé si es un urbanismo árabe, como se le califica, o un urbanismo de necesidad. Del urbanismo árabe echo en falta las calles cerradas que en la práctica constituían patios de casas abiertos.
El recorrido hasta la Iglesia comienza en una de las calles más antiguas y principales de la villa medieval. Al entrar en la calle Sant Joan (14) el primer tramo sigue por el interior del muro de la muralla, pero sin que sea una gran obra. Me imagino que en este punto debía haber la puerta de acceso desde el puente de Darrera Vila.
En el nº 32 tenemos la Ermita de Sant Joan (15). Un pequeño templo que fue el primero que se construyó en época cristiana, en el siglo XIII, sobre una mezquita. La orientación es hacia el sur, adaptada a la mezquita previa.
Ha sufrido muchas modificaciones. Una cerámica y una pequeña espadaña con una campana son las únicas muestras de que se trata de un templo.
El recorrido continúa ascendiendo.
Una curiosidad práctica. Para poder subir materiales y maquinaria para la obra de rehabilitación del edificio de enfrente, han suavizado el desnivel de los escalones con rampas provisionales de cemento. ¡Hay que ingeniárselas!
Una característica de Bocairent son la gran cantidad de fuentes repartidas por toda la localidad. En el siglo XVIII dentro del plan de “Año 1794 del Caudal Publico de la Villa” se procedió a una temprana canalización de agua potable por el área urbana. Se contabilizan 11 fuentes existentes actualmente.
Esta fuente está situada en la Placeta de la Cova. El sobrante de agua se dirigía a regar los huertos de los bancales del exterior.
Otras de las fuentes que podremos encontrar en el recorrido mantienen el mismo estilo.
Esta situada en la esquina de la calle Mare de Déu d’Agost.
La fuente de la calle Sant Joan servía también para los tintes de lana que se realizaban en las casas.
Ya en la parte alta se encuentra la fuente de detrás de la Iglesia. Su ubicación original era el Matadero, pero en 1996 se decidió su traslado a esta ubicación para que se pudiese apreciar su belleza en un lugar más céntrico.
En la calle Sant Joan se conserva la casa del poeta Abu Mark Muhamaj Ibn Ruhaim (16) (1070-1121), una de las personalidades nacidas en Bocairent y que alcanzó gran fama en la corte almorávide de Sevilla.
Hay que continuar la ascensión.
Un momento de respiro lo podemos encontrar en la placita de Sant Vicent (17).
Ya he hablado de la antigua especialización de Bocairent en la industria textil de lana para la fabricación de paños (draps). Se tiene noticia de que ya en el siglo IX la población árabe de Bocairent se dedicaba a la fabricación de paños, en la que la proximidad del río para disponer de agua era fundamental. Sabemos que en 1587 Felipe II estableció la Real Fábrica de Paños y se doto a la villa del “Llibre del Privilegis” consistente en la reglamentación corporativa de las actividades artesanales textiles preexistentes. En aquella época Bocairent contaba con 200 telares.
Los artesanos producían en sus casas, como en esta Cova de la Premsa (cueva de la prensa).
Avanzo por las calles Cantarería y Verge d’Agost.
Llego a la Calzada Excusada. Es una antigua puerta y callejón de acceso al barrio medieval que salva el desnivel entre dos calles y permitía, una vez cerradas las puertas principales de la muralla, el acceso a través de esta puerta secundaria.
Alcanzo, por fin, la plaza de Sant Pere, junto al ábside de la Iglesia.
Iglesia Parroquial Assumpció de Nostra Señora
La Iglesia Parroquial Assumpció de Nostra Senyora (18), fue construida sobre el antiguo castillo árabe, y consagrada en 1516. Originariamente de estilo gótico, fue posteriormente adaptada a los gustos barrocos. Con dos entradas, una por el lado de la epístola, fechada en 1704.
El campanario, de estilo barroco valenciano, tiene una altura de 41 metros, con un reloj de 1777.
No está abierta los días laborables.
La otra entrada es por los pies del templo, al lado de la torre campanario.
La torre campanario sufrió graves daños por el terremoto de Montesa, y fue reedificada en 1766.
Hasta la Muralla Antiga y Portal de l’Aigua
La continuación de la ruta será de descenso, entrando por la calle de l’Abadia.
También esta zona se hallan distribuidas fuentes, como la fuente de l’Escaleta, también de 1793. Proporcionaba agua a los lavaderos públicos y al aljibe medieval que da nombre a la zona.
El lavadero de l’Aljub (aljibe) (19) es el único lavadero urbano que se conserva en Bocairent, rehabilitado recientemente.
La Ermita de la Mare de Déu dels Desemparats (20), es del siglo XIX. El detalle curioso es que está situada en el segundo piso de una vivienda que, debido al desnivel, tiene su entrada por la parte inferior del desnivel del terreno.
De fachada alarga, con una espadaña y una campana, fue restaurada en 2007.
Llego al espacio del casco histórico en la zona llamada muralla antigua (21) junto al barrio del Muret recientemente restaurado.
La zona también se la conoce como Torre de los Portugueses, por ser el escenario del asedio a Bocairent por las tropas borbónicas durante la Guerra de Sucesión (1702-1715). La Villa, que opto por el Archiduque Carlos de Austria, estuvo defendida con ayuda de tropas portuguesas, hasta su rendición en 1707.
Una antigua escalera de reciente aparición permitía el acceso a las huertas, a través de una torre que posibilita conectar el nivel superior con el inferior a extramuros en el que discurre una antigua acequia excavada en la roca.
Se han urbanizado y ajardinado las huertas para destinarlas a jardines de uso público.
Vuelvo a encontrarme extramuros, ahora en el extremo sudoeste.
Llego al antiguo portal de acceso a la Villa popularmente conocido como Arquet de Sant Blai (22), del siglo XVIII.
Y me despido de la villa medieval frente al portal de l’Aigua (4).
Plaza de Toros
Una obra de la que están orgullosos los bocairentinos/as es de la plaza de Bous (Toros).
Es la más antigua de la Comunidad Valenciana, del año 1843, con un aforo de 3.760 localidades.
Fue promovida por el industrial Manuel López Rovira, creando una sociedad con 77 accionistas. durante un año de crisis del sector textil, hecho que dio trabajo a los obreros y de esta forma, a pico y pala, nació la plaza.
Se la considera única en su género por estar excavada en su mayor parte en la roca. La configuración montañosa del terreno dota a la plaza de una peculiar distribución, que hace que a las 5 puertas de acceso se pueda acceder a pie de calle, tanto a la puerta de arrastre como a los palcos presidenciales en la zona más alta.
La entrada de los espectadores se produce de arriba hacia abajo.
El palco presidencial está adornado con un alto relieve del artista Vicente Pallardó dedicado a Rafael Molina Lagartijo.
La fuente de la Canaleta y patrimonio industrial
En el camino de partida, al atravesar el río Clarià, encuentro unos últimos testigos del agua y de la historia de la industria lanera local al final de la calle Baixada a la Canaleta (24).
La industria lanera requiere mucha agua, por ello, en las localidades lanera encontraremos una parte del proceso ubicado junto a los ríos locales, donde también se podía aprovechar la energía hidráulica. En este caso observo los locales de la Industria Lanera de San Joaquín, un vestigio del patrimonio industrial, y su relación con el curso fluvial.
Y me despido de la última fuente que encuentro en el camino, la Fuente de la Canaleta.
Este sería un buen punto para iniciar un recorrido por el sendero urbano del Río Clarià, de 700 metros.
Fin de la salida
Ha sido una visita con aroma de autenticidad. Mi sensación ha sido la de que, sin contar con edificios de arquitectura convencional de relevante valor artístico -aunque sí las extraordinarias covetes y la “catedral” de la nieve-, me he hallado en un conjunto vivo que se ha ido rehaciendo a lo largo de los siglos hasta la actualidad, sin que haya sido atrapada por la “rehabilitación turistizadora” de su conjunto medieval.
Su arquitectura es popular, no por seguir un modelo, sino por ser la que a lo largo del tiempo han ido precisando sus habitantes.
Lo que si parece permanente es el urbanismo adaptado a una orografía de fuertes pendientes en una península excavada por los cauces fluviales sobre el sustrato calcáreo.
Un mea culpa sobre la intencionalidad de mi visita. Me he dejado llevar por lo “medieval” y no he sabido aprovechar toda la historia de la localidad.
La expansión urbana más allá del núcleo medieval es lo suficientemente rica como para merecer que como turistas apreciásemos la expansión urbana y la implantación industrial que todavía pervive.
Es verdad, que la información sobre la historia y el urbanismo completo total de la villa hasta nuestros días, si existe, no esta al alcance del visitante. Ni el Ayuntamiento, ni Internet, no aportan casi nada.
Para haber sido, como en algún lugar se dice, “una de las poblaciones más pobladas e industriosas del Reino de Valencia durante el periodo de los siglos XVI-XX”, la historiografía no muestra evidencias accesibles para el público en general.
Pido disculpas por si estas afirmaciones son fruto de mi impericia a la hora de buscar información.
Tampoco estuve de suerte con los museos. En Bocairent existe una buena serie de museos: el Museo Arqueológico Municipal, el Museo Fiestas de Moros y Cristianos, El Museo Municipal, el Museo de Oficios y Costumbre, el Museo de la Evolución Paleontológica y el Museo Parroquial. Pues ninguno estuvo a mi alcance un día laborable.
En general en toda España, las autoridades culturales y municipales podrían plantearse unas políticas de empleo que potenciasen la apertura de los museos todos los días de la semana. Cada vez más personas nos movemos evitando precisamente los fines de semana. Ya se que los recursos son escasos, pero me pregunto si están bien usados, con eficiencia y eficacia.
Políticas de turismo y de desarrollo rural deberían coordinarse.
Me permito poner tres ejemplos de actuaciones que hecho en falta en mi experiencia como turista con uso mínimos intereses culturales: Potenciar las webs municipales con información turística de calidad y exhaustiva, no para salir del paso como parecen muchas de ellas. Redacción de monografías, simples pero rigurosas y de información exhaustiva, sobre las localidades, monumento, museos. Apertura, de museos todos los días de la semana, incluidos los lunes. Siempre buscado hacerlas atractivas para incitar al público a su uso y consumo.
Todas ellas generarían empleo de calidad. Quizás no permitan a las autoridades el lucimiento de la inauguración de ciertas obras públicas, con su plaquita correspondiente, pero que podrían ayudar a fomentar la cultura general. Como en unos pocos lugares he visto, un encargado de museo puede hacer otras tareas, por ejemplo, ser también el punto de información turística, u otras administrativas que la informatización posibilita.
Hay que volver a poner los pies en el suelo. Os deseo una buena visita a Bocairent, y que llenéis las lagunas que he dejado.
Bases de información
Webs
Webs academic
J. Navarro Cabanes, Bocairent. Geografía e historia
F. Franco Sánchez, Estudio comparativo del urbanismo islámico de seis poblaciones de la Vía Augusta Sagunto/Xattva/Orihuela y Ontinyent/Bocairent/Beneixama
J. Castelló Mora, Financieros de Bocairent
S. Gómez, El moro de la tradició i la festa de los comarques mariolenques
I Jornades del Parc Natural de la Serra de Mariola. Patrimoni cultural: arquitectura rural
T. Pérez Medina, El gobierno local del agua en las huertas del río Vinalopó durante la época moderna
M. González Simancas, Les Casetes dels Moros del alto Clariano