El castillo de Ampudia (Palencia) ofrece la posibilidad de recorrer un castillo-palacio castellano del siglo XV, completo en todas sus instalaciones, exteriores e interiores. Además, está expuesta la Colección Eugenio Fontaneda de arqueología, arte y etnografía.
Castillo de Ampudia (Palencia)
Castillo de Ampudia. Tierra de Campos. Palencia
- Costanilla de Santiago, s/n, 34191. Municipio: Ampudia Comarca: Tierra de Campos. Provincia: Palencia. Com. Autónoma: Castilla y León
Coordenadas: 41°54′46″N 4°47′00″W. Altitud: 840 msnm. Población: 600 habitantes en el municipio (2021)
Web: castillodeampudia.es
Monumento Nacional desde 1931
Visita: 2021
Índice
Castillo de Ampudia. Tierra de Campos. Palencia
Un poco de historia del castillo de Ampudia
La visita al castillo de Ampudia
La Colección Eugenio Fontaneda
Salas de arqueología, arte sacro y juguetes
Salas de etnografía y artes populares, farmacia y sala de armas y de música
Castillo de Ampudia. Tierra de Campos. Palencia
Desde Concejo Hospedería era imprescindible acudir a visitar algunos de los innumerables castillos de la zona. En esta ocasión me dirigí al castillo de Ampudia, a media hora de distancia, que ofrecía las características de ser un castillo totalmente reconstruido, con la edificación interior también completa, además de alojar la Colección Eugenio Fontaneda.
Territorio e historia
Estamos en la Tierra de Campos palentina, en la Meseta Norte que durante siglos fue territorio de frontera con el río Duero como eje y que, a partir del siglo XIV, desplazada definitivamente la frontera con lo reinos musulmanes hacia el sur, devino un ámbito de asentamiento de señoríos feudales y luchas nobiliarias y con la realeza.
En este sentido, fue zona estratégica como frontera entre los reinos de León y Castilla. De ahí la proliferación de castillos en los Montes Torozos, como el de Ampudia.
Aun cuando pierdan gran parte de su función defensiva, en los siglos XV y primeras décadas del XVI veremos un periodo de auge en la construcción o remodelación de nuevos castillos, pero ahora de características de castillo-palacio, como expresión de poder de la nobleza castellana.
Como señala José Avelino Gutiérrez González (p. 41), diversos factores políticos motivan el ascenso de la nobleza castellana desde el último tercio del siglo XIV que se manifiesta en su dominio feudal a través de las construcciones defensivas. Prolifera ahora un nuevo tipo de fortificación surgida en el medio rural en distintos señoríos, ya como residencia del señor y su familia, ya como residencia de sus administradores y para percepción de rentas, sin despreciar las funciones militares: levantamientos y movimientos antiseñoriales, presión de concejos, señoríos rivales o monarcas que apremian repetidamente su derribo y prohibiciones de construcción nuevas.
El castillo-palacio devendrá la manifestación visual del poder de los señores ante los pares, ante el rey y ante los súbditos. El modelo será el de castillo-residencia feudal, dotado de elementos civiles que hacen más cómodas las estancias militares: torres del homenaje dotadas de hogares y cocinas, salones palaciegos, servicios higiénicos, capillas, detalles ornamentales, etc. Al mismo tiempo que se introducen ahora nuevos elementos de tiro y defensa, como los matacanes, puentes levadizos, ladroneras, garitas, etc.
Asimismo, se produce una tendencia al emplazamiento en el llano, en el propio dominio rural, abandonando las altas cumbres de los castillos alto y pleno medievales.
Estos siglos verán florecer estas construcciones por todo el Reino de Castilla (ver los posts de los castillos de: Encinas de Esgueva (Valladolid); Guadamur (Toledo) o Belmonte (Cuenca)). Más concretamente, para estas tierras se puede hablar de una etapa en que la construcción de gran parte de estos castillos se adscribe a una tipología que ha dado en denominarse la «escuela castellana» o “escuela de Valladolid” según los autores, entre los que se encuentran el castillo de Ampudia.
Un poco de historia del castillo de Ampudia
Previo al actual castillo del siglo XV la villa de Ampudia ya contaba con una fortaleza de estilo gótico. En el edificio aun quedan rastros de la edificación primitiva.
Hasta mediados del siglo XIV, Ampudia aparece generalmente como lugar de realengo, con excepción de ciertos periodos en que algún soberano cede la villa a eventuales señores, como ocurrió con los señores de Meneses, mientras que entre 1397 y 1415 está en manos de don Sancho de Rojas, obispo de Palencia, aparece como poseedor de Ampudia, y ya en 1419, ahora con don Sancho de Rojas como arzobispo de Toledo, el rey Juan II de Castilla hace donación de las villas de Ampudia y Villacidaler a favor de Pedro García de Herrera, sobrino del arzobispo, quedando vinculando de forma estable el señorío de Ampudia a esta familia.
El castillo señorial
A partir de ese momento es cuando se inicia la construcción del actual castillo.
Si estos castillos eran manifestación de poder ante sus súbditos, en el caso de Ampudia a principios del siglo XVI, en manos de Pedro de Ayala, conde de Salvatierra, nieto de Pedro García de Herrera, aplicaba una política despótica, lo que le llevó a mantener numerosos pleitos con los vecinos.
Una fecha para los anales del castillo fue la del 2 de noviembre de 1517, cuando el entonces rey y futuro emperador Carlos V, en su primer viaje por España tras su designación real, pernocta en el castillo de Ampudia.
En 1521 el castillo de Ampudia vivirá unos días en su papel de fortificación militar en un hecho de armas. Será durante la Guerra de los Comuneros, cuando en la mañana del 15 de enero, las tropas del emperador toman la villa y el castillo de Ampudia.
Los comuneros reaccionan en favor de su aliado el conde de Salvatierra y señor de Ampudia, y disponen una contraofensiva. En la mañana del día 17 el ejército comunero recupera el castillo y los dominios del Conde de Salvatierra. Los Comuneros fueron derrotados por completo el 23 de abril en Villalar.
Cuatro años más tarde, en 1525, Atanasio de Ayala y Rojas, hijo del conde de Salvatierra, recupera parte del feudo que su padre perdió después de la derrota comunera. Dada su minoría de edad queda bajo la tutela del condestable de Castilla, Inigo Fernández de Velasco.
El sino de la época. Las poblaciones se ven beneficiadas o perjudicadas, sobre todo en los periodos de guerras sucesorias, al estar adscritas a un noble con sus señoríos y castillos, a uno de los bandos.
Según las costumbres de la época, en 1525, tras la derrota de los franceses en la batalla de Pavía, el rey de Francia Francisco I, cautivo en España, se ve obligado a firmar el Tratado de Madrid, por el cual debe entregar a sus dos hijos mayores, el delfín Francisco, y Enrique, duque de Orleans, al Emperador que los retendrá en tanto que aquél resuelva las condiciones acordadas para su liberación. El Emperador confía la custodia de los llamados «delfines» de Francia al condestable. En el peregrinar de los príncipes las posesiones de los Velasco durante los meses de febrero, marzo y abril de 1528, el castillo de Ampudia cobija a tales regios prisioneros.
Entre 1602 y 1606 se convierte en señor de pleno derecho de la villa don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, duque de Lerma. Siendo éste válido del rey Felipe III, así como la proximidad de Ampudia a Valladolid, tuvo como consecuencia la presencia del Rey y de la Corte en esta villa en diversas ocasiones.
Abandono de los castillos señoriales
Este tipo de castillos fue perdiendo su función defensiva, pero se mantienen sus elementos simbólicos (matacanes, garitas, almenas) para ofrecer imagen de poder, y especialmente mirando hacia la población, como manifestación y recordatoria de poder y señorío ante sus súbditos.
En 1625 hereda el mayorazgo de la Casa de Sandoval el nieto del Duque de Lerma, quién había sido nombrado primer conde de Ampudia. El traslado de la corte a Madrid y el crecimiento de ciudades como Sevilla por sus puertos conectados con las Américas, provoca el traslado de gran parte de la nobleza hacia el sur de la península, causando al cierre y posterior abandono de numerosas fortalezas y palacios nobiliarios, como ocurrió con este castillo.
El castillo avanza en un estado de abandono creciente y pasa a ser ocupado por varias familias sin hogar a inicios del siglo XX.
El conjunto arquitectónico pierde la torre del ángulo noroeste en 1921. Se atribuye su derrumbamiento a la suma de los movimientos del terreno realizados en torno al castillo con el fin de horadar bodegas subterráneas donde producir el vino, y a los efectos del clima sobre los deteriorados muros del castillo.
En la foto histórica se veía todavía la torre al fondo a la derecha.
Entrada a una de las múltiples cuevas que se fueron abriendo alrededor del castillo.
En la campaña iniciada por el gobierno de la República para la preservación del patrimonio, en 1931 el castillo es declarado Monumento Nacional.
La reconstrucción del castillo
Pero hasta 1960 el edificio es sometido a un proceso constante de expoliación, dejándolo sin ningún elemente de madera, a lo que se suman los efectos meteorológicos.
Será en 1960 cuando el industrial palentino Eugenio Fontaneda Pérez, adquiere el castillo de Ampudia a Araceli de la Lastra, condesa de la Granja. A partir de ese año, y hasta 1968, asume la reconstrucción de la fortificación por cuenta propia. Según se nos dice, el criterio rector aplicado fue de mínima intervención, tratando de no inventar nada y seguir los dictados de la propia fortaleza y edificios similares de la zona. En aquellas partes en las que hubo que añadir materiales nuevos se buscó que éstos fuesen fácilmente identificables sin tratar de ocultarlos, pero buscando que su presencia fuera discreta y no implicarse conflictos de índole estético.
Como otros castillos (Belmonte en Cuenca), el castillo de Ampudia fue uno de los escenarios de la película El Cid de Anthony Mann, con Charlton Hestony Sofía Loren.
En 1970, Eugenio Fontaneda y su esposa María Teresa Berthet, deciden trasladar desde Aguilar de Campoo su colección de arte y antigüedades a las estancias de este castillo, que se ofrecen a la contemplación del visitante.
Tras el fallecimiento en 1991 de Eugenio Fontaneda, actualmente, el castillo de Ampudia es gestionado por una Fundación presidida por su viuda María Teresa Berthet Monet y con el resto de sus cinco hijos.
Se trata, por tanto, de un castillo particular, abierto al público para su visita y la de la colección Eugenio Fontaneda que reúne arqueología, etnografía, arte sacro, armas, aparatos musicales, juguetes y una completa farmacia.
La visita al castillo de Ampudia
Antes de nada, es importante señalar que nos hallamos ante un castillo que de un estado ruinoso pasó a ser restaurado completamente con la única finalidad de restituirlo lo más fielmente posible a su forma como era el castillo señorial del siglo XV, recuperando su carácter y autenticidad, para devolverle su esplendor histórico. Los posteriores usos como vivienda y espacio expositivo no han alterado el edificio. Por consiguiente, iniciaré la visita con la idea de que voy a adentrarme en un edificio lo más similar posible a como era originalmente.
El castillo se halla situado en el extrarradio por el lado de poniente de la población de Ampudia, en los Montes Corozos, en la Tierra de Campos palentina. El castillo gótico es del siglo XIII y fue reformado en castillo-palacio en el siglo XV, entre 1461 y 1488, por iniciativa de García López de Ayala, señor de Ayala y Salvatierra.
En el lado de poniente de la barrera de la villa se sitúa el castillo que, a su vez, dispone de un doble cerramiento. Ocupa las laderas de un hoyo poco propicio a la defensa.
La fortaleza propiamente dicha está defendida por una antemuralla que la rodea por la parte que da al interior de la cerca de la población, por los lados norte, este y sur, existiendo una especie de glacis entre la antemuralla y las primeras construcciones del caserío, mientras que el lado oeste en contacto con el exterior la defensa la efectúa el alto muro de poniente del castillo conjuntamente con la torre del homenaje.
Todos los alrededores del castillo, incluido el glacis, fueron posteriormente horadados, incluso por debajo de la fortaleza, para construir cuevas para la conservación de vino.
La antemuralla es de mampostería rematada con almenas de sillería. Presenta tambores cilíndricos de defensa en las esquinas y en los lienzos de muralla.
Por su parte, el castillo presenta planta trapezoidal y tenía cuatro torres, una en cada esquina, con los muros de sillería. La torre noroeste ya he indicado que se hundió y no ha sido reconstruida.
Todos los muros del recinto están almenados.
Está encarado hacia levante, dominante sobre la población.
Recorrido por el exterior
La llegada al castillo se efectúa por el lado sur, siguiendo la traza de la cerca que protegía el caserío de Ampudia. Por el camino desde la población se pasa junto a los dos únicos cubos de la cerca (C1, C2) que se conservan semiderruidos.
La cara sur de la fortaleza presenta en primer término la antemuralla con el tambor más meridional, que en esta parte se extiende en forma triangular. Del castillo se observa una de las dos torres de la fachada a la derecha y, a la izquierda, en la esquina occidental, la gran torre del homenaje sobresaliendo de los lienzos de los muros.
La torre del homenaje es un prisma de base rectangular de 12×16 metros y más de 30 metros de altura, construida con sillares.
Los muros son completamente lisos, sobresaliendo únicamente ligeramente las líneas de almenas con troneras. Excepto en la cara que da sobre la entrada y el caserío, que contienen una ventana conopial en el último nivel, los otros tres solo disfrutan de una abertura de tipo aspillera en todo el muro. Me queda la incógnita de saber cómo resolvían los temas de iluminación y movilidad interna en entra inmensa estructura.
En lo alto de las almenas dos pequeños matacanes emplazados sobre las salidas de la torre a los adarves de los muros sur y oeste.
El frente del castillo está orientado a levante, dominando sobre el caserío, del que le separa un glacis en origen vacío de construcciones.
La entrada se efectúa por este lado, el más estrecho del trapecio, y presenta una composición arquitectónica simétrica, con el único acceso en el centro del muro. Este es el único acceso a la fortaleza a través de la barbacana en el antemuro, de un puente elevadizo y pasando por una puerta de arco carpanel.
Un tambor cilíndrico de defensa a cada lado de la puerta, y ocho tambores cilíndricos más, cuatro a cada lado sobre la antemuralla, en total diez, y con saeteras en todo el recorrido, protegidos por un foso seco. La antemuralla y el foso seco que rodeaba el castillo por los tres lados que se alzaban dentro de la cerca, lo separaban del casco poblado. Con los años el foso se ha desfigurado y no es perceptible.
Tras pasar la liza, en las esquinas del castillo se alzan dos torres simétricas de tres niveles almenadas.
Se accedía por un puente levadizo que unía la portada a una rampa elevada sobre un arco de medio punto, sobre el foso seco.
Actualmente, el acceso de efectúa por una plataforma de madera no articulada, que simula al puente levadizo.
En el lado norte se prolonga la antemuralla hasta enlazar con la cerca exterior en la torre ahora desaparecida.
Se ve la puerta de enlace entre la antemuralla y el adarve de la cerca de la población.
El cubo cilíndrico de ese punto, que se conserva parcialmente, era el que permitía el acceso desde la torre al adarve de la muralla exterior.
En toda la parte de poniente que da directamente al exterior, no se encuentra ningún elemento defensivo a excepción de las almenas y un garitón en la parte central. Solo las altas paredes lisas y con una mínima abertura en el centro de cada muro de las tres caras que dan al exterior en la torre del homenaje y ninguna abertura en el lienzo del muro.
Este alto muro del castillo estaba construido a prueba de ataques con trebuchetes, como pudo suceder en 1297 durante el asedio a que fue sometido según E. Cooper. Fortificaciones de España en los siglos XIII y XIV, pg. 584.
En primer término de la fotografía anterior respiraderos de algunas de las cuevas para almacenaje de vino que se hallan construidas alrededor del castillo.
Alejándonos un poco, podemos observar la perspectiva de dominio del castillo sobre la población, así como su posición hundida respecto al terreno posterior, que justifica la afirmación inicial de estar situado en una ubicación poco propicia para la defensa.
Acceso al castillo
Puente levadizo y barbacana
Una rampa que ascienda en ángulo recto se encara con la puerta de la barbacana a la que se accedía sobre el portón de un puente levadizo.
Dos grandes cubos circulares defienden la puerta de arco carpanel.
Sobre el torno movido manualmente, se enrollaban las cadenas de elevación del portón.
Son interesantes los refuerzos y el herraje.
Liza y puerta principal
Pasada la puerta se accede a la liza, y al frente, la fachada del castillo con una puerta de medio punto con grandes dovelas. Encima preside el escudo del Duque de Lerma, añadido tras su adquisición del castillo en el siglo XVII. En la parte superior dos garitas o garitones sobre lampetas, unidos por un matacán. En los extremos dos torres gemelas cuadrangulares almenadas, de tres niveles de altura marcados exteriormente por impostas, con ventanas geminadas de arcos carpaneles.
El escudo colocado por el Duque de Lerma, está formado por la unión de sus armas a la izquierda, con las de su mujer, Catalina de la Cerda, a la derecha. También las dovelas de la puerta fueron superpuestas en el mismo momento. Dan la bienvenida dos heraldos tenantes uno a cada lado.
Vistas de la liza en los dos sentidos.
Al fondo de la liza de la derecha sobresale la ermita de Santiago, situada en el exterior de la muralla, a unos pocos metros.
El lado izquierdo de la liza conduce actualmente a dependencias privadas.
Patio de armas y construcciones interiores
Traspasada la portada del castillo se entra en un zaguán desde el que se accede al patio de armas.
Observar que las dos puertas y el zaguán están situadas en línea recta con lo que, si están todas abiertas, ofrece una sensación de profundidad y poderío, sin ninguna preocupación por ofrecer recorridos que dificultasen el acceso a un potencial invasor, como era típico de los trazados de las fortalezas defensivas medievales que acostumbraban a diseñar las entradas en recodo.
El patio de armas está porticado a dos niveles en los lados norte y este, y parcialmente en el lado sur. Se apoya en columnas octogonales sobre basas y arcos rebajados, con capiteles sin ornamentación. En el lado oeste se alza un muro de sillería sin aberturas ni ornamentaciones.
En el lado norte, se observa una altura adicional con arcos del mismo tipo rebajado, pero sobre columnas pareadas.
La planta baja acogía las dependencias del personal de servicio y almacenaje, mientras que las superiores correspondían al palacio.
El gran muro del fondo lo forma la muralla de poniente. El muro parece ser de la primera época de construcción, sobre el siglo XIII.
Avancemos que como el acceso al palacio y a la torre del homenaje se efectúa a través de una puerta de pequeñas dimensiones que veremos a continuación, para subir muebles y bultos debe hacerse a través de uno polea instalada en el exterior, perfectamente visible en la fotografía.
La torre del homenaje
Como es conocido, la torre del homenaje es uno de los elementos característicos de los castillos señoriales castellanos. Como hemos visto desde el exterior, de paredes de sillería completamente lisas y sin apenas obertura, se defienden desde las almenas superiores.
De una altura superior a los 30 metros, está organizada interiormente en tres cuerpos con bóvedas de piedra.
La única abertura importante en toda la torre es una ventana en arco conopial mirando a levante, en dirección a la entrada.
Los bajos internos y el muro que da sobre el monte parecen ser de la primera época.
Existe un único acceso a la torre del homenaje, que sigue un recorrido dificultoso.
Unos escalones llevan a un estrecho pasadizo, tipo camisa, entre la muralla y la pared del palacio a su izquierda. Al fondo otra pequeña puerta construida sobre un cubo que une el palacio con la torre del homenaje, protegido por una saetera. Por él se asciende hasta la planta superior del palacio y lleva hasta el adarve del palacio, en el lado sur, donde se abre una puerta que es la que da acceso a las estancias de la torre del homenaje propiamente dicha.
Ya habíamos visto desde el exterior que esta puerta estaba protegida por un pequeño matacán situado en lo alto de la torre.
Antes de abandonar el patio de armas efectúo una mirada al busto en bronce de Eugenio Fontaneda con una inscripción que reza: “Excelentísimo señor don Eugenio Fontaneda que salvó de la ruina este castillo de Ampudia dedicándole toda una vida de esfuerzo homenaje de su esposa María Teresa Berthtet y de sus hijas Manuela Cristina Mónica Isabel y Eugenio julio de 1994”
Dependencias de la planta inferior
El recorrido por el interior del castillo quedaba reducido en el momento de la visita a las estancias que albergan la colección Eugenio Fontaneda, que ocupan todos los bajos del edificio.
La otra parte del castillo visitable (pero que en este periodo permanecía cerrada al público) es lo que denominan estancias secretas. Desde la perspectiva de este Post, esta limitación no es significativa, ya que por el carácter “secreto” que se le quiere dar a esta parte de la visita, no está permitido efectuar fotografías, para que no se desvele públicamente lo que dejaría de ser secreto, con lo que tampoco podría haber sido incluida. Este recorrido permitiría visitar la zona palaciega y privada, la torre del homenaje, las mazmorras y el adarve.
Desde el punto de vista constructivo, estas estancias de la parte inferior permiten ver la edificación que pervive del primer castillo del siglo XIII.
Esta zona del castillo correspondía a las estancias de soldados y personal auxiliar del castillo y de almacenaje y bodegas.
Las primeras salas ocupan el ángulo levante-sur y se accede por una puerta situada a la derecha de la puerta de acceso al pario de armas.
El segundo tramo de la colección se ubica en el ángulo levante-norte.
La Colección Eugenio Fontaneda
Colección exterior
El pórtico exterior ya presenta objetos diversos pesados y/o voluminosos de la colección.
En los interiores se muestra organizada temáticamente la colección.
Salas de arqueología, arte sacro y juguetes
Contiene dos salas de arqueología, dos de arte sacro y una sala de juguetes.
En origen, estas estancias eran utilizadas como zona de servicios, almacenaje y bodegas, y corresponden a la construcción de primer castillo del siglo XIII.
En el recorrido son visibles el grosor de los muros, arcos de acceso del siglo XIII, aberturas de iluminación de tipo saetera, y la solera-techo de madera de la planta superior.
Las salas de arqueología
Aquí se concentra el primer interés de Eugenio Fontaneda por el coleccionismo de antigüedades entre los años 1950-60.
En estas estancias se puede contemplar un extenso muestrario de piezas arqueológicas procedentes de antiguas colecciones, como la de Simón Nieto de Palencia, la de José Luis Monteverde de Burgos y la del Marqués de Comillas en Cantabria y otros hallazgos fortuitos, que la iniciativa de Eugenio Fontaneda preservó evitando su pérdida o dispersión.
Se trata de piezas de diversas cronologías -Edad del Bronce, Hierro, época romana y visigoda…- procedentes en su mayor parte de Castilla y León.
Así mismo, estas salas albergan una importante colección de estelas funerarias, miliarios, etc. de época romana de gran interés.
Merece ser destacada la importante colección de armamento de la Edad del Bronce, con hachas, puntas pamela, puñales de lengüeta, espadas, etc.
La Tessera Hospitalis de Herrera de Pisuerga es la joya de estas salas. Lámina de bronce con la forma de jabalí, con dos inscripciones en latín, que alude al pacto de hospitalidad entre los Maggavienses y un particular (Amparamus). Datada en el año 14 d.C.
Las salas de arte sacro
Las dos salas siguientes albergan la colección de arte sacro.
Las piezas de la colección comprenden orfebrería litúrgica de los siglos XVII y XVIII, cuadros y muebles y objetos diversos.
Un cuadro de la vida de San Bernardo de Claraval del siglo XVII de la escuela de Murillo.
De la caja de caudales de uno de los concejos de la provincia de León, situada bajo una de las vitrinas, es sorprendente el mecanismo de cierre de la puerta exterior.
La siguiente sala esta dedicada fundamentalmente a escultura religiosa con obras del gótico al barroco.
Destaca el grupo escultórico del Calvario, obra manierista de Juan de Ancheta del siglo XVI, en madera de nogal sin policromar.
También una Virgen sedente gótica de finales del siglo XIII.
La sala de los juguetes
La última sala de esta ala de la colección es la sala de los juguetes.
La forma un abigarrado conjunto de juguetes, en los que destacan las muñecas.
Salas de etnografía y artes populares, farmacia y sala de armas y de música
Atravesando el patio de armas hasta el ala norte se accede al segundo recinto de la colección.
Se accede a una gran sala que correspondía a las cocinas de la servidumbre, que enlaza con las dependencias de la tropa. Aquí se ubican la sala de etnografía y artes populares, la farmacia y la sala de armas y de música.
Cocinas del castillo: La sala de etnografía y artes populares
En la primera sala dedicada a la colección de etnografía y artes populares, nos encontramos con las cocinas originales del castillo en la llamada “sala de tropa”. Se puede observar la gran chimenea donde los espetones y marmitas eran colocados al calor de los fuegos.
Las dos filas de mesas y bancos, proceden de un antiguo refectorio monástico evocan los comedores donde la servidumbre y soldados compartían las viandas y otros alimentos.
El resto del conjunto lo forma una serie de muebles de estilo popular, alacenas y armarios de sacristía, con gran diversidad de objetos cotidianos.
Las piezas de carácter religioso, imágenes populares, exvotos, etc. completan el conjunto de objetos relacionados con la vida cotidiana de la gente de Tierra de Campos.
En el suelo de esta sala aparece un silo original para la conservación de cereales.
La Farmacia
El fondo de la sala lleva a la farmacia medieval, uno de los ámbitos de mayor interés de la colección.
Anaqueles repletos de tarros de cerámica de Talavera de la Reina y vidrios de la Real Fábrica de la Granja, así como instrumental vinculado a prácticas curativas.
También forma esta parte de la colección diversos objetos de cirugía y quirófano, así como la chimenea con su alambique.
La misteriosa atmósfera de las boticas medievales se refuerza con otros elementos de carácter fantástico.
Es impactante el cráneo de mujer pendiente en una jaula, ajusticiada por la Santa Inquisición a finales del siglo XVIII por brujería, exhibida públicamente para escarmiento.
Arsenal de armas: La sala de armas y aparatos musicales
Por último, se entra en la sala de armas y aparatos musicales a través de un estrecho pasaje con arco apuntado.
Se combinan gran cantidad de armas blancas y de fuego, que permiten seguir la evolución de este tipo de piezas en las distintas etapas de la historia.
Me fijo en una pistola de cuatro cañones.
También están presentes armas exóticas.
Así mismo, se exhibe una colección de aparatos musicales de diversa índole: cajas de música, organillos aristones con discos perforados de cartón o metal, como los de las fotografías.
Aquí termina el recorrido por la colección Eugenio Fontaneda y también por el castillo.
Entorno del castillo y paisaje de Tierra de Campos
A la salida voy a efectuar un vistazo por el entorno del castillo que ofrece elementos interesantes.
En primer lugar, aparece el conjunto de la localidad actual de Ampudia al fondo de la vaguada.
Como sabemos, existe una especie de glacis de unos 80/100 metros sin construcciones de viviendas. Desconozco cuales deberían haber sido las características de este espacio vacío, y si existía algún tipo de valla que lo cerrase respecto al castillo, como sí ocurre con otras fortalezas similares.
Hacia la derecha, en el lado sur, perviven dos residuos semiderruidos de cubos defensivos de la cerca primitiva que envolvía al caserío, como se observan en la fotografía siguiente.
Dos cañones simbólicamente apostados aportan un poco de decoración bélica a este espacio.
Cuevas de vino
Lo que es interesante es ver como la pendiente del terreno del glacis, así como todo el entorno del castillo, fue aprovechado para horadar cuevas para la conservación de vino.
Reconocemos las ondulaciones del terreno vinculadas a la puerta de entrada a cada cueva, así como chimeneas de ventilación de interesante estética, construidas en mampostería.
Recordemos que se atribuye al debilitamiento del terreno causado por estos túneles que se hundiera la torre noroeste de la fortificación.
Paisaje de Tierra de Campos
El recorrido por los alrededores el día de la visita me permitió obtener unas imágenes del paisaje de Tierra de Campos que quiero compartir.
Ermita de Santiago
Unos 30 metros al norte de la antemuralla del castillo se alza la ermita de Santiago, construida en los siglos XVI y XVII.
Adscrita al castillo, sirvió en su día para los actos religiosos en caso de asedio. Después, hacia 1851, pasó a ser dependiente de la parroquia y se reedificó. En torno a 1970 se produjo paulatinamente su derrumbamiento. En 1998 la ermita fue rehabilitada y vuelta a inaugurar.
El edificio es un cubo de sillarejo y sillares de muros lisos, de base cuadrangular de unos 12 metros de lado con refuerzos en las esquinas. La cubierta de teja a cuatro aguas, y una pequeña espadaña para una campana.
La puerta actual es un simple vano rectangular abierto en el lado de poniente.
En su interior alberga un retablo barroco de la primera mitad del siglo XVIII, colocado en 1787 procedente del Santuario de Nuestra Señora de Alconada.
Fin de la visita
No es fácil poder visitar castillos que mantengan todas sus instalaciones como eran las originales. La gran mayoría solo presentan la carcasa de las murallas y, algunos menos, construcciones internas muy reducidas o reconvertidas a otras funciones.
En el castillo de Ampudia asistimos a una reconstrucción que precisamente buscó, de la mano de su propietario Eugenio Fontaneda, recuperar el castillo-palacio del siglo XV lo más fielmente posible en su estructura y materiales.
La parte visitada: el exterior, la plaza de armas, y las dependencias originales del siglo XIII de la planta, baja cumplen estos requisitos, aun cuando funcionalmente han sido adecuadas a espacio expositivo.
Suponemos que debe suceder algo similar con la parte palaciega de las plantas superiores y de la torre del homenaje, no visitables en el momento de mi estancia.
La colección arqueológica, etnográfica y artística recopilada por Eugenio Fontaneda sobre todo por tierras castellana, aporta un plus de autenticidad.
La gran cantidad de material museístico recogido que se presenta requeriría para su apreciación completa de mayor espacio y de más tiempo que el que puede dedicarse en una rápida visita acompañado, de un guía.
Visitar el castillo de Ampudia bien vale un desplazamiento.
Bases de información
Webs
Webs academic
José Avelino Gutiérrez González, Castillos y Sistemas de defensa en los reinos de León y Castilla
Yolanda Álvarez Tristán, Propuesta para la enseñanza del Medievo a través de un elemento patrimonial: El Castillo de Ampudia (Trabajo fin de Grado)
Cristina Fontaneda Berthet, La Fundación Eugenio Fontaneda. Castillo de Ampudia, Palencia
Magnífica descripción del Castillo de Ampudia con múltiples cosas novedosas incluso para los que ya creemos conocerlo con detalle. Como la Ermita de Santiago permanece siempre cerrada el autor no pudo comprobar que el retablo que alberga actualmente no es el del siglo XVIII procedente del Santuario de Alconada, sino uno de factura reciente allí colocado tras la restauración de 1998.
Gracias Epifanio por su valoración.
Efectivamente, no visité el interior de la ermita de Santiago. Su precisión sobre el retablo ayuda a mejorar la fiabilidad de la información.
Es una Maravilla lo que he visto aquí y lo que me ha hecho sentir al descubrir parte tan importante de mi historia.
Yo siendo mexicano y de padres y abuelos mexicanos, es raro tener mas información de mi apellido que el que así se llama un pueblo en España.
Gracias a Dios por la tecnología que ahora nos permite viajar y conocer a travez de la internet y Gracias a Ustedes que se dieron el tiempo y que trabajaron con tanto cariño para presentarnos tanta información de nuestras raíces.
Un placer Juan Ampudia que el texto haya servido para reencontrarte con tus orígenes.
Internet es un gran invento cuando sirve para acercarnos más allá de las distancias.
Muy cordialmente.