Castillo y murallas de Cuéllar (Segovia) una villa que en la Edad Media fue residencia real y donde los duques de Alburquerque convirtieron su residencia en castillo-palacio. Impacta su doble recinto amurallado.
Castillo y murallas de Cuéllar (Segovia)
Comarca: Tierra de Pinares. Provincia: Segovia. Com. Autónoma: Castilla y León
Coordenadas: Altitud: 857 msnm. Población: 8.530 habitantes en la localidad (2023)
Web: turismodecuellar
Bien de Interés Cultural (BIC): Conjunto Histórico
Visita: 2023
Índice
Castillo y murallas de Cuéllar. Tierra de Pinares. Segovia
La villa de Cuéllar es parte importante en la historia de la recuperación y repoblación cristiana del valle del Duero desde el siglo X, a partir de la batalla de Simancas (939).
Al importante mantenimiento de este recinto fortificado formado por castillo y murallas urbanas han contribuido dos hechos esenciales.
Para el castillo, el haber pertenecido de forma continuada desde 1465 hasta la actualidad a la casa de Alburquerque. Con periodos azarosos desde 1811, año del fin de los señoríos en España, pero manteniendo siempre el edificio alguna forma de funcionalidad, ha impedido que se arruinase, como tantos otros. Actualmente cedido al Ministerio de Educación.
Para las murallas, el interés del municipio y del Ministerio de Fomento por rehabilitar parte de la primera cerca y potenciar turísticamente la localidad.
Sobre la importancia de Cuéllar en ciertos momentos histórico indicar que en el siglo XI llegó a ser residencia real en periodos del reinado de Alfonso V o en el siglo XIII con el rey Sancho IV o la regente María de Molina. También en Cuéllar se convocaron en diversas ocasiones Cortes Generales, como en 1184, 1297 y 1454.
Algunos acontecimientos significativos en la historia de Cuéllar
De los vacceos a la Edad Media
Los primeros indicios de ocupación de Cuéllar corresponden a los vacceos, allá por el año 350 a.C.
No se sabe si los romanos la ocuparon o la arrasaron, porque no se conservan vestigios.
En época visigoda la población ocupaba la colina cercana de Castilviejo, donde también debió establecerse el primer asentamiento de repoblación cristiana en los años de 940.
Primera repoblación por los condes de Monzón
Tras la batalla de Simancas del año 939, en que Ramiro II de León derrota a Abderramán III, comienza la repoblación del sur del Duero.
El rey encarga la repoblación al sur del río Duero, en la denominada Marca Central, a los condes de Monzón, siendo Assur Fernández y Fernando Ansúrez II los que la ejecutan.
El primer dato escrito que se tiene de Cuéllar (Collar) es del año 942. La población se asienta en Castilviejo, en la zona cercana más elevada al altiplano que posteriormente ocupará Cuéllar.
Reconquista por Almanzor
El año 977 Almanzor reconquista el sur del Duero, y esta zona vuelve a quedar despoblada.
Después de su muerte y la de su hijo Adb al-Malik, en el califato de Córdoba se suceden en una serie de luchas internas que llevan al hundimiento del califato en 1031 y al inicio de los llamados Reinos de Taifas. Esta inestabilidad interna es aprovechada por los reinos cristianos del norte para avanzar hacia el sur.
Antes de la conquista de Toledo por el rey Alfonso VI de León el año 1085, parece que ya se ha iniciado la repoblación de esta zona y que desde el Castilviejo la población se ha desplazado al altiplano vacceo que ocupa en la actualidad, construyendo la fortaleza y el primer recinto murado de la villa.
La primera fortaleza del siglo XI debió ser un simple recinto protector, de forma cuadrangular, con los lados occidental, meridional y el vértice sudoeste en chaflán adaptados a la orografía.
Para proteger a la población se construyó una primera cerca formando lo que se llamó la ciudadela (línea roja). La línea amarilla muestra la segunda cerca construida posteriormente.
La conquista de Toledo desplaza definitivamente la frontera hasta el Tajo, devolviendo la tranquilidad a este territorio. En estas circunstancias, después de la fundación de Valladolid en el año 1084, Alfonso VI encarga la repoblación de estas tierras al conde Pedro Ansúrez, con lo que se consolida la repoblación definitiva.
Ansúrez designa a Albar Fañe para repoblar la villa de Cuéllar (Collar) y poco después se la dona al casar con su hija María Pérez.
La población se ha expandido más allá de la muralla por el lado de levante, descendiendo hacia el río, por lo que a principios del siglo XII se ampliará la cerca con un segundo recinto.
Tierra de realengo. Comunidad de Villa y Tierra
Al ser tierras de realengo se constituirán en Comunidad de Tierra y Villa, con un Concejo presidido el alcalde de la Villa.
El primer documento conocido del Concejo y Comunidad de Villa y Tierra es del año 1147.
En 1233, el rey Fernando III reconoce el privilegio para Cuéllar «de no la enaxenar de la Corona Real». Mientras que, en 1252, Alfonso X le otorga Fuero Real en 1258, y Sancho IV es el primer rey que se nombra señor de Cuéllar.
Desde 1284 el rey Sancho IV y su mujer María de Molina establecen su residencia en la villa, por lo que realizan importantes obras para adaptar la fortaleza militar a residencia real. Durante la regencia de María de Molina por minoría de edad de Fernando IV, en 1297 convoca Cortes en la villa.
La residencia de los reyes en Cuéllar durante varios años hace que la villa sea un atractivo lugar para el asentamiento de nuevo recintos eclesiales y conventuales, como los conventos de San Francisco y de Santa Clara, y otros en las tierras de Cuéllar.
También Pedro I muestra interés por Cuéllar, construyendo una casa-palacio dentro de la villa, donde en 1354 celebra su boda con Juana de Castro.
Tras la muerte de Leonor de Aragón, la esposa de Juan I de Castilla, en Cuéllar el año 1382, el rey cede el señorío de la villa a su hijo el infante Fernando «el de Antequera». Con ello, la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar deja de pertenecer a la Corona.
Años convulsos y cambios de señores
En 1412, tras el Compromiso de Caspe, donde es proclamado Fernando de Antequera como rey de la Corona de Aragón como Fernando I, la villa de Cuéllar que había recibido de su padre Juan I de Castilla, pasa a integrarse en el Reino de Aragón.
Fernando I de Aragón cede en 1416 la villa y sus tierras a su hijo el infante Juan (que será Juan II de Aragón).
Serán años convulsos para Cuéllar que pasará a manos de la Corona de Navarra.
Entre 1420 y 1430 se produce el conflicto entre los Infantes de Aragón y el rey Juan II de Castilla. Juan II confisca sus posesiones a los Infantes de Aragón y se las dona a Fadrique, Conde de Luna, pero de hecho no será hasta 1444 que dejen de pertenecer al reino de Navarra y en 1445 tome posesión de Cuéllar el condestable Álvaro de Luna.
Cuéllar en el señorío del condestable Álvaro de Luna
De 1444 a 1453 serán unos ocho años en los que el condestable pondrá un gran empeño en fortalecer y embellecer sus posesiones, y, entre ellas, la villa de Cuéllar.
Por un lado, convierte el castillo en un castillo-palacio como residencia señorial, como estaba de moda en ese momento entre los señores en el reino de Castilla y León.
Por otro, refuerza las murallas del castillo y de la villa, construyendo una antemuralla o falsabraga alrededor de todo el perímetro de los dos recintos murados, así como del flanco oriental del castillo frente a la villa. Todo ello adaptado a los nuevos sistemas defensivos de protección pirobalística.
Cuando Álvaro de Luna muere decapitado, no ha tenido tiempo de terminar su proyecto.
Recuperación por la corona de Castilla
A la muerte de Álvaro de Luna, Cuéllar vuelve a pasar a la Corona de Castilla y León. Juan II la entrega a su hija la Infanta Isabel (futura Isabel I), donde reside con su hermano Alfonso y su madre la reina Isabel de Portugal.
El rey Enrique IV convoca Cortes Generales en Cuéllar en 1454.
Contra las voluntades de su padre, en 1464 Enrique IV, desposee de Cuéllar a su hermana Isabel y se la entrega a Beltrán de la Cueva, I duque de Alburquerque.
El paso definitivo al señorío del ducado de Alburquerque
En 1465 toma posesión de la villa de Cuéllar Beltrán de la Cueva, I duque de Alburquerque, debiéndola abandonar Isabel de Portugal, Isabel y Alfonso.
Beltrán de la Cueva hace del castillo su residencia permanente para estar cerca de Segovia, en ese momento la ciudad de la Corte trasladada desde Cuéllar.
Desde 1464, en que la Casa de Alburquerque toma posesión de Cuéllar y sus tierras, ha mantenido su propiedad hasta la actualidad. Primero como señorío ducal hasta 1881, y con la abolición de los señoríos por las Cortes de Cádiz, como propietaria del castillo y otros inmuebles de la villa. En total 13 duques.
Al llegar, el I duque ve inconclusas las obras y emprende su acabado, ampliando y embelleciendo el castillo-palacio y reforzando las murallas de la villa. Para continuar el proyecto llama a Hanequin de Bruselas, el más importante arquitecto del momento en Castilla, haciéndose cargo de las obras su hijo Hanequin Egas Martín que será llamado Hanequin de Cuéllar, reanudándose la obras en 1471.
Una vez conseguida la autorización para demoler la iglesia de San Nicolás, se traslada la antemuralla del lado norte del castillo con la nueva puerta de entrada y la barbacana. Se demuele el muro norte y se levanta un nuevo lienzo sobre el muro de la antigua barbacana de mampostería, lo que representa la ampliación del patio de armas interior. De esta forma, quedaran fijados definitivamente la estructura y límites de la fortaleza-palacio.
Hanequin Egas de Cuéllar también diseña unos pequeños jardines que los ubica junto a la puerta de la vaguada del lado sur de la fortaleza.
Con el II duque, Francisco Fernández de la Cueva y Mendoza, a partir de 1492, una vez que termine de consolidar las obras de las estructuras defensivas del castillo y murallas, dará prioridad a otras obras en Cuéllar como conventos e iglesias, cárcel o alhóndiga.
En los primeros años del 1500 el II duque introduce las ideas renacentistas «a lo romano» en sus actuaciones, proyectándose estas ideas en unos jardines al sur del castillo, donde incorpora un gran estanque, un bosque ordenado con jardines y la huerta. Parece ser que en el estanque llegaron a organizase naumaquias (batallas navales).
La actuación más destacada en la trama urbana es la realización de una gran plaza de armas frente al castillo-fortaleza, llamada más tarde Plaza del Palacio, dentro del primer recinto de la villa. De esta forma consigue liberar el entorno de su residencia al extender el espacio urbano hacia el este y llega hasta la iglesia de San Martín.
En 1526, el III duque, Beltrán de la Cueva y Toledo, según todos los indicios, se servirá del arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón para ampliar en altura la fortaleza-palacio para convertirla en un verdadero palacio renacentista como fueron convirtiéndose las residencias de las grandes familias dentro de la nobleza. También proyecta tres galerías porticadas en el patio de armas, de las que solo llegó a construirse la del lado sur.
Todo este esfuerzo de remodelación se paraliza en 1559 al morir el III duque.
Entre 1560 y 1613 no se conocen obras importantes realizadas por los sucesivos duques de Alburquerque. En 1631 el VII duque, Francisco Fernández de la Cueva y de la Cueva, inicia otra intervención de envergadura cuando decide realizar una nueva armería que cambiará la fisonomía interior del patio de armas con los arquitectos Juan de Mazuecos y Alonso de Higueras.
En 1757 deja de ser residencia de los duques al vivir en Madrid el nuevo dueño, Pedro de la Cueva y Velasco Guzmán y Spínola, XII duque.
A partir del momento en que el castillo señorial no es habitado por sus propietarios no se realizan obras de importancia en el edificio.
Fin de los señoríos. Los avatares desde el siglo XIX
A partir del siglo XIX sólo agentes externos intervendrán sustancialmente en el edificio.
Con la abolición de los señoríos por las Cortes de Cádiz en 1881 los señoríos se convierten en simple propiedad privada y anulan el vasallaje y las prestaciones personales al Señor o noble feudal.
A partir de ese año la casa de Alburquerque, pasa a ser exclusivamente propietaria de ciertas edificaciones, como el castillo-palacio, la panera y sus casas anejas y otras propiedades en Cuéllar. El continuar sin ser habitado se acentúa el abandono del palacio-fortaleza, así como ciertos acontecimientos históricos que se sucederán.
Entre los años 1808-1812 sufre los efectos destructivos de las tropas napoleónicas que ocupan el castillo y al abandonarlo realizan el correspondiente saqueo de bienes e incendio de mobiliario y enseres.
Por su parte, la muralla va sufriendo sucesivos derrumbes, al tiempo que es ocupada en muchos tramos por construcciones adosadas.
Hasta 1931 no se produce el primer reconocimiento oficial del valor histórico de Cuéllar, cuando durante la II República, las murallas y el castillo-palacio son declarados Monumento Histórico-Artístico.
Un nuevo uso recibe en 1937, durante la Guerra Civil, cuando es requisado por las fuerzas franquistas y lo convierten en prisión militar. A partir de 1940 se realizan obras de adecuación para albergar a los presos políticos. A finales de la década de los cuarenta o principios de los cincuenta el castillo-palacio deja de ser cárcel y se transforma en sanatorio penitenciario antituberculoso, siendo finalmente clausurado en 1966.
Estas tres actuaciones habrán tenido importantes impactos sobre el edificio, tanto externa como internamente.
Pasa a manos del Ministerio de Educación y Ciencia y en 1973 la Dirección General de Bellas Artes restaura el castillo-palacio cuyas obras son dirigidas por el arquitecto Alberto García Gil.
Cuando en 1983 se decide habilitarlo como Instituto de Formación Profesional, se encarga al mismo arquitecto las amplias remodelaciones internas para adaptarlo a la nueva función.
De forma paralela a las obras de García Gil, la Escuela Taller Cuellarana trabaja en la torre del homenaje desde 1992. Las obras dirigidas por los arquitectos Fernando Nieto Criado y Jesús Nieto Criado pretenden valorar los elementos heredados. Los espacios, una vez vestidos con muebles y enseres de época, crean un ambiente medieval que es el que actualmente se ofrece al visitante a partir de 1998, cuando el Ayuntamiento organiza visitas turísticas guiadas y también teatralizadas en el castillo-palacio.
En 1994 la Junta de Castilla y León declara a Cuéllar como Bien de Interés Cultural (BIC)-Conjunto histórico.
En el año 2006 el XIX duque, Ioannes Osorio y Beltrán de Lis cede al Ayuntamiento de Cuéllar los antiguos jardines y huertas del castillo-palacio con una superficie de ocho hectáreas. Este espacio antiguamente estaba dividido en los jardines renacentistas, un pequeño bosque de caza, la huerta, casas de hortelanos y estancias ganaderas. En ese lugar el Consistorio realiza un espacio verde que es llamado Parque de la Huerta del Duque, creando un jardín botánico y zonas de recreo
Importantes actuaciones públicas se han ejecutado desde finales del siglo XX, tanto en el castillo-palacio como en las murallas, especialmente las que mejor se conservan del primer recinto.
Para quién esté interesado en una información exhaustiva del castillo y las murallas de Cuéllar es recomendable la obra de Juan Armindo Hernández Montero, (2020), El Castillo-Palacio y las murallas de Cuéllar, Ediciones de la Torre, que se puede adquirir en la Oficina de Turismo, en el propio castillo.
En el transcurso de la visita al castillo-palacio y a las murallas podremos apreciar el estado actual de este largo proceso histórico y de las actuaciones que últimamente se han ejecutado.
En la presentación de la visita que efectué, primero me centraré en el castillo-palacio; a continuación, presentaré el recorrido por la muralla y las puertas del primer recinto y, finalmente, de los pocos restos que quedan de la cerca del segundo recinto.
La visita al castillo
Comencemos la visita por el castillo-palacio. Como sabemos, el primer recinto de la fortaleza es del siglo XI.
La primera ampliación la ejecuta Álvaro de Luna en el siglo XV (1444 a 1453).
La forma definitiva la irá adquiriendo con las sucesivas reformas que introducen los diversos duques de Alburquerque a partir de 1465 hasta 1757, en que dejan de residir en el castillo-palacio, al trasladar su residencia a Madrid, pero manteniendo la propiedad.
Tras la desamortización de los señoríos en 1811, y la ocupación destructora de las tropas napoleónica, el castillo entra en una fase de degradación sin uso específico.
A partir de 1937 recobra diversas funcionalidades. Primero como prisión militar y de presos políticos franquista; después como sanatorio penitenciario antituberculoso hasta 1960; y, por último, compartido como Instituto de Formación Profesional y como recinto turístico.
Las tres imágenes siguientes nos ofrecen la visión cenital del castillo, el plano de la planta actual y una perspectiva aérea desde el flanco norte.
Esta imagen aérea muestra, en primer término, hacia la derecha, el lienzo de la cerca urbana que parte del castillo desde la liza del lado norte, con la barbacana y la antepuerta del castillo que protegen el elevado muro del castillo, y la puerta de acceso al castillo por el patio de armas.
Tras el lienzo del muro norte se eleva, al fondo, la arquería construida en el lado sur de la plaza de armas, así como el edificio destinado a acoger los distintos servicios en el lado de poniente.
A la izquierda, el flanco de levante, con la torre de Álvaro de Luna en primer término y la torre del homenaje al fondo y, por debajo, la antemuralla y la liza defendiendo el lado de contacto con la ciudadela.
La figura cuadrangular de la primera fortificación, sin la torre del homenaje sería de unos 40 x 40 metros.
Recorrido del exterior
Lado norte
Síntesis histórica del lado norte.
Siglo XI-XII: Muro de la cerca del primer recinto o ciudadela (a la derecha), que enlaza con el muro oeste del castillo.
Siglo XV: Gran torre cilíndrica llamada de Álvaro de Luna (a la izquierda).
-Se adelanta la antemuralla hacia el norte con la antepuerta en la barbacana.
-Se construye el muro norte del castillo sobre la anterior antemuralla (al fondo con almenas).
-Se construye la antemuralla del lado de levante que se inicia a la izquierda de la barbacana.
-La barbacana con un torreón defensivo a la derecha y una puerta que cierra el paso entre la liza norte y la este. Esta puerta está defendida por torreones elevados.
La antemuralla y la barbacana de entrada al castillo desde el interior del primer recinto amurallado por el lado norte se terminan a partir de 1471, con la demolición de las ruinas de la iglesia de San Nicolás. La fábrica del lienzo es de mampostería.
Esta es la puerta que une el castillo a la ciudadela donde se asienta la población. La entrada se efectúa a través de la barbacana que da acceso a la liza de la cara norte protegiendo el muro norte del castillo y la puerta de entrada al patio de armas.
La puerta de arco carpanel de la barbacana es de sillería centrada en un muro situado a la izquierda entre dos cubos y un garitón o escaraguaita defensivos.
El cubo de la izquierda forma parte de la antemuralla de la liza de levante, por su menor altura, aunque le falta el parapeto almenado como a toda la antemuralla, es presumible que estuviese protegido por un foso seco que pasaría también por delante del lienzo de la puerta, y que ésta dispusiese de un puente levadizo, como hemos visto en otros castillos señoriales (Belmonte, Ampudia).
El cubo de la derecha es de mayores dimensiones, que podría acoger una la terraza artillería, defiende esta zona con el muro retraído.
Esta forma extraña discontinua se explica porque este lugar lo ocupaba las ruinas de la iglesia de San Nicolás, y hasta 1471 Beltrán de la Cueva, I duque, no obtuvo el permiso del obispado de Segovia para demolerla, con la condición de que se colocase en su lugar una cruz de piedra, que nunca se llegó a construir.
Este lienzo se cierra sobre el muro de la primera cerca de la villa.
Por detrás, sobresale el lienzo del muro norte del castillo, en el que si se han mantenido las almenas con merlones acabados en pirámide.
En diversos puntos de los muros y cubos se disponen troneras de orbe y palo.
Al observar desde el ángulo noreste, vemos que el garitón forma parte defensiva de la puerta que cierra el acceso desde la liza de levante a la liza de la puerta principal.
Lado este
Síntesis histórica del lado este.
Siglo XI-XII: En el vértice sudeste se adosa la torre del homenaje (izquierda)
Siglo XV. Álvaro de Luna: Gran torre cilíndrica llamada de Álvaro de Luna (a la derecha).
-Nuevo muro de levante de sillería de gran calidad, con un garitón en el centro.
Siglo XV. Beltrán de la Cueva: Se construye la antemuralla. que se une con la del lado norte. Las dos lizas norte y este quedan separadas por una puerta con dos torreones alzados volados (derecha).
-En la esquina entre el lienzo y la torre del homenaje, se levanta una semitorre cilíndrica (torre de la capilla). El semicilindro sobresale parcialmente formando un muro de arco.
-Recrece la torre del homenaje con habitaciones.
-Incluye un garitón en la esquina exterior de la torre del homenaje (izquierda).
Siglo XVI: La torre del homenaje es recrecida nuevamente.
El lado este o de levante ofrece la perspectiva más espectacular desde la explanada de la gran plaza de Palacio, que adopta una función de glacis defensivo. Desde la perspectiva del papel simbólico del señorío, la fachada de la zona de levante está abierta a la plaza del mercado frente a la iglesia de San Martín; es el lugar donde los señores de la villa presiden los lances bélicos, justas, teatros, mercados, etc.
En este lado se distinguen dos planos de construcción. En primer término, la antemuralla que va desde la puerta de entrada a la liza norte, a la derecha, hasta los pies de la torre del homenaje, a la izquierda. Como mandan las leyes de la poliorcética, este muro debe ser más bajo que el muro del castillo para facilitar la defensa desde las almenas del castillo en caso de que fuese rebasada esta línea por el enemigo. Cinco cubos refuerzan la antemuralla, que veía aumentada su capacidad defensiva por un foso seco. La fábrica de la antemuralla continúa siendo de mampostería.
Por detrás, la muralla del castillo. A la derecha, la gran torre circular llamada de Álvaro de Luna, que fue quién la mando construir. En el centro del lienzo almenado del adarve un garitón, y a izquierda la torre del homenaje.
Si las ménsulas que se observan en lo alto del torreón son originales, falta el almenado que las justifique.
Los cubos y lienzos igualmente reforzados con tronera de orbe y palo.
Desconozco si el portillo situado en este punto es original o fue una construcción posterior.
Al garitón sobre anillos volados (lampetas) de forma cónica de la parte central le faltan las almenas para que pueda cumplir su función de garita de vigilancia.
Sobre el primer recinto rectangular de la fortaleza, se adosó, ya en el siglo XI, un torreón rectangular siguiendo el trazado del muro de mediodía del castillo y del que partía la primera cerca de la villa por el lado sur. Este torreón constituye la torre del homenaje.
La planta de la torre está atravesada por una arcada que servía, a un tiempo, de acceso sur a la villa y al interior del castillo.
Cuando se construyó la liza siguiendo por el exterior de la torre se eliminó esta entrada a la villa, quedando reservada la arcada para acceso a la liza y comunicar con la puerta del lado norte.
En el siglo XV, Álvaro de Luna incrusta una torre semicircular (torre de la capilla) en la esquina norte de la torre del homenaje y el muro de levante. En los bajos de esta torre coloca la mazmorra, encima la capilla y en la parte superior un adarve volado.
En el siglo XVI, el III duque, Beltrán de la Cueva y Toledo, elevará toda una planta en el módulo de mediodía y en la torre del homenaje en estilo gótico-renacentista en toda la última planta sobre el adarve.
La antemuralla rodea la torre del homenaje y termina sobre la cerca de la villa.
Lado sur
Síntesis histórica del lado sur.
Siglo XI-XII: Se construye el lienzo sur de la primitiva fortaleza. En el extremo sudoeste (izquierda) el muro giraba formando un chaflan para unirse al lado de poniente (Plano 1). La fábrica debía ser completamente lisa, como en el lado oeste.
-Se adosa la torre del homenaje con dos torreones cuadrangulares defensivos (derecha).
-El muro de la cerca del primer recinto se acopla a la torre derecha de la puerta (derecha).
Siglo XIII. Rey Sancho IV. Sobre el edificio interior adosado a muralla de la fortaleza se eleva una nueva planta para acoger a la familia real y la corte.
-Levanta el segundo arco de la puerta de la torre del homenaje.
Siglo XIV. Álvaro de Luna. Inicia la construcción (inacabada) de una gran torre cilíndrica, llamada torre o cubo de Santo Domingo, en el vértice sudoeste en la zona del chaflán de la muralla. (A la izquierda).
Siglo XVII. IX duque. Levanta el tercer arco de la puerta del homenaje, con una galería corrida cubierta por encima. También construye el llamado «el mirador de la duquesa» sobre la torre de la derecha.
En el lado de mediodía se encontraba la entrada al castillo desde el exterior de la cerca de la villa, al tiempo que la entrada a ésta por el lado suroeste, por debajo de la torre del homenaje. Este muro se integraba en la muralla urbana de esta zona junto con el muro del lado oeste.
Al convertirse en castillo-palacio a partir del siglo XV, y con la construcción de los jardines y huerto cerrados por muros adelantándose en la zona sur del territorio, fue perdiendo el carácter defensivo y siendo la zona que mayormente adopto el estilo palaciego renacentista.
Al principio existía un solo arco mudéjar, el más pequeño del fondo, con saeteras en la parte superior. La puerta estaba flanqueada por dos torres cuadrangulares que sobresalían del muro.
Con las distintas ampliaciones y reforma, se construyeron en dos momentos distintos los dos arcos adelantados sobre el primero que se observan en la construcción actual.
También es posterior la elevación de la última planta de toda esta edificación sur. Lo veremos con más detalle en el recorrido por el interior.
Con la privatización de esta entrada exclusivamente para el castillo, con los siglos se fue expandiendo hacia el sur los jardines y huertos al servicio del castillo hasta los límites que muestra la línea verde.
La esquina achaflanada del ángulo sudoeste del primer recinto (mirar el plano 1 al principio del Post) constituía la parte más vulnerable de la fortificación, por ello, una de las decisiones de Álvaro de Luna en el siglo XV fue reforzar esta esquina con un gran cubo circular, denominado cubo de Santo Domingo, del que se inicia su construcción, con fábrica de sillarejo.
En ese momento se construyó una sala inferior abovedada, con una terraza superior que debía servir como plataforma para ubicar artillería pesada.
De hecho, este cubo nunca llegó a terminarse, como lo muestra el dibujo de Parcerisas del siglo XIX, y tendrían que pasar cinco siglos hasta que en 1951 recreciese el torreón con la sala superior y los matacanes de remates sin almenado. La altura resulta menor que los lienzos colindantes. Si esto es así, no se entiende porque se recreció en una rehabilitación una torre con una obra y altura que nunca había existido.
Lado oeste
Síntesis histórica del lado oeste.
Siglo XI-XII: Se construye el lienzo oeste de la primitiva fortaleza. En el vértice sur, donde se unía con el muro achaflanado, se coloca una torre que sobresale con dos lados paralelos terminados en un semicilindro (a la derecha).
Siglo XV. Álvaro de Luna. Refuerza el muro coronado de grandes matacanes con almenado; a la izquierda un garitón rematado con matacanes. Las almenas hoy desaparecidas.
-A la derecha, el cubo de Santo Domingo se inserta en la antigua torre de esta esquina.
Llegados al lado de poniente nos encontramos con la parte del castillo que da al exterior de la villa y que, por tanto, queda integrada en la muralla urbana del primer recinto, pero con una capacidad defensiva superior en altura.
El cubo de Santo Domingo entronca con el cubo esquinero anterior que corresponde a la primera construcción. El lienzo de este lado llega hasta la esquina noroeste de la muralla del recinto interior del castillo en el patio de armas, donde se encuentra un garitón con merlones sobre voladuras de anillo circulares. Desde este punto parte la cerca norte del primer recinto, que, en el primer tramo, se integra en el interior de la liza norte por donde hemos iniciado el recorrido exterior.
La fábrica del lienzo es de mampostería que cabe suponer que no tenía ninguna abertura. Por encima un matacán almenado corrido apoyado en modillones de rollos. Le faltan las almenas.
Visita del interior
La visita al interior del castillo-palacio es siempre guiada. El punto de encuentro es la liza de entrada del lado norte.
Tenemos que saber que la visita turística guiada se limita a un recorrido por la liza del lado de levante, la fachada meridional desde los jardines, la torre del homenaje y la visualización del patio de armas tras una cristalera, para regresar por la liza al punto de encuentro en la entrada. El resto del edifico, es decir, los tres cuerpos alrededor del patio de armas y el propio patio de armas están destinados a otros usos.
Lo que se muestra del interior del edificio en la torre del homenaje, es una musealización, recreando con mobiliario estancias de un castillo, aunque no en los lugares que ocupaban, sino aprovechando las estancias de la torre del homenaje. No se muestra nada del resto de estancias de servidores y servicios.
La liza de la entrada norte
Atravesada la antepuerta del castillo por el lado norte se entra en la liza que, como se observa, está dividida por un muro.
Al fondo la muralla norte del castillo, con la puerta que da acceso al patio de armas. Al ampliarse la plaza de armas por el norte, en época de Beltrán de la Cueva, se derruyó el antiguo muro y se construyó este nuevo sobre el muro de la antigua barbacana, adelantando a su vez la nueva barbacana que acabamos de atravesar.
La ubicación de la antepuerta de la nueva barbacana queda desenfilada respecto a la entrada de la fortaleza, para mejor protegerla.
Se construye de sillería, para dar más prestancia a la nueva puerta principal, con almenas piramidales acabados con bulbos.
La puerta de arco tipo conopial de sillería con una chambrana-alfiz con tres blasones: centrado el escudo real de Castilla y León de Enrique IV, a su izquierda el de la Cueva y a su derecha el de Mendoza por su mujer Mencía. Por encima una ladronera sobre modillones.
Este nuevo lienzo une la torre cilíndrica inacabada por Álvaro de Luna con el del lado oeste. En el encuentro de los dos muros se levanta un garitón volado igual al de la torre del homenaje y adornan sobre el cubo de Santo Domingo.
Por encima un pequeño matacán.
A la izquierda, un vano abierto en la torre de Álvaro de Luna da acceso a la Oficina de Turismo, lugar donde adquirir las entradas turísticas de Cuéllar.
El lado izquierdo de la liza cierra el paso con una puerta a la liza de levante. Podemos ver la escalera de piedra adosada al muro que permití el acceso al adarve defensivo.
La liza del lado este
Vista desde el lado exterior, desde la liza de levante, vemos la puerta de acceso a la liza de la entrada principal, de arco de punto ojival de sillería, defendida por dos garitones sobre anillos circulares unidas entre sí por la parte superior por otro arco ojival exento, todo ello de sillería.
Mi impresión es que esta puesta debió ser reconstruida cuando de avanzó la liza del lado norte y que en ese momento se encaró la entrada hacia la liza del lado de levante.
En la clave del arco de la puerta el blasón de los Luna.
La liza de levante rodea la gran torre de Álvaro de Luna.
Tanto la torre como el lienzo de muralla son de fábrica de sillería de gran calidad.
La torre de Álvaro de Luna tiene unos 11 metros de diámetro por 19 metros de altura.
Esta torre disponía de dos salas abovedadas y de una espléndida ventana gótico-toledana en donde coloca en el dintel de la ventana gótico-flamígera otro blasón de los Luna, así como sobre el arco de traza gótica de salida al adarve.
El lienzo está dividido en su altura por dos impostas corridas voladas del mismo material y excelente factura.
En medio del lienzo de levante, un garitón con ménsulas escalonada en anillo, compuesta por nueve baquetones, rematada con matacanes. Falta el almenado superior.
En el recorrido de la antemuralla en diversos puntos aparecen troneras de orbe y palo.
También el acceso al portillo que hemos visto desde el exterior.
Al sur de la liza se eleva la torre anexada a la torre del homenaje.
Pasada la torre se alza la torre del homenaje con la `puerta mudéjar que correspondía a la primera entrada a la villa por el lado sur y que ahora solo sirve de acceso entre los jardines del sur y la liza de levante donde nos encontramos.
La liza continúa bordeando la torre del homenaje hasta enlazar con la muralla de la cerca del lado sur de la villa.
Estas dos fotografías muestran el tramo de la liza que rodea a la torre del homenaje que muere sobre la cerca y el cubo del extremo sur de la propia liza.
La torre del homenaje y el muro sur
Centrémonos en observar la torre del homenaje en su composición exterior.
Como ya se ha señalado, la torre del homenaje forma parte de la construcción de la primera fase de la fortaleza, cuando se adoso al extremo sur del flanco de levante. De forma rectangular, de unos 16 metros de lado por unos 9 metros de profundidad, que es de unos 11 metros si añadimos las torres que flanquean la portada.
De derecha a izquierda en las fotografías, la semitorre (torre de la capilla) adosada por Beltrán de la Cueva; el cuerpo rectangular de la torre del homenaje; y en el vértice sudeste un garitón sobre anillos volados.
En el siglo XVII, en época de Melchor Fernández de la Cueva y Henríquez, IX duque, el nivel superior se elevó con una planta apoyada en un matacán perimetral que rodea toda la torre, sustituyendo las almenas.
Esta primera imagen muestra el punto de unión de del adarve de la muralla de la primera cerca con el ángulo de la torre del homenaje; mientras que en la siguiente observamos el muro sur del castillo, con la puerta de la torre del homenaje, desde el exterior de la cerca. Se justifica así que esta fuese una puerta de entrada al recinto de la ciudadela de Cuéllar.
La primera portada, la más pequeña del fondo, de estilo mudéjar estaba abierta sobre el lienzo de la primera muralla de la fortaleza y estaba protegida por los dos torreones cuadrangulares.
Se observa cómo, apoyado en los torreones, se han incorporado dos arcos más en distintos momentos de construcción.
La segunda arcada intermedia es de finales del siglo XIII, en época de Sancho IV, cuando se decide potenciar su carácter defensivo. Se construye avanzada hacia la mitad del saliente de las torres separado de la existente para hacer una buhedera de defensa vertical y protección de la puerta. El nuevo arco esconde el excelente diseño primitivo de ladrillo con saeteras.
La última reforma corresponde a la época de Melchor Fernández de la Cueva y Henríquez, IX duque, en el siglo XVII. Para construir el llamado «el mirador de la duquesa» conectado a las habitaciones principales de los duques, se levanta un gran arco apoyado en las torres laterales para sujetar el forjado, y se cubre con una estructura de pies derechos de madera que sujeta un forjado de madera y teja cerámica. Este mirador fue demolido y reconstruido en una de las intervenciones de finales del siglo XX.
En 1694 el X duque recupera la idea de construir una capilla de amplias dimensiones digna del castillo-palacio, pero lo hace fuera de la fortaleza, en un edificio adosado a la puerta mudéjar y dentro de los jardines. No quedan restos de este edificio. Probablemente a ese momento corresponde la apertura de esta puerta que comunica la liza con el jardín.
Se han conservado las gorroneras de la primera puerta, así como un arco interior en la torre estaba dotada de un rastrillo.
Recordemos que el lado sur, que era muralla exterior en el primer recinto, estaba formado por un lienzo entre la torre del homenaje y la que después fue la torre de Santo Domingo. Por consiguiente, en un primer momento debía ser lisa, de mampostería y almenada como la del lado oeste.
Al convertirlo a partir del siglo XIV en castillo señorial, y quedar incluida dentro del recinto del jardín-huerto, y encarada a mediodía, fue la que mayores transformaciones sufrió para otorgarle un aspecto palaciego renacentista.
Lo más señalado es la elevación y cobertura del adarve con una cuarta planta con una galería corrida gótico-renacentista abierta hacia mediodía, así como el recrecimiento de la torre del homenaje.
La galería es de arcos escarzanos con capiteles jónicos sobre columnas y balaustrada de piedra. Los adornan con los escudos del III duque y los de su mujer Isabel Girón. Termina con una cornisa de doble gola también de sillería, todo ello de corte renacentista.
Por otro lado, en el muro se han ido abriendo distintos vanos, así como una puerta por la que se accede al cuerpo del edificio.
Se mantiene los matacanes del adarve y se introduce otro de mayor dimensión bajo las líneas de carga de las columnas de la galería.
En las rehabilitaciones se ha recubierto el muro con un enlucido de círculos esgrafiados.
El interior y la torre del homenaje
La visita al interior se efectúa a través de una puerta abierta posteriormente en el lienzo por la que se entra en un recinto con bóveda de cañón rebajado de sillería de piedra.
Se observan accesos a diversas habitaciones de esta planta.
En un principio, este módulo del lado sur estaba formado por un sótano con el granero, almacenes y la armería. La planta baja por la que hemos entrado estaba destinada a las habitaciones de los soldados y una planta primera para la corte y el servicio.
En el lado de levante se muestra la prisión o calabozo situado en la planta baja del torreón (torre de la capilla) adosado al lado norte de la torre del homenaje.
Aquí se observa que el círculo del torreón queda cortado por la secante de la muralla de levante.
Una escalera mozárabe lleva hasta las plantas superiores de la torre del homenaje.
Con la última reforma, se han adaptado los espacios interiores de la torre del homenaje para dotarlos de mayor suntuosidad.
Con la pretensión de mostrar unos espacios de ambiente medieval, se han decorado con muebles y enseres de época.
Lo que recibe el visitante es una recreación de la capilla, la sala del homenaje, la sala de mujeres y un dormitorio.
En el último nivel de la torre de la capilla se muestra un montaje de la “cámara de las maravillas” donde los señores guardaban sus colecciones objetos artísticos y exóticos.
En el muro, reproducciones de dibujos realizados por Parcerisas en el siglo XIX, con el correspondiente al castillo de Cuéllar en el centro. Este dibujo esta insertado en el Post en el apartado de la muralla oeste.
Aquí se observa la forma de segmento circular mayor de la torre de la capilla.
En esta última intervención se reconstruye el antiguo mirador de las duquesas para convertirlo en terraza, planteado como una galería abierta que se comunica con la otra torre cuadrangular izquierda de la torre del homenaje.
En esta habitación se encuentra la maqueta del castillo que he reproducido al principio del Post.
Lo que es impresionante son las perspectivas que se alcanzan a ver desde esta altura sobre los alrededores y la Meseta.
En primer término, la extensión de los jardines y huerto del castillo. Al fondo el mar de pinares y la sierra de Guadarrama
También es magnífica la panorámica de la muralla de la parte sur de la cerca del primer recinto, con el adarve a lo largo de su recorrido y, por detrás, extramuros, las iglesias de Santa María de la Cuesta y del Salvador, el mar de pinares y el Sistema Central al fondo.
El patio de armas
A través de una escalera interior la visita lleva hasta una zona acristalada sobre la galería sur del patio de armas.
En el siglo XVI Beltrán de la Cueva y Toledo, III duque, plantea como gran obra el gran proyecto de levantar una galería perimetral por sus cuatro lados del patio de armas para conseguir aumentar la calidad artística del edificio medieval y transformarlo en palacio renacentista. De este proyecto solo se ejecutó el del lado sur.
Esta galería del lado de mediodía tiene sus dos primeras plantas de arquería de grandes columnas con capiteles jónicos de volutas formadas por veneras y arcos escarzanos decorados con blasones. La tercera planta está formada por una alternancia de huecos (ventanas) y macizos como una pequeña logia adintelada. Las tres plantas están divididas por una imposta moldurada lineal de doble gola que acentúa la horizontalidad del conjunto.
La imagen corresponde a la galería del primer piso.
Adosado al lienzo de poniente, la edificación de tres plantas está formada por una primera planta con las bodegas, las cocheras y guadarnés. Por encima, un edificio que tiene menor fondo y permite crear una terraza. En la planta primera estaban las dependencias de servicio y la cocina y en las superiores las habitaciones del mismo servicio.
Por el lado de levante, la edificación estaba formada por tres plantas, con las caballerizas en los bajos.
Sobre el lienzo del muro norte no llegó a construirse ninguna edificación ni galería.
En la imagen siguiente la galería de la planta baja.
Como podemos apreciar en estas fotografías anteriores, este patio de armas se utiliza para eventos, como la boda que se estaba celebrando en el momento de la visita.
Saliendo ya de la torre del homenaje puede apreciarse la escalera mudéjar de la torre del lado derecho.
Para finalizar el recorrido de la visita se regresa por la liza de levante hasta la puesta de entrada.
Recorrido por las murallas
Para empezar, recordemos que las murallas de las poblaciones siempre pertenecían al rey o al señor de la villa, hasta la aprobación de la Ley de señoríos de 1811 aprobada en las Cortes de Cádiz. A partir de ese año todos los recintos murados, barbacanas, puertas y portillos pasaron a depender de los ayuntamientos. Como muestra de esa propiedad, es usual encontrar los blasones de los propietarios sobre estos muros, especialmente situados sobre las puertas. Cuando los municipios colaboraban económicamente en su conservación podemos verlo reflejado con la incorporación del escudo del municipio junto al de los señores en aquellos puntos en que mostraron su apoyo a la conservación. Esta situación se produce en Cuéllar, como veremos en el recorrido.
Las murallas de Cuéllar están formadas por un doble recinto. El primero, que abarca lo que se denomina Ciudadela, corresponde su construcción al momento de consolidar la villa de Cuéllar como recinto fortificado de repoblación, en el siglo XI.
A finales del siglo XI y principios del XII Pedro Ansúrez levanta el segundo recinto murado.
En el siglo XV, con Álvaro de Luna y con Beltrán de la Cueva, se refuerzan las murallas con la construcción de una antemuralla ante todo el recorrido exterior de los dos recintos murados. En el siglo XVI se ejecutan las últimas obras de refuerzo de las murallas. La necesidad de refuerzo defensivo está vinculada a las continuas guerras y conflictos de ese periodo de la historia del reino de Castilla.
Las murallas irán sufriendo progresivos deterioros, más importantes a partir de 1811, con la desamortización de los señoríos, cuando las murallas pasan a depender del municipio.
Progresivamente van siendo aprovechados los muros para apoyar construcciones sobre ellos, mientas que otros tramos se desploman.
Las murallas del segundo recinto, que se encuentran en medio de la zona urbana más dinámica, son las que se verán más afectadas.
Para comprender mejor la importancia de las puertas situadas en los lados norte y nordeste hay que tener en cuenta que por esta zona de altiplano pasaba la ruta Valladolid a Segovia y que hacia el este se bifurca hacia Peñafiel. En cambio, los lados oeste y el sur más agreste no comunican con ningún centro de importancia. Ello explicaría que a partir del siglo XV se pudiese prescindir del acceso sudoeste por la torre del homenaje.
En el siguiente plano de las murallas de los dos recintos se aprecia la antemuralla alrededor del perímetro exterior de la cerca.
Comienzo por la cerca del primer recinto y, a continuación, la correspondiente al segundo recinto.
La muralla y puertas del primer recinto
El primer recinto murado, también llamado Ciudadela, tiene una longitud aproximada de 1,10 km incluyendo los lados de la fortaleza. Los lienzos se elevan por encima del terreno exterior entre los 12 y los 16 metros.
La fábrica de los lienzos es de mampostería de piedra caliza y mortero de cal. Incorporan ladrillo en los muros de las puertas mudéjares y sillares en los restantes tramos, principalmente en los elementos singulares de las puertas como jambas, arcos, etc.
Sobre la primera cerca se abren tres puertas: la de Robledo o de San Basilio (P2) al noroeste; la de San Martín (P4) al este como accesos principales desde el exterior; y la puerta mudéjar (P1) al suroeste bajo la torre del homenaje de la fortaleza.
Cuando se construya la segunda cerca, se abrirán otras puertas o portillos en esta primera, para permitir la conexión entre los dos recintos: la de la Judería (P3) al norte; la de Santiago (P5) al sudeste y la de Las Cuevas (P6) al sur. También se abrirá posteriormente el portillo de la Huerta del Duque en el lienzo sur.
Una gran parte de todo lo que se ve ahora ha sido rehecho en las diversas fases de reconstrucción del siglo XX. Las diferencias de materiales se ven claramente en muchos tramos.
Inicio el recorrido, en el sentido de las agujas del reloj por el flanco de poniente, en el punto donde la cerca parte desde el castillo hacia levante.
Antemuralla exterior
En tiempos de Álvaro de Luna, a mediados del siglo XV, se inicia la construcción de la antemuralla del primer recinto recubriendo todo el recinto murado, de extremo a extremos hasta los ángulos del castillo. La antemuralla incorporaba una barbacana con una antepuerta ante cada puerta por la que iba pasando.
Casi no las citaré a lo largo del recorrido porque la casi totalidad de esta estructura ha desaparecido. Solo es fácilmente visible en un segmento del lado sur, junto a la puerta de Las Cuevas.
Desde el enlace con la muralla del castillo se desarrolla un gran lienzo hasta un cubo artillero que defiende la esquina de la de San Basilio.
En el momento de la reconstrucción actual, se ha dejado un nuevo boquete (P9) para facilitar el tránsito rodado.
Puerta de Robledo o de San Basilio
En la fotografía se ve claramente el papel defensivo del cubo artillero del siglo XV, en relación con la puerta de San Basilio.
La puerta de Robledo (P2) popularmente llamada de San Basilio y también Arco de San Basilio, es la puerta más antigua junto con la de la torre del homenaje. Construidas durante el siglo XI contemporáneas del segundo asentamiento de la villa en tiempos de los reyes Alfonso V y Alfonso VI.
La puerta es de estilo mudéjar con dos torres de protección, una cuadrangular a la izquierda y un cubo a la derecha.
El exterior de la puerta tiene forma de arco de medio punto de ladrillo sobre un basamento de sillería. Por encima del alfiz de ladrillo un muro de mampostería hasta el almenado. Sobre el arco un escudo de Cuéllar y en los merlones dos grandes blasones de los Cueva, III duque, y los Toledo, y una tronera, esto último del siglo XVI.
Por el interior, dejando una buhedera o hueco de defensa, un arco más pequeño de sillería con alfiz de ladrillo que da paso al recinto de la puerta.
El conjunto no se trata de una simple puerta, sino de un pequeño recinto abaluartado.
En la fotografía, el lienzo noreste con el adarve ahora visitable, desde el interior.
En esta zona se encontraba en un principio el barrio de San Nicolas.
La fachada interior de la puerta la forma un arco de ladrillo peraltado con una arquivolta del mismo material y alfiz de ladrillo. Sobre el arco aparece el muro de mampostería con verdugadas de ladrillo. A la izquierda una puerta para peatones que comunica con el exterior, mientras que por una escalera interior se accede a la terraza.
La muralla avanza hacia levante hasta la puerta de la Judería. Desde intramuros vemos un primer tramo de lienzo imponente, y como ser pierde entre las casas.
En el recorrido hacia levante se pueden apreciar restos de muralla intersticiados con construcciones residenciales posteriores.
A mitad de recorrido se encuentra una torre de traza mudéjar (E3) junto al granero de la antigua familia de los Daza, muy transformado para otros usos.
En algunos puntos se mantienen merlones del muro. Este portillo debió ser abierto muy posteriormente para facilitar el acceso a la vivienda.
Puerta de la Judería
Se llega a la puerta o portillo de la Judería (P3). Para acceder a él se tiene que entrar en el segundo recinto, y seguir las calles de San Esteban y de la Judería.
Junto a la jamba derecha de la puerta de la Judería se inicia el segundo recinto de muralla que parte hacia la puerta de San Andrés (P10). Fue como motivo de la construcción de la segunda muralla que se abrió el portillo de la Judería para enlazar el barrio de San Gil a intramuros del primer recinto con el barrio de la antigua judería ubicado en el segundo recinto. Es un paso simplemente peatonal y sin acceso para carros por su limitado ancho y la excesiva pendiente de las calles colindantes del segundo recinto, desde donde está tomada la fotografía.
De la puerta parte hacia la izquierda el edificio del antiguo Estudio de Gramática, en el que se encuentra imbuido un tramo del adarve con saeteras y troneras en cruz.
Desde el barrio de San Gil se observa claramente su función de paso peatonal de enlace con un arco escarzano.
Puerta de San Martín
De las tres puertas iniciales de la primera cerca, la puerta de San Martín (P4) era la que correspondía a la entra por levante a la población.
La puerta está localizada junto al ángulo que forma el lienzo que viene desde donde estaba la torre del Noreste y que en ese punto gira 90º hacia el sur.
La izquierda en la foto los restos del perfil del muro del lienzo que iba desde la torre del noreste (E4) junto a la iglesia de San Esteban (I2) al quiebro del muro hacia el sur, con la puerta de San Martín (P4) orientada a levante junto al ángulo de los muros.
No quedan trazas del muro alrededor de la torre del Noreste.
En el momento en que se eliminaron los edificios de viviendas que se encontraban en este tramo hasta la torre del noroeste aparecieron unos enterramientos de cementerio exterior de la iglesia, que actualmente se ha reconvertido en zona arqueológica.
La construcción que se observa actualmente de la puerta de San Martín corresponde a la transformación y modernización de principios del siglo XVI según criterios poliorcéticos cuando es ampliada y la refuerzan al levantar las bestorres (torreones huecos abiertos por el lado del interior de la fortaleza) adyacentes.
La puerta es de arco de medio punto con grandes dovelas de sillería con un alfiz también de sillería con el escudo de Cuéllar, mientras que en lo alto de las bestorres sitúan los blasones de la Cueva del II duque y el de Toledo por su mujer.
El II duque realizó un importante refuerzo de las murallas introduciendo las troneras en cruz y orbe y las troneras horizontales o de buzón.
Los lienzos adyacentes están coronados con merlones con troneras en cruz.
La fachada interior es un simple arco rebajado con doble puerta con dos rangos o quicios para sujetar los gorrones por el exterior de la fábrica y otros dos tras la jamba del arco principal de grandes dovelas
Vista desde el interior, las construcciones de viviendas han dejado el escaso espacio de paso y vemos como el hueco de la bestorre de la derecha ha sido igualmente ocupada.
Esta puerta permitía el paso de carros. Para posibilitar el paso de vehículos más modernos más anchos se ha eliminado la jamba del lado derecho, como se parecía en la foto.
La torre de la Muela (E5) (a la izquierda) divide en dos partes prácticamente iguales del lienzo que va entre la puerta de San Martín y la puerta de Santiago (P5). Es de forma cuadrangular y se eleva por encima del lienzo.
Así pues, a partir de esta torre el lienzo continúa hasta la puerta de Santiago.
Puerta de Santiago
Antes de llegar a puerta de Santiago (P5) el muro efectúa otro giro de 90º hacia poniente, donde, en el lado sur de este ángulo, se abre la puerta.
La torre (E6) junto a la puerta destaca por su elevada altura. Este punto en un lugar idóneo de vigilancia, desde donde se puede ver toda la villa medieval y el entorno exterior hacia el este hasta el llano de la vega del río Cega con el paisaje de pinares y la sierra de Guadarrama al fondo.
Por el exterior se le adosa la iglesia mudéjar de Santiago (I5).
Se considera que esta puerta fue abierta en el siglo XIII cuando levantaron la iglesia de Santiago una vez construida la cerca del segundo recinto. Además de comunicar los dos recintos serviría como acceso para los feligreses del primer recinto.
La iglesia está actualmente en ruinas y solo se conservan los muros y el ábside. En la fotografía se ve el ángulo de la cerca con la torre y el muro del lateral del evangelio de la iglesia que se acopla a la cerca. En este muro se abrió un gran arco de paso.
Es una puerta simplemente peatonal, sin acceso para carros por el limitado ancho y la excesiva pendiente de las calles colindantes entre ambos recintos.
La torre en la actualidad tiene una parte cilíndrica hacia la puerta y en el extremo opuesto una parte plana en el enlace con el lienzo norte.
El muro hasta la coronación almenada y la torre presentan troneras de orbe y cruz, de tiempos del II duque.
La puerta es de una sola hoja con las jambas interiores y exteriores de sillería, abierta en la muralla de mampostería.
Desde el interior es claramente constatable el desnivel de era zona.
Aun sin matacanes, la torre sobresale sobre la muralla y el conjunto de residencial.
A partir de aquí, el muro de la cerca del primer recinto continua hasta la puerta de Las Cuevas (P6).
Desde esta torre hasta el castillo, pasando por la torre de Las Cuevas (E7) se ha rehabilitado todo el adarve de la muralla con el muro almenado protector que puede ser recorrido como un complemento de la visita a la fortaleza, como veremos seguidamente.
Puerta de Las Cuevas
A unos 140 metros en dirección oeste del lienzo de muralla del lado sur se encuentra la puerta y la torre de Las Cuevas (P6. E7).
Esta puerta, que actualmente es simplemente un boquete rectangular, sin ningún resto antiguo, se abrió en el momento en que se construyó la cerca del segundo recinto que parte desde este punto en su brazo sur. Se trataba de un paso de comunicación entre los dos recintos.
En la fotografía apreciamos como el muro de la izquierda, punto de arranque de la segunda cerca, se engarza con la primera cerca, con el vano de paso entre recintos y la torre de protección que se alza por detrás.
Ocupa una posición simétrica respecto al portillo de la Judería, con la diferencia de que esta permitía el paso de carros.
La torre de Las Cuevas (E7) es una bestorre cuadrangular que presenta la carencia de muro interior en sus dos tercios inferiores, aunque tiene cubierta la gola.
Si nos situamos en lo alto del adarve, en este punto del recorrido en la puerta de Las Cuevas, podemos observar la panorámica que se domina desde este recorrido.
En el par de fotografías siguiente se muestra el recorrido del muro y el adarve hacia levante, que lleva hasta la torre se Santiago, y en la otra, el mismo tramo visto desde la torre de Santiago con la torre de Las Cuevas al fondo.
Tomemos este punto de la muralla para observar las panorámicas que nos ofrece, similares a las de la torre de Santiago.
A partir de aquí sigue el lienzo de la primera muralla hacia poniente en un trazado continuo, sin ninguna torre hasta la puerta de la torre del homenaje (P1).
Visión desde la torre de La Cueva hacia poniente.
Portillo de la Huerta del Duque
En este largo lienzo, a unos ochenta metros hacia el oeste de la puerta de Las Cuevas, se abre un paso, hoy día llamado Portillo de la Huerta del Duque (P7), que conectaba al antiguo barrio de San Martín del primer recinto con las huertas del exterior de las murallas.
Tras la construcción de la antemuralla por Álvaro de Luna en el siglo XV es posible que este acceso sirviese de acceso a la liza.
El portillo estuvo tapiado hasta que se descubrió durante la restauración de 1990, y reconstruido con un arco de medio punto es estilo neomozárabe.
Desde la torre de Las Cuevas se aprecia el recorrido de todo este lienzo hasta empalmar con el castillo a los pies de la torre del homenaje (P1).
En las dos fotografías, doble perspectiva de este tramo por el exterior y por el interior del recinto. En la imagen a la derecha la torre de la iglesia de San Martín, en medio de la explanada.
Puerta de la Torre del homenaje
El final del recorrido lleva a la puerta de la torre del homenaje (P1), una de las tres puertas iniciales que daba entrada por el sudoeste.
La cerca termina en el ángulo exterior de la puerta de la Torre del homenaje.
No insistiré en esta puerta que ya ha sido presentada al tratar del castillo. Solo recordar que era una de las tres que tenía el primer recinto para entrar desde el sudoeste, al tiempo que era entrada al castillo y que, con la construcción de la liza exterior en el siglo XV quedó reservada exclusivamente para acceder al castillo.
La puerta abierta en la cerca debió construirse en el momento en que se ubicó en este lugar la capilla en el siglo XVIII.
Con la última reconstrucción se ha abierto un paso hacia el Parque de la Huerta del Duque, a continuación de lo que debería ser el foso exterior del castillo.
La muralla y puertas del segundo recinto
Así como del primer recinto se conservan o se han reconstruido todas las puertas y gran parte de la muralla, del segundo quedan en pie muchos menos vestigios de la cerca y puertas, habiendo llegado hasta la actualidad únicamente las puertas de San Andrés (P11) y el portillo de la Alhóndiga (P12) en el lado norte y la puerta del Exángel (P15) en el lado sur.
Inicio de la segunda cerca y puerta de San Andrés
La muralla del segundo recinto, de poco más de 1 km, va desde la puerta de la Judería hasta la puerta de Las Cuevas, por el lado de levante de la villa.
Situémonos en el lado norte, junto a la puerta de la Judería (P3). En el momento de su presentación ya se dijo que de la jamba derecha de la puerta se iniciaba el recorrido de la segunda muralla.
El muro se dirige hacia el norte formando un arco cóncavo. El muro no es visible, inserto en las edificaciones urbanas.
A unos 65 metros gira 90º en dirección a levante. En ese ángulo se abre la puerta de San Andrés (P10) que da acceso al segundo recinto. Su situación era importante junto al camino de Valladolid en dirección a Segovia.
Era una puerta con buhedera y con una torre defensiva en la esquina, de lo que solo queda la abertura exterior en forma de arco ligeramente apuntada de sillería en la parte superior, con un alfiz con el escudo del Concejo de Cuellar y restos de la torre.
Es una amplia puerta que permite el paso se carruajes.
Recordemos que todo el trazado exterior murado estaba protegido por una antemuralla con barbacanas y antepuertas ante cada entrada, como sucedía ante esta puerta de San Andrés, pero sin que se conserve ningún resto.
El lienzo de esta segunda muralla continua en dirección a levante hasta la puerta de Carchena (P12).
Como se puede observar en las fotografías, el muro ha sido muy aprovechada en la parte interior para adosarle un continuo de edificaciones. En algunas se han respetado elementos defensivos del adarve almenado, como troneras de palo y cruz.
La obra más importante hospital e iglesia de la Magdalena (I3). Dos plantas del hospital se elevan sobre la muralla. Una primera parte en ruinas, y la siguiente rehabilitada.
Portillo de la Alhóndiga
En el recorrido hacia la puerta de Carchena (P12), a continuación del Hospital de Santa María Magdalena, se abre el portillo de la Alhóndiga (P11).
Para conectar directamente extramuros con la Alhóndiga se abrió el llamado de la Alhóndiga, con una puerta de acceso al recinto interior del antiguo almacén de grano.
El Portillo y la puerta interior de acceso a la Alhóndiga son de estilo gótico de finales del siglo XV o principios del XVI, en tiempos del II duque.
Puerta de Carchena
La muralla continuara en su curvatura hacia levante hasta alcanzar la puerta de Carchena (P12). Vemos como el muro es rápidamente engullido por las construcciones, apareciendo al final ligeros vestigios en el lugar que ocupaba esta puerta.
Como el conjunto de este recinto, se construyó durante el siglo XII. A partir de aquí irían creciendo otros barrios de extramuros. La ubicación de esta puerta era importante pues se situaba en el cruce de los caminos de Valladolid y Segovia con el de Peñafiel.
Al fondo, en medio de las edificaciones, lo que podría ser un lateral de la puerta, y en primer término la continuación de la muralla hacia el sur.
Puerta de San Pedro
Tras el recorrido de las ruinas de muralla que se encuentran en la calle Herreros, se llega al lugar donde se abría la puerta de San Pedro (P13), en el vértice suroriental de esta segunda cerca.
Es un lugar sumamente interesante pues es uno de los ejemplos en los que los muros de una iglesia se integran formando parte de la muralla (como en Montfalcó Murallat).
En la primera época, en el momento de construcción de la cerca en los siglos XI-XII, en este lugar debía existir un oratorio dedicado a San Pedro que, en tiempos de Pedro Ansúrez, se transformó en Iglesia románico-mudéjar.
En el siglo XV, cuando se construyó la antemuralla, esta iglesia debió quedar integrada en la liza.
En el siglo XVI, el II duque refuerza todos los recintos murados recibe 1511 autorización del obispado de Segovia para demoler el ábside de la iglesia románica y sustituirlo por otro gran ábside de carácter defensivo de estilo gótico, cuya obra es atribuida a Hanequin Egas de Cuéllar.
El nuevo cuerpo y ábside se eleva como defensa sobre la puerta, y también se incorpora una nueva torre a los pies de la iglesia a modo de atalaya, con un último cuerpo recrecido posteriormente.
En el dibujo del siglo XIX se observa la antepuerta de la puerta de San Pedro, Con la iglesia formando parte del muro, y la torre atalaya.
En la fotografía actual, la antepuerta de la barbacana ha desaparecido y el antepecho de la puerta del templo formaría parte del muro de la antepuerta, recortado.
Al parecer, esta puerta se convirtió en la entrada más concurrida de la villa junto a la vía de Segovia.
Como es perfectamente visible, este muro está protegido con ventanas con múltiples troneras de orbe y cruz y el ineludible blasón del duque.
Puerta de La Trinidad
La muralla continuaría hacia poniente en dirección al castillo. Cabe señalar que, como ya he indicado, todo el flanco meridional de las cercas es de escaso uso para las relaciones con el exterior al no tener conexiones con otros pueblos, y queda casi limitado a la función de comunicación de los habitantes de la villa con los campos de cultivo o con los jardines y huero del duque.
una nueva puerta, la puerta de la Trinidad (P14).
De esta puerta solo quedan restos de una de las torres encajado en la construcción urbana ya que parece que en el siglo XIX el Ayuntamiento decidió su demolición para facilitar el acceso.
Portillo de los Lavaderos o del Exángel
En el recorrido hasta el final de esta segunda cerca hasta la puerta de Las Cuevas, solo se abre un portillo, el portillo del Exángel (P15) también llamado de los Lavaderos, por encontrarse junto a los antiguos lavaderos de intramuros del segundo recinto, por tanto, la antemuralla pasaría por el exterior de los lavaderos.
Este será uno de los accesos de poca importancia.
Salida a la liza en la puerta de Las Cuevas y antemuralla sur
Llegamos al final del recorrido de la segunda muralla.
Cuando se presentó la puerta de Las Cuevas en la primera muralla vimos como allí se acoplaba el muro que procedía del segundo recinto.
Pocos metros antes del acoplo se abre un pequeño vano rectangular que da paso a lo que sería la liza de la antemuralla exterior, que iría a para a la torre. Si pasamos al exterior, encontraremos la única zona de restos visibles de la antemuralla, aunque muy recortada, como también lo está el fragmento de muralla que se ve por detrás.
Desde mi punto de vista, es una lástima que, puestos a reconstruir, no hay llevado la antemuralla hasta la torre, lo que daría una mejor idea del papel de la antemuralla con su liza.
Termina pues aquí el recorrido por la segunda cerca y, con ello, la visita a esta parte del rico contenido histórico-artístico de la villa de Cuéllar.
Fin de la visita
Hemos recorrido los dos recintos amurallados presididos por el castillo de una villa medieval que había sido sede de los reyes de Castilla y León, tierra de realengo y Comunidad de Villa y Tierra que verá, a partir del siglo XV como se convierte en aposento de uno de los grandes señoríos de España, bajo la propiedad y dominio de la casa de Alburquerque.
Con los cambios históricos de estos siglos, pasará de fortaleza militar defensiva y de repoblación a castillo señorial con la moda de los señores castellanos de convertirlos en palacios.
Para poder influir y confabular alrededor del poder real centralizado en Madrid, los señores cambian su estrategia residencial abandonando sus castillos que sustituirán por palacios en la Villa y Corte. Será el punto de inflexión hacia la decadencia de los lugares castellanos.
La posterior perdida de los atributos señoriales sobre sus vasallos remachará esta decadencia.
Seguirán siglos de incertidumbre, en el caso de Cuéllar agravada por la Guerra Civil al convertirlo en prisión militar y de represión política.
Por fin, cierta conciencia patrimonial, incentivada por la nueva era del tuerismo, salvará, bien que mal, la monumentalidad de un lugar como Cuéllar, haciéndolo digno de ser visitado y apreciado.
Bases de información
Webs
turismodecuellar
ayuntamiento-turismo
wikipedia
monumentalnet
folleto-cuellar
ermitiella
Castillo
ayuntamiento-castillo
wikipedia castillo
megaconstrucciones.net
Murallas
ayuntamiento-murallas
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Web academic
Remolina Seivane, José Miguel (2017). La forma urbana de Cuéllar y Sepúlveda, dos ciudades fortaleza de frontera en Castilla. pp. 233-253
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Libros
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