El molino El Blanco es uno de los molinos hidráulicos que, junto a los de viento, fueron los mecanismos más usados durante siglos en España para la molienda de harina.
Molino hidráulico harinero El Blanco (Cuenca)
Dirección: Carretera CUV-8345. Municipio: Carrascosa de Haro. Comarca: Tierra de Alarcón. Provincia: Cuenca. Com. Autónoma: Castilla-La Mancha
Coordenadas: 39°37’00.0″N 2°34’12.0″O Altitud: 777 msnm
Contacto: ecohuevoslosmolinos@hotmail.com
Tfno.: 656 886 737 / 660 181 151
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Índice
Molino hidráulico harinero El Blanco. Carrascosa de Haro. Cuenca
Este post se complementa con el Post Molinos de viento en La Mancha, con los que disponer de una visión de conjunto de los molinos harineros históricos en España.
Los molinos han sido a lo largo de la historia una de las soluciones para convertir los cereales en harina. Sabemos que existen distintos tipos de molinos en función de la energía que utilizaban. De sangre (hombres o animales), eólica o hidráulica, fueron las más extendidas antes de que se desarrollasen las energías fósiles y la eléctrica.
En el post anterior hemos tenido ocasión de tratar el uso de la energía eólica mediante los molinos de viento. Este Post lo dedicaré a los molinos hidráulicos de ribera.
En distintos recorridos presentados en este Blog nos hemos topado ya con molinos hidráulicos distribuidos por toda la España peninsular, aunque sin profundizar en sus características y funcionamiento: Muiños de Verdes; Canal de Castilla; El Bolao; Liérganes; Amaiur/Maya; Sant Feliu de Pallerols; Sierra de Albarracín.
Nuestra atención se centrará en el molino El Blanco, situado en el río Záncara, en Carrascosa de Haro en la provincia de Cuenca.
Se trata, probablemente, del único molino en funcionamiento de toda Castilla-La Mancha, de ahí su interés en visitarlo al poder ver las instalaciones y su funcionamiento.
Una sugerencia entusiasta: acérquense a ver el molino El Blanco, y aprovechen para comer muy bien en el restaurante Molino El Blanco, en el edificio adosado.
Los molinos harineros
Desde que se introdujo la agricultura, el hombre fue creando utensilios y máquinas para convertir los cereales en harina, para con ella poder obtener pan, uno de los alimentos básicos de la humanidad.
Primero con piedras con formas cóncavas donde triturar manualmente golpeando con otra piedra los granos de cereal. Después unos primeros utensilios mecánicos simples ya introdujeron la trituración entre dos piedras, donde una giraba sobre la otra mediante la aplicación del esfuerzo humano y después otros más complejos con aplicación de energía animal. El sistema de obtención de harina por presión de una piedra sobre otra se ha mantenido hasta prácticamente la actualidad, mientras que lo que ha ido cambiando ha sido la complejidad de las máquinas o molinos (hombre vinculado al de la molienda).
Los molinos harineros debían estar situados en las cercanías de las poblaciones para abastecerlas, por lo que se fueron desarrollando maquinarias adaptadas a las condiciones geográficas de cada lugar, al tiempo que cada vez técnicamente más perfeccionadas.
Del primer momento, en el que únicamente se podía emplear energía humana o animal, se fue pasando a aprovechar otras formas de energías naturales fáciles de aplicar, como eran la energía eólica y la hidráulica.
Juntamente con los molinos de viento de aspas, los molinos hidráulicos de ribera fueron los grandes sistemas utilizados en España.
Una aproximación a la historia de los molinos harineros manuales e hidráulicos en el Post: Museo de los Molinos de Mazonovo (Asturias).
Molinos hidráulicos de ribera
Como puede deducirse de su denominación, los molinos hidráulicos utilizan la energía cinética del agua de un río o del mar, bien por la fuerza de desplazamiento superficial, bien por una caída o salto de agua para aumenta su energía cinética.
En los de mar, también llamados molinos de marea, se aprovecha el desnivel entre la pleamar y la bajamar en costas donde los cambios de nivel de las mareas son significativos.
En los situados en zonas terrestres lo que se aprovecha es el movimiento del agua del río o el desnivel de su curso, por lo que se sitúan en las márgenes de los ríos, acequias, canales o caz.
En el primer caso de los molinos terrestres se utiliza directamente el movimiento del curso del agua haciéndolo actuar sobre una rueda vertical de paletas o aceña, que genera un movimiento rotatorio horizontal. Generalmente, el molino se ubica en una caseta con la rueda hidráulica por el exterior. En unos casos la parte inferior de la rueda se sumerge en el cauce del lecho fluvial, arrastrando las paletas haciéndola girar; en otros se coloca junto a un salto de agua donde el chorro en su caída incide sobre las aletas por la parte lateral, o rellena unos cangilones adosados a la rueda que con el peso del agua la hacen girar en forma descendente.
También existía el molino de barca, donde en una barca, plataformas o entre dos barcas situadas en el centro del curso fluvial, se montaba una rueda hidráulica junto a una construcción de madera con el molino.
El tipo más extendido de molinos hidráulicos de ribera fue el molino de rodezno horizontal, donde, sobre una rueda horizontal con palas o álabes se proyecta un chorro de agua que proviene de un desnivel, haciendo rotar una turbina, lo que provoca un movimiento giratorio sobre el eje vertical acoplado a ella. Este tipo de molino se desarrolló para poder aprovechar el caudal de cursos de escaso e irregular aporte hídrico, al tiempo que era más sencillo y económico que el de rueda vertical.
Desde la Edad Media los molinos hidráulicos de ribera tuvieron amplia aplicación en harineras, batanes, herrerías, papeleras, etc.
Los dos dibujos siguientes muestran del esquema de un molino de rueda vertical o aceña y otro de turbina horizontal o rodezno.
En el caso del molino de rueda vertical apreciamos que la maquinaria interior del molino actúa de la misma forma que lo hacen los molinos de viento de aspas, con la diferencia de que la rueda catalina se sitúa por debajo de las piedras del molino, mientras que en el molino de viento están colocadas en la parte superior, acopladas a las aspas. Por lo demás el esquema de funcionamiento es idéntico.
La menor complejidad técnica de los molinos de rodezno horizontal se halla en que, por la posición horizontal de la rueda, su eje vertical transmite directamente el movimiento a la piedra del molino, sin que tengan que intervenir engranajes. A su vez, esta menor complejidad reducía el tamaño de las edificaciones de los molinos.
La condición necesaria para su funcionamiento es que se cree un desnivel o salto de agua para que un chorro de agua choque con las paletas del rodezno con la suficiente fuerza y velocidad para que pueda hacer girar el rodezno y la muela, poniendo en funcionamiento la maquinaria de molienda.
Lo más importante es conseguir la mayor presión y velocidad del agua con el menor caudal posible. Ello permitía su aplicación en las circunstancias hídricas más desfavorables. De ahí su gran difusión por toda la Península al poderse aplicar en zonas con escaso potencial hídrico.
Estructura de un molino hidráulico harinero de rodezno
Se distinguen cuatro ámbitos constructivos fundamentales.
El caz o canal de agua que se deriva del curso de un río para llevarla hasta el edificio del molino.
El edificio del molino en el que cabe distinguir: el cárcavo o espacio inferior en el que se sitúa el rodezno sobre el que fluye el chorro de agua con un eje vertical (árbol) que asciende hasta la sala de molienda. De este punto parte el socaz, que corresponde al trozo de cauce que va desde debajo del molino hasta la madre del río.
Por encima se sitúan las naves del molino, con sus accesorios, así como la vivienda del molinero.
Iré presentando cada una de estas partes aprovechando la visita al molino El Blanco.
La visita al molino El Blanco
En la imagen aérea distinguimos el curso del río Záncara del que, de su parte norte surge el canal o caz que llevará el agua hasta el molino. En el centro el molino con otras edificaciones actuales, como el restaurante Molino El Blanco. A continuación, la salida del agua del molino por el socaz retornará el agua nuevamente al curso del río por la parte sur.
Sin que tenga relación con el molino, observamos en el cuadrante sudeste de la fotografía una pista en forma de ”U” alargada. Corresponde a la pista El Molino de carreras de galgos en la modalidad de regates, muy frecuentada los fines de semana.
Un poco de historia
Como se ha señalado, la necesidad de disponer de harina de cereales -en nuestras tierras, trigo, cebada, centeno o maíz-, forzó a que, en cada localidad o próximo a ella, se tuviese que disponer de un molino harinero, aprovechando las posibilidades energéticas de cada zona: animal, eólica o hidráulica.
En el caso de Carrascosa de Haro fueron varios los molinos hidráulicos que se instalaron siguiendo el cauce del río Záncara. Uno de ellos fue el molino El Blanco, del que se tiene noticia desde el siglo XIV, cuando en 1325 don Juan Manuel. cita en el Libro de la Caza, el molino de El Blanco en el río Záncara.
Posteriormente, la Orden de Santiago continuó gestionando el molino.
Según se transcribe en Lillodelamancha, existe una descripción del molino El Blanco efectuada en 1783, en época de Carlos III, en la que describen todos los detalles del estado del molino en ese momento, y los reparos necesarios para su mantenimiento. De su lectura se desprende la continuidad estructural del molino hasta el actual.
Ya en el siglo XX, en 1978, Elida Izquierdo y su esposo Laureano Madrid compraron el molino en homenaje y memoria del padre de ella, el último molinero, y dónde ellos habían trabajado, con el objetivo de mantenerlo y poderlo mostrar a las generaciones futuras en forma museizada.
Evidentemente, ahora solo constituye una reliquia histórica sin función productiva, pero sirve para mantener vivo un ejemplo de molino hidráulico con su papel histórico y etnográfico fundamental.
Exterior del molino
El edificio
La forma del edificio es la clásica de un molino hidráulico de ribera. Un edificio-puente de planta rectangular con la cubierta de tejas a dos aguas. Lo que los hace inconfundibles son los ojos del molino de la parte inferior, y el hallarse situados sobre una corriente de agua. Por encima se elevan dos plantas.
El molino El Blanco está formado por dos cuerpos adosados, que se distinguen por el acabado de los muros. El mayor, con los ojos, rebozado por fuera, constituye el cuerpo del molino, y a la izquierda, en el sentido del curso del agua, otro cuerpo más pequeño de mampostería vista que hace de zaguán de entra a la sala de molienda en la planta baja y de vivienda en la superior.
Los edificios de los molinos debían ser construcciones sólidas, especialmente en la parte posterior donde se asienta la balsa y donde recibe el envite del agua.
Desde la primera planta, o sala de molienda, se accede por una escalera exterior a la planta superior, donde encontraremos el torno de cernido.
El caz
Por la parte posterior llega el caz, que es el canal de aporte de agua, a un nivel superior al que están situados los cárcavos.
Una compuerta sirve de sumidero del nivel del cauce para regularlo y evitar la inundación del molino y para limpiarlo de troncos y maleza.
Unos 450 metros al norte el molino toma el agua del río Záncara y a través del caz la lleva hasta allí.
El rastrillo y la balsa o presa
Al final del recorrido se ensancha formando una balsa o presa. A la entrada de la balsa, junto a la compuerta del sumidero, se halla instalado un rastrillo, consistente en una empalizada de troncos dispuestos verticalmente que dejan pasar el agua, pero impiden que troncos y maleza arrastrados por la corriente entren en la balsa y puedan obturar los tubos de agua que actúa sobre las turbinas.
La compuerta del aliviadero anexo sirve a su vez para evacuar los troncos y maleza que hayan sido detenidos por el rastrillo.
Al final de la balsa unos tajamares distribuyen el agua hacia las entradas de agua a los cárcavos y dos túneles de aliviadero.
Los cárcavos y el socaz
Los dos “ojos” de la izquierda en la fotografía corresponden a los huecos de los cárcavos en los que se sitúa un rodezno en cada uno de ellos alojados bajo el edificio. Los otros dos ojos sirven de aliviadero para que pueda salir por ellos el excedente de agua que se acumula en la balsa.
Al cárcavo u ojo del molino, también se le llama bóveda de rodeznos.
Interior del molino
Zaguán de recepción y almacén de grano
Se entra por un gran zaguán que era el lugar de recepción del grano y de recogida de la harina.
Por las paredes se hallan distribuidos distintos utensilios vinculados a las labores de transporte y manipulación de los cereales.
Sala de molienda
Al atravesar la puerta de zaguán entramos en la sala de molienda.
La máquina limpiadora
Antes de proceder a la molienda debía prepararse el grano. En una máquina limpiadora se limpiaba el cereal de posibles restos de tierra, polvo o paja y se mojaba para ablandarlo y conseguir así una mejor trituración y separación entre las capas. Además, aportaba una mayor durabilidad de las piedras de molienda.
En esta primera fotografía, delante de la máquina de limpiar aparecen dos tuberías. Por ellas se desplazaban unos cangilones que ascienden hacia la planta superior donde encontraremos la máquina de cernido que veremos más adelante.
La molienda y su maquinaria: el molino
En el molino El Blanco se mostraba este dibujo en el que aparecen los elementos estructurales básicos de este tipo de molinos de rodezno, sin incluir la limpiadora que acabamos de ver.
Siguiendo el dibujo podremos ir observando su aspecto real en la maquinaria del molino El Blanco.
La maquinaria del molino propiamente dicha está formada por cuatro partes esenciales: el rodezno; las piedras de molienda o muelas, la tolva y el cernedor.
Esta es la fase en que se produce la molienda del grano triturándolo al hacerlo pasar entre dos pesadas piedras circulares superpuestas, donde la superior (piedra volandera) gira rotatoriamente sobre otra fija (piedra solera) asentada en el bancal del molino. Por encima, desde la tolva, se va aportando el grano al interior de las piedras.
Este movimiento rotatorio se produce por la acción del agua sobre el rodezno al que está unida por un eje (árbol) la piedra rotatoria.
El rodezno
El rodezno o turbina es una rueda con una corona circular compuesta de palas o álabes. Sobre estas palas se hace incidir un chorro de agua a velocidad y volumen suficiente como para hacer mover el rodezno y la muela. En esta operación es más importante la velocidad que el caudal de agua.
El chorro de agua procede de la balsa o cubo de presión que se halla situado en la parte posterior del edificio. A través de una tubería o saetín se hace incidir oblicuamente el chorro de agua sobre las palas con una pendiente de 2/3.
Por la literatura que he consultado parece que el desnivel del agua para accionar este tipo de molinos oscilaba entre los 5 los 12 metros y, preferentemente, entre los 8 y los 9 metros. Son desniveles relativamente modestos que permiten que con pequeñas acequias (caz) ubicar un molino aprovechando la pendiente natural del río.
Una compuerta o cerraja accionada desde la sala de molienda regula el chorro de agua para conseguir la velocidad de giro adecuada de la muela.
Del centro del rodezno se eleva un eje o árbol que se acopla a la rueda volandera de forma directa, haciéndola girar a la misma velocidad que el rodezno.
El eje del rodezno se apoya sobre tablón o viga de madera o de hierro, denominado puente, que tiene la particularidad de que puede ser movido verticalmente por un extremo (elevador), elevando o descendiendo el punto de apoyo del árbol que, al estar acoplado a la muela volandera, posibilita modificar la distancia de separación entre muelas (alivio) y, así, ajustar el grosor de la molienda. El elevador se acciona desde la sala se molienda al lado del molino.
En el molino El Blanco se observa entre el rodezno y las muelas otra rueda adosada al árbol, que gira sin función aparente. Parece como si se tratase de un volante de inercia para estabilizar la velocidad de giro de la rueda.
La bancada y las muelas
En la sala de molienda cada uno de los dos molinos se monta sobre su bancada, mesa de molienda o alfanje.
Sobre la bancada se fija la piedra solera y, sobre esta, la piedra volandera. Las dos piedras están encerradas en un guardapolvo de madera, donde se recoge la harina que sale de entre las dos piedras.
Por el centro de las piedras pasa el árbol. Por la inferior lo hace a través del buje que permite girar el eje que asciende hasta la piedra volandera pero que impide que el grano que entra se escape por este orificio.
El árbol que sobresale se acopla a la piedra volandera para transmitir el giro del rodezno.
La parte inferior de la bancada está abierta, lo que permite al molinero ver todos los elementos de la maquinaría del interior hasta el rodezno.
La tolva
En la parte superior un cajón piramidal constituye la tolva en la que el molinero vierte el grano para su molienda. Se accede por una escalera que sube hasta la parte posterior.
La tolva vierte el grano en la canaleta que lo lleva hasta una obertura cilíndrica que tiene la rueda volandera en su centro (ojal) por el que va penetrando el grano.
En este molino vemos que el árbol se extiende sobre la piedra con un prisma cuadrangular de madera acoplado a él a la altura de la canaleta. Sirve para que, con el giro del prisma, cada vértice golpee rítmicamente la canaleta, activando el descenso del grano desde la tolva.
Las piedras, ruedas o muelas de molino
Las piedras, ruedas o muelas de molino son piedras cilíndricas de una sola pieza, generalmente de arenisca dura o de granito, de poco espesor con relación a su diámetro, de unos 120/180 centímetros de diámetro y unos 20 centímetros de espesor, en las que se han practicado unas hendiduras (repicado) en sentido radial por las que desliza el cereal a moler y se distribuye sobre la superficie provocando la rotura y el aplastamiento de cada grano.
El movimiento giratorio produce una fuerza centrífuga que va desplazando la molturación hacia el exterior, y será recogida en el guardapolvo.
La velocidad adecuada de giro de las piedras se encuentra en 60 y 120 revoluciones por minuto. La velocidad no puede aumentarse indefinidamente para evitar que la fuerza centrífuga haga salir el grano sin triturar.
Como ya hemos visto, el molinero puede modificar la separación entre las piedras (alivio) y la velocidad de giro. Así mismo, también habrá decidido con anterioridad el dibujo del entallado de las muelas.
En esta piedra de la fotografía se ven las hendiduras de molturación, el ojal del centro y los huecos de fijación del árbol a la rueda.
La piedra colocada en el piso de la entrada parece una piedra solera, con un reducido hueco central donde se situaría el buje.
La cabria
La piedra volandera debía moverse periódicamente para facilitar la limpieza y el repique de las hendiduras. Para facilitar esta tarea, se disponía junto a ella de una estructura giratoria en forma de “horca”, la cabria, de la que pendía una tenaza formada por dos torillos que se aplicaba sobre la piedra volandera, la pinzaba, la elevaba, y la desplazaba hacia el exterior, dejando visibles y accesibles las dos caras interiores de las piedras para ser rehabilitadas, repicándolas para reparar el desgaste. La grúa se situaba entre los dos molinos para se utilizada indistintamente en ambos.
La forma semicircular de la tenaza de la cabria permitía voltear fácilmente la piedra volandera para poder repicarla con facilidad.
La molturación se recogía en un depósito de harina y se trasladaba a un cernedor para separar la harina del salvado.
Así terminaba el proceso de molienda.
En las dos salas de esta planta del molino El Blanco se ha colocado diversos objetos y herramientas vinculados al proceso de molienda aportando una información museística etnográfica al conjunto.
Sala de cernido
Ya en el siglo XX, en este molino se instaló en la planta superior un torno de cernido mecánico.
Una escalera exterior situada al fonde de la sala de molienda da acceso directo a la sala de cernido.
Desde la salida del molino se elevaba la harina hasta torno de cernido mediante una cadena de cangilones. En una de las primeras fotografías de la sala de molienda hemos visto el inicio de la tubería por la que se desplazan los cangilones. Aquí vemos como continua su trayecto hasta el cernedor.
La harina se desplazaba a lo largo del torno envuelto con telas de cedazo. En el recorrido por el interior de esta máquina se iban separando por grosores los componentes de la harina, los más finos al principio hasta el salvado (la cascarilla) al final del recorrido.
En su estado actual solo se observa la estructura del torno, sin los cernedores.
En cada tramo una tolva recogía la parte seleccionada y, a través de unas mangas, caída por gravedad a la sala de molienda, donde eran ensacadas.
Un único molinero podía efectuar todas las tareas, desde el limpiado, la alimentación de los molinos y el ensacado, desde la misma sala.
El pago de la molienda
El molinero cobraba sus servicios a través del sistema de maquila.
Según la RAE, maquila es la porción de grano, harina o aceite que corresponde al molinero por la molienda.
Al tratar de los molinos de viento sabemos que la maquila en los molinos harineros se situaba en una cantidad que oscilaba alrededor de un 8 por 100 del grano que se traía a moler. En otros lugares se habla del 4 por 100.
Lo usual era que el molinero se cobrase la maquila en forma de grano antes de moler.
Vivienda del molinero
Es muy interesante poder ver la vivienda del molinero, para entender la vida y el trabajo en un molino hidráulico.
En primer lugar, hay que precisar que, dado que la energía hidráulica de la que se nutre es constante día y noche, si había demanda suficiente, el trabajo de molienda se efectuaba de forma continua durante las 24 horas de cada día.
La vivienda esta adosada al molino y, como veremos, con comunicación visual con la sala de molienda, con lo que poder controlar el proceso de producción, y en su caso la tarea de los empleados contratados, aun cuando se hallase en su casa.
En el molino El Blanco, a la vivienda se accede por la misma puerta que al zaguán de recepción del grano a moler.
Desde el zaguán, una escalera interior asciende hasta la planta superior. Las dimensiones de la vivienda son las mismas que las del zaguán.
La planta de la vivienda está dividida en dos habitaciones. La primera, abierta a la escalera, forma la cocina-comedor-estar.
Al fondo, una puerta da acceso al dormitorio.
Los elementos que forma la sala-cocina son simples. Una cocina con la lumbre en el suelo; una mesa; unas sillas; y el menaje de cocina.
El dormitorio, también con una simple cama de matrimonio.
El elemento que apuntábamos de vinculación permanente con el trabajo en el molino se encuentra en un ventanuco que comunica con la sala de molienda.
A su través, por visión y por el ruido de las piedras al frotar entre sí al que el molinero estaba acostumbrado, podía seguir las incidencias de lo que sucedía y de la actuación del empleado, sobre todo durante las noches.
Punto final a la visita al molino El Blanco.
El restaurante Molino El Blanco
Junto al molino los propietarios han levantado el restaurante Molino El Blanco.
Fue un perfecto lugar para completar una visita de gran interés con una excelente comida. Una cocina en la que predomina lo que ahora ha dado en llamarse de “kilómetro cero”, con productos propios y de la zona de gran calidad.
Pista de regates El Molino
Otro atractivo que se reúne en el lugar es la pista El Molino de carreras de galgos, modalidad de regates.
Los fines de semana la pista está muy concurrida y, si uno tiene tiempo y ganas, puede seguir alguna de las carreras.
La modalidad regates es una carrera de galgos con liebre mecánica. Los canes corren detrás de una liebre mecánica que no sólo se mueve en línea recta, sino que hace un recorrido en forma de herradura de más de 1.000 metros, de tal manera que se pueden apreciar los cambios de dirección y velocidad.
Fin de la visita
Poco queda por decir. Visitar el molino El Blanco, es una ocasión de poder conocer y ver en funcionamiento un molino hidráulico harinero, con un origen de más de 800 años.
La persona que os acompañará en la visita, vinculada a la familia propietaria, sabrá daros todas las explicaciones y responder a vuestras preguntas.
Podréis pasear entre los galgos.
Y una buena idea, puede ser degustar la magnífica cocina de raíces tradicionales que os ofrecen en el Restaurante.
Esta es mi opinión particular, sin ningún tipo de vínculo con la familia Elida Izquierdo y Laureano Madrid, los propietarios, a quienes debemos la supervivencia del molino.
Es de justicia agradecerles que hayan puesto todo su esfuerzo, y dinero, en mantener viva una joya histórica tecnológica y etnográfica como el molino El Blanco de Carrascosa de Haro, en Cuenca.
Bases de información
Webs
Youtube
El último molino
Así funciona el Molino El Blanco de Carrascosa de Haro
Web academic
Lillodelamancha. Historia en la Mancha. Molino de El Blanco
López-García, R. et alt. Las herramientas de Ingeniería Asistida aplicadas a la Historia de las Máquinas y Mecanismos. Recuperación virtual de un Molino Hidráulico
Zamora Morillas, Mario. Estudio histórico tecnológico del molino hidráulico de rodezno de juan Tíscar
Rojas-Solá, J.I. y Domene-García, J. (2005). Ingeniería y diseño asistido por ordenador: estudio de molinos hidráulicos en el sureste español
Escalante Fernández, M. del Mar y García García-Saavedra, Mª Luisa (2015) La energía hidráulica como fuerza motora: El ejemplo de los molinos hidráulicos de Navalagamella (Madrid)
Headworth, Howard G. (2003-2004). Los molinos hidráulicos de Huebro revisitados: sus características técnicas
Moreno Vega, Alberto (2013). Técnicas constructivas e innovaciones mecánicas aplicadas a los molinos bajomedievales: Un estudio sobre su evolución en España (siglos XI al XV)
Pérez de Ciriza Galarza, Laura (2020). Estudio tipológico del molino harinero y casos de recuperación contemporáneos mediante su cambio de uso (Trabajo Fin de Grado)
Revilla Casado, Javier. Cuestión de maquilas: diferencia
entre molino y fábrica de harinas
Méndez-Cabrera Fuentes, Miguel (2022). Las piedras de molino