Al lado y visible desde la A-2, a la entrada de La Alcarria (Guadalajara) se visualiza el castillo señorial de Torija. En su interior aloja el Museo del Viaje a la Alcarria y el Centro de Interpretación Turística de la Provincia de Guadalajara.
Castillo de Torija y Museo del Viaje a la Alcarria (Guadalajara)
Municipio: Torija. Comarca: La Alcarria. Provincia: Guadalajara. Com. Autónoma: Castilla-La Mancha
Coordenadas: 40°44′35″N 3°01′53″O. Altitud: 958 msnm. Población: 1.663 habitantes (2022)
Web: turismodeguadalajara
Bien de Interés Cultural (BIC). Monumento Nacional (1932)
Visita: 2023
Índice
Castillo de Torija y Museo del Viaje a la Alcarria. La Alcarria. Guadalajara
Cada vez que se llega a unos 15 kilómetros de Guadalajara por la autovía A-2 en dirección a Zaragoza, aparece ante la vista en la curva de la autovía un espléndido castillo. Normalmente, uno va de paso y no se detiene, pero piensa que en la primera ocasión que se presente debería detenerse para visitarlo. Por fin, es lo que he hecho en esta ocasión.
Así pues, visitaremos el castillo de Torija, en la puerta de La Alcarria.
El territorio
Justo en el punto donde la comarca de La Alcarria entra en el valle que ha erosionado el arroyo del Valle de Torija, por donde la autovía desciende hasta la campiña del río Henares, se ha situado, ya desde tiempos hispanorromanos un punto de observación y control de este estratégico paso.
Un poco de historia
Ya desde la Antigüedad, el emplazamiento de Torija está considerado como un importante punto estratégico en el control del acceso a la Alcarria. De hecho, un ramal secundario de la vía romana que Complutum (junto a Alcalá de Henares)- Caesaraugusta (Zaragoza) discurría por este paso, mientras que la vía principal atravesaba el río Henares. Allí habría situado algún torreón de control.
Existe bastante acuerdo en considerar que el nombre torija derivaría de torre pequeña.
Los restos arqueológicos evidencian que también estuvo ocupada en época visigoda.
En época musulmana, Torija formó parte del reino taifa de Toledo. Cuando en el año 1085 Alfonso VI conquista Toledo, este lugar pasa a pertenecer al reino cristiano quedando en una posición bastante insegura, debido a la cercanía con la frontera de la taifa de Zaragoza. Su consolidación territorial se produce a partir del inicio de la repoblación hacia 1150. Y será en este proceso, en el que adquirirá mayor importancia el papel de Torija en los conflictos de la Edad Media.
Parece ser que su repoblación, a mediados del siglo XII, se encomienda a la Orden del Temple que habría creado un convento o un castillo en el lugar.
No es hasta mediados del siglo XIV que se dispone de noticias y documentación histórica. Desde Alfonso XI, los distintos avatares que se suceden a lo largo de la Edad Media en relación con la propiedad del castillo vendrán marcados por las luchas entre los reyes de Navarra y Castilla y en las disputas entre las familias nobiliarias; conflictos, componendas o intercambios que forman en general la intrahistoria de este periodo.
Así podemos seguir un proceso de propiedad que se inicia con la cesión del lugar por Alfonso XI a Alonso Fernández Coronel, uno de sus capitanes en la batalla del Salado (1340). Después se suceden Iñigo López Orozco, Pedro González de Mendoza y Diego Hurtado de Mendoza.
Con Juan I nuevamente es recuperada por la casa de los Coronel. En el siglo XV es entregada la plaza a Pedro Núñez de Guzmán, y pasa a su hijo Gonzalo de Guzmán, conde de Gelves.
En 1445, los Infantes de Aragón se apoderan de Torija. El arzobispo de Toledo Alfonso Carrillo, con la ayuda posterior del marqués de Santillana, Iñigo López de Mendoza, la recuperan para la corona tras un largo asedio en 1452. El edificio del castillo quedo seriamente afectado después de ser asediado con la artillería del Marqués de Santillana.
En 1453 adquiere la plaza de Torija Iñigo López de Mendoza y desde entonces perteneció a la casa de los Mendoza, los cuales, aunque residían en Guadalajara, mantuvieron siempre un alcaide en la fortaleza.
Lorenzo Suárez de Mendoza, señor de Torija desde el 9 de mayo de 1458, decidió construir en el lugar un castillo señorial propio de la época entre la nobleza. Las obras se iniciaron en 1460 para construir un castillo de nueva planta, el cuál podemos observar en la actualidad, convenientemente rehabilitado.
Un momento trascendental para la vida del castillo fue cuando en el año 1811, para que no cayese en manos de las fuerzas napoleónica, Juan Martín El Empecinado lo dinamitó. A partir de entonces, quedó medio en ruina, desmochado, y habiendo servido de cantera para la construcción de algunas casas del pueblo.
Aunque en 1932 formará parte de la declaración masiva de Monumento Nacional, no será hasta 1953 que se redacta un primer proyecto de reconstrucción más que de restauración, con la obra realizada entre 1963 y 1967.
En esta primera actuación, el patio interior quedo totalmente vacío entre los cuatro altos muros exteriores y la torre del Homenaje totalmente rehecha.
En el año 1995, la torre del Homenaje se destinó a albergar el Museo del Viaje a la Alcarria, dedicado a Camilo José Cela.
En 2007, la diputación de Guadalajara construye en su interior un edificio de nueva planta, obra del arquitecto José Luis Condado, para alojar el Centro de Interpretación Turística de la Provincia de Guadalajara (CITUG), inaugurado en 2010.
El Castillo
Todos los indicios apuntan a que a lo largo del proceso histórico que acabamos de ver, la situación de la fortaleza que controlaba o defendía este territorio fue cambiando de posición dentro de la localidad.
Siguiendo las hipótesis de Enrique Daza, la primera torre y el caserío que se creó a su sombra estaría ubicada en lo alto del cerro, en el lugar que ocupa actualmente la iglesia de la Asunción, formando el conjunto (A) de la vista siguiente.
El castillo alto medieval, el que sufrió el asedio en época de Juan II, se habría situado en la zona (B), ocupando el castillo y la plaza de enfrente actuales, con lo que se dispondría de terreno suficiente para alojar la fortificación y las tropas. Pero tras el asedio parece que quedó destruido en gran parte.
Cuando se apropia de la villa el Marqués de Santillana, se habría propuesto una reforma urbana para dotar a la villa un cierto programa edilicio y de embellecimiento, ya que se trataba de la cabeza de un señorío. Este programa habría consistido en la construcción de la iglesia de la Asunción en lo alto del cerro; alzar una nueva cerca más amplia, con una trama urbana articulada sobre una calle longitudinal; y, por fin, un nuevo castillo señorial altomedieval, con función palaciega y que requeriría un escaso nivel de ejército de defensa. Recordemos que este tipo de castillos tenía primordialmente la función de representación social, ante los otros señores y de dominio social sobre el pueblo.
De este modo, en 1460 se inician las obras del castillo definitivo. Un castillo señorial siguiendo la tipología de los castillos torrejones de moda en la época en tierras de Castilla. Castillos que unían el lujo residencial de los grandes señores con la protección ante los conflictos propios de su tiempo.
Todo el aparejo del castillo es de sillarejo de caliza blanca. La planta del edificio de la fortificación es cuadrada, de unos 29 x 29 metros. En las esquinas cubos circulares almenados de unos 7 metros de diámetro, excepto en la del vértice de levante, a la que se adosa exteriormente la torre del homenaje. En el centro de los lienzos de muralla unos garitones sobre lampetas o anillos volados. La entrada por el lado norte y una salida auxiliar en el lado sur. En los paños se abren unas pocas ventanas elevadas. Se considera que en la restauración se elevaron en demasía los muros y se les añadió un matacán corrido sobre cada lienzo, que Cooper cuestiona en lo que irónicamente considera una “superentusiasta reconstrucción”.
Sobresale la torre del homenaje, también de planta casi cuadrada de unos 12 x 13 metros y unos 30 metros de altura máxima, pero curiosamente colocada de forma tangente transversal al cuadrado del cuerpo central en la esquina de levante. También almenada, con borjes en las esquinas y garitones en los centros de muro. Contenía cuatro plantas en su interior, con una única entrada, muy estrecha, a la altura del segundo nivel desde el patio.
Exteriormente estaba rodeada por una barbacana que seguía la traza del castillo. En parte protegida por la pendiente del terreno.
La entrada por la parte norte, situada más a la izquierda que la entrada actual, protegida por un foso seco con un puente elevadizo, al encontrarse al mismo nivel que el terreno. La puerta se abre hacia la villa. (Habíamos visto en el castillo de Ampudia una orientación similar).
En el interior, del que no queda ningún resto de construcción, si que se conservan en los muros los mechinales de los tres pisos que poseyó, así como de un pozo o aljibe en su centro.
Por suerte, se dispone de algunas representaciones de dibujos históricos que nos permiten conocer sus características en algunos momentos determinados.
En primer lugar, se dispone de una perspectiva de cómo era exteriormente el castillo en 1668 por el dibujo realizado por Pier María Baldi durante el viaje de Cosme III de Medici a España. Nos muestra como lucía el castillo con sus torres almenadas.
Me pregunto si la torre que se ve al fondo del lado izquierdo correspondería a una torre de la muralla.
Pasada la Guerra de la Independencia, el castillo quedo en ruinas y abandonado. El dibujo que realizó Josep Pascó a finales del siglo XIX refleja claramente este estado ruinoso, con la sensación de que toda la sillería que pudiese contener, en puerta y ventanas, había sido arrasada.
Las fotografías de la década de 1950 muestran el mismo estado de abandono que el dibujo anterior. También permiten visualizar como, al dinamitarse, se había derruido la mitad de la torre del homenaje, pero manteniendo la otra mitad toda la altura y estructura interior, rematada la cubierta con bóveda de medio punto.
Se aprecia claramente el espesor de los muros de la torre, así como la disposición a la izquierda de la abertura de la puerta.
Un resultado de las reflexiones a partir de los estudios arqueológicos es la recreación de los alzados de las crujías interiores y su imbricación con la torre del homenaje.
Para ayudar a la comprensión de la estructura interior podemos visualizar los muros desnudos del patio interior.
La entrada por el lado norte, por una puerta más a la izquierda que la construida durante la restauración, posiblemente en eje con un ventanal superior. Por ella se entraría en el patio de armas, mientras que las construcciones interiores se adosarían a los tres muros restantes.
Una caja de escalera comunitaria con el primer piso, en lo que podría ser la planta noble, y por donde se abre el único acceso a la torre del homenaje.
Por encima, el tercer piso dedicado a vivienda del servicio del castillo y almacenes.
Existe alguna construcción subterránea de la que no se conoce exactamente su función.
Por fin, una recreación de la que podría se una galería que, al estilo de una corrala, recorriese todo el primer piso. A la izquierda representaría una galería volada sobre la puerta uniendo los dos extremos. A la derecha, la galería que daría acceso a las habitaciones de la planta noble y, por encima, los alojamientos de sirvientes y almacenes.
Esta perspectiva actual reaccionaria la posición de la primera torrecilla, ocupada por la iglesia y visualmente dominante sobre el territorio en relación con el castillo medieval.
La visita al castillo
El recinto fortificado
Dado que ya hemos conocemos los avatares históricos sufridos por la edificación, y el proceso de estructuración arquitectónica del castillo, me centraré en efectuar un recorrido por la edificación tal como se encuentra en la actualidad.
Antonio Herrera (2007, 2ª ed, p.178) aconsejaba en su libro que la mejor visión de conjunto del castillo se obtenía desde el otro lado de la autovía, junto al puente elevado que la atraviesa. Lo máximo que conseguí desde ese punto fue la siguiente perspectiva. La visión que supongo que debía ser la ideal queda ahora tapada por la arboleda (ya sabemos por experiencia que la vegetación arbórea es traicionera desde un punto de vista paisajístico, ya que al crecer puede ocultar panorámicas que en un tiempo fueron muy apreciadas, como sucede en este caso).
No importa haber perdido aquella panorámica, ya que desde la base del castillo se dispone de excelentes perspectivas.
Al fondo a la izquierda, aparece la torre de la iglesia dominante sobre el lugar.
Empecemos el recorrido por el lado de levante con un lienzo encajado entre un torreón circular que sobresale al sur y la torre del homenaje elevándose sobre todo el conjunto al norte y prosigamos en el sentido contrario a las agujas del reloj.
Una primera impresión general es que los muros del castillo presentan pocos vanos defensivos en forma de aspillera o troneras. Por el contrario, son diversas las ventanas y balcones, lo que muestra el mayor carácter palaciego que militar, característica propia de los castillos señoriales que se construyeron en este período.
En este lado de levante se distingue el torreón sur, con una ventana y una saetera; el lienzo un garitón sobre lampetas en el centro, dos ventanas, y una puerta añadida que no existía en origen; y la torre del homenaje.
Por este lado una cierta pendiente del terreno reforzaba el aspecto defensivo.
Por delante, debería existir una contramuralla de poca altura, desaparecida, con la liza correspondiente.
Torre del homenaje
La torre del homenaje se eleva unos 30 metros, majestuosa en forma de prisma cuadrangular. Las esquinas están reforzadas con borjes hasta la base en los muros exteriores y hasta el adarve en los puntos de unión con el cuerpo de la fortificación.
Podemos apreciar su disposición transversal respecto al cuerpo.
La torre está rematada con un matacán almenado corrido apoyado en modillones de tres rollos. En el centro superior del cada muro un garitón.
Por este lado un ventanal a la altura del tercer nivel interior, de los cuatro que la formaban.
Los borjes interiores de la torre del homenaje se apoyan en la muralla. Este ventanal es el más grande de toda la fortificación, y se sitúa en el tercer nivel de la distribución interior, como veremos posteriormente.
En el resto de la superficie de los muros de la torre solamente unas pequeñas oberturas en forma de saetera, que son las únicas que aportan algo de luz exterior a todo el conjunto interior.
Puerta de entrada
Nos situamos al, pie de la torre del homenaje, en la cara norte (más estrictamente nordeste), desde donde sobresale al fondo la torre de la iglesia de la Asunción.
Este lado está encarado al caserío, y es donde se sitúa la puerta de entrada al castillo, orientada hacia la calle principal de la reforma de los Mendoza. Este tipo de reforma de abertura hacia la población después lo repetirá el Cardenal Mendoza en Sigüenza.
Si recordamos el estado de este lado anterior a la reconstrucción, vemos que la mitad de la torre del homenaje había sido destruida completamente por Juan Martín El Empecinado durante las guerras napoleónicas. Por tanto, la construcción que vemos fue realizada completamente en la rehabilitación de los años 60 del siglo pasado.
También apreciamos que la situación de la puerta de entrada estaba desplazada hacia la izquierda, en eje con una obertura superior, y no centrada como está situada con la reconstrucción. Fotografía del año 1932.
Tampoco existía esta entrada elevada, a la que actualmente se accede por una escalera de madera exterior. Esta entrada tenía la función de dar acceso a la torre del homenaje cuando aún no se había construido el edificio interior que veremos a continuación.
Lo que interesa observar, aunque no tiene ningún parecido con el original, es que el punto de entrada principal se hallaba a nivel del suelo exterior, por lo que se cavó un foso seco con un puente elevadizo, como era habitual en las construcciones del momento. (Véase los castillos de Guadamur, Ampudia o Belmonte).
En la plaza, frente a la puerta se ha instalado una escultura de Francisco Sobrino, Transformación inestable, del año 1998.
Vemos la reproducción de matacanes almenados.
Las caras de levante y meridional
Por el lado de poniente prosigue el mismo modelo de aparejo de sillarejo; pocas oberturas; garitón central sobre anillos volados; y el discutido matacán corrido siguiendo toda la cima de la muralla.
El matacán de la torre, al que le falta la almena, se apoya en modillones de tres rollos.
Una puerta auxiliar en el lado opuesta al de la entrada principal. Debía ser el acceso a la liza entre la muralla y la contramuralla que ahora no vemos.
Regresamos al punto de partida, en el ángulo sur del castillo. En estos dos flancos vemos ventanas que corresponderían a la planta noble de la construcción interior.
Elementos constructivos del interior del castillo
Antes de visitar las dos exposiciones podemos presentar los elementos constructivos del castillo que subsisten en el interior.
Al entrar actualmente en el interior nos encontramos con un espacio rectangular abierto. Frente a nosotros una edificación de arquitectura moderna, que prosigue en el lado este. Los otros dos lados muestran en interior de la muralla desnuda.
Sabemos que, en origen, al entrar en el recinto interior se accedía a una plaza, probablemente cuadrada, rodeada por tres niveles de construcciones en forma de “U”. Los niveles de mechinales que se observan en los cuatro muros así lo testifican. En la fotografía podemos apreciar los del muro norte. Cuando recorramos el interior de las instalaciones veremos su continuación en los otros muros.
Según el planteamiento de Enrique Daza, las dos líneas de mechinales del muro de entrada podrían corresponder a una galería que uniría exteriormente las alas este y oeste, lo que daría aspecto de corrala a este patio.
Podemos apreciar que a los torreones se entraba desde cada nivel, lo que no precisaba escalera interna.
Torreón del templario
Desde el primer piso se puede acceder al denominado torreón del templario. Una estrecha entra da acceso a un recinto circular con una obertura. Se ha museizado con la figura de un templario vigilante. Aunque, como sabemos, el castillo es posterior a la presencia de esta Orden en Torija.
Como se ha señalado hace un momento, la entrada a cada nivel del torreón por una puerta a través del muro no hacía necesaria escalera interna.
También está expuesta una vidriera con el símbolo de los templarios
El estrecho acceso pone de manifiesto la anchura de los muros.
Torre del homenaje
Al mismo nivel que la entrada anterior, en el vértice del este, otro estrecho pasadizo es el único acceso a la torre del homenaje.
Todos los enseres del interior de la torre del homenaje debían pasar por este pasadizo ya que no había otro acceso.
Su interior está destinado a albergar el Museo del Viaje a la Alcarria. La configuración arquitectónica de las instalaciones del museo, acertadamente, han sido diseñadas de una forma muy diáfana, lo que permite visualizar las estructura i las dimensiones del interior de la torre del homenaje desde el nivel dos hasta la bóveda de la cubierta.
Los tres niveles de los pisos de exposición corresponden a la estructura original, pero, también acertadamente a mi parecer, se ha situado un poco más bajos para permitir ver la disposición de las vigas originales, visibles en las fotografías históricas.
Asimismo, podemos observar las distintas oberturas que iluminaban los tres niveles.
Por último, se visualiza la parte superior de un torreón, con los modillones que soportaban el matacán.
Una vez observada la estructura del castillo de Torija del siglo XV, podemos aprovechar para visitar los dos usos que se le ha dado a esta construcción: el Centro de Interpretación Turística de la Provincia de Guadalajara, en el edificio encajonado en el patio, y en la torre del homenaje el Museo del Viaje a la Alcarria de Camilo José Cela.
Centro de Interpretación Turística de la Provincia de Guadalajara
En 2007 la Diputación Provincial de Guadalajara decidió dar uso al castillo de Torija decidiendo la construcción de un edificio de nueva planta y de estilo actual, obra del arquitecto José Luis Condado, ocupando el patio interior totalmente vacío. Se construía una fachada y un acceso, y se respetaban los muros interiores, conservando los escasos elementos estructurales que podía ser de interés: los muros de mampostería; el mechinal de las diversas plantas; el acceso al torreón y el acceso a la torre del homenaje, que ya estaba dedicada a museo del viaje a la Alcarria desde 1995, pero remodelándolo completamente.
La fachada la hemos visto anteriormente. En el interior también se buscó una combinación de niveles en cada planta, de forma que se dejasen espacios verticales diáfanos con los que poder disponer de perspectivas que permitiesen apreciar los muros y niveles constructivos del castillo medieval. No insistiré en ello, ya que los podremos ir apreciando a través de algunas de las fotografías que siguen.
Planta baja
La recepción de la planta baja da acceso a un pequeño espacio dedicado al Cid, y a una sala con una gran maqueta de la provincia con los elementos histórico-culturales más significativos de la provincia de Guadalajara. (Aunque eche en falta una referencia a la ciudad visigoda de Recópolis), acompañado de información audiovisual.
El medio físico
La primera planta está destinada a presentar la fauna y la riqueza paisajística de la provincia de Guadalajara.
Una recreación de un paraje natural característico del Geoparque Global de la UNESCO de la Comarca de Molina-Alto Tajo.
El medio sociohistórico
La segunda planta está dedicada a presentar las joyas arquitectónicas históricas del territorio. Con una especial referencia a la arquitectura negra de la Sierra de Ayllón
Los pueblos de la arquitectura negra, situados en la Sierra Noroccidental de Guadalajara, constituyendo un patrimonio de gran valor etnográfico arquitectónico y paisajístico de arquitectura popular.
Esta maqueta reproduce una edificación característica de la arquitectura negra de Guadalajara.
Vale la pena apreciar la calidad de resolución arquitectónica de la muestra que crea grandes espacios en los qu poder apreciar el interior del recinto fortificado.
Las maquetas son un buen complemento de presentación visual de la arquitectura histórica.
Se efectúa una especial referencia al protagonismo histórico que la familia de los Mendoza tuvo en estas tierras: Iñigo López de Mendoza, marqués de Santillana; el cardenal Pedro González de Mendoza y su nieta Ana de Mendoza y de la Cerda, princesa de Éboli y duquesa de Pastrana.
Artesanía y cultura popular
El tercer y último nivel se dedica a la cultura popular y la artesanía característica provincial.
Museo del Viaje a la Alcarria
En el año 1946 Camilo José Cela recorre a pie durante diez días la comarca de La Alcarria, y de este recorrido surge el libro Viaje a la Alcarria.
Publicado en 1948, se convierte en una obra de referencia de la literatura de viajes con amplia repercusión internacional.
Para conmemorar los 50 años del libro se creó en 1995 este Museo del Viaje a la Alcarria dedicado específicamente a un libro y a las relaciones de su autor con el territorio en el momento de su escritura. Se destina la torre del homenaje del castillo de Torija situado a la entrada de La Alcarria para albergar el museo.
Alberga una serie de recuerdos personales del escritor en su andadura por tierras alcarreñas, así como un facsímil de su cuaderno de notas tomadas en el viaje, ediciones únicas de la obra en múltiples idiomas, fotografías de parajes y personajes de entonces, utensilios de trabajo y oficios artesanales de la época, libros escolares, sellos, tabaco, billetes de curso legal en ese tiempo, etc.
El conjunto forma una interesante combinación de literatura y etnografía en un marco histórico recuperado.
Al mismo tiempo, también es interesante ir contrastando los objetos y recuerdos con algunas de las anotaciones y fragmentos del libro.
Los promotores señalan que se dice que es el único museo del mundo dedicado a un libro.
Como ya he indicado anteriormente, la estructura arquitectónica de la muestra es de gran interés dado que permite una visualización muy abierta del contenido de la exposición, al tiempo que poder visualizar la estructura interna de la torre del homenaje de un castillo altomedieval.
En la secuencia de fotografías siguiente no me detendré en detalles explicativos, sino que iré siguiendo el recorrido por los tres niveles de exposición a medida que se va ascendiendo por una escalera de caracol interna.
Un corto paseo por Torija
Antes de abandonar la villa de Torija efectúo un corto paseo por ella.
Se puede apreciar la pervivencia de algunas muestras de arquitectura popular, así como la concentración de casas blasonadas a lo largo del eje de la calle qué articulaba el último espacio urbano, actual calle General Aldeanueva.
En primer lugar, torre de la iglesia de la Asunción desde la Plaza Mayor.
Edificio historicista del Ayuntamiento.
Algunas muestras de arquitectura tradicional y de aparejo de arquitectura de barro.
La calle principal, calle General Aldeanueva, con sus casas blasonadas.
Fin de la visita
Por fin, un castillo visto innumerables veces desde la carretera, tomé la decisión de detenerme a visitarlo.
El castillo de Torija es un buen ejemplo de la arquitectura de fortificación señorial que tuvo gran expansión en el Reino de Castilla en el siglo XVI.
Es posible que, a pesar de su mal estado como consecuencia de los avatares históricos que he comentado, por su posición visual al estar situado junto a una de las principales carreteras de España, como es la autovía Madrid- Barcelona, propiciase el interés por su reconstrucción ya en los años 60 del siglo pasado.
Su uso como Museo del Viaje a la Alcarria y como Centro de Interpretación Turística de la Provincia de Guadalajara, sirve para dar vida este esfuerzo de reconstrucción, y muestra una de las muchas posibilidades de reutilización de estos monumentos históricos y de justificación de su mantenimiento.
Bases de información
Webs
Webs academic
González Valcárcel, José Manuel (1967). Restauración en el castillo de Torija. Pag. 37-46
Herrera Casado, Antonio. Castillo de Torija
Herrera Casado, Antonio (2000). Guía de campo de los castillos de Guadalajara
Pérez Arribas, Andrés (2000). Historia de Torija
Sánchez López, Jesús (2004). El castillo de Torija
Daza Pardo, Enrique (2005). Aportaciones para el estudio del castillo de Torija (Guadalajara). Pag. 479-492
Hidalgo Ogáyar, Juana (2008). La familia Mendoza, ejemplo de patronazgo femenino en la edad moderna
Muñoz Jiménez, José Miguel (2016). Castillos señoriales nobiliarios y episcopales en Castilla–La Mancha (siglos XIV y XV)
Libros
Cooper, Edward (1991). Castillos señoriales en la Corona de Castilla
Herrera, Antonio (2007). Castillos y fortificaciones de Castilla-La Mancha. 2ª ed, p.178