Segóbriga (Saelices, Cuenca), una ciudad romana en la Celtiberia que conserva el anfiteatro y el teatro junto al Foro.
Ciudad romana de Segóbriga (Cuenca)
Municipio: Saelices. Comarca: La Mancha de Cuenca. Provincia: Cuenca. Com. Autónoma: Castilla-La Mancha
Coordenadas: 39°53’08.2″N 2°48’47.6″O. Altitud: 858 msnm
Web: segobriga.org
Bien de Interés Cultural (BIC). Monumento Nacional 1931
Periodo: Siglo III a.C. – siglo XV d.C.
Visita: 2022
Índice
Ciudad romana de Segóbriga. La Mancha de Cuenca. Cuenca
Los yacimientos arqueológicos que se encuentran en lugares que posteriormente fueron abandonados ofrecen la oportunidad de poder conocer y apreciar su estructura territorial, sin que haya sufrido excesivas transformaciones posteriores. Puede tener el inconveniente de que las estructuras constructivas hayan sido destruidas con el paso del tiempo, o que haya servido como cantera para construcciones posteriores en los alrededores.
Son diversos los asentamientos celtas (Santa Tegra), iberos (Ullastret, Almedinilla), celtiberos (Numancia) y romanos (Empúries, Baelo Claudia) que dejaron de ser funcionales en las estructuras territoriales posteriores y que el trabajo arqueológico está haciendo salir a la luz.
La ciudad romana de Segóbriga, en La Mancha de Cuenca, es uno de estos casos. Además de la estructura urbana, que lentamente se está haciendo aparecer alrededor del foro, se conservan dos construcciones de gran apariencia casi completas, como son el anfiteatro y el teatro. También es interesante poder observar el territorio circundante que se puede considerar semejante al de época romana, donde contextualizar la posición de la ciudad.
La Junta de Castilla-La Mancha a este yacimiento arqueológico le otorgado la categoría de Parque Arqueológico de Segóbriga, habiéndose construido un Centro de Interpretación de nueva planta a la entrada del Parque.
La consideración moderna de este conjunto histórico arranca de finales del siglo XVIII, cuando ya se produjeron unas primeras excavaciones. Otros trabajos se realizaron tímidamente a lo largo del siglo XIX hasta que en 1931 fue declarado Monumento Nacional. Pero no será hasta 1995 que se inician las excavaciones continuadas, que se mantienen en la actualidad.
A media hora (42 kilómetros) de nuestro alojamiento en el Palacio Del Infante Don Juan Manuel Hotel-Spa en Belmonte, era una de las opciones más interesantes de visita.
El territorio
Plinio el Viejo, cuando en el siglo I citó a Segóbriga la situó al sudeste de Celtiberia como “caput Celtiberiae”. Se hallaba pues, en lo que actualmente consideramos comarca de La Mancha de Cuenca, en unas coordenadas 39°53’08.2″N 2°48’47.6″O y a una altitud de 858 msnm.
Si referenciamos su posición en el mapa de situación del principio del texto con el conjunto de mapas que se muestran en el Post Estructuras territoriales en la España peninsular, podremos hacernos una idea de los condicionante geográficos e históricos más relevantes en los que se encontraba enmarcada y su referencia con la situación actual.
El desarrollo de la ciudad hispanorromana se basó en la explotación minera del lapis specularis, siguiendo la política de Roma de expolio de la riqueza minera de la Península. Tal como atestigua Plinio el Viejo, este mineral se localizaba en una extensión de cien mil pasos romanos (147 km) alrededor de la ciudad de Segóbriga, debiendo esta ciudad romana su fortuna a ese mineral. Su interés derivaba de que por ser una piedra de yeso que se puede cortar en láminas translúcidas, servía para ser usada como cubrimientos de las ventanas, como se usa actualmente el vidrio.
La explotación de estos yacimientos se desarrolló fundamentalmente en época aItoimperial romana, abandonándose las minas a lo largo del siglo II d.C. La explotación de este material se destinaba al mercado interior, pero también para su exportación a Roma.
Para ello, de Segóbriga partían tres vías de comunicación: hacia el norte hasta Segotia (Sigüenza), donde enlazaba con la via XXV (entre Emerita Augusta (Mérida) y Caesaraugusta (Zaragoza)); hacia el noroeste, para enlazar con la misma vía en Complutum (Alcalá de Henares); y hacia el sureste para alcanzar el puerto de Carthago Nova (Cartagena), desde donde se exportaba.
Los más interesados en los temas de arqueología económico-industrial pueden aprovechar para acercarse a alguna de estas minas romanas de lapis specularis. Actualmente están abiertas al público para su visita turística las minas de La Mora Encantada (40°00’50.7″N 2°35’04.4″W) en Torrejoncillo del Rey, La Condenada (39°39’44.1″N 2°45’39.9″W) y La Vidriosa en Osa de la Vega y Las Cuevas de Sanabrio (39°39’44.3″N 2°45’39.1″W) de Saceda del Rio en Huete, las tres en la provincia de Cuenca.
Junto el yacimiento de la mina de La Vidriosa y de La Condenada, en Osa de la Vega, se halla ubicado el Centro de Estudios e Interpretación de la Minería Romana del Lapis Specularis.
Un poco de historia
Se considera que el primer asentamiento celtibero en el Cerro de Cabeza de Griego, se remonta a la Edad del Bronce.
Tras la conquista romana a principios del siglo II a.C., Segóbriga debió convertirse en un oppidum o ciudad celtibérica.
De esta época vendría el topónimo Segóbriga, de Sego-, que significaría ‘victoria’, y del sufijo -briga, que significaría ‘ciudad’, ‘fortaleza’ término usado en las lenguas célticas. Por lo que su traducción vendría a ser ‘Ciudad de la victoria’ o ‘Ciudad victoriosa’.
Tras las guerras de Sertorio, entre los años 80 y 72 a.C., pasó a ser el centro de toda esa parte de la Meseta.
La primera cita de Segóbriga se la debemos a Estrabón cuando señala que, en la región celtibérica, alrededor de Bílbilis y Segóbriga, combatieron Quinto Cecilio Metelo Pío y Sertorio.
La ciudad comenzó a acuñar sus propias monedas entre los años 50 y 27 a.C.
En época del emperador Augusto obtuvo su promoción jurídica dejando de ser ciudad estipendiaria, que pagaba tributo a Roma, al ser promocionada al estatuto de municipium, ciudad gobernada por ciudadanos romanos. Al menos durante los reinados de Augusto y Tiberio, Segóbriga tuvo patronos senatoriales.
Con el ascenso del estatus de la ciudad se abordó un programa de construcciones monumentales.
Primero, la muralla. Hacia el 15 a.C. el foro y la basílica. Ya en el siglo I un altar dedicado a Augusto, el teatro y el anfiteatro, el aula basilical y las termas monumentales. Asimismo, se habían llevado a cabo importantes obras públicas, como la conducción de agua potable a través de un acueducto, la pavimentación de las calles y la instalación de fuentes.
A estos años corresponde la cita de Plinio el Viejo de Segóbriga como “caput Celtiberiae”.
El gran programa de construcciones monumentales debió de finalizar en época Flavia, hacia el 80, cuando la ciudad había adquirido la imagen de una ciudad romana.
En la mitad del siglo II todavía se planteó la construcción de un circo en las afueras de la ciudad, que no está claro que llegara a terminarse.
Ya iniciada la decadencia, en el siglo III todavía existían en Segóbriga importantes élites que vivían en la ciudad, la pérdida de poder del senado local –ordo decurionum– en el siglo IV evolucionando hacia convertirse un centro rural.
En época visigoda, en los siglos V a VII, era todavía una ciudad importante como atestigua su carácter de sede episcopal con obispos que acudieron a los concilios de Toledo, hasta el concilio del año 693.
A este período corresponde la construcción de una basílica visigótica y de una extensa necrópolis al norte de la ciudad.
Tras la ocupación musulmana a partir del año 711, las elites civiles y religiosas debieron abandonar Segóbriga, iniciándose el proceso de despoblación sin ser abandonada del todo. De estas fechas son los restos de una fortificación musulmana que ocupa la cumbre del cerro.
En 1228 la antigua Segóbriga, denominada ahora Cabeza de Griego, estaba aún habitada pues de esa fecha se conserva un documento que recoge la donación de parte del cerro a la Orden de Santiago.
Al final de la Edad Media se abandonó definitivamente, produciéndose el traslado de su población al nuevo núcleo de Sanfelices, Saelices actual.
Solamente se mantuvo la ermita de San Bartolomé, en el cerro de las termas monumentales, que ha llegado hasta nuestros días.
Entre los siglos XVI y XVIII, los restos de las construcciones de la ciudad sirvieron de cantera para la construcción del Monasterio de Uclés.
A partir de 1765, los restos de Segóbriga pasan a ser tratados como recinto histórico, cuando en el año 1765 la Real Academia de la Historia se interesa por su estado y estudio.
Del año 1789 datan las primeras excavaciones en la basílica visigoda, mientras que en 1804 se descubrió parte de la estructura del circo.
Habrá que esperar hasta 1995 para que comience una nueva etapa de excavaciones continuadas que se mantiene, y en el año 2001 la Junta de Castilla-La Mancha declare la zona Parque Arqueológico de Segóbriga y se construya un Centro de Interpretación de nueva planta.
La visita a la ciudad romana de Segóbriga
Llegamos al aparcamiento del Centro de Interpretación del Parque arqueológico de Segóbriga (O) (39°53’30.9″N 2°48’30.4″O), en el municipio conquense de Saelices.
Después de situarnos en contexto recorriendo el Centro de Interpretación y de visualizar un video de presentación en la sala de proyecciones, se inicia el recorrido por el Parque.
A lo largo de un camino de unos 800 metros se llega a la entrada a la ciudad. En el recorrido se irán observando distintos aspectos arqueológicos del Parque, que comentaré en su momento.
En la presentación que sigue no seguiré el recorrido del itinerario turístico, sino que la organizaré a partir de la ciudad y su contenido, dejando para el final el resto de los elementos arqueológicos circundantes del Parque.
La ciudad hispanorromana de Segóbriga
La ciudad romana de Segóbriga se asentó sobre una colina que se eleva al norte del río Gigüela, que le sirve de foso defensivo por su lado meridional.
Todos los indicios apuntan a que en este mismo lugar existía un oppidum celtibérico. La cima de la colina correspondería al emplazamiento de la acrópolis.
Siguiendo aproximadamente las curvas de nivel, a media altura del cerro se dispuso la cerca que adoptaba una forma cuasi cuadrangular.
A extramuros del lado norte, pegados a la muralla, su construyeron el teatro y el anfiteatro, a ambos lados del camino de entrada principal.
La imagen aérea visualiza claramente la disposición de los elementos principales excavados del recinto, así como la cima del cerro donde se encuentran las ruinas de la acrópolis.
También permite ver el trabajo que queda por hacer para desenterrar todo el recinto.
La imagen virtual creada por el equipo Balawat a partir de los datos del equipo investigador nos permiten imaginar cómo debía ser Segóbriga a finales del siglo I.
Acercando la imagen aérea a la zona excavada disponemos de una visual de los elementos centrales que iremos describiendo en el recorrido.
El anfiteatro
Antes de llegar a la puerta principal de la muralla, a la derecha de encuentra el anfiteatro (1). Como se ha dicho, se construyó extramuros, al igual que el teatro que se encuentra a su izquierda.
La construcción es de finales del siglo I. Tiene la clásica forma elíptica de los anfiteatros romanos de 75 m de largo y 66 de ancho, con una capacidad para 5.500 espectadores.
Las gradas de la mitad sur se excavaron en la colina aprovechando la pendiente, mientras que la mitad norte se construyo sobre obra de hormigón romano y mampostería hasta 18 metros de altura.
El anfiteatro de Segóbriga siempre fue visible a pesar de su abandono, lo que provocó su mayor destrucción al usarse como cantera a partir de la época moderna. La parte mejor conservada es la zona sur excavada en la roca.
La cavea o graderío quedaba dividido en 12 sectores por escaleras transversales que comunicaban con las puertas exteriores para el acomodo y desalojo de los espectadores. Al igual que en el teatro, el graderío también quedaba dividido horizontalmente por muretes de separación que dividían a los espectadores según su clase social.
El nivel más bajo de la cavea directamente sobre la arena, era la ima cavea, reservada a las clases altas; la media cavea, reservada a los hombres de la población en general; y la más alta y alejada de la arena, la summa cavea, para las mujeres, niños y los carentes de derechos.
De la gradería solamente se conserva parcialmente los dos primeros tramos, aunque se mantiene totalmente el perímetro del conjunto y la arena. Falta la dimensión en altura, que el diseño gráfico anterior permite imaginar.
A la arena se accede por dos grandes puertas dispuestas en el eje mayor de la elipse.
Para garantizar la seguridad de los espectadores, la arena se separaba del graderío con un alto podio de grandes bloques de piedra.
Un pasillo cubierto unía las puertas y enlazaba las habitaciones para las fieras destinadas a espectáculos.
El teatro
En disposición simétrica al anfiteatro por el camino de entrada a la ciudad se construyó el teatro (2), al mismo tiempo que aquel. La construcción debió iniciarse en época de Tiberio y se inauguró en tiempos de Tito y Vespasiano hacia el año 78 de nuestra era, según lo atestigua una inscripción monumental aparecida entre las ruinas del edificio.
Es uno de los teatros más pequeños de Hispania, con una capacidad de unos 2.000 espectadores, no llegando a ser un semicírculo completo.
La forma de las gradas y la distribución del público por categoría sociales es la misma que hemos visto en el anfiteatro.
Las dos reconstrucciones imaginadas siguientes muestran como pudo haber sido el edificio y el scaenae frons, que servía de fondo del escenario y de tornavoz, decorado con columnas y bellas esculturas de las musas del teatro presididas por la diosa Roma.
El estado del graderío, excepto la summa cavea, el nivel más alto, es de los mejor conservados de Hispania, así como la estructura general del teatro. El buen estado de conservación, la rehabilitación del frons pulpiti y la reconstrucción de un proscaenium (escenario) de madera, permiten la realización de espectáculos.
Del mismo modo que en el anfiteatro, se aprovechó la pendiente de la colina para excavar el graderío.
Se aprecia claramente la división jerárquica del graderío. Al fondo, rodeando a la orchestra la poedria, tres filas de asientos reservados a las altas personalidades. Detrás la ima cavea y la media cavea, con todas las filas prácticamente competas. La summa cavea, en la parte alta se ha reconstruido parcialmente en la zona central.
Estaba dividido en sectores por medio de escaleras y las tres partes de distinta altura separadas por corredores horizontales.
De izquierda a derecha: proscaenium, frons pulpiti, orchestra, poedria y ima cavea.
Pedestal dedicado al arquitecto del teatro de Segóbriga, Manio Octavio Novato, erigido en el edificio para recordar su participación en la construcción.
La parte superior del graderío se apoyaba en la muralla, dejando un corredor abovedado por el que corría una calle que llevaba por el exterior a la puerta oriental de la ciudad (3b), bajo un torreón octogonal. Sobre él, una serie de edificaciones integraban el edificio con el interior del recinto amurallada (5a), a pesar de estar físicamente extramuros.
A partir del siglo IV el teatro se transforma y se sitúan en él viviendas que reaprovechan en sus muros las estatuas de la frons scaena. Enterrado y olvidado, pasó desapercibido hasta las excavaciones de M. Almagro Basch en los años 60 del siglo XX.
La muralla, puerta principal y puerta oriental
Segóbriga se rodeó de una muralla (3) construida en época de Augusto cuando la ciudad se convirtió en municipio latino. El conjunto presenta una forma cuadrangular, con la entrada principal por el lado norte. El lado sur se veía reforzada por el talud del río Gigüela.
La muralla estaba construida con grandes piedras irregulares colocadas en seco, y tuvo un recorrido de 1.300 metros.
El acceso a la ciudad se efectuaba a través de tres puertas monumentales. Una en el centro del lado norte (3a), a la que se accedía por un camino entre el anfiteatro y el teatro. Una segunda al oriente flanqueada por una gran torre octogonal (3b), a la que se llegaba por el pasadizo cubierto por detrás del teatro, que acabamos de señalar en el apartado anterior. Existía una tercera por el lado occidental.
De sus muros solamente se conserva la base del lado noreste y la planta de la torre octogonal.
La representación imaginada presenta la puerta principal por detrás del anfiteatro.
Al llegar a este punto solo observamos las bases de los laterales que da entrada a la calle principal, con toda probabilidad el cardus maximus.
Esta puerta sería de sillares, con uno o dos arcos para el paso de carros y peatones.
Siguiendo hacia la izquierda el muro se dirige, por detrás del teatro hacia la puerta nororiental (3b).
Se constata el espesor y la fábrica de la muralla, con el exterior de grandes sillarejos rellena de cantería, probablemente de hormigón romano.
Acceso a la summa cavea del teatro desde el camino extramuros que une las puertas.
Pasado el porche, se llega a la entrada a la ciudad junto a la torre octogonal (3b).
El criptopórtico del foro
Una de las formas de conseguir ampliar la superficie plana que exigía la plaza del foro y los edificios que la rodeaban, en un terreno en pendiente como es el caso del Cerro del Griego, era recurrir a la construcción de un criptopórtico (6a), consistente en una estructura subterránea de gruesos muros que sirviese para sostener alguno de los pórticos que rodearon la plaza pública de la ciudad. En el interior del criptopórtico se encuentran los basamentos cuadrados que servían para sostener el piso superior.
Esta figura arquitectónica la habíamos visto en Empuries.
No he encontrado nada escrito que justifique la construcción de la forma del criptopórtico con una estructura de hormigón, acero y ventanales, pintada de blanco por el exterior que, cada vez que miro las fotografías me da más la sensación de parche dentro del conjunto. Estaré encantado de rectificar esta opinión si alguien me ofrece una explicación razonada de porqué se ha actuado así.
Exedra, termas del teatro y criptopórtico y pórtico junto a la muralla
Entre el exterior norte del criptopórtico y la muralla se construyeron una serie de edificaciones de interés.
El primer recinto a la izquierda de la calle, y a nivel del foro, se construyó un edificio con exedra (4), o sala de reunión con asientos generalmente descubierta. Más tarde el espacio se transformó en cuatro tabernae o tiendas abiertas a una plaza situada junto a la muralla. En su excavación se halló el retrato de Agripina la mayor, nieta del emperador Augusto y madre de Calígula, que se exhibe en el Centro de Interpretación.
A continuación, los trabajos arqueológicos han puesto al descubierto las denominada termas del teatro (5).
Corresponden a unas termas que se levantaron en época de Augusto, que era un complejo inspirado en gimnasios griegos para formar a la juventud y atraerla al culto imperial.
Disponían de dos accesos, uno desde el exterior de la muralla en el camino al Teatro y a la puerta de la torre octogonal y el otro por el lado sur desde la calle junto al criptopórtico.
Desde la calle se accedía al apodyterium o vestuario, del que se conservan los arquillos para las taquillas que se cerrarían con puertas de madera. Un banco adosado al muro facilitaba al usuario el cambiarse de ropa.
Desde el vestuario una puerta accedía a la sala redonda, el laconicum o sauna seca, en el centro se situaba una pila de agua fría para refrescarse, hoy perdida. Desde aquí se pasaba al caldarium o sala de agua caliente con una pequeña bañera.
En una de sus esquinas tenía debajo una gloria para calentar el agua de la piscina.
En la sala junto a la puerta de la muralla estaban las letrinas, cuyo canalillo desaguaba al exterior de la muralla.
Un pasillo unía las termas con un criptopórtico sobre el que se asentaba un pórtico junto a la muralla (5a).
En la sección transversal se aprecia, a la izquierda el teatro (2). A continuación, el camino que pasa entre el teatro y la muralla (3) y que se dirigía por el exterior hasta la entrada de la torre octogonal. A su derecha, un criptopórtico sobre el que se asienta una plaza con pórticos de época tiberiana (5a).
El foro
Como es bien conocido, el foro (6) era el centro político y social de una ciudad. Ocupaba un gran espacio cuadrangular junto a la calle principal, el cardus maximus.
El foro se construyó hacia el año 15 a.C., en época de Augusto, dentro del programa de urbanización monumental de la ciudad.
La plaza constituía un gran espacio enlosado de unos 39 metros de norte a sur y 33 metros de este a oeste, conservándose gran parte del pavimento.
La plaza del foro estaba rodeada por pórticos laterales sustentados por grandes columnas de orden dórico con fustes pintados en color rojo, desde los se accedía a los edificios construidos para la vida pública y administrativa de la ciudad.
Desde el lado oeste, en sentido de las agujas del reloj: entrada des el cardus maximus con un Templete; al norte un pórtico sobre el criptopórtico y la Aula Julio-Claudia; a levante la Basílica del Foro; y en el lado sur la plaza los patronos, los tabernae y la curia.
En el centro un monumento de Augusto y el mundus.
Mirando desde el oeste, a la izquierda la reconstrucción de criptopórtico (6a), con las dos puertas que se supone tenía; encima se situaría un pórtico (6a) y al fondo el aula Julio- (6b).
En primer término, las ruinas del templo oeste y del lugar que ocuparía el Templete (6e).
Al fondo, al otro lado de la plaza, todo el lateral estaría ocupado por la basílica (6c).
Mirando desde el ángulo sudeste, a la izquierda las tabernae (6d), al fondo el criptopórtico, y a la derecha la basílica (6c).
La construcción del foro fue costeada entre otros por Proculus Spantamicus, quien pago su enlosado grabando en memoria de ello su nombre en grandes letras de bronce ante un monumento cuadrado en el centro de la plaza.
Dentro de la plaza, algo desplazado hacia el sur, se elevaba un monumento, sobre el que debió situarse una estatua del emperador.
Uno de los elementos destacados de la plaza del foro es la presencia de un gran pozo cuadrado orientado con los ejes solares que constituye la evidencia del proceso fundacional. Se trata del mundus que contendría los depósitos votivos relacionados con su construcción.
A lo largo de la vida del foro de Segóbriga se fueron colocando en la plaza y en los pórticos pedestales con inscripciones que soportaron esculturas de emperadores, patronos, magistrados y personas influyentes. En los textos epigráficos aparecían sus nombres y cargos para perpetuar su memoria. Algunos eran pedestales ecuestres destinados a sostener la imagen de un personaje a caballo.
Se han encontrado algunas inscripciones y zócalos que pueden verse en la plaza y en el Centro de Interpretación.
Pórtico sobre el criptopórtico del foro y Aula Julio-Claudia
En el lado norte se situaba un pórtico (6a) apoyado en el techo del criptopórtico que hemos visto a la entrada.
A continuación, en la esquina noreste un edificio parcialmente cerrado, el Aula Julio-Claudia (6b), albergó un grupo de estatuas de diversos miembros de la familia Julio-Claudia para su culto.
Una copia de una estatua imperial se puede observar en el espacio del Aula.
La basílica del Foro
Toda el ala de levante estaba ocupada por la basílica del Foro (6c). Como es conocido, la basílica civil era el edificio en el que se realizaban las grandes operaciones comerciales y donde los magistrados administraban justicia.
La basílica, de unos 59 por 19 metros, tenía tres naves separadas por líneas de columnas. Fue construida al mismo tiempo que el foro, hacia el año 15 a.C. En sus extremos se situaban dos pequeños templetes o aedes dedicados al culto del emperador y su familia. En uno de ellos encontramos la reproducción de una estatua femenina de cuerpo entero en el lugar que ocupó originalmente en el espacio basilical.
En épocas tardorromana-visigoda e islámica este espacio sufrió importantes transformaciones.
Las tabernae
Detrás del pórtico meridional, en el lado sur, se alzaban siete tabernae (6d) que parecen corresponder a una ampliación de finales del siglo I.
Cada tabernae presenta una habitación trasera.
Se considera que la central no debía tener uso comercial, sino que estaba destinada a contener algún monumento honorífico.
El recinto que se encuentra en el extremo de poniente a continuación de las tabernae pare corresponder al lugar destinado a la curia (6f) o lugar de reunión del Senado local.
Cloacas
Entre el foro y el cardus maximus se pueden observar unos restos del sistema de cloacas (6e).
Viviendas tardorrepublicanas
Por detrás de la basílica, las excavaciones están poniendo al descubierto estructuras de viviendas tardorrepublicanas (7).
Ala de poniente
A poniente del cardus maximus, y frente al ángulo sudoeste del fórum, las excavaciones se han centrado en un eje de construcciones formado por el aula basilical (8), las termas monumentales (9), en la cima la ermita de San Bartolomé (10), y la casa del procurador minero (11).
Este eje constructivo visto desde el lado de levante, con la plaza del foro a los pies.
Aula basilical o templo de culto imperial
En tiempos de Vespasiano, en la segunda mitad del siglo I, se levantó un gran edificio frente al foro. Se considera que sería un gran templo de culto imperial (8) dedicado al culto de los emperadores. También se la denomina aula basilical.
Situado en un lugar bien comunicado en pleno centro de la ciudad y con acceso directo desde el cardus maximus a través de una gran escalinata, hoy perdida.
Tenía planta basilical de tres naves sostenidas por diez columnas corintias de fuste acanalado.
La nave central, más ancha, terminaba en un gran ábside al que se accedía por tres escalones. Al fondo un banco junto a la pared serviría para depositar ofrendas y exvotos. También se conservan dos plintos para sostener pedestales con estatuas.
Durante la excavación del templo se descubrió una cabeza de mármol que representa a un hombre de edad avanzada, tal vez un senador. Puede verse en el Centro de Interpretación.
En época visigoda y altomedieval el edificio tuvo un uso privado alejado de su primera función. Las evidencias arqueológicas parecen indicar que sirvió para encerrar ganado.
Las termas monumentales
Como sabemos, las termas eran lugares públicos destinados al baño pero que, además, cumplían una función social importante al servir como lugares de encuentro de esparcimiento e incluso para hacer negocios.
Las termas monumentales de Segóbriga (9) se construyeron en el siglo primero.
El conjunto de edificaciones que lo forman se prolonga desde la cabecera del aula basilical con la misma anchura, separado por una estrecha calle, hasta la cima de este montículo secundario, a poniente dentro del recinto urbano.
La orientación es de noreste a sudoeste.
Por la callejuela del lado de levante, a la derecha de la imagen ideal del conjunto de las termas, daba acceso a un patio porticado con columnas, con la función de palestra como zona de ejercicios y preparación para el baño, al tiempo que lugar de reunión.
El patio daba paso al vestidor y a las instalaciones de baño.
Primero se entraba en el vestuario, con una piscina en el centro. Era el único lugar del edificio dónde era posible sumergirse en agua ya que el resto de las instalaciones solo presentaban pequeñas bañeras de metal o mármol.
A partir del aquí se iniciaba el baño que incluía el paso por tres salas: el frigidarium de agua fría, el tepidarium de agua templada, y el caldarium de agua caliente, situado en el lugar que ocupa la actual ermita dedicada a la Virgen de los Remedios. El recorrido termal finalizaba en el laconicum o sauna.
Para calentar las estancias se utilizaron hornos de leña, y se hacía circular el aire caliente por debajo de los suelos sobreelevados y sustentados por pilas de ladrillos.
Al norte estaban las habitaciones de servicio, como las leñeras y los hornos para calentar los baños. La cabecera de la ermita se apoya en el muro extremo del edificio de las termas.
Ermita de la Virgen de los Remedios
Como decimos, en la parte occidental en el lugar del caldarium de agua caliente, se alza la ermita de la Virgen de los Remedios (10), antes de San Bartolomé, construida en el extremo occidental del recinto de las termas.
La ermita se construyó a partir de la época de repoblación cristiana, y es el único testimonio de la antigua ciudad cristiana conservado hasta la actualidad, una vez alcanzada la despoblación y abandono absoluto.
La ermita es de una sola nave, con ábside interior semicircular y exterior cuadrado, con cubierta a doble vertiente.
La casa del procurador minero Cayo Iulio Silbano
En la cima de este montículo, en el lado septentrional de las termas, pueden verse las ruinas parciales la casa del procurador minero Cayo Iulio Silbano (11).
Como se ha dicho en la parte histórica, Segóbriga fue el centro del control económico y de comercialización de las explotaciones mineras del lapis specularis que se exporto no solo a Hispania sino también al resto de las provincias imperiales a través del puerto de Carthago Nova. De ello deriva la importancia que adquirió la ciudad.
Cayo Iulio Silvano fue uno de los funcionarios imperiales. Lo conocemos por el texto en lengua griega cincelado en un altar dedicado al dios Zeus donde aparece citado como dedicante y que fue hallado en las excavaciones realizadas en las termas monumentales. Silvano construyó su vivienda a principios del siglo tercero de nuestra era junto a las termas monumentales.
De su lujosa domus se conocen hasta el momento tres estancias.
En el centro la sala del mosaico. Durante los trabajos de excavación se halló parte de un mosaico de teselas blancas y negras con decoración geométrica que se exhibe en el Centro de Interpretación. A esta sala se accedía desde la calle.
Esta habitación tuvo sus paredes cubiertas con estucos policromos de los que se ha recuperado un importante número de fragmentos. Entre ellos destaca parte de una escena figurada con pájaros y plantas.
Lo que observamos en el lugar es una reproducción actual del mosaico completo.
A la derecha, en el lado oriental, otra estancia es de carácter religioso y estuvo dedicada al dios griego Zeus Megistos. En su interior se ha colocado en su posición original una copia de los elementos cultuales recuperados en la excavación.
La estancia a poniente de la sala del mosaico conserva un gran banco corrido adosado a uno de los muros.
La magnificencia de esta domus podemos deducirla del capitel corintio hallado en una de las estancias, y que podemos ver en el Centro de Interpretación.
La acrópolis, aljibes y murallas
Situémonos en el punto más elevado del cerro en el que se asienta Segóbriga. Allí se ubicaba lo que se ha denominado la acrópolis (12).
Éste debió ser el emplazamiento del castro celtibérico que daría origen a la ciudad.
En época hispanorromana en la acrópolis pudo asentarse el templo de la divinidad protectora de la ciudad.
Solo se conservan los restos de la base de una torre musulmana y otras construcciones anejas que debieron servir para vigilar la población y su territorio, hasta su definitiva despoblación tras la reconquista, con su traslado a Saelices.
Entorno, aljibes y murallas
Vale la pena subir hasta la acrópolis pues desde este lugar se contempla un amplio y bello panorama de todo el entorno. Todos los folletos turísticos nos dicen que el paisaje que se vislumbre es como el de época romana. No se si será cierto, o en aquel momento había más bosque y menos agricultura, pero, en cualquier caso, se vislumbra un medio físico sin que las actuaciones humanas hayan dejado construcciones que rompan esa panorámica. Incluso alguna alquería que se observa podremos imaginarla como lo que podría ser la localización de alguna villa romana.
Al mismo tiempo, se puede apreciar la topografía de la ciudad, el recorrido de sus murallas y los grandes depósitos o cisternas para almacenar el agua.
Echemos un vistazo empezando por el lado norte, en el sentido de las agujas del reloj. A los pies de la ciudad primero el edificio que en el folleto turístico titula como Centro de Investigación del Museo de Segóbriga y la zona de necrópolis, que veremos más adelante, y en los cerros del fondo la localidad de Saelices.
Al ir girando la mirada vemos restos de un depósito de agua (12a) y un pequeño resto de la muralla y, en el fondo, el valle del río Gigüela, que hacía de foso natural de esta parte de la ciudad.
Ya hacia el sur, los bosques de las colinas y las zonas agrícolas muestran un paisaje humanizado que podría recordarnos el paisaje de villas romanas del que hablaba a principio de este apartado.
Por último, hacia el noroeste, se abren claramente los campos de la Meseta.
Descendiendo por poniente se pasa por más ruinas de cisternas (12b).
Echando la vista atrás se eleva el promontorio de la acrópolis. Cabe suponer que bajo esta tierra se deberían encontrar la continuación de los restos de la ciudad hispanorromana, o lo que quede después de ser arrasado como cantera para la construcción de Saelices y el monasterio de Uclés. Esto nos lo podrían decir los arqueólogos.
Termino en este punto la presentación del interior de la ciudad de Segóbriga.
Nos queda recorrer diversos recursos arqueológicos que se encuentran en el espacio exterior al norte.
El circo
El primer punto de este recorrido corresponde a la localización del circo (13), que fue situado a unos 400 metros al norte de la puerta de la ciudad.
La vista cenital permite intuir la traza que tuvo este recinto.
Los circos eran edificios para espectáculos de masas en los que se desarrollaban las carreras de carros tirados por caballos, que acogían un gran número de espectadores.
Estos edificios suelen aparecer en épocas algo avanzadas en el proceso de urbanización de las ciudades, razón por la que no suele estar prevista su inclusión en la trama urbana original y por ello suelen hallarse en la periferia de las ciudades.
Segóbriga sería la séptima ciudad romana de Hispania que cuenta con este monumental edificio junto con las tres capitales provinciales, Tarraco, Corduba y Augusta Emérita y Sagunto, Valencia y Toledo.
Las obras de construcción del circo comenzaron en las primeras décadas del siglo II, aunque por los restos arqueológicos se ha determinado que no llegó a terminarse.
Las imágenes virtuales ofrecen una perspectiva de cómo podría haber sido esta gran edificación.
La anchura total del circo era de 83 metros, aunque queda por determinar su longitud que, a juzgar por las dimensiones de los circos de Hispania conocidos, sería de alrededor de 400 metros.
Se ha excavado parte del graderío sur y norte que presenta una estructura de cajones muy similar al de Toledo.
Las necrópolis
En distintos puntos de toda la zona norte se encuentran necrópolis que corresponden a fases históricas distintas de la historia de Segóbriga.
Bajo la arena del circo se localizaba una zona cementerial (13), que es objeto de excavación desde el año 2006.
Se encuentran parcelas funerarias señalizadas con cipos funerarios en las esquinas, de los que se conserva uno en su posición original con la mención in agro pedes 15 que refiere a la medida del recinto funerario hacia el interior unos 4,50 metros.
Está necrópolis estuvo en uso desde la época de Augusto Tiberio hasta las primeras décadas del siglo segundo de nuestra era, cuando comenzaron los trabajos de construcción del circo.
En torno a la vía principal de entrada a la ciudad se aprovechó la topografía natural para articular necrópolis (14). También se mantuvo hasta la construcción del circo, momento en el que fue colmatado.
Junto a esta zona de necrópolis se ha construido un edificio con la inscripción en la puerta de Museo de los Epígrafes (14a), mientras que en el folleto del recorrido se señala como Museo de Segóbriga (Centro de Investigación). Sea la que fuere, no es visitable. El edificio tiene un cierto aire romano que no desentona.
Alrededor pueden observarse algunos ejemplares arqueológicos, como estas piedras de molino.
El acueducto
El último elemento de época romana lo habremos observado ya a la entrada a la visita. Se trata de los restos del acueducto (15).
En la fotografía la traza lineal del acueducto se observa en el lado superior derecho. En la parte inferior izquierda podremos ver elementos de la necrópolis junto al camino que se acaba de citar, mientras que en la parte superior izquierda se aprecia el ábside de la basílica visigótica.
En las primeras décadas del siglo I se abordó la construcción de una importante obra hidráulica para el abastecimiento de agua a la ciudad mediante un acueducto (15), que significó una importante mejora urbana, pues de ella dependieron los edificios termales y las fuentes.
Las aguas se canalizaban desde la Fuente de la Mar, al norte de la localidad de Saelices (puede visitarse), a más de cinco kilómetros. El agua se obtenía de una captación múltiple de las aguas subterráneas existentes en ese lugar. El agua corría por el interior de una tubería de plomo, protegida por dos muros de hormigón, cubierta con tejas para evitar el sol y mantenerla fresca.
La basílica visigoda
Ya en época tardorromana los obispos de la ciudad, que era sede episcopal, decidieron la construcción de una basílica cristiana a 700 metros al norte de la entrada a la ciudad. Su construcción se inició a finales del siglo IV o principios del V, y fue objeto de varias remodelaciones posteriores.
La basílica visigoda (16) es uno de los elementos más famosos de Segóbriga y el primero de los excavados ya a finales de 1789, momento en el que se descubrieron las laudas sepulcrales que dieron fama al recinto. Un poco más tarde, José Cornide, anticuario de la Real Academia de la Historia, realizó excavaciones en el lugar y dibujó su planta.
En esta basílica fue depositado el sarcófago que contenía los restos de Sefronio, obispo muerto hacia el año 600. Junto a él se guardaron los restos de otros dos obispos segobrigenses: Nigrino y Caonio.
Imagen ideal de cómo pudo ser la basílica visigoda, realizada por el equipo Balawat.
El templo era de planta rectangular, de tipo basilical, con tres naves separadas por diez columnas a cada lado. Una especie de transepto que debía tener la función de presbiterio. Culmina con un ábside poligonal por el exterior y planta de herradura muy cerrada en el interior. Debajo se conserva una cripta abovedada.
Se aprecia la forma poligonal del exterior de ábside, así como lo cerrada que era la planta interior.
El transepto terminaba por su lado septentrional en una habitación cuadrada.
Durante la campaña de excavaciones de los años 2000 y 2001 se halló en el exterior meridional los restos de un área cementerial vinculada a la época cristiana y fechada entre los siglos IV y VI.
Centro de Interpretación
Un edificio de nueva planta situado a la entrada alberga el Centro de Interpretación del Parque Arqueológico de Segóbriga (O).
En una gran sala se exponen los paneles interpretativos, así como figuras y objetos hallados en las excavaciones. En una sala de proyecciones se muestra un audiovisual introductorio, previo a la visita del Parque.
El puente romano de Saelices
Antes de terminar la presentación, podemos acercarnos al puente romano de Saelices.
Situado a levante, a unos 3,5 kilómetros lineales de la ciudad, se conserva un puente funcional de un ojo sobre el río Gigüela. A su vez está situado cerca del Castillo de Saelices.
El puente se sitúa sobre la calzada romana II, que unía Complutum, en el centro de la Península con el puerto de Carthago Nova.
Fin de la visita
No todas las ciudades de fundación romana en Hispania sobrevivieron y se han mantenido activas hasta nuestros días. Con el paso del tiempo y los cambios en la organización territorial, muchas perdieron su valor estratégico, su función, o quedaron alejadas de los ejes de comunicación a medida que éstos evolucionaban. Ello las llevó a su despoblamiento y total abandono, quedando sepultadas bajo un manto de tierra.
Éste fue el caso de Segóbriga que, de centro de suministro de un recurso mineral importante en las construcciones de edificios, el lapis specularis como cubrimiento translucido de ventanas y puertas, dejó de tener utilidad cuando fue sustituido por el vidrio. Al mismo tiempo, la ciudad quedó al margen de los circuitos importantes de las calzadas romanas, no volviendo a recuperar su papel económico importante, pasando a formar parte de la España agraria.
El abandono total de la ciudad a partir de la Edad Media es lo que ha permitido que su estructura, en gran parte todavía soterrada, se haya mantenido casi intacta, solo modificada por escasas transformaciones de época visigoda y musulmana, pero fuera de los grandes ejes de conflicto territoriales.
Es por ello, que las ruinas de la ciudad romana de Segóbriga constituyen uno de los mayores conjuntos arqueológicos del interior de Hispania. A su interés arqueológico se añade el paisajístico, pues Segóbriga se considera que conserva el paisaje originario de época romana sin alteraciones significativas, y hoy protegido por Ley.
Bases de información
Webs
Publicaciones del Parque Arqueológico de Segóbriga
J.M. Abascal, M. Almagro-Gorbea, R. Cebrián, I. Hortelano: Segóbriga 2007. Resumen de las intervenciones arqueológicas
J.M. Abascal, M. Almagro-Gorbea, R. Cebrián, I. Hortelano: Segóbriga 2008. Resumen de las intervenciones arqueológicas
J.M. Abascal, A. Alberola, R. Cebrián, I. Hortelano: Segóbriga 2009. Resumen de las intervenciones arqueológicas
Web academic
Juan Manuel Abascal, Martín Almagro-Gorbea, Rosario Cebrián: Segóbriga. Guía del Parque Arqueológico
Juan Manuel Abascal: La ciudad hispano-romana de Segóbriga. Historia y arqueología
El Arte en Cuenca: Segóbriga
Vitoria-Gasteiz Arqueología: Guía didáctica de Segóbriga. Guía para alumnos y profesores de enseñanza secundaria
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes: Segóbriga