En la villa de Maqueda (Toledo) se encuentra el castillo de Maqueda, uno de los castillos señoriales del siglo XV de Castilla-La Mancha, junto a otras edificaciones históricas de apreciable valor.
Castillo y villa de Maqueda (Toledo)

Comarca: Torrijos. Provincia: Toledo. Com. Autónoma: Castilla-La Mancha
Coordenadas: 40°03′53″N 4°22′18″O. Altitud: 495 msnm. Población: 459 habitantes (2022)
Web: ayuntamiento
Bien de Interés Cultural (BIC): Monumento Castillo e Iglesia (1931)
Visita: 2022

Índice
Castillo y villa de Maqueda, Torrijos, Toledo
Una pequeña colina en la llanura de la Meseta es suficiente para dominar un amplio territorio y controlar un enlace de caminos. Este es el caso de Maqueda, en la comarca toledana de Torrijos.
El territorio
La villa de Maqueda se encuentra situada en el lado noroccidental de la Mesta Sur, a unos 40 kilómetros de Toledo, sobre una de las calzadas que unía Toletum con Emérita Augusta en época romana.
Emplazada en una colina y sus laderas, donde confluyen el arroyo de Maqueda y el arroyo de la Canal.
Desde época Moderna es, además, el punto de enlace hacia Extremadura desde Madrid y desde Toledo.

Si proyectamos la posición de Maqueda del mapa anterior sobre el conjunto de mapas que se ofrecen en el Post Estructuras territoriales en la España peninsular, podremos hacernos una idea de los condicionante geográficos e históricos más relevantes en los que se encuentra enmarcada.
Un poco de historia
Según todos los indicios, fue puesto vigilante de los romanos, y podría identificarse con la Maceda de los geógrafos latinos.
En época del dominio árabe, alzaron un castillo que tenía por misión el control de esos caminos. Por orden de Almanzor, hacia el año 981, el arquitecto Fathoben Ibrahim el Omeya, constructor que había sido de grandes mezquitas en Toledo, y célebre por su saber y sus viajes al Oriente, aumentó y perfeccionó la fortaleza de Maqueda.
En el año 1083, cuando Alfonso VI de Castilla estaba planteando la conquista de Toledo (1085), Maqueda y su tierra se le entregó, al parecer sin resistencia acusada. A continuación, y por concesión real, se formó un Común de Villa y Tierra en tomo a Maqueda, que nunca llegó a ser grande, frenado por los vecinos de Escalona, Santa Olalla y Montalbán.
Sobre 1141 pasó a ser, por concesión real, señorío privado, posesionándose de la villa y de la fortaleza Fernando Yáñez.
La historia de Maqueda y su castillo tomó un nuevo giro el año 1177, cuando Alfonso VIII, tras la toma de Cuenca, y en una reorganización completa de su cada vez más ancho reino, donó Maqueda y su tierra a la Orden de Calatrava.
Probablemente fue la Orden de Calatrava la que decidió rodear la fortificación de una muralla que también circundara la villa y la iglesia mayor y cuyos restos todavía son perceptibles (torres de Vela y de las Infantas).
El acontecimiento crucial en la evolución de esta ciudadela, que había llegado a ser entonces el modesto enclave ribereño del Tajo, fue la derrota cristiana en el lejano campo de Alarcos en 1195.
Aunque después de esta derrota la Orden de Calatrava quedo casi desmantelada, para Maqueda el acontecimiento militar más importante de su historia posterior fue la resistencia que los calatravos aun pudieron ofrecer desde la villa a los ataques almorávides entre 1196 y 1198. Estos ataques supusieron varios cercos a la población, ya por entonces totalmente amurallada, como cabeza de Común que era, pero los muslimes no pudieron rendirla, y sus fortificadas defensas demostraron lo útil de su arquitectura defensiva.
Desde 1222 hasta su expulsión en 1492, se tiene constancia de la existencia de una comunidad de hebreos en la villa. Gracias a su favorable emplazamiento y a la magnanimidad de la Orden de Calatrava, la aljama de judíos pudo crecer y consolidarse como una de las más relevantes en el ámbito del obispado de Toledo.
Los restos de fortificación anteriores al castillo de época señorial evidencian inversiones importantes en lo que durante su apogeo tuvo que ser el tercer reducto calatravo más fuerte después de Calatrava la Nueva y Zorita de los Canes, a pesar de que su emplazamiento, sobre un montículo ribereño entre dos riachuelos, no tenga aparentemente especial trascendencia. Parece, además, que gran parte de su alfoz estaba formado, durante el régimen calatravo, por virtuales despoblados.
La Orden de Calatrava mantuvo el control de Maqueda hasta su enajenación a Álvaro de Luna en 1434.
Tras la ejecución de Álvaro de Luna en 1453, Maqueda resistió, pero el cerco de Juan II la acabó rindiendo, con lo que el castillo con su aneja «villetta» volvió a la Corona.
Volvió a manos privadas en 1456. Primero se cedió Maqueda y su tierra en señorío al cortesano Alvar Gómez de Ciudad Real. En 1465 éste lo cambio al Cardenal Mendoza, el cual, a su vez, lo cedió a un pariente, el arzobispo toledano Alonso Carrillo de Acuña, en 1469.
Por fin, Alonso Carrillo vendería la fortaleza, la villa y sus derechos, al célebre comendador mayor de León, don Gutierre de Cárdenas, contador mayor del reino, probablemente en el año 1490.
La importancia en la Corte de Gutierre de Cárdenas se manifiesta en el hecho de que, estando prohibido que los nobles construyeran castillos, se le autorizó a reconstruir el castillo de Maqueda, así como completar la muralla de Torrijos y levantar el castillo de San Silvestre.
Don Gutierre de Cárdenas inició la reedificación completa del castillo de Maqueda tal como la vemos actualmente, pero al optar por establecer su residencia definitiva en Torrijos, la fortaleza quedó sin uso y fue deteriorándose, aunque permaneció en la familia Cárdenas hasta el siglo XIX, cuando se abolieron los señoríos.
En 1529 Carlos I crea el título nobiliario de ducado de Maqueda a favor de Diego de Cárdenas y Enríquez, señor de Maqueda y adelantado mayor del reino de Granada. Era el heredero de los cinco que tuvieron Gutierre de Cárdenas y Teresa Enríquez.
Abolidos los señoríos en la primera mitad del siglo XIX, Maqueda queda como municipio libre.

Por aquella época, en la descripción de Madoz se decía de Maqueda:
“La forman 112 CASAS de unas 8 varas de altura, construidas de ladrillo y tierra, mal distribuidas, pues eslan mu y dist. unas de otras, por lo cual el pueblo tiene mucha estension, en calles irregulares, con cuestas, mal empedradas y sucias, y una plaza grande cuadrada y de mal aspecto: hay un grande y fuerte cast. con muchas obras de de fensa; pero destruido en su mayor parte; casa de ayunt., cárcel, escuela de primeras letras, dotada con 1,460 rs. de los fondos públicos, y asisten 16 niños; un hospital titulado de San Ildefonso, con 8 camas para los pobres de la v., otro llamado de Santa Cruz para los transeúntes; una igl. parr. dedicada á Santa Maria de los Alcázares, con curato de entrada y provisión ordinaria; tuvo ademas otras 3 parr., tituladas San Juan Bautista, Santo Domingo de Guzman y San Pedro Apóstol, conservándose aun las igl. de las 2 primeras; un conv. de religiosos Agustinos Recoletos, que se hallaba casi en el centro del pueblo, y por las continuadas ruinas de éste, ha venido á quedar á bastante dist. , sin uso alguno en el dia, por lo cual va también desapareciendo; otro de monjas Francis cas, el cual fué destruido completamente por un incendio, en el año de 1780, trasladándose entonces las religiosas al de la misma orden, en la Puebla de Montalvan, (…)
Le baña el arroyo de Maqueda, llamado Grande que pasa al O. del pueblo, en cuyo punto tiene un puente para el paso de la gente de á pie, y otro titulado Prada menos abundante: el TERRENO es llano en su mayor parte, con algunos cerros de poca elevación, todo labrantío, de tierra fuerte y productiva.”
Para darle uso y mantenerlo, en el siglo XX se reconvirtió el castillo en cuartel de la Guardia Civil, con la construcción de una casa-cuartel en su interior en 1952.

Entre 2001 y 2010 se sustituyó la casa-cuartel de la Guardia Civil por una nueva y moderna edificación que quería ser destinada Museo-Archivo de la Guardia Civil.

Aunque el edificio ya estaba terminado, se abandonó la idea del museo. Desde entonces se ha intentado vender el castillo en subasta pública, sin que hasta la fecha haya encontrado comprador, permaneciendo las instalaciones interiores cerradas, sin uso ni visita.
En los años 20 del siglo XX Maqueda llegó a tener cerca de 800 habitantes que han queda reducidos a los 459 de 2022.
La visita a Maqueda

Comenzamos la visita por el castillo para, a continuación, recorrer la villa, a la que se conocía como villetta, donde podremos observar los restos que perviven del recinto fortificado, puerta califal y torres, así como las iglesias, rollo de justicia y actual ayuntamiento.
En base a estos indicios, en la fotografía aérea anterior se ha dibujado en línea roja una estimación de cuál podía ser el trazado de la cerca amurallada en la Edad Media.
Castillo de Maqueda
Bien de Interés Cultural (BIC), 1931: Castillo y torre de la Vela
El castillo de Maqueda (A) ocupa toda la superficie superior de una poco pronunciada colina, como puede apreciarse en estas fotografías, las dos primeras tomadas en los años 50 del siglo pasada. En la primera se observa claramente la disposición interior de la casa-cuartel de la Guardia Civil.



En el siglo XV la familia de los Cárdenas al tomar posesión este señorío decidió construir un castillo señorial propio de la época sobre los restos del castillo calatravo que se alzaba en la cima de la colina, dentro del perímetro del recinto antiguo de Maqueda. Se trató de un recinto torreado, de planta cuadrangular. Los vestigios de este servían de barrera para la nueva estructura, separada por un foso.
Es uno de los pocos castillos señoriales de la Corona de Castilla que no contaban con torre del homenaje.
El interior era pobre, careciendo de indicios de qué dependencias pudo haber, probablemente por tratarse de un proyecto inacabado. Sin embargo, la ubicación de la nueva fortificación, en la esquina del alto que domina el cruce del río, le presta empaque, realzado por la piedra blanquecina de su aparejo, los elegantes filetes de ladrillos en esquinilla, y las almenas emparejadas.
Es un castillo de tipo de colina, de planta cuasi rectangular, aun cuando el lado de poniente tiene el lienzo sur desviado hacia el interior para adaptarse a la orografía de la colina. A su vez, la pendiente de la superficie de la colina obligo a construir el recinto en dos niveles, inferior en el lado sur, como se aprecia claramente em el perfil de las almenas. Tiene unas dimensiones exteriores máximas de unos 44 por 66 metros.
Los muros, de unos 3,5 metros de espesor, son de fa fábrica de sillarejo y mampostería. Exteriormente el adarve de los muros y torres queda definido por dos frisos de ladrillo, y un acabado de almenas piramidales aparejadas, con aspillera intercalada. Unas pocas troneras de palo y orbe se hallan distribuidas por los lienzos y torres.

Debemos partir de la base de que los castillos señoriales que se prodigaron en Castilla durante el siglo XV, aún con apariencia y ciertas condiciones de fortificación defensiva, tenían, sobre todo, una función de representatividad y muestra del poder señorial sobre el territorio circundante, así como de competencia entre la nobleza señorial. En el siglo XV en esta parte central del territorio de Castilla había quedado atrás la función defensiva fronteriza tanto con los moros como con los otros reinos cristianos peninsular.
En distintos posts hemos podido ver ejemplos de este tipo de castillo señoriales: Sabiote, Pambre, Guadamur y Polán, Ampudia, Peñafiel y Belmonte.


El exterior está perfectamente conservado con almenas en todo su perímetro. Las torres algo más elevadas que los lienzos de muralla.

El lado norte de levante, y el tambor esquinero, son reconstrucciones modernas.

Al haber desaparecido las murallas, se accede a la única puerta de entrada por una rampa exterior a la que puede llegar con vehículo, y a pie desde el interior del caserío. En un extremo del lado de levante se abre un portón, como acceso auxiliar.

La portada
La portada se encuentra en el lado derecho del muro norte. Es de arco de medio punto con grandes dovelas. Enmarcada en un alfiz característico del estilo mudéjar, sobre el cual se expone el escudo de los Cárdenas.
Un matacán sobre canecillos en la parte superior tendría la función de protección del acceso.


Las armas que campean encima de la entrada corresponderían a Diego de Cárdenas y Enríquez. Primer Duque de Maqueda.


Muros exteriores
Muro norte

El muro norte, donde se sitúa la portada, presenta dos tipos de aparejo. Toda esta esquina nororiental del castillo fue reconstruida posteriormente.

Por consiguiente, el cubo de este extremo es moderno, en el que se puede ver en la parte baja una tronera de buzón.

En esta parte más nueva se incluyó en la parte baja, parece que como adorno, tres hileras de ladrillo que le dan aspecto de friso y aparejo de mampostería.

Un aspecto que destacar son los merlones piramidales pareados, con una saetera en la parte central.

Lateral de levante
El lado de levante está formado por dos lienzos separados por un cubo semicircular. La parte norte completa la construcción posterior, presentando un acabado menos defensivo, sin las almenas y con tres ventanas en la parte superior.


Por el cubo de la esquina norte continua el aparejo de hileras de ladrillo y mampostería.

Como se ha señalado ya anteriormente, la parte antigua del castillo está dotada tan solo de troneras de orbe y palo (ojo de cerradura invertido).
En la torre de construcción más moderna puede apreciarse una bien labrada tronera de buzón.


Pasado el cubo central se observa el descenso en la altura del muro, adaptada a la disminución de la pendiente del terreno.

En el extremo sur del lateral de levante se encuentra el portón o poterna que debía tener toda fortificación como salida auxiliar. Es una puerta de arco escarzano con dovelas.


Lateral sur
En la esquina sudoriental, en el límite con el talud de la colina, se encuentra el torreón mayor tamaño del castillo. La base del cubo mayor que sobresale del terreno se reforzó con un talud de obra.


Lateral de poniente
La esquina noroccidental debía queda situada en la parte interior del recinto amurallado de la villetta, y no presenta trazas de haber tenido torreón. En el estado actual forma un ángulo constructivamente poco definido.

En la fotografía histórica del principio de esta presentación hemos visualizado que este lado también tenía un talud natural defensivo. La imagen actual está totalmente modificada, donde encontramos un terreno llano desde la base del muro a la que se la ha dado forma de recinto ajardinado. Esta transformación nos lleva a pensar erróneamente, cuando paseamos por este lugar, que podría haber sido unos jardines del castillo.
Estos cambios, seguramente efectuados con la intención de mejorar la estética del monumento, puede falsear la realidad histórica del lugar. Lo mismo podemos decir de incorporar vegetación, sobre todo arbórea, que puede perjudicar la visibilidad de la obra, además de tergiversar el papel de glacis defensivo despejado de vegetación que precisaban las condiciones defensivas de una fortaleza. Sin entrar en otras consideraciones, nos damos cuenta de lo difícil, delicada y comprometida que es la responsabilidad de la rehabilitación histórica.
El torreón central de este lado de poniente tiene la forma de “D”. Hacia el sur, el lienzo refleja la disminución de la altura del muro adaptado al descenso del nivel del suelo.


Los frisos superiores que han ido siguiendo todo el perímetro de la muralla forman aquí, en el punto de unión con el torreón, una estética imagen.



Aunque se trate de una localización sobre una poco elevada colina, observamos el dominio panorámico sobre la llanura de la meseta, a pesar de hallarnos a nivel de la base del castillo. Como es lógico, mayor seria la visual desde lo alto de los torreones.


La villa de Maqueda
Restos del recinto amurallado de la villetta
Además del castillo, la defensa de la villa se completaba con un cerco. Los muros de la muralla urbana de Maqueda fueron realizados en mampostería.
Por la disposición de las dos torres y la puerta califal que forman los restos de la muralla que se han pervivido, se estima que la forma del recinto de la villetta sería rectangular, con el castillo en el vértice sudeste, en lo alto de la colina, dominando el caserío y el entorno.
Este recinto representaría aproximadamente el área central del casco urbano actual.

Los tres elementos defensivos que se conservan muestran una falta de homogeneidad que obliga a deducir que son de periodos y circunstancias muy distintos.
Puerta Califal
La primera reliquia arquitectónica para considerar es la llamada Puerta Califal (B). Era el acceso al recinto amurallado de la villa por el lado de poniente, y actualmente constituye la portada de los pies de la iglesia de Santa María de los Alcázares.
En algunas informaciones se establece su construcción en los siglos X-XI, lo que justificaría la denominación de califal. Mientras que el estudioso Edward Cooper considera que es un resto de época calatrava en Maqueda y que esta puerta tenía la entrada con planta de “T”, de forma que el acceso se efectuaba por los dos laterales, como existen otros ejemplos en castillos de la época de don Juan Manuel.
Según Cooper, su forma es de un pasadizo abierto a los dos extremos, cortado por otro que daba acceso al interior del recinto. El pasadizo transversal sería un zaguán, pues carece de bóveda, mientras que los dos arcos apuntados que forman sus extremos serían realmente albarranas gemelas. Ha desaparecido casi totalmente el muro exterior que delimitaba el pasadizo transversal, pero todavía se puede ver restos de este en la parte inferior. Las dos arcadas ojivales que se mantienen corresponderían a las dos entradas.






El pasadizo de acceso al interior tiene un arco de herradura algo maltratado, lo que ha llevado a algunos observadores a suponer que se trata de un conjunto de construcción califal, ignorando la costumbre castellana de la reconquista de conservar tales arcos en estructuras de confección puramente cristiana, normalmente puertas. Tras ella, un recinto cuadrangular aspillerado y almenado se cubrió para servir de atrio a la Iglesia de Santa María de los Alcázares.



Torre de las Infantas
No he podido confirmar si esta denominación de las Infantas está relacionada con la información de que la reina Isabel la Católica, siendo infanta, había residido una temporada en Maqueda junto con su amiga Beatriz de Bobadilla, hija del alcaide del castillo en Maqueda.
En la ampliación de la fotografía de mediados del siglo XX se puede ver claramente en el lado derecho un torreón desmochado, la torre de las Infantas (C). Este torreón puede ser lo que queda de una ampliación del siglo XIII.

Este es el estado que presenta actualmente después de su reconstrucción, sobresaliendo encajado en el interior de construcciones urbanas. Se ha elevado como un cubo macizo, sin ninguna referencia a como pudo ser el almenado y los elementos defensivos, que supongo se desconocen totalmente.
Tiene el interés de que sirve como punto de referencia a la esquina noroccidental de la cerca urbana, como vértice entre la puerta califal y la torre de la Vela.

Torre de la Vela
La torre de la Vela (D) formaba parte de la cerca norte, que debería estar unida a la torre de las Infantas, al fondo a la derecha, y debía ser más antigua que esta.

Es una alta torre en forma de “D” con grandes arcos de ladrillo, más bien ventanales que saeteras
Se yergue sobre su empinado glacis de tierra, aunque no de una solidez claramente convincente. Su estrechez, falta de bóvedas y la composición poco resistente de los ladrillos de su aparejo proclaman su gran antigüedad, siendo obra mudéjar más que almohade. Las dos últimas plantas parecen ser posteriores al cuerpo inferior, de un aparejo de cantos enripiados con lajas y ladrillos en hiladas sencillas, separadas por verdugadas de ladrillo (o más bien de teja, por el tamaño), una técnica que, permite atribuirla al reinado de Alfonso VIII.
Es lógico pensar que la parte inferior de la Torre de la Vela, de los primeros años de la ocupación cristiana, se conservó para conmemorar la frustración del avance almohade, pero debidamente alzada por los calatravos para servir mejor como atalaya.


La altura, de hecho, en relación con la del lienzo desaparecido, indicada por la posición del arco de acceso desde el camino de ronda, es notable y asocia el conjunto con la época de potenciación de las máquinas de asedio en el siglo XIII.




Aparejo de estilo toledano.



En cualquier caso, como hemos podido apreciar en estas fotografías, se trata de un torreón de características muy singulares en su fábrica.
Iglesia de Santa María de los Alcázares
Bien de Interés Cultural (BIC), 1931
La iglesia parroquial de Maqueda aparece en los más antiguos documentos de la diócesis de Toledo. La actual parroquia de Santa María de Los Alcázares (E) fue edificada en el siglo XV, de estilo gótico mudéjar.
Se construyó dentro del recinto de la antigua fortaleza o villetta. Los pies del templo apoyan su fábrica en la antigua y principal puerta de la mencionada fortaleza, la denominada Puerta Califal.


La torre de Santa María o de las Campanas es actual, del año 1908. Construida sobre los restos de la Torre de Santa María que sería una de las torres de la muralla de Maqueda.

Vale la pena contrastar las semejanzas constructivas con la torre de la Vela.

En ninguna de las dos ocasiones que pasee por Maqueda estaba abierta. Según las referencias es una iglesia de tres naves. Contiene un retablo mayor plateresco del siglo XVI; también hay partes de cerámica renacentista de Talavera de la Reina, del siglo XVI; así como un artesonado mudéjar del mismo siglo. Otro altar, situado en la nave derecha, es obra de Berruguete.

Plaza de la Constitución, Ayuntamiento y rollo
El centro urbano actual es la plaza de la Constitución (G). En ella se reúnen los tres elementos de centralidad propios de las localidades castellanas.
Está presidida desde las alturas por la iglesia de Santa María de Los Alcázares, en su acceso a los pies del templo por la puerta califal.
Enfrente de la iglesia, al lado de poniente, el Ayuntamiento (F), es un edificio de nueva construcción de un estilo que podríamos considerarlo historicista: la forma de torreón, que recuerda la torre de las Infantas, los frisos que marcan los niveles, aun cuando todo el aparejo sea de ladrillo, y los soportales de la entrada.
En el centro, el rollo de justicia (G).


Las dos fotografías siguientes, la primera de principios de siglo XX, permiten comparar el estado de la torre de las Infantas y la torre de la Vela (poco visible en la fotografía actual). También las transformaciones en la arquitectura urbana.


Rollo de justicia
El rollo de justicia (G) ponía de manifiesto a los habitantes y visitantes la presencia del poder señorial con categoría de capacidad de la villa para administrar justicia. Poder otorgado el año 1.500 a los Cárdenas.
Una columna de fuste cilíndrico tiene grabado en su parte superior el escudo de los Cárdenas, los administradores de justicia, y un capitel con cuatro leones salientes, dos de los cuales han desaparecido.


Iglesia de Santo Domingo
Desde lo alto de la calle de Santa María, junto a la iglesia, se puede observar entre el caserío que sobresale los restos de una espadaña (H). Corresponde a lo que había sido la iglesia de Santo Domingo, un edificio renacentista-mudéjar del siglo XV.
La iglesia fue demolida y solo quedan estos restos visibles desde lejos, ya que se encuentran dentro de una manzana urbana no accesible públicamente.


Fin de la visita
En la villa de Maqueda tenemos un ejemplo del proceso de adaptación de las estructuras urbanas y defensivas a los cambios en la función militar y en las relaciones territoriales de poder, por lo menos desde época de la Hispania romana. Lo que podemos considerar como distinción de los castillos según su función.
Inicialmente, parece que para los romanos sirvió de punto de vigilancia de sus calzadas. En época del dominio árabe adopta un papel de control territorial y defensivo. Tras su conquista cristiana servirá de castillo de frontera.
Cuando la frontera ya se ha desplazado definitivamente hacia el sur, pierde su función militar defensiva y entra en proceso de ruina. Pero al llegar al siglo XV, en plena época de organización de la tierra en señoríos, pasará a integrarse como uno más de los castillos señoriales que se expandieron por el Reino de Castilla: ahora la función es de dominio social sobre el señorío circundante, con lo que sufre reformas para adaptar-lo a la nueva función, mientras que las cercas de los pueblos dejan de tener sentido y van desapareciendo, dejando más o menos vestigios según la dinámica de cada localidad. Se mantiene este papel hasta el eclipse oficial de esta España señorial en el siglo XIX.
Nuevamente pierde su función, con el consiguiente deterioro, pero entramos en la época de valoración histórico-artística de las reliquias territoriales, cuando en 1931 se le cataloga como Monumento Histórico. En esta nueva etapa se plantea la necesidad de buscar a estos monumentos alguna función que justifique las inversiones que se necesitaran para su recuperación y mantenimiento. En este caso, primero lo será como casa-cuartel de la Guardia Civil; después remodelándolo para albergar un museo. Cuando se abandona esta idea de museo, a pesar de la fuerte inversión realizada, deberá buscarse alguna alternativa, como puede ser venderlo a la iniciativa privada.
A su vez, en esta última etapa, la expansión del turismo convertirá estas construcciones históricas en la nueva función de valoración turística. La mayor o menor fortuna en entroncarse como objeto turístico atractivo puede marcar cuál será su futuro.
Bases de información
Webs
Webs academic
Madoz, Pascual (1834-1850). Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Tomo XI, p. 207
Navarro, F.B. (1895). Fortalezas y castillos en la edad media (Maqueda y Escalona)
Viñuales Ferreiro, Gonzalo (1988). Maqueda 1492. Judíos y judaizantes
Villalba Ruiz de Toledo, F.Javier. Reajuste de señoríos en el siglo XV: El trueque de Jadraque por Maqueda.
Santos Vaquero, Ángel. Convulsa historia de las aljamas de Toledo, Maqueda y Torrijos
Almarcha Núñez-Herrador, Esther y Villena Espinosa, Rafael (2022). Castillos en el horizonte. Conservación y restauración durante el franquismo
Muñoz Jiménez, José Miguel. Castillos señoriales nobiliarios y episcopales en Castilla–La Mancha (siglos XIV y XV)
Libros
Cooper, Edward (1991). Castillos señoriales en la Corona de Castilla, vol. I-1, pp. 278-280
Cooper, Edward (2014). La fortificación de España en los siglos XIII y XIV, vol. II, pp. 749-753
Rodríguez-Picavea, E. (1996). La villa de Maqueda y su tierra en la Edad Media
Herrera Casado, Antonio (2007). Castillos y fortalezas de Castilla La Mancha. pp. 238-246