Recorrido cronológico de los asentamientos programados más importantes en la historia de España, aplicando la tipología expuesta en el Post anterior.
Asentamientos de población programados (y 2): Proceso histórico en España
Post: 2023
Índice
Procesos históricos en la España peninsular
Este Post es la continuación del dedicado a Asentamientos de población programados (1): Tipología. En este reflejaré la aplicación de las tipologías de asentamiento a lo largo de las grandes etapas históricas por las que ha pasado la España peninsular.
Período prerromano
Desde la prehistoria hasta el inicio de la romanización, que situaremos a partir del desembarco de Escipión en Empúries el año 218 a.C., la Península fue progresivamente ocupada por pobladores que en los albores de nuestra historia conformaron los grandes ámbitos íbero y celta, sin que el territorio peninsular llegase a la saturación poblacional.
Aunque ocupando grandes áreas de la Península, estos grupos de origen distinto localizaban sus asentamientos de forma que consideraremos espontánea, sin quedar definidos por estados ni fronteras y con grandes territorios vacíos. No se observa sobrepoblación ni densificación de poblamiento.
Colonias fenicias, griegas y cartaginesas
En este contexto, alrededor del primer milenio a.C., llegan grupos de personas de fuera del territorio peninsular y establecen colonias estables y permanentes. Primero los fenicios y, más tarde los griegos, con fines comerciales de intercambio, especialmente de minerales, de los que era abundante la Península.
Uno de los primeros y más importantes asentamientos fenicios en la península ibérica fue Gadir (Cádiz). Fundada alrededor del 1100 a.C., Gadir se convirtió en un próspero centro comercial y un puerto estratégico para las rutas marítimas fenicias.
Como su finalidad era simplemente comercial, se asentaron a lo largo de toda la costa Peninsular sin pretender colonizar el territorio. Los griegos en la parte norte del litoral mediterráneo y los fenicios desde el centro de levante hasta el extremo norte del atlántico, en Galicia. Hacia el año 600 a.C. los griegos fundaron Emporion (Empúries), que fue su colonia más importante, y la única de la que quedan vestigios. Las otras localizaciones corresponden a citas de los autores de la época.
La motivación de los cartagineses si que tenía el objetivo de dominio colonial del territorio. Crearon Carthago Nova (Cartagena) y ocuparon las colonias fenicias del sur de la Península.
El interés de Empúries (Girona) se centra en que al haber sido abandonado este asentamiento sin que evolucionase posteriormente, dejó intacta la estructura urbana griega, así como del posterior campamento y ciudad romana que se asentó junto a la ciudad griega. Su urbanismo responde al de ciudad griega. Hay que tener en cuenta que el mar penetraba en la costa en forma de bahía y el dique protegía el puerto.
Por este punto se produjo el primer desembarco romano por parte de Escipión en el año 218 a.C. El campamento romano se estableció junto a la ciudad griega, evolucionando a ciudad romana. Es perfectamente reconocible el periodo y la estructura urbana de esta primera ciudad romana.
Como sabemos que ocurre en muchos casos, si pierden la función para la que fueron creadas y si no se adaptan a nuevas funciones, las ciudades pueden deshabitarse y desaparecer. Este fue el destino del conjunto greco-romano de Empúries. Por un lado, con la romanización dejó de asumir funciones en el comercio marítimo mediterráneo. Por otro, la organización territorial de la Hispania romana dejó a este conjunto marginado y sin integración con las vías romanas principales, quedando así sin función, y posteriormente abandonados.
Al contrario, Gadir ha mantenido su función de centro de intercambio comercial, ampliamente potenciado, por ejemplo, con el comercio colonial con América, con lo que su urbanismo ha evolucionado de tal forma, que solo en algunos puntos de la ciudad la arqueología logra reconocer su origen fenicio.
Período romano
El año 218 a.C. señala el momento en que los romanos inician su penetración en la Península, primero librando la segunda guerra púnica con los cartagineses, que termina el año 201 a.C., y continuando con la romanización de todo el territorio peninsular. Esta colonización romana se mantendrá oficialmente hasta el año 476, casi 700 años, con la caída del último emperador romano de occidente, Rómulo Augústulo.
De las múltiples intervenciones territoriales romanas aquí nos interesa destacar la función urbanizadora, que dejará como poso una completa red de comunicaciones terrestres con la construcción de las calzadas romanas principales y secundarias, y una estructura urbana completa por todo el territorio peninsular, la cual ha pervivido básicamente hasta nuestros días. Dentro de esta, podemos considerar unas actuaciones particulares como fueron la creación de colonias romanas, destinadas a alojar a soldados veteranos (Colonia Iulia Augusta Emerita (Mérida) o Colonia Caesar Augusta (Zaragoza)).
Estructuración de todo el territorio peninsular
Lo que será trascendental de la colonización romana será que durante estos siete siglos se establece territorialmente la red urbana y de comunicaciones que pervivirá básicamente hasta nuestros días.
Pasado el periodo romano, cada etapa histórica posterior tuvo necesidades territoriales distintas, pero sus asentamientos principales se aprovecharon de la base estructural romana.
Estructura urbana y red de calzadas romanas
Estructuralmente, lo que ha permitido la vigencia del modelo es que estuvo pensado desde la óptica de la Península como una única unidad territorial que había que organizar eficazmente para su dominio, control y explotación, siguiendo un modelo racional holístico para alcanzar estos objetivos.
Las ciudades y las calzadas que formaban una completa red de transporte y comunicación dentro de la Península y totalmente vinculas con la ciudad de Roma, constituyen los elementos básicos de control y organización del territorio.
Lo mismo ocurrió con la morfología urbana. Disponían de un modelo de ciudad que fueron adaptando a cada situación concreta según la morfología del territorio y sus necesidades funcionales.
Un recinto rectangular amurallado; un diseño urbano ortogonal con dos ejes viarios articuladores (cardo y decumano); el foro central con los edificios públicos y templos; los centros de ocio (teatro, anfiteatro y circo según la importancia y dimensiones de la ciudad); una red de abastecimiento de agua con el protagonismo de los acueductos, eran los componentes básicos del urbanismo romano.
Centros productivos territoriales y su abandono de centros productivos especializados
Dado que uno de los objetivos de la colonización era la explotación económica del territorio, dio lugar al desarrollo de asentamientos funcionales de actividad productiva.
Para la explotación agraria se sirvieron de las villae (villas) que eran residencias rurales de carácter señorial que se encontraban en el campo, a menudo asociadas a la explotación agrícola y la gestión de extensas propiedades.
Recorriendo la Península, las villas romanas que se han recuperado arqueológicamente constituyen un interesante atractivo turístico.
La villa romana El Ruedo, en Almedinilla (Córdoba) nos permite apreciar la magnitud de estos asentamientos organizadores del territorio agrario circundante.
Por su parte, la explotación de recursos geológicos dio lugar a la necesidad de crear poblados mineros. El agotamiento de los recursos minerales ha hecho perder la funcionalidad de estos lugares, por lo que también solo constituyen reductos arqueológicos. Las minas de minerales metálicos de Las Médulas (León), Oiartzum (Guipúzcoa), Rio Tinto (Huelva), así como las de lapis specularis (Cuenca y Almería), son de las más famosas con musealización que puede visitarse.
Lo mismo sucedió con algunas ciudades importantes exclusivamente vinculadas a una sola actividad productiva, que siguieron la senda de su desaparición al perder la funcionalidad. Dos ejemplos interesantes son las ciudades de Segóbriga (Cuenca) y Baelo Claudia (Cádiz).
Segóbriga (Cuenca), en el centro de la Península, en la España calcárea, era el centro organizador de toda la producción de las explotaciones mineras de lapis specularis, que se exportaba no solo a Hispania sino también al resto de las provincias imperiales a través del puerto de Carthago Nova. Este mineral se utilizaba para el cubrimiento translucido de ventanas y puertas, pero dejó de tener utilidad cuando fue sustituido por el vidrio y, como consecuencia, se acabó abandonando su extracción. La pérdida de funcionalidad acabó igualmente con la vida de Segóbriga.
El mismo porvenir le esperaba a Baelo Claudia (Cádiz), junto al estrecho de Gibraltar. Baelo Claudia era conocida por producir uno de los mejores garum (salsa de pescado elaborada con las vísceras fermentadas del atún) del Imperio Romano, y exportaba este producto a diferentes regiones del Imperio, incluyendo Italia, África del Norte y la costa mediterránea de España. Siendo altamente apreciado en Roma.
Con la caída del Imperio, cuando deja de exportarse termina su función productiva, derivándose su desaparición al no ser sustituida por otro tipo de producción.
Se trata de dos casos claros de vinculación entre supervivencia del asentamiento y función productiva.
Colonias
Las colonias romanas, además de su papel administrativo y militar, tenían un objetivo claro de repoblación. En las colonias que se crearon para albergar a soldados retirados, como las ya citadas Emérita Augusta (Mérida) o Caesar Augusta (Zaragoza), a los militares se les concedían tierras para su cultivo.
Edad Media
Tras la caída del Imperio romano, llegan a la Península diversos pueblos germánicos del norte de Europa (Suevos, Vándalos, Visigodos).
Visigodos: aprovechan la estructura territorial urbana hispanorromana
Por último, a finales del siglo VI, los visigodos logran unificar todo el territorio peninsular. Ejercen el domino sobre el territorio desde las ciudades, aprovechándose de la estructura urbana romana. Asentarán la capital de su reino en Toletum (Toledo).
Hay que tener en cuenta que no se trata de invasiones de población, sino de un grupo militar potente que se apropia de los centros de poder territoriales y que se impone sobre la población residente.
La minoría visigoda tuvo serios problemas de adaptación (religiosos, culturales, jurídicos) frente a la mayoría hispano-romana. La unidad del reino pareció consolidada tras la conversión religiosa de los visigodos al cristianismo en el año 589 y por la promulgación de un código legislativo único el Liber Iudiciorum de Recesvinto (654).
Excepto algún caso, como la creación ex novo de la ciudad de Recópolis (en Guadalajara), no es un periodo de planes de asentamiento.
Musulmanes: aprovechan la estructura territorial urbana hispanorromana/visigoda
La ocupación musulmana a partir del año 712 se extiende con rapidez por casi toda la Península,
En la Península, únicamente se resistió a la conquista musulmana la franja montañosa cantábrica-pirenaica, mientras que por los pirineos mediterráneos llegaron a penetrar en territorio franco hasta la batalla de Poitiers, en el sur de Francia en el año 733, donde Carlomagno detiene el avance y se iniciará el establecimiento de la Marca Hispánica apoyada en los Pirineos y las comarcas del interior de la Península.
Al igual que con los visigodos, la ocupación tampoco es masiva de llegada de población, sino de un potente grupo militar que impone su poder territorial, nuevamente a través del control desde las ciudades y sobre las élites urbanas, con lo que la estructura urbana romano-visigoda nuevamente vuelve a ser aprovechada y servirá de base estructural de asentamiento político-militar.
En esta ocasión, aparecerá un nuevo tipo de conflicto. La minoría árabe está impregnada de una potente ideología religiosa (el islamismo), que chocará con la población cristiana residente, con la división de la población entre musulmanes y mozárabes (residentes cristianos romano-visigodos dentro de territorio árabe). Los procesos de asimilación que se habían dado en las colonizaciones anteriores ahora serán imposibles por la pugna entre dos religiones monoteístas, enfrentadas por lo menos a escala mediterránea en aquella época.
El papel de la estructura urbana de las ciudades de base romana lo veremos manifestarse más adelante, cuando el Califato se fragmente en reinos de Taifas, cada uno de ellos organizado alrededor de una de las ciudades importantes prexistentes.
En cuanto a asentamientos programados, es claro que los setecientos años de presencia musulmana en la Península dio lugar a organizaciones del territorio, primero de orden califal, y posteriormente dentro de cada reino de taifas. La toponimia nos ofrece una pista sobre alrededor de cuatrocientos municipios que comienzan su nombre por la partícula “al” equivalente a el–la, de origen o fuerte influencia árabe; como por ejemplo Alcalá, Al-Qalat (el castillo)
Pero, a consecuencia del avance de la frontera cristiana, y de la necesidad de organizar los territorios conquistados para su consolidación ante la inseguridad que la permanencia del conflicto mantenía, al tiempo que, para dotarles de la impronta católica, se procedió a la sustitución sistemática de los vestigios ideológicos y militares musulmanes.
Por ejemplo, la alcazaba, el castillo y la fortaleza fueron aplicados bajo los sucesivos programas defensivos, tanto como enclaves en la frontera cristiana, como entre las fronteras de los reinos de taifas posteriores. Pero la subsiguiente ocupación cristiana los adaptó, modificó o destruyó de acuerdo con sus estrategias. Los contendientes localizarán sus estructuras defensivas o de ataque a ambos lados de la misma frontera. Al superarse la frontera, los enclaves defensivos dejan de tener valor y quizás convenga destruirlos.
Reconquista: repoblación
A los efectos de la estructura de asentamientos que ha llegado hasta nosotros, nos interesa especialmente lo que irá ocurriendo en el territorio cristiano, porque será la base sobre la que se evolucionará hasta la actualidad.
Asentamientos de raíz política repobladora
Como se acaba de señalar, este proceso repoblador mantendrá una división del territorio heredada de la época islámica. Toledo pasará a ser el centro del poder estatal, aunque, de hecho, la capital está donde está el Rey, mientras que el mundo rural se presenta dividido en comunidades campesinas dependientes de castillos, como Uclés, Consuegra o Calatrava. La repoblación se hace, por tanto, según modelo de castrum et villa, esto es, establecer una villa o pueblo en torno a un castillo. Esto último nos muestra ya el necesario carácter defensivo de estas construcciones en zona fronteriza. No podemos olvidar que durante siglos esta será un área de constante inestabilidad que hace necesarias las construcciones objeto de nuestro interés.
Castillos y fronteras
El castillo será el instrumento territorial más importante del doble proceso de conquista y repoblación.
En primera instancia, como ya sabemos, se trata de asentar una guarnición en un recinto fortificado para la defensa-ataque sobre el territorio de frontera, lo que podemos considerar por su función un castillo de frontera. A medida que se vaya consolidando será conveniente incrementar la población de la plaza para potenciar su fortaleza. De ahí que, junto al castillo se alza una cerca o muralla que permita alojar a la población que irá introduciendo actividad económica con el aprovechamiento agropecuario del entorno.
Las sucesivas oleadas de avance de la frontera producirán dos efectos. Por un lado, se necesitará implantar nuevos castillos de frontera, mientras que los castillos que ahora se van alejando de la línea de conflicto pierden su función defensiva. Por ello, se abrirá un doble proceso: unos serán abandonados y otros se reconvertirán en castillos de señorío, entrando a formar parte de los planes de dominio y control del territorio que haya sido otorgado o se haya apropiado el rey o los nobles que le acompañan y apoyan en su política y conquistas. Nos encontramos en un periodo histórico en el que se desarrolla el feudalismo.
En ejemplo lo tenemos en el castillo roquero de Loarre, a los pies del Prepirineo oscense. A medida que la frontera se aleja hacia el sur, pierde su función militar, por lo que, en el año 1071, Ramiro I lo reconvertirá en castillo-convento, fundando en él una abadía de los canónigos de San Agustín.
El modelo castrum et villa que se aplicará conllevará que en la gran mayoría de castillos su evolución sea la de convertirse en poblados que evolucionarán en su crecimiento según las circunstancias particulares de cada caso. Así es como el castillo potencia un poblado y lo dota de cerca para la protección de los pobladores.
El primer castillo de Belmonte (Cuenca) del siglo XIII se convierte en el asentamiento principal del señorío de Don Juan Manuel, con la cerca correspondiente. En el siglo XV se construye un nuevo castillo señorial situándolo en la cima del cerro dominante, ampliando la cerca.
Para hacerse idea de la magnitud de este proceso, hay que tener en cuenta que se construyeron en el territorio hispano más de cuatro mil castillos. Algunos quedaron aislados en el territorio, especialmente aquellos se estaban situados en ubicaciones más agrestes, pero la mayoría crearon su caserío, que se refleja en la gran cantidad de poblaciones con castillo (aunque sea en estado ruinoso en la actualidad).
El mapa refleja la localización de unos 2.000 castillos de los siglos XII-XIII de los que se conservan vestigios, con unos 325 que conservan trazas de su cerca (los representados en color amarillo).
En el siglo XIV deberemos añadir más de 300 castillos-señoriales, solo en el Reino de Castilla.
Señoríos y Órdenes Militares
En esa época, los reyes no disponen de un ejército estable, por lo que, para llevar a cabo sus empresas de conquista sus ejércitos se formarán con la aportación de los efectivos que cada noble u obispado aporte. Como consecuencia, la forma de compensar su aportación será repartiendo entre ellos las tierras conquistadas bajo diversas fórmulas de cesión, reservándose el rey una parte para sí, como tierras de realengo.
De esta forma, la nobleza va ampliando sus posesiones y se irán formando los grandes señoríos, especialmente en el Reino de Castilla.
Cada avance sobre la frontera musulmana debe ser repoblado y, al mismo tiempo protegido, pues son constantes los intentos de recuperación. Para ello, sobre todo a partir de superar la frontera del Tajo hacia el sur, se vio que la manera más eficaz de conseguir su defensa sería encomendando estos nuevos territorios a las Órdenes Militares que habían surgido a raíz de las Cruzadas para la recuperación de Jerusalén.
La situación de la Península Ibérica llevó a que el Papa de Roma, reconociese el territorio peninsular como lugar de cruzada. Por ello, en el siglo XII, primero se encomendaron a las órdenes internacionales de los Templarios, los Hospitalarios (de San Juan) y del Santo Sepulcro. Pero a partir de la segunda mitad de este siglo, los reyes hispánicos, para disminuir su dependencia de Roma, crean las órdenes militares propias de los reinos de Castilla y León y de Aragón, de las que se consolidaron las órdenes de Calatrava, de Santiago, de Alcántara, en el Reino de Castilla y la de Montesa en la Corona de Aragón.
En el mapa siguiente podemos ver, en una representación esquemática, los grandes dominios de estas cuatro órdenes hispanas. Hay que tener en cuenta que además de los grandes dominios, tenían distribuidas por todo el territorio donaciones diversas.
A partir de los datos que aporta la obra de Edward Cooper, Castillos señoriales en la Corona de Castilla, podemos situar los castillos señoriales que se levantaron en los siglos XV-XVI en el Reino de Castilla. El autor identifica más de 300.
Observemos como los castillos señoriales se distribuyen fundamentalmente en las tierras dominadas por la nobleza, fuera de los límites de lar ordenes militares.
Motivación religiosa católica. Los monasterios
Derivados de la tradición eremítica de aislamiento, soledad y ascetismo, surgen los monasterios, especialmente a partir de la reforma de Cluny en el siglo X.
Por su interés en situarse en lugares aislados alejados de las poblaciones para mejor poderse acercar a Dios, los monasterios terminarán convirtiéndose en uno de los principales motores de repoblación de tierras abandonadas, baldías o conquistados a los sarraceno, funcionando como una explotación agrícola altamente coordinada. A medida que crezcan y vayan recibiendo donaciones, muchos de ellos devendrán en grandes dominios territoriales y señoríos.
Los monasterios con sus grandes señoríos y propiedades, así como la carrera eclesiástica secular, serán un buen recurso para dar cabida a segundones de las grandes familias y, en el caso de los monasterios femeninos, a sus hijas y viudas. Ser abad, abadesa u obispo era fuente de poder y dominio territorial en una sociedad donde la nobleza es altamente endogámica.
El monacato pone un especial énfasis en la hospitalidad, que alcanzará su mayor desarrollo en los siglos XI y XII a lo largo de los caminos de peregrinación. En la Península se plasmará en torno a los “Caminos de Santiago”, a lo largo de cuyos recorridos surgen numerosos monasterios y “hospitales”, de forma más intensa en el Camino Francés, por el que entra toda la peregrinación procedente del continente europeo.
El criterio de programación queda perfectamente definido en el doble sentido de asentamientos aislados, al tiempo que cada vez más repobladores, y el complementario de dar protección y seguridad a lo largo de los caminos de peregrinación.
En el mapa podemos inducir esta doble vinculación. La línea de color azul refleja el Camino francés. Los monasterios que muestra el mapa son los que actualmente mantienen alguna presencia valorable, bien porque se mantienen activos, o bien porque sus ruinas pueden catalogarse como bien cultural. Otros desaparecieron tras las amortizaciones de bienes eclesiásticos del siglo XIX.
A pesar de su aislamiento inicial, la progresiva necesidad de mano de obra para los servicios del monasterio y el cultivo de sus tierras dará lugar en numerosas ocasiones que se desarrolle en su entorno un núcleo urbano más o menos grande.
En Carrión de los Condes (Palencia), encontramos dos monasterios, el cluniacense de San Zoilo y el de Santa Clara, de las clarisas, con una población actual de 2.005 habitantes (2022). La línea roja corresponde al recorrido del Camino de Santiago por la localidad.
La Mesta
La baja densidad de población, sobre todo en las dos mesetas, facilitó el dominio de la ganadería lanar sobre la agricultura. La Mesta constituyó un lobby de poder impresionante durante siglos.
Muchos castillos, y más significativamente en el grupo de los señoriales, se establecieron sobre las cañadas que atravesaban sus dominios para controlar, proteger y cobrar derechos de paso y pastoreo, a los rebaños trashumantes y el comercio de la lana.
El mapa siguiente parece evidenciar la relación le las grandes cañadas con el asentamiento de castillos señoriales.
La ayuda de la toponimia
Me parece curioso e interesante fijarnos en cómo la toponimia nos ayuda en muchas ocasiones a interpretar la causa del origen de muchos lugares. Me detendré en dos aspectos distintos relacionado con el origen de su asentamiento.
Las dos misiones fundamentales encomendadas a las órdenes militares al cederles un territorio era su defensa y su repoblación, con el consiguiente aprovechamiento económico, fundamentalmente agropecuario, del territorio. La Orden de Calatrava dejó escrito en el territorio este papel y sus dominios. Si nos entretenemos en representar en un mapa las localidades que contienen la palabra Calatrava, nos da la respuesta.
El otro caso hace referencia a la palabra frontera. Ella nos indica que en el momento de su creación cumplía su papel de límite y defensa fronteriza, aun cuando actualmente no sepamos reconocerla en la mayoría de los casos.
Es especialmente significativo su empleo en la zona de Andalucía occidental durante el periodo de los siglos XIII-XIV en que la frontera con el Reino Andalusí de Granada estuvo más o menos estabilizada. O en parte con la frontera con Portugal.
Las dos localidades de Salamanca (Zorita de la Frontera y Aldeaseca de la Frontera señalan las fronteras entre los reinos de León y Castilla en la Edad Media.
Solamente se registra un topónimo que tiene vigencia actual, en el caso de Frontera del Portalet (Huesca) con Francia. Creada a finales del siglo XX; en 1975 solamente había una casucha con dos guardias civiles a la defensiva.
Edad Moderna
Ya dentro de la Edad Moderna, a partir del siglo XVI, con la España peninsular configurada como un reino unitario, y, especialmente, a partir de la localización permanente de la capital en Madrid, queda configurada la estructura urbana-territorial de forma definitiva. A partir de ese momento, la evolución de cada territorio responderá en mayor medida a los procesos económicos a los que se verá sometido cada uno de ellos.
En este nuevo contexto, la combinación entre política, economía y territorio será la que generará necesidades territorialmente diferenciadas que requerirán políticas e intervenciones programadas para hacer frente a los problemas que irán surgiendo.
Intervención sobre el territorio en zonas problemáticas en la España peninsular
Como aquí lo que nos interesa son los asentamientos programados, dejaremos de lado otras intervenciones políticas de gran trascendencia, aunque tuvieran importante repercusión territorial, como pude ser la emigración hacia las tierras americanas, el costo del mantenimiento del Imperio, o la expulsión de moriscos y judíos, etc.
Constatemos que uno de los problemas endémicos que se va repitiendo en todo momento desde la Edad Media, es la escasa población de la España rural. Esta situación se verá agravada en distintos momentos, bien por pérdidas ocasionadas por pestes y epidemias, bien por emigraciones, a América en unos períodos, o a las ciudades en otros.
Siglo XVI
La repoblación y el aprovechamiento de tierras baldías persiste como problema territorial y agrario. En el nuevo contexto político de la España absolutista, se convierte en un problema de estado al que se pretenderá hacer frente con políticas de intervención territorial.
Durante el reinado de doña Juana, continuado por Felipe II, se procede a diversas repoblaciones.
En 1539 se plantea y ejecuta la repoblación de la Sierra de Jaén, que había quedado al margen de los cultivos del valle del Guadalquivir al tratarse de una zona montañosa.
En este caso, se planteará una repoblación en sentido amplio de llenar un vacío poblacional, pues no solamente se van a introducir personas, sino también las poblaciones para alojarlas. Además de determinar el lugar de asentamiento, se urbanizaron siguiendo un plan de trazado de los solares de las casas y aplicando el modelo de plaza central, en la que se reunía la Casa del Concejo, la Iglesia, la carnicería y tiendas; además del cementerio. Todas ellas perviven. Ver en el mapa siguiente las localidades en color rojo.
Tras la guerra de las Alpujarras, en 1571 en esta comarca, al quedar despoblada por el destierro de los moriscos, se trasladaron familias de Asturias, Galicia y las montañas de Burgos y León. Se trata en este caso de atajar un despoblamiento programado.
Siglo XVIII: la Ilustración
Nuevas poblaciones
El más importante impulso repoblador corresponderá a la Nuevas poblaciones en época de Carlos III en el siglo XVIII, a partir de 1766.
Las motivaciones y los trazados urbanos se aplicarán bajo los criterios de la Ilustración.
En Sierra Morena, en los desiertos de la Parrilla, entre Córdova y Écija, y el de la Moncloa, entre esta última ciudad y Carmona se concentra una parte importante de las nuevas poblaciones, todas ellas planteadas con fines de policía o itinerario, además de con finalidad de orden agrícola. En efecto , en aquella época, 1766, la vía Madrid-Cádiz, que era la comunicación más importante entre la capital y sus posesiones ultramarinas, y, por tanto , lugar de continuo tránsito de viajeros y mercancías (plata americana), se encontraba infectada, en aquellos abruptos y desiertos parajes, de bandidos, que algunas veces, en convivencia con los veteranos que regentaban las escasas posadas allí situadas, desvalijaban a los viajeros, amenazando seriamente, el normal tráfico entre ambas ciudades de tan vital importancia.
Otro aspecto importante del programa será la introducción del planeamiento urbano ortogonal, en la tradición de Vitrubio.
Con calles anchas, bien alineadas en ángulo recto y con abundante presencia de arbolado, serán los trazos característicos de todas las poblaciones, aun cuando tomen como referencia algún elemento prexistente, como la ermita en el caso de San Carlos del Valle (Ciudad Real).
Como el objetivo fundamental era repoblar, debía reclutarse población para trasladarla a vivir a las nuevas poblaciones. En el caso de los poblados de Sierra Morena y de la zona del desierto de Córdoba, se reclutaron seis mil colonos (imprescindible que fueran familias católicas), principalmente procedentes de Alemania y Flandes. Posteriormente se incorporaron familias catalanas y valencianas.
Protoindustrialización Ilustrada: Las Reales Fábricas
A lo largo del siglo XVIII, se producirá un intento de modernización productiva introduciendo una primera implantación de industrias fabriles especializadas diseminadas por el territorio peninsular promovidas por las ideas ilustradas bajo la promoción y patrocinio de la Corona, lo que podríamos llamar protoindustrialización.
A pesar de ello, el primer ensayo lo ejecuta la iniciativa privada.
Nuevo Baztán
Se inicia con una iniciativa privada con la creación del complejo industrial textil Nuevo Baztán (1709-1713) en un descampado en las cercanías de Madrid. Esta primera colonia industrial, al situarse en un territorio deshabitado debió complementarse con la creación adjunta de un poblado.
Reales Fábricas
La monarquía borbónica, bajo la influencia de las ideas ilustradas, procedió a una primera industrialización diseminando en distintos enclaves fábricas especializadas.
Las Reales Fábricas, se localizaron en poblaciones ya existente que podían aportar los recursos humanos necesarios. De esta forma, no se crean nuevos asentamientos, sino que se refuerzan algunos de los ya existentes de forma programada en interés de la promoción económica del territorio peninsular.
Una de las causas a las que se achaca que no lograsen crear una dinámica de industrialización a largo plazo del país fue que se especializaron en productos de lujos al servicio de la corona y la nobleza, sin saberse adaptar a la posterior demanda masiva que estuvo en la base de la revolución industrial.
El mapa siguiente refleja la distribución de las Reales Fábricas, con los inmensos vacíos de inversión en las planicies mesetarias y extremeña, y en los grandes valles fluviales del Ebro, Guadiana y Guadalquivir.
El Canal de Castilla: transporte, agua y energía
El siglo XVIII vio el inicio de la construcción de canales de navegación y riego. Desde mediados de este siglo hasta mediados del siglo XIX se se ejecutaron las obras del Canal de Castilla, con 207 kilómetros, el de mayor extensión construida, el Canal Imperial de Aragón, del que se construyeron 110 kilómetros entre Tudela y Zaragoza, y del Canal de Guadarrama, de 25 kilómetros entre la presa de El Gasco y Las Rozas en Madrid. Los dos primeros destinados a la navegación, riego y aprovechamiento energético del agua
En las tierras de Palencia, Burgos y Valladolid, entre 1753 y 1849, se abordó la obra más importante correspondiente al Canal de Castilla. Su objetivo era acercar la producción de cereales y lana a los puertos exportadores del Cantábrico (Santander). (Canal de Castilla (I): Planteamiento, estructura y construcciones; El Canal de Castilla (II): Puntos de visita).
Para resolver el problema de mantener constante la pendiente del curso de agua para su navegación superando los desniveles que se presentaban en los 207 kilómetros de recorrido, se construyeron una sucesión de esclusas (49 en total). El desnivel de cada esclusa permitía el aprovechamiento de la energía cinética del agua para adosar instalaciones fabriles (molinos de harina y papel, martinetes, fábricas de harinas, batanes, centrales eléctricas). Contabilizo un mínimo de 34 instalaciones fabriles.
Entre 1792 y 1800, Carlos IV planteó la repoblación de este territorio en once nuevas poblaciones (marcadas en color naranja en el mapa de las Nuevas Poblaciones).
La Guerra de la Independencia tuvo una incidencia muy negativa en el Canal y en estos proyectos. Muchas de las poblaciones creadas fueron abandonadas por sus habitantes. La única nueva población que se consolidó fue Alar del Rey, posiblemente por estar situada en la cabecera del Canal con la dársena por la que salían los productos hacia Santander.
Siglos XIX-XX
En el siglo XIX los asentamientos programados los veremos especialmente vinculados a actividades económico-productivas que se distribuirán por el territorio y que, para su desarrollo, precisarán de la construcción de poblados habitacionales donde alojar a sus trabajadores junto a los centros productivos.
En gran medida, responderán a las posibilidades y demandas que se derivarán de la introducción de la revolución industrial en nuestro país por parte de la iniciativa privada y de iniciativas de capitales extranjeros que supieron aprovecharse del patrimonio natural, especialmente minero, hasta esquilmarlo.
Podremos ir presentándolos según las actividades productivas a las que se destinen, dado que cada actividad planteará unas exigencias propias en relación con el uso y explotación del suelo y los recursos naturales.
No me atenderé a un orden estrictamente cronológico, sino que lo adaptaré a la secuencia de las actividades primarias, secundarias y terciarias.
Vinculados a la expansión del regadío. Los Poblados de Colonización Agraria.
Con cierta intensidad desde el siglo XIX, las mentes más clarividentes veían la necesidad de una reforma de la estructura agraria peninsular. Baste recordar la figura de Joaquín Costa (1846-1911).
Durante el primer tercio del siglo XX, hasta la Guerra Civil, se proyectaron y comenzaron a llevar a la práctica actuaciones encaminadas a la modernización de la agricultura, la introducción del regadío y la reforma agraria.
A partir de los planteamientos previos y de las realizaciones en materia de obras hidráulicas ya iniciadas, en la postguerra el franquismo se plantea una política de colonización agraria, instituyéndose el Instituto Nacional de Colonización. Su objetivo fundamental será el colonizar el territorio creando amplias zonas de regadío y asentando en ellas poblados de colonización agraria de nueva implantación.
El texto introductorio de la página web del Instituto Nacional de Colonización resume claramente los objeticos de esta política: “El Instituto Nacional de Colonización (INC) se crea el 18 de octubre de 1939 como instrumento de la nueva política agraria franquista, dependiente del Ministerio de Agricultura. La estrategia política del Nuevo Estado sustituye la redistribución de la tierra (objetivo de la Segunda República) por una política de colonización basada en la transformación del medio rural (introducción del regadío y aumento de la productividad) que permitiera asentar en pueblos de colonización un campesinado autosuficiente.”
Entre 1939 y 1965 se crearon unos trescientos poblados destinados exclusivamente a familias de agricultores a los que se les otorgaba una vivienda, una parcela de cultivo, aperos de labranza, animal de tiro y animales de granja. A lo largo de veinte años deberían amortizar esta inversión hasta llegar a adquirir la propiedad.
Las dimensiones de los poblados oscilaban entre las 50 y las 250 viviendas.
Es llamativo el urbanismo propuesto. Es de estructura racional, pero combinando módulos de contornos geométricos diversos. Aplicados en combinaciones y disposición de ángulos diversos, como si fuesen un puzle. He llegado a establecer las siguientes formas básicas: ortogonal regular; ortogonal irregular; mixto de módulos ortogonales; mixto de módulos ortogonales y curvos; curvo sinuoso; sector circular menor; sector circular mayor; trapecio circular, e incluso corona circular completa.
La fotografía siguiente recoge los correspondientes a los poblados de los Monegros (Huesca-Zaragoza) donde queda ilustrada esta combinatoria de formas urbanas. También puede consultarse el Post: Pueblos de Colonización del Plan Badajoz. En algunos casos estas formas se justifican para una mejor adaptación a la orografía del lugar.
Las casas de los colonos son siempre individuales formadas por vivienda, corral, espacio para utensilios de labranza, espacio para animales de granja y almacén o granero. Adosadas entre sí, formando manzanas.
Para evitar la monotonía, se diseñaban tres o cuatro modelos de casas para cada poblado, de una o dos plantas, para alternarlas y crear perfiles urbanos diversos.
En todos los casos, una zona central, formando una plaza, reúne la Iglesia con una torre campanario como referencia de poder y centralidad bien visible desde la lejanía y sobre el poblado; el edifico administrativo (generalmente pedanías vinculadas a un municipio); los servicios comerciales y las viviendas del administrados, el médico, los maestros y el sacerdote. También un lugar común de reunión en forma de local social. Las escuelas, separadas para niños y niñas, suele estar situada en un margen del poblado.
La centralidad que en los casos de formas urbanas de arco de circunferencia dominante puede hallarse en el vértice del arco y no en el centro del poblado.
Grandes obras hidráulicas y producción de electricidad: energía hidroeléctrica y nuclear
Ya en el siglo XX, la producción de electricidad ha sido motivo de creación de poblados, en muchos casos transitorios.
La proliferación de construcción de embalse para producción de energía hidroeléctrica, regadío y consumo, que requería largo periodos de ejecución de las obras llevó a establecer poblados para los trabajadores.
Es interesante la pequeña colonia vinculada al embalse de la Sotonera, en el río Sotón (Huesca) y a la pequeña central hidroeléctrica por la que entra el agua de uno de los aportes hacia el canal de Los Monegros. No podía faltar la iglesia.
El agua juega un importante papel para la refrigeración de las centrales nucleares, por ello se ubican junto a ríos caudalosos o junto a la costa marítima. Y también se procura alejarlas de centros poblados populosos.
Al servicio de estas instalaciones también se ha generado poblados residenciales, pero con características muy distintas a los poblados obreros. En este caso se deberá alojar a los técnicos e ingenieros. Ello se manifiesta en la calidad del urbanismo y la construcción del poblado y de las casas. Veamos el ejemplo de la Central Nuclear de Almonacid de Zorita (Guadalajara) junto al río Tajo.
Vinculadas a la industrialización: Asentamientos fabriles especializados
Poblados mineros y cementeras
La fabricación de maquinaria, el desarrollo de la industria química y el auge de la construcción, serán fuertes demandantes de todo tipo de recursos minerales. En el siglo XIX, la Península todavía disponía de importantes recursos minerales, como plomo, cobre, hierro o carbón.
La producción de cemento a partir de roca calcárea se incorporará como nueva demanda de productos extractivos.
Se recuperará así una importante actividad extractiva que se había abandonado casi desde época romana.
La proliferación de explotaciones mineras, que como sabemos se encuentran principalmente en zonas montañosas deshabitadas, conllevará la proliferación junto a los yacimientos, de poblados, barrios, barriadas, cuarteles o colonias mineras, precisos para acoger a bocamina a los mineros y sus familias.
La explotación a la que se han sometido los recursos minerales de la Península ha llevado a prácticamente su agotamiento. Además, los problemas de contaminación derivados de las emisiones de CO2 emitidas por la combustión del carbón han derivado en la eliminación de su uso. Todo ello ha tenido un profundo impacto económico en las zonas mineras, con los consiguientes efectos sobre los asentamientos de población, generando graves crisis económicas territoriales.
Por un lado, aquellos asentamientos aislados junto a las minas han sido abandonados, mientras que las zonas de alta intensidad de explotación territorial, que derivaron en poblaciones más grandes y concentradas, han sufrido, y están todavía sufriendo una profunda crisis económica difícil de superar. Como ocurre especialmente en la cuenca minera asturleonesa.
En la zona de León y Asturias, los diversos tipos de alojamientos mineros se construyeron especialmente para acoger a la inmigración que acudía a trabajar a las minas. Era la forma de dar respuesta a la llegada masiva de mineros a comarcas en las que no había capacidad para alojarlos. Los mineros locales disponían ya de vivienda.
Un caso interesante es el poblado minero de Bustiello. Su construcción comenzó en 1890, no como residencia para mineros, sino como lugar de residencia ideal para directivos de la empresa y obreros «ejemplares” a los que se premiaba por su dedicación al trabajo y por mantenerse alejados de las luchas sindicales.
Tanto las explotaciones mineras como los poblados ofrecen un amplio campo de visitas para los interesados por la arqueología industrial. Con la intención de potenciar el desarrollo de estas zonas, proliferan las ofertas de Centros de Interpretación y de visitas a estas instalaciones.
Colonias textiles
La expansión de la industria textil para abastecer a una población creciente potenciará la industria textil, y de forma predominante a la textil algodonera.
La localización del proceso de fabricación de tela (preparado, hilado, tejido y acabado) se desvincula de las zonas de producción de materia prima (algodón, lana, lino) y, en el caso español, se produce una alta concentración en Cataluña, y alguna zona secundaria como Béjar o la Comunidad Valenciana.
Mover toda la maquinaria de hilado y tejido requerirá un importante aporte de energía cinética. En la secuencia histórica estas fuentes han sido: el agua, el vapor y la electricidad.
En su localización en la primera etapa de industrialización textil del siglo XIX las fuentes de energía hidráulica constituirán un condicionante territorial con efectos territoriales de gran interés.
La pendiente de los ríos puede proporcionar energía hidráulica si se construyen saltos de agua. Como se había usado con los molinos hidráulicos harineros.
En Cataluña, dos cuencas se convertirán en los ejes de localización secuencial de industrias textiles. Los ríos, Llobregat y Cardener en la provincia de Barcelona, y Ter y Freser en la de Girona. En ellas, en el siglo XIX se llegaron a construir más de 70 colonias textiles junto al cauce de estos ríos.
A medida que avanzaba la técnica, la energía hidráulica se vio reforzada y/o sustituida por el vapor y después la electricidad.
Para lo que ahora nos interesa, la localización de los núcleos fabriles alejados de las poblaciones existentes por aquel entonces dio origen a la constitución de las colonias textiles, como unidades poblacionales de producción y residencia que contenían todos los servicios elementales que se ofrecían a la familia obrera. Algunos testimonios llegan a explicar que no tuvieron necesidad de salir nunca de la colonia.
En estas colonias el ayuntamiento no existe, pues no pretenden ser municipios, pero lo que es inevitable es la presencia de la Iglesia y, en muchos casos el convento de monjas para acoger a las muchachas solteras que vendrán a trabajar a la fábrica, así como hacer de guardería para las madres trabajadoras. En una colonia todo el mundo que está alojado en las viviendas trabaja, desde los 10/12 años (a veces incluso antes), hasta la incapacidad, sean varones o hembras.
Los palacios señoriales de otros territorios aquí serán la casa o torre del amo (un palacete de dimensiones de una casa grande).
Las viviendas de los obreros siempre están formadas por bloques de dos o tres niveles. Las peor situadas son aquellas que se localizan paralelamente a la fábrica, ya que deberán soportar el ruido continuo de las máquinas y, especialmente de los telares. Además, hay que tener en cuenta que se trabajaba por turnos las 24 horas del día, solo descansando los domingos.
Colonias y poblados de industrias diversas
Aunque de forma aislada, y no tan sistemática como el caso de la industria textil, otras industrias (metalúrgica, químicas, etc. por ejemplo), que precisaban grandes extensiones de terreno o proximidad a cursos fluviales, utilizaron el recurso de crear poblados o colonias a su servicio.
Polos de Desarrollo Industrial de los Planes de Desarrollo (1964-1971)
Entre los años 1967 y 1971, en el marco del Primero y del Segundo Plan de Desarrollo Económico-Social, se programaron y ejecutaron la creación de Polos de Desarrollo Industrial junto a algunas ciudades capital de provincia.
En cierto modo se siguió el mismo criterio territorial que hemos visto con las Fábricas Reales del siglo XVIII, de situarlos junto a localidades ya existentes para potenciar su desarrollo económico.
En sentido estricto, no estamos ante acciones de asentamiento poblacional de nueva creación, sino ante programas para el mantenimiento y aumento de población ante las tendencias emigratorias que les estaban afectando.
Se trató de actuaciones de gran alcance y magnitud territorial.
Polígonos industriales municipales
Por su parte, numerosos Ayuntamientos de toda España, al calor de la industrialización que se proponía como expectativa de crecimiento económico y de retención de la población autóctona en los años del “desarrollismo”, se plantearon la creación de polígonos industriales en la periferia de sus localidades. La iniciativa de construcción podía proceder del propio Ayuntamiento o de algún promotor privado.
Estos polígonos podríamos clasificarlos dentro de la categoría de espontáneos, pues no siempre fueron creados siguiendo un plan general de industrialización, sino, en gran medida, por iniciativas personales o por mimetismo en relación con otros municipios cercanos. Actitud reactiva que no siempre alcanzó los resultados esperados.
Se trataba de ofrecer el suelo como soporte para el uso intensivo en actividades industriales con la expectativa de detener la emigración y el despoblamiento de las zonas rurales.
Ocupación residencial programada
Descongestión urbana: ciudades dormitorio, ciudades colmena
Los grandes flujos migratorios hacia las grandes ciudades provocaron graves problemas de vivienda para las familias obreras inmigrantes.
Para intentar resolverlo, llegó a crearse un ministerio especifico de la vivienda. Una de las formas de actuación fue a través de la construcción de asentamientos de descongestión urbana en grandes enclaves periféricos. Se programaron bajo el modelo de grandes de bloques de viviendas agrupados formando barrios, barriadas, ciudad satélite, zonas ACTUR, denominaciones que recibieron estos proyectos. El resultado, ciudades dormitorio, calificativo ampliamente aceptado.
La iniciativa privada también se apuntó a la construcción de grandes barrios colmena.
Traigo el ejemplo del polígono Badía o ciudad Badia, actualmente Badia del Vallès (a caballo de los municipios de Barberá del Valles, Cerdanyola y Sabadell en la provincia de Barcelona), 13.163 habitantes en 2022, para mostrar hasta qué punto la politización de estas actuaciones llegó a extremos increíbles.
En él se observa que la configuración urbanística, adopta la forma estructural de la Península Ibérica. Broma o «genialidad», ésta, que prosigue con la rotulación de las calles con nombres como Oporto, La Mancha, Cantábrico, etc., y la idea culmina con la denominación del eje vital del Polígono como Avenida de Burgos (¿conmemorativo de la primera capital del Régimen?). Paralelamente, las escuelas de EGB se bautizan con los nombres de jota, seguidilla, muñeira y sardana. ¿Se trataba de construir una España dentro de Cataluña, o era para que los inmigrantes se sintiesen como en su casa?
Urbanizaciones periurbanas residenciales
Sobre todo, a partir de la segunda mitad del siglo XX, y dentro de la etapa del “desarrollismo”, cuando se expandió una clase media capaz de endeudarse, se puso de moda el modelo de urbanizaciones periurbanas destinadas a las clases media y alta. Se asemejan a las turísticas en sus tramas urbanas de trazado orgánico no rectilíneo; en entornos que permitan al máximo ofrecer un valor paisajístico; con parcelas de casas aislada, aun cuando se incorporó ampliamente el modelo de casas individuales idénticas adosada. Los emplazamientos en el entorno periurbano deben estar bien comunicados con la urbe y permitir el commuting diario.
Urbanizaciones terciarias turístico-residenciales
En mayor o menor medida, el paisaje de las zonas costeras y montañosas ha sufrido considerables cambios, y desastres, con la expansión de las urbanizaciones de residencias secundarias y turísticas o grandes implantaciones hoteleras.
El modelo se expandió intensamente por todo el litoral mediterráneo y del sur atlántico, así como fue penetrando en los sistemas montañosos más bien comunicados con los grandes centros metropolitanos.
De forma “espontánea” asumida por la explotación vertical del suelo los promotores inmobiliarios iban arrancando de los ayuntamientos licencias para construir muros cortina de altos edificios en primera línea de playa.
La especulación y las carencias en la planificación y “algún que otro abuso” han provocado deterioros ambientales y paisajísticos irrecuperables.
Fin del Post
Sin pretender haber sido exhaustivo en la presentación de asentamientos y en los más importantes en cada época, espero haber sabido presentar los más importantes que se han ido produciendo en cada época, de forma que nos permita interpretar algunas de las características de los territorios que visitamos en relación con el origen y la función de su asentamiento en aquel lugar.
Bases de información
En esta ocasión no presentaré una base bibliográfica o documental dada la dificultad de sintetizar el amplio abanico de temas tratados.
Si se está interesado por algún tema o momento específico, se puede acudir a las entradas de Wikipedia, que actualmente alcanzan a presentar casi todos los temas.